realización de un proyecto “central”
Francisco Sánchez Pélaez
A
MODO DE INTRODUCIÓN
Estas 25.000 palabras hablan de algo que esta dentro de nosotros.
Quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho
posible este libro para que este en tus
manos. No puedo nombrar solo con
nombres a estos mismos, pues se me
olvidaría dar las gracias a un montón de personas anónimas, que precisamente
van haciendo mi-nuestras vidas.
Todo es tan fácil como queremos que sea y personas como Luis
aparecen continuamente en nuestras vidas.
Si no las vemos no es porque no existan sino por no querer verlas. Todos y todo nos enseñan y ayudan a ser
mejores, nuestra obcecación es la que nos impide ser felices.
CENTRAL
Central es un centro que se denomina
alternativo, de la ligazón de ambos palabras aparece el nombre que la denomina,
esta situado en uno de los barrios que, como tantos otros, circunda las
ciudades, sin entidad propia, al ser una creación anormal. Constructores que
viendo solares libres decidieron iniciar las construcciones de bloques de casas
lucrativamente. Así es como las calles
tienen unas extrañas curvas que visto en fotografía aérea parece un
laberinto. El paso de los años ha hecho
que las tiendas que se encuentran en los bajos de las casas, donde se
encuentran los locales comerciales, se encuentren cerrados, salvo los de la
calle central, la calle Osorno. Que es
lugar de paso obligado para moverse por el barrio, siendo lugar de transito para
todos aquellos que quieren dar un paseo por el mismo. Los hábitos de compra de los vecinos han
cambiado y eso ha dado al traste con el pequeño comercio, la solución ha sido
malvenderlos o dejar que permanezcan cerrados.
Luis es un hombre que renunció a
su trabajo, bien remunerado por su condición de técnico en artes gráficas, que
dejó su situación económica y social, acomodada, para dedicarse a ayudar a los demás. Para ello busca un local en alquiler en
barrio periférico que ni conoce ni sabe nada de él, pues acaba de llegar a esta
ciudad. El azar le ha traído al “barrio de los claveles". Este barrio se denomina así por haber
existido dos invernaderos de plantas que se dedicaban al cultivo precisamente
de estas flores y se hallaban precisamente en la calle Osorno, una oferta
millonaria hizo que cambiaran la ubicación de su trabajo.
Al
llegar a la ciudad, Luis, busca una pensión donde alojarse, una vez dejadas las
maletas sale a la calle para llegar a una plaza grande donde hay una parada de autobuses donde vienen
reflejadas las diferentes líneas que confluyen
allí. Decide que el primero que
llegara lo tomara. No pasaron ni dos
minutos cuando el autobús 17 con un subtítulo “barrio de los claveles” se detiene, tras esperar la subida de tres
señoras mayores
- ¿Cuánto es?
–150 pesetas. La respuesta es mecánica. Abona el
precio del billete y elige uno de los asientos del fondo, no sabe dónde va y,
por tanto, debía observar a los otros viajeros para saber donde es el final del
recorrido.
En efecto observo como las tres señoras iban hacía la puerta de
salida cargadas con una inmensa mercancía repartida en bolsas de plástico. Se levanta, pues no queda nadie en el
autobús. Al descender un cartel le
indicaba donde se encontraba “Plaza de los ajos”, comenzó a dar una vuelta por
los alrededores para ver la zona.
Pregunta en una lechería, situada en la calle detrás de la plaza. Nada más entrar se sorprende de encontrar una
señora mayor con un delantal blanco, cosa nada usual actualmente.
-
Me podía indicar si alquilan
algún local comercial por aquí cerca.
-
Uno, aquí los hay a montones
salvo en la calle Osorno, que al ser la calle más transitada es la que tiene
más demanda. ¿Para que lo quiere?
-
Pienso poner un lugar de
encuentro.
-
Perdón pero no le entiendo lo
que me dice, un poco utilizando su falta de comprensión y otro el de su
curiosidad.
-
Intentare explicárselo un
poco mejor, quiero alquilar un local comercial para poder hacer un lugar donde
la gente pueda venir y en la medida que se pueda ayudarles.
-
Ah usted es de esos de las
“oeneges”, al menos así entendía ella, ese jaleo que citan en la televisión y
en la radio
-
No exactamente pero aunque si
en los objetivos que se pretenden.
Quisiera encontrar un local grande, de unos ciento veinte metros.
-
Aquí no hay locales tan
grandes salvo que una dos, lo cual ya sabe que es el doble de caro. La mujer ve
un cliente para sus locales vacíos. Yo tengo dos que le podría alquilar, esta
en una calle paralela a esta por arriba.
-
¿Seria posible verlo?
-
Un momento que llamo a mi
hija que venga a la tienda y baje las llaves del local.
Luis se distrajo
mirando el amasijo de paquetes, bolsas de productos que quieren estar todos a
la vista para ser objeto de capricho de cualquier comprador. La llamada de teléfono hizo que no pasaran ni
cinco minutos cuando una chica delgada con una larga nariz que hacía que fuera
la referencia clara de su cuerpo. .
-
Mi nombre es Felisa.
Enseguida la mujer trato de dar un aire de familiaridad
-
Yo me llamo Luis, a la vez
que estrechaba su huesuda mano.
-
¿Conoce usted el barrio?
-
No, es la primera vez que
vengo aquí.
-
¿Cómo es que ha venido aquí?
La curiosidad de Felisa va en aumento.
-
No lo va a creer pero el
destino me ha traído aquí.
Felisa empezó a notar respuestas vagas que le hacían sospechar
pero por otro lado aquella persona le hacía sentir paz y confianza. No tardan
en llegar a un local con la persiana de tijera echada y un viejo cartel que
indicaba el antiguo negocio de la tienda, “Mercería”. Al abrir un profundo
chirrido indico a las personas que por allí pasan desvíen la vista de su
ocupación y fijen la atención hacía la tienda cerrada. Felisa se disculpo argumentando que desde
hace ocho años esta cerrado. Tiene un pequeño escaparate una tienda no muy
grande y una trastienda mayor, con el mobiliario utilizado antiguamente y
alguna caja de calcetines del que sobresale algún papel de seda arrugado.
-
Esta bien pero le dije que
necesitaba algo mayor.
-
Espere que la otra tienda que
está al otro lado del portal también es mía, esta pared da con la otra
tienda. Está fue una antigua papelería y
es de la misma época el cierre de la misma.
Se trata de un calco de la anterior con la misma forma de “ele”,
confluyendo en la pared común. Entre las
dos tienen ciento cuarenta metros,
-
Si se da cuenta rodean al portal.
-
¿Por qué no funcionaron estas
tiendas?
-
Mire Luis las tiendas
pequeñas ya malviven, no sacas un sueldo digno. Yo mantengo mi lechería porque
me queda un año para jubilarme y a poco que venda tengo suficiente para poder
comer.
-
Cuanto pide por el alquiler
de ambas tiendas.
-
Tengo que consultarlo, pero
no se preocupe porque seguro que llegaremos a un acuerdo.
-
Tendría que tirar el tabique
y un poco de obra para hacerlo un lugar agradable.
-
No se preocupe porque lo
entiendo, hay que cambiar suelos, pintar y si quiere arreglar los cuartos de
baño y tirar el tabique tiene mi permiso.
Donde le puedo dar la contestación, a que teléfono.
-
Me he trasladado hoy a esta
ciudad y me alojo en una pensión pero solo tengo la dirección, así que, si le
parece lo piensa este fin de semana y el lunes por la mañana me acerco por su
lechería y me da la contestación, ¿le parece bien?
-
Claro ya le he dicho que
llegaríamos a un acuerdo, de todas formas le voy a anotar el teléfono de casa,
tomó una caja y cogiendo un trozo de cartón
anoto su nombre y su teléfono con la ayuda del bolígrafo que extrae de
su delantal.
El fin de semana,
Luis, lo pasa descubriendo la ciudad de acogida, camina con un objetivo:
observar las caras de las personas con las que se va encontrando. El asfalto y las aceras son buenos reflejos
de estas mismas caras. Un fiel mimetismo
de lo que la expresión corporal traduce.
El sol acompaña
el paseo del fin de semana y un restaurante que fue encuentra al azar sirve
para cubrir su necesidad de comida.
El lunes se
levanta cubierto con amenaza de lluvia.
A las nueve de la mañana encamino sus pasos hacía la parada de autobús
que le lleve al barrio de los claveles. Los pasajeros son diferentes a los de hace
tres días a pesar de la hora los ojos delataban una querencia importante por
las sabanas perdidas hacía poco.
A pesar del
intenso tráfico que hay solamente tarda en llegar media hora a la última
parada. La tienda ya esta abierta, en
realidad lo estaba desde las ocho y cuarto para aprovechar la entrada de los
chicos al colegio y poder tener una de las pocas horas de negocio. Nada más entrar, Felisa se levanta como un
resorte de su silla para ir a saludar a Luis y aunque sigue teniendo el delantal, la ropa es diferente a
la que suele llevar normalmente. El pelo
recogido en un moño y un pañuelo de seda para evitar el enfriamiento del pecho,
cosa que no ha pasado desapercibida a
los clientes que se lo hacen notar. La
respuesta es siempre la misma:
-
Tengo que ver a una persona
importante, contesta todo orgullosa.
-
Buenos días Felisa, que guapa
la veo hoy. El rubor hace presencia en
esa cara que tiene profundos surcos que muestran más edad que la que realmente
tiene.
-
Muchas gracias Luis por su
cumplido.
-
Si fuera cumplido no lo
diría, este segura.
-
Bueno dejémonos de
adulaciones. He consultado con mi
familia y le alquilaremos los dos locales por setenta mil pesetas al mes, pero
con la condición de que las reformas serán por su cuenta.
-
Me parece un precio
interesante. ¿Cuándo le parece que
podemos hacer el contrato?
-
En cuanto usted desee vamos a
la gestoría que me lleva los papeles y allí nos los preparan.
-
Le parece esta tarde
Felisa. Tengo ganas de ponerme a
trabajar. ¿Conoce a alguien que pueda
efectuar la reforma?
-
Debajo de mi casa hay unos
vecinos que se dedican a hacer reformas y todo lo que les salga. Les solicito presupuesto y si llegan a un
acuerdo pues adelante. Si quiere aquí
tengo el teléfono.
-
¿Les puedo llamar? Un gesto afirmativo con la cabeza de Luis es
suficiente para que Felisa tome el auricular y comience a marcar números. La charla es animada y le explica la
situación de su futuro inquilino. A la
media hora de la llamada, aparecen dos
hombres que descienden de una furgoneta blanca.
Uno lleva un mono azul, el otro una camisa vaquera y unos pantalones del
mismo tejido. Uno lleva unas enormes
gafas doradas que le hacen aparecer fuera de tiempo, es quien lleva la voz
cantante, se trata de Antonio, como así le presenta Felisa, el otro hombre se
llama Miguel, un apretón de manos sostenido y una mirada fija a los ojos,
completa la escena. Luis tiene en su cabeza lo que quiere, no tomo medidas pero
su cabeza tiene registrado hasta el más mínimo detalle.
- Quiero cambiar el suelo,
los servicios, pintar y levantar dos paredes Me gustaría que me dierais un
presupuesto y una fecha de conclusión de la misma
-
Miguel coge el metro y va
cantando medidas a Antonio que va anotando en un pequeño cuaderno extraído de su bolsillo
derecho trasero.
-
El presupuesto lo quiere con materiales.
-
Sí, claro.
-
Mañana se lo podemos dar, me
dice a que teléfono le podemos llamar.
-
No mejor yo les llamo, porque
no dispongo de él. Esto les llena
de incredulidad. Una persona que no
tiene teléfono.
-
¿Qué negocio quiere
poner? La curiosidad ya les estaba
picando.
-
En realidad se trata un
centro de ayuda.
-
¿Pero ayuda a quien?
Preguntaba Miguel mientras sube los hombros.
-
Ayuda a nosotros mismos. La
respuesta no es muy satisfactoria, pero es la que hay. Antonio sube sus grandes gafas por sexta vez.
Del bolsillo de Antonio surgió una tarjeta que pone “REFORMAS LOS CLAVELES” con un teléfono fijo y
uno móvil y el nombre de la calle en letra bastardilla. Mientras Miguel sigue cantando medidas que
son reflejadas en la pequeña libreta.
-
Sepa que según el material
que metamos el presupuesto será mayor o menor, sino conoce ningún sitio luego
nos acercamos a la tienda de un amigo, él tiene materiales de construcción y
nos hará un buen precio, tenemos tiempo hasta la tarde pues luego tenemos una
pequeña reforma.
-
Lo que me es muy importante
es tener vuestro compromiso de que una vez iniciada la reforma no la dejéis por
otra obra. Ya sabéis que esto ocurre y
por eso solicito vuestro compromiso.
-
Don Luis cuente con ello,
esto en veinte días esta terminado.
-
Me gustaría que me tutearais
y de paso conocer algún almacén donde pueda encontrar alfombras de fibra de
coco.
-
Hay un almacén a unos dos
kilómetros de aquí donde hay una gran variedad, si quieres después de elegir
los materiales, podemos ir. ¿Tienes
coche?
-
No
-
Podemos ir en la furgoneta.
-
De acuerdo.
-
¿Nos queda alguna medida
Miguel?
-
Solo la del cuarto de baño,
con uno que tomemos será suficiente. ¿No es verdad Felisa?
-
Así es, son iguales, ella
esta en un segundo termino pero muy interesada en toda la transformación de
estas tiendas que no daban fruto, una ilusión que le llega de un desconocido
que llega de no se sabe dónde para llegar a su tienda del barrio de los Claveles.
-
Bueno Felisa voy con estos
amigos suyos a ver los materiales.
Gracias por todo.
Felisa emocionada se despide dándole la mano y deseándole que
encuentre lo que busca.
-
Gracias así será. Afirma Luis con seguridad.
Ya en la furgoneta comienzan las preguntas de Antonio y Miguel
respecto al negocio, no lo entienden y ahora esta en su territorio.
-
Mira Miguel si tú ¿te encuentras
lleno de problemas que haces?
-
Pues me pongo muy nervioso y
agobiado.
-
Así ocurre en la mayoría de
las personas. Con el problema de que
cada vez hay más personas que se encuentran mal a pesar de tener más dinero y
más posibilidades de tener más y más cosas. Observa alrededor y a vosotros
mismos. Mi pregunta es ¿sois felices?
-
Hombre tenemos, Miguel es el
primero en contestar…
-
No, no Miguel háblame de ti,
interrumpe Luis.
-
Bueno, tengo trabajo a
menudo, tengo tres hijos, tengo mujer, tengo coche, tengo una casa bonita.
-
Ahora la pregunta es ¿qué no
tienes?
-
Me haces una pregunta para
reflexionar.
-
Como mañana os pediré el
presupuesto tenéis, ambos, tiempo para reflexionar esta noche. Aceptamos la vida como una película que vemos
cómodamente sentados en una cómoda butaca de la sala del cine pero no nos
hacemos actores de ella, de esa vida.
Eso es lo que quiero que consigamos entre todos en este local. El saber que podemos cambiar sabiendo que
todas las herramientas las tenemos nosotros. Poder ser actores, porque podemos
hacerlo, al igual que Antonio lleva el volante de la furgoneta, puede llevarla
hacía la izquierda, derecha o de frente, así ante todas las circunstancias
nosotros lo podemos hacer con nuestra propia vida.
-
Si, pero eso es muy
complicado, asevera Antonio. Una cosa es
el coche y otra nuestra vida.
-
Claro que si, no te digo que
no, pero para levantar una pared de ladrillos: hace falta ir a por el material,
amasar, con sumo cuidado alienar los ladrillos con la masa suficiente, cuidando
con la plomada que no salgan panzas.
Realmente es complicado hacer una pared o poner el suelo. Pero con cariño y dedicación todo se
consigue. Eso es lo que haremos aquí
entre todos. Cada uno aportara lo que
sepa y entre todos aprenderemos.
-
Y como consigues beneficio de
todo esto que hablas, pregunta Miguel con su vena material.
-
De momento tengo el dinero
para que esto funcione un tiempo, luego sé autofinanciara. Como ves no hablo de mí mismo sino de un
grupo de gente que participe en todo esto.
-
Pero ¿quiénes son esas
personas?
-
Yo no lo sé. Por aquí pasara un numero de gente que ni yo
sé quien será pero si sé que colaboraran en este proyecto.
-
Entonces no ¿querrás gastar mucho?
-
Se gastara el suficiente,
para que este limpio y agradable, contesta Luis con una amplia sonrisa.
-
Aquí, a la vuelta de esa esquina, esta el almacén.
Unas cristaleras de hierro negra llevan la vista a una exposición
de muchos azulejos con una buena capa de polvo, es el reclamo para los paneles
en forma de libro que forman el expositor, junto a la pared un palee de
ladrillos tipo rasilla que sostienen varios sacos de plástico conteniendo
pintura al temple. Un joven con un mono,
que fue blanco, se dirige a saludar a los recién llegados. Le presentan a Luis y su interés de ver
materiales.
-
Bueno ya sabéis que esta es
vuestra casa, moveos como queráis y cuando halláis elegido os diré los
precios. Les deja para ir adentro donde
una carretilla hidráulica le espera.
Hay una gran multitud de muestrarios, pero Luis no es de los que
dudan.
-
Este suelo es el que quiero,
tiene unos tonos verdosos que irán bien con la pintura plástica verde que
quiero.
-
Me harán falta, consulta con
la libreta Antonio, que vuelve a subir por enésima vez sus gafas doradas,
comienza su suma rápida.
-
La pintura plástica la quiero
picada, interrumpe Luis, y también quiero sustituir las tuberías de ambos
baños. Cosa que va anotando Antonio,
¿aquí también tienen elementos del cuarto de baño?
-
Si al fondo tienen, contesta
Miguel que esta en un segundo plano.
-
Los quiero sencillos y
pequeños por las medidas tan restringidas.
Dice Luis con unos ojos ilusionados.
Bien vamos a ver los sanitarios.
Antonio no ha dado nunca con una persona tan decidida.
La operación se hace al mismo ritmo. Mientras Miguel y Luis salen, Antonio va a la
oficina a sumar los presupuestos.
-
Miguel le hace la misma
apreciación que Antonio ha sentido, mientras consulta el reloj para ver el
tiempo que les queda antes de que cierre el otro almacén, sin escuchar la
respuesta, dice:
-
Nos da tiempo de sobra.
-
A veces damos vueltas a cosas
que ocupan mucho tiempo y mucha energía, que tenemos, sin saber porque la vamos
derrochando, para con el mismo notar un vacío, un cansancio que no sabemos a
que obedece.
-
No llego a entender todo el
contenido que das a tus palabras.
-
Tú lo entiendes todo, sé que
cuando estés sentado en tu sofá rojo, te vendrá todo esto que he estado
hablando y reflexionaras sobre ello.
-
¿Cómo conoces que tengo un
sofá rojo? Pregunta, Miguel estupefacto.
-
Es igual, se ha venido a mi
mente esa imagen.
-
Pero ¿No serás un vidente?
-
Quédate con que soy tu amigo
Luis y en lo que te pueda ayudar, cuenta conmigo.
La conversación sigue hasta la salida de Antonio. Se introducen en la furgoneta y se dirigen
hacía el almacén de alfombras.
Hay una docena de coches aparcados en el aparcamiento, ellos lo
hacen junto un coche blanco que esta junto a la entrada. Nada más entrar pregunta Luis al encargado
por alfombras de fibra de coco.
-
Al fondo a la derecha tiene
algunas.
-
Muchas gracias por su ayuda,
dice Luis, esta frase deja un poco perplejo al encargado que decide acompañarle
y poderlas mostrar el mismo, cosa que no es muy normal, los clientes mirán y
luego llaman para consultar.
Antonio y Miguel se quedan en la furgoneta haciendo cuentas para
poder dar mañana el presupuesto, aunque empiezan a comentar cosas extrañas que
perciben de Luis, como lo del sofá rojo.
-
Tengo estas dos alfombras que
me han devuelto porque les quedaban grandes y están rebajadas.
-
¿Qué medidas tienen?
-
Cuatro por tres veinte.
-
Perfecto, me las quedo.
-
Ha traído usted
vehículo.
-
Si he venido con unos amigos
en su furgoneta.
-
Espere que traigo una
carretilla para llevarlas.
-
Muy bien, ¿por qué deben
pesar bastante?
-
Con estas medidas, seguro.
Montan las alfombras en la carretilla para dirigirse a la caja y
poder pagar.
-
Espero que los disfrutes,
agradece la compra el encargado.
-
Así será, mientras, abona el
dinero solicitado por la cajera.
Al verle salir, bajan, uno para abrir la furgoneta y el otro para
ayudar a descargarlas.
-
Os importa que mañana me las
llevéis a la tienda.
-
En absoluto, mañana las
tendrás allí. Bueno, como hemos
terminado pronto podemos dejarlas ahora
mismo, según vamos de camino a casa, ¿verdad Antonio? Aunque es una
pregunta ya conoce la respuesta.
-
Me hacéis un gran favor así
no tendré que venir por ellas. Será lo
primero que tengamos, a parte del local.
Su lenguaje comienza a ser de grupo, esto no pasa desapercibido y se lo
vuelven a decir.
-
Ya os he comentado que esto
es tarea de muchas personas, yo voy poniendo las bases, que este caso son el
local y las cosas que se necesitan en su interior para luego tomar el rumbo que
sea necesario.
-
Pero eso es como muy vago,
porque puede venir un grupo de personas que lo deriven hacía otros fines.
-
Es cierto pero será el
momento de irse a otro sitio.
-
¿Y dejar todo el esfuerzo y
todo el dinero invertido? Pregunta confuso Miguel.
-
Si arrendamos un campo para
cultivar y no es el terreno indicado para nuestro cultivo, lo tendremos que
dejar y buscar otro en el que sea posible, todo ese tiempo, ese esfuerzo y
hasta ese dinero no abran caído en saco roto porque cada momento es parte de
nuestra vida, por ello es tan importante para nosotros. Yo no pienso en el fracaso sino en el hacer,
los resultados son secundarios y que cada cual los analice como quiera.
-
Lo que me resulta difícil
comprender son cuales son los recursos
que cuentas para poder llevar a cabo este proyecto, no me refiero a los
materiales, pregunta Antonio casi más interesado en la conversación que en las
calles que van pasando.
-
¿Queréis que comamos juntos,
así tendremos más tiempo para hablar?
-
Por mi parte llamó a casa, ya
están acostumbrados, responde Antonio afirmativamente.
-
Yo te puedo decir que estoy
muy interesado en conocer tu proyecto por ello también llamare a casa, contesta
Miguel.
-
¿Conocéis algún
restaurante? Que tonterías digo, como
sino vivierais en este barrio. Pregunta
y contesta Luis.
-
Hay uno en la calle Osorno
que dan muy bien de comer y es muy agradable, contesta Antonio mirando a
Miguel.
-
Buena idea, además, hay por
ser lunes suele haber menos gente.
Aparcaron en la calle posterior y por ello no tardan en cruzar el
acceso de entrada que cuenta con una barra destinada a bar, con cuatro puertas,
un cartel en que especifica el contenido de cada uno de ellas: Privado, Aseo
Caballeros, Aseo Señoras y Comedor.
Saludan con gran efusividad al camarero que sirve a las tres personas
que ocupan la barra, mientras el reloj situado en la parte superior de las
puertas señala las dos de la tarde.
Directamente pasan al comedor para elegir una mesa que esta en un rincón
bien iluminada por una ventana con cristal traslucido que se halla un poco
elevada sobre la mesa, un visillo blanco y una cortina de color verde oscuro
cogida sobre uno de los extremos del lateral.
-
Mirar “Aceptamos desde que
somos pequeños la información que se nos da, estando de acuerdo con ella. Almacenamos la información por un simple
acuerdo, sí estamos de acuerdo con algo nos lo creemos y a eso le llamamos fe. Tener fe es creer incondicionalmente. Hay creencias que no elegimos y aunque nos
rebelamos contra ellas no somos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión
triunfe, como resultado nos rendimos ante nuestro acuerdo. Este proceso es una especie de domesticación
de nuestro pensamiento y actos”. Esto lo
leí hace tiempo y nos da una idea de que las fronteras las ponemos nosotros y
por ello nosotros somos capaces de superar cualquier cosa que nosotros creemos
insalvable.
-
La teoría es fácil, pero es
muy difícil llevarlo a la realidad. Responde Antonio.
-
Si te das cuenta, Antonio, ya
estamos poniendo una premisa que nos resulta difícil emprender cualquier cosa,
al final siempre somos nosotros los actores-conductores de nuestras vidas.
-
Sí Luis pero hay cosas que te
vienen de fuera sin que tú las quieras.
-
Si nosotros nos ponemos las
botas de agua y el mono de trabajo es fácil que podamos ir a la huerta a
trabajarla, de la misma manera nosotros nos disponemos de una manera
inconsciente a que nos ocurran cosas que nosotros, en principio, no queremos. Contesta un Luis seguro de lo que dice.
-
Esto que planteas, comenta
Miguel, es complicado de entender desde mi vida, choca mucho con lo que hemos
aprendido, pero algo me dice “puede ser”, no es una idea descabellada.
Tres platos humeantes vienen a la mesa de manos del camarero que
los porta en una bandeja. La jarra de
agua ya ha sido consumida y de paso le solicitan una nueva, comentan a Luis que
ellos siempre toman vino para comer pero que hoy ni se les ha pasado por la
cabeza, están enfrascados en la conversación, aprendiendo un poco más. Un amigo les interrumpe para preguntarles
sobre una reforma en casa. Miguel toma
nota del teléfono y le dicen que en cuanto puedan irán a verlo, se da cuenta
que ha interrumpido la conversación por lo que se despide dando un apretón de
manos. Hay hambre, el acto de comer deja
de lado la conversación. Miguel quiere
seguir hablando pero Luis le dice:
-
Cuando comas come, por que si
haces otra cosa, además, alguna de ellas, no la harás bien y la comida tiene un
sentido, casi mágico, por ser la que nutre todas nuestras células de lo que
estamos hechos, la que nos da la energía necesaria para vivir, por ello debe
dársele un gran valor. Cosa que
contrasta con la algarabía que hay alrededor de su mesa. Un cruce de miradas daba a entender la novedad
que representaba esas palabras que nadie se para a reflexionarlas. Casi estaban esperando la conclusión de la
comida para poder dialogar: Luis lo noto y se lo volvió a explicar para que
fueran comprendiendo los actos automáticos que hacemos en la vida y que no paramos para darlos sentido.
-
Si pero si nos preocupamos
por todas las cosas que hacemos nos podemos llegar a agobiar.
-
La felicidad dicen que es una
cosa efímera, por ello será importante tener las más de las veces esa dicha
maravillosa.
-
Ya, Luis, pero ese
preocuparnos por todo lo que nos pasa en la vida puede llegar a ser agobiante,
pregunta Antonio.
-
Nosotros elegimos lo que
queremos tener, es labor nuestra él quedarnos con una cosa o con otra, las
comodidades no siempre son buenas, por eso a veces estamos deseando levantarnos
de ese sillón tan maravilloso y tan mullido para poder estirar las piernas y
esas mismas comodidades nos impiden que nosotros desarrollemos otras. La seguridad de Luis es tan grande que llega
a una gran reafirmación con gestos de la cara y de las manos, pero sin la
necesidad de imposición.
-
Todo esto me sigue suena a
teoría, lo siento pero me parece así, responde rápidamente Antonio.
-
Llevas razón no te creas nada
de lo que yo te diga, experiméntalo en ti, si te vale es lo que debes de hacer,
porque tú lo sientes así, y solamente por eso.
No damos la importancia de lo que somos y lo único que hacemos es
protegernos porque pensamos que pudiéramos estar equivocados. Vamos a parar de hablar y no os preocupéis
porque tendremos mucho tiempo para seguir hablando, ahora debéis ir a vuestra
obligación. Terminó Luis la
conversación.
Sé despidieron con ganas de seguir. Como flotando se va la pareja de albañiles,
intentando comprender como han tenido una conversación tan filosófica de la
vida cuando lo único que suelen tener eran conversaciones banales.
El nuevo día abrió tan radiante como los días anteriores. Nada más salir a la calle lo primero que Luis
hace, es buscar una cabina de teléfonos, recordaba una en la acera de la
derecha desde donde toma el autobús que le lleva al “Bario de los claveles”.
Introduce una moneda mientras saca del bolsillo de la chaqueta el papel
con el teléfono de los albañiles.. No
suenan ni tres tonos cuando la voz de Antonio pregunta el típico “dígame”.
-
Buenos días Antonio, soy
Luis, te llamo como acordamos para que me dierais el presupuesto.
-
Que tempranero eres, Luis,
ayer por la noche estuvimos realizando las cuentas y nos salió tres millones de
pesetas incluidos materiales e impuestos.
-
Me parece una cantidad
razonable, ahora quisiera saber cuando podríais comenzar las obras.
-
Puede ser la semana que
viene.
-
Cuanto tiempo crees que
duraran.
-
Si no hay ningún contratiempo
en dos semanas estará acabado.
-
Pues tenéis mi aprobación así
que la semana que viene podéis empezar, ahora iré a ver a la dueña para
comunicárselo y que os pueda facilitar unas llaves. Responde una voz encantada de poder empezar a
ver su proyecto como empieza a caminar.
El siguiente paso es coger el autobús que le llevé a la
barriada.. Allí se dirige a la tienda
para hablar con Felisa, que esta con su
trajín diario con los chicos que van al colegio y toman cualquier chuchería
para en el recreo matar el gusanillo de hambre.
-
Buenos días Felisa.
-
Hola Luis siempre tan
tempranero.
-
La verdad es que siempre me
ha gustado más el día que la noche por ello me gusta salir temprano y sentir el
frescor o frío de la mañana. Hoy he
quedado con tus vecinos para que empiecen la obra la semana que viene. ¿Sería posible que les pudiera facilitar un
juego de llaves?
-
Claro que si y otro que tengo
aquí para usted.
-
Casi seria mejor que nos
tuteáramos.
-
Llevas razón Luis.
-
Me han comentado que
iniciaran la semana que viene.
-
Veras como quedas encantado
con ellos pues son muy detallistas y eso no es muy normal encontrarlo hoy en
día. Interrumpe la conversación para
atender a una mujer que viene a comprar “dos barras de pan”, la atiende lo más
deprisa posible para seguir hablando con Luis.
-
¿Quieres alquilar una
vivienda por aquí?
-
Es una cosa que tengo que
hacer ¿Conoces alguna?.
-
Esta mañana estuvo una
clienta de toda la vida que me ha comentado que quieren alquilar su vivienda
pues a su marido le han destinado a un pueblo y tiene que ir a vivir allí.
-
¿Tienes su teléfono y su
nombre?
-
Claro que sí, además, conozco
el piso y esta muy arreglado, no es muy grande, pues en este barrio no los
construyeron grandes pero si son
agradables. Mientras busca, en el cajón
de los papeles, la tarjeta de Elisa.
Aquí esta, se encuentra a dos calles de aquí subiendo por esa calle la
segunda a la derecha. Toma este sobre
dentro se encuentran las llaves.
-
Pero todavía no te he
pagado. Responde Luis
-
Ya te dije que no íbamos a
tener problemas entre nosotros.
-
Seguro, pero me gustaría que
me digas un banco y una cuenta corriente donde meter el dinero de las
mensualidades.
-
Venga no te preocupes y ve a
ver el piso que te ofrece Elisa.
-
Estoy deseando de verle.
En dos minutos estaba frente al portero automático. Llama al segundo puerta izquierda. No tarda una voz en decir “diga”.
-
Buenos días he estado con
Felisa y me ha dicho que usted alquila su piso, si fuera posible me gustaría
verlo.
-
Adelante, dice una voz
turbada por no estar acostumbrada a estos menesteres.
Las escaleras son cortas y enseguida esta frente a la puerta que
se abre sin necesidad de tocar el timbre.
Elisa no puede disimular su nerviosismo y se apoya en los comentarios
que la ha dado su amiga Felisa, rápidamente le explica que a su marido le han
destinado por cinco años a otra ciudad justamente que le coincide con la
jubilación y es a esos cinco años cuando volverán a este piso. Comienza a enseñarle el piso que consta de
tres habitaciones pequeñas, salón-comedor, cocina y baño. Efectivamente, esta bastante bien arreglado
con muebles llenos de recuerdos.
-
Elisa me gusta su piso cuanto
quieren por el alquiler.
-
Miré si le parece viene esta
tarde que mi marido, Nestor, vendrá después del trabajo sobre las seis de la
tarde y así lo aclaran. Se nota que
Elisa no quiere tomar decisiones ella sola.
-
Por cierto no le he dicho mi
nombre, me llamo Luis. Sobre las seis vendré para hablar con usted y
Nestor. Hasta entonces.
No termina de bajar las escaleras cuando toma el teléfono para
llamar a su marido y contarle la suerte de que ya hay una persona interesado en
el piso, además de comentarle la buena impresión que le ha causado Luis.
Las seis de la tarde llegan pronto y Luis es una persona muy
puntual, así que hace la misma operación que por la mañana. Llama al portero automático y Elisa tarda,
casi menos tiempo que por la mañana.
Presenta a su marido que le da un fuerte apretón de manos mirando
fijamente a los ojos.
-
Ya le ha contado mi mujer que
en quince días tenemos que hacer la mudanza a mi nuevo destino.
-
Me imagino que se les debe
hacer un mundo el cambiarse de ciudad-barrio-casa.
-
Imagínate, Luis, pasamos dos
meses bastante preocupados, pero hará cosa de un mes fuimos a la ciudad que
iremos. Buscamos un piso y nos ilusionamos como niños como si fuéramos a vivir
de nuevo, a nuestros cincuenta y ocho años, por ello tenemos una gran ilusión y
queremos sacar el mismo dinero por este piso como por el que vamos a alquilar,
te diré que son setenta mil pesetas, gastos de comunidad incluidos.
-
Me parece razonable y es más
destaco lo positivo que habéis sacado de vuestro cambio, destacar vuestra ilusión
que tantas veces se pierde por la monotonía que llevamos a nuestras vidas, y sé
que os ira muy bien. Tenéis alguna
gestoría donde nos hagan los papeles o queréis que vayamos donde me están
haciendo los papeles de los locales que he alquilado a Felisa.
-
La verdad es que nunca hemos
pasado por estos papeleos, así vamos a esa oficina para que también hagan los
nuestros. Responde una Elisa con una
amplia sonrisa.
-
Y, ahora, vamos a ir a
celebrarlo al bar de Ángel, dice un Nestor igual de contento.
Al llegar saludan al dueño, que por la hora que es no tiene a
nadie en el establecimiento
-
¿Qué quieres tomas Luis? Te apetece una copa de champan.
-
Me parece bien que lo pidáis
pero yo no bebo alcohol. Así que
brindare con agua.
-
Pero eso dicen que trae mala
suerte.
-
Que tontos somos, como
brindar con algo tan necesario para nuestra vida y de lo que estamos compuestos
en un ochenta por ciento ¿puede traer mala suerte? Al contrario será un gran
honor poder hacerlo.
-
Nos has convencido, Ángel
tienes agua con gas, nos pones tres copas para brindar con Luis por el alquiler
de nuestra vivienda.
Ángel no salé de su asombro pero así lo hace, soltando el
comentario de:
-
Anda que esta celebración si
que te salé barata ¿eh?
Las risas son la contestación y pronto piden que se repita con más
agua carbónica.
-
¿Queréis que os presente para
que nos vayan haciendo los papeles?
-
Venga vamos porque sino vamos
a coger una gran intoxicación etílica, dice un Nestor pletórico. Elisa se ase del brazo en cabestrillo que
pone su marido y juntos van a su nuevo destino.
-
Toma esta es la dirección y
el teléfono de donde vamos, por si necesitas cualquier cosa, el teléfono que
hay en casa lo puedes utilizar no hace falta que haga cambio de contrato como
las cartas vendrán al buzón las puedes abrir y así pagar el consumo al igual
que con la luz y el agua. Te voy a dejar
los datos del banco. Y allí puedes hacer
todas las operaciones.
-
¿Por cierto a que te dedicas
Luis? Por fin sale la pregunta de Elisa.
-
Bueno como ya sabéis he
alquilado a Felisa los dos locales que tiene cerrados con la idea de hacer un
centro de auto-ayuda. Ya sé que os suena
raro, pero he llegado a la conclusión de que nos estamos deshumanizando y que
todos necesitamos ayuda y quien mejor que nosotros mismos para dárnosla.
-
La verdad suena raro tu
proyecto pero lo que dices es coherente por eso te deseamos una gran
suerte. Contesta Elisa.
-
Así será, yo solo soy el
iniciador, ni sé cuanto tiempo estaré en él.
-
Contaras con psicólogos,
psiquiatras.
-
No te he dicho que solo
cuento conmigo y luego con la gente que se una.
-
Pero esto será un
negocio. Responde Nestor.
-
Nunca lo he pensado como tal,
de momento cuento con algunos ahorros que me permitirán hacer las obras y los
gastos de mi manutención. Luego la
existencia me dirá que debo hacer.
-
O sea, que no tienes claro tu
futuro.
-
Por supuesto que no, sabéis,
vosotros, si mañana viviréis, sin embargo, nos estamos preocupando por cosas
futuras con probabilidad de existir o no.
-
Suena un poco raro.
-
Claro que si, pensamos que
las cosas que se salen de nuestros esquemas son difíciles de entender, ya nos
hemos implantado los esquemas de imposibilidad de comprensión, pero siguiéramos
hablando seguro que lo entenderíais, ahora subir a arreglar los papeles del
contrato. Tenemos mucho tiempo para
reflexionar juntos.
-
Bueno mucho tiempo no, porque
en quince días nosotros marcharemos de aquí.
-
Os recuerdo que tenemos mucho
tiempo para comunicarnos, si realmente nosotros queremos.
-
Estoy de acuerdo, dice Elisa,
tendiendo la mano en señal de despedida.
Ambos hombres se estrechan las manos con ganas de seguir hablando
pero lo que ha dicho Luis es cierto, son presentados al gestor firma los
contratos y se vuelve a despedir. Ahora
no quiere tomar el autobús prefiere volver paseando, tardara una hora para
llegar a la pensión. Hace una tarde
hermosa. Quiere saborear todo lo que le
rodea y se encuentra un hombre apoyado en la pared de una casa, sentado en el
suelo con los pies desnudos, donde se pueden ver las deformidades así como unos
brazos cortos también remangados para que los viandantes se pudieran fijar en
él. A veces tiende la mano para
solicitar ayuda con un platillo de plástico, reclamar la generosidad de los
viandantes. Luis se acerca con paso
firme y al estar a su altura, se agacha y le dice:
-
¿Cómo te llamas?
-
Me llamo Eulogio
-
Eulogio ¿te gustaría
trabajar?
-
¿Crees que a alguien le gusta
estar tendido solicitando una ayuda, haga frío o calor?
-
Lo razonable es que sí, pero
yo debo pedirte permiso. Sabes leer y
escribir.
-
Si aprendí en una escuela
especial hasta que me desmotive y lo deje.
Para no ser una carga para mi familia, me ayudan a venir aquí y así
puedo conseguir dinero que a todos nos va bien.
-
Eulogio tienes algún teléfono
donde pueda llamarte.
-
Si el de mi casa toma nota.
-
Por cierto mi nombre es Luis
y quiero montar un centro de ayuda, por pensar que eres una persona útil me
gustaría contar contigo, el único problema es que sería dentro de tres semanas,
pues aun ni han empezado las obras.
-
Que crees que tengo
prisa. El desaliento ha hecho mella en mí
muchas veces, quizás lo que me ofreces es una bombillita en la que quiero creer
para que ocurra.
-
Tú no solo tendrás una tarea
administrativa sino de ayuda en el grupo que vamos a formar, por ello tendrás
un sueldo que tenemos que fijar.
-
¿Dónde será?
-
Aquí mismo en el barrio de los claveles. ¿Puedes andar tu solo?
-
Si lo puedo hacer gracias a
estas muletas que tengo aquí plegadas bajo el abrigo, pues como veras mis pies
poco pueden ayudarme en mi locomoción.
Lo dice señalando sus cortas piernas con sus cortos brazos.
Luis tiende su mano, mientras mira a sus ojos diciendo:
-
Bienvenido al proyecto,
Eulogio. La cara de Eulogio cambia para
mostrarse sonriente de agradecimiento, hacía esta persona que se ha acercado
hacía él, no entregándole unas monedas para continuar su camino, sino que le ha
ofrecido ilusión, materializada en un
trabajo. A pesar de esas gruesas
gafas, que albergan unos cristales, no menores, no pueden disimular la alegría
que tiene en este momento.
Retoma el camino mientras
se cruza con un montón de niños que vienen de tomar clases en una academia
cercana donde aprenden ingles, para llegar a la pensión donde informa de su
marcha en quince días para que puedan disponer la habitación para otros
posibles huéspedes. Una cierta señal de
desagrado, hace el dueño ante este cliente que no ha dado problemas y que tan
amablemente se muestra siempre. No saben nunca quien les llegara de nuevo, por
ello cuando encuentran una persona como Luis tienen pena porque se marche, lo
normal es que los clientes duren de dos días a una semana, raramente lo hacen
por más tiempo. Antiguamente sucedía
así, ahora hay muchas prisas para estar mucho tiempo en un lugar fijo.
Tras dar la noticia decide lavarse un poco para volver a salir en
busca de cenar algo, aun hay un montón de personas en la calle y en una de las
escasas islas verdes, aun existentes en la ciudad, hay un grupo de niños
jugando, a su lado hay un banco vacío.
Luis no lo duda, hacía allí se dirige, observa el juego que desarrollan,
jugar al fútbol, pronto pide si le dejan
jugar con ellos, la cara de extrañeza de los jugadores se refleja en múltiples
muecas de sus rostros. Alguno pide que
repita la pregunta.
-
Sí, os pido, poder jugar con vosotros.
-
Pero ¿a lo que estamos
jugando? Responde quien tiene la cara de más travieso.
-
Claro, ¿a qué sino?
-
Es que eres un poco mayor y
por ello puedes abusar.
-
Ser mayor tiene sus
desventajas y sus ventajas, entre sus desventajas esta el que sois más rápidos
que yo.
-
Ya pero tú eres muy alto para
nosotros, bueno si quieres ponte con nosotros que vamos perdiendo y Raúl va con
ellos, os parece. Más que una consulta parece una imposición, todos aceptan
pero alguien pone la salvedad que tiene que ponerse de portero.
-
De acuerdo.
Se inicia una nueva polvareda que pronto llena el pantalón y el
jersey de Luis. Tras un agotador partido
terminado por la hora de uno de los jugadores que indicaba la vuelta a casa.
-
Al final no eres tan bueno,
pero si que haces bulto en la portería.
Luis estrecho las manos de todos y les da las gracias por haberle
invitado a jugar.
-
Mañana si quieres a la misma
hora volvemos a jugar.
-
No faltare, pero si traeré un
calzado más deportivo que estos zapatos, bajando su vista y observando como se
encontraban llenos de polvo. El guiño de
Raúl da por terminado el encuentro. Aun
sacan ganas para correr y llegar pronto a casa.
Luis sabe que para
conversar con ellos tiene que jugar a su juego para luego poder hablar y
aprender de ellos. Cuando uno esta
abierto, de cualquier persona puede aprender y ese mensaje puede ayudarnos a
otros o nosotros mismos, según piensa.
Al pasar los días, los
juegos dejaron paso a conversaciones que se forman en circulo en el campo de
juego. Increíblemente se fue cambiando
los hábitos de juego por la comunicación, pero Luis siempre insistía que
también es importante el juego, por ello no deja que la conversación sea más de
un tercio del tiempo destinado al partido de fútbol. Esto ocurre en la semana siguiente todos los
días excepto el sábado y domingo que cada niño tiene obligaciones diferentes
con sus respectivas familias.
El tiempo de espera para la realización de la obra pasa muy aprisa
y la mudanza ya se ha realizado a su nueva casa. Tiene tantas cosas, como si
los dueños no se hubieran ido, hasta los detalles más insospechados, los han
dejado, como esperándola recuperar dentro de cinco años, como la persona que se
va de vacaciones y torna con la esperanza de encontrarlo todo igual, la
necesidad de encontrarlo como se dejó pues sino surgirán problemas.
Luis ha tenido mucha suerte porque apenas ha traído la ropa puesta y se encuentra con
una casa montada, dispuesta a ser habitada.
Cuelga sus camisas y pantalones en el armario de su habitación, que es
el único que ha quedado vacío. Observa
la cocina con sus estantes repletos de utensilios para desarrollar las tareas
culinarias. Pasa al cuarto de baño y
tres cuartos de lo mismo, hasta botes de gel y champú sin estrenar, esperando
al nuevo inquilino. La casa tiene otras
dos habitaciones pequeñas con orientación norte, todo lo que puede pedir lo
tiene, Luis a su disposición.
Un gran sentimiento de alegría
y gratitud aparece en su cara, se siguen realizando sus proyectos sin
apenas ninguna traba. Como ese gran
sueño en el que has depositado tantas esperanzas y sin saber porque todo se
facilita para que así ocurra.
No puede evitar, una vez colocada la ropa y revisado los útiles
con los que cuenta, el salir a la calle para mostrar su satisfacción a todas
las personas con las que se cruce. Su
cara muestra una clara sonrisa, sus manos están abiertas, pero más con un deseo
de dar que de recibir, es la persona llena y pletórica que necesita compartir
todo lo bueno que tiene. Por supuesto
que no pasa desapercibido en un mundo gris donde las caras largas es el traje
que todos portan por ser el socialmente aceptado. No importa, Luis sabe que tiene que entregar
esa alegría, aunque la contestación sea muda o indiferencia. Conoce que nada queda en saco roto porque
nuestro inconsciente no es precisamente una bolsa sin fondo sino todo lo
contrario, una gran receptora de todo lo que nos rodea aunque pensemos que no
prestamos atención a todo aquello que esta ocurriendo a nuestro alrededor. Sus
pasos se encaminan a donde están trabajando Antonio y Miguel. Su faena también
está a punto de concluir, se han ajustado a los plazos que pactaron con Luis,
nada más abrir se funde en un abrazo con ellos, extraños a la alegría de Luis,
pero aceptan ese premio, como contrapartida los restos de yeso y pintura se
adhieren a sus ropas. Por fin unas
palabras salen de su boca.
-
Antonio, Miguel soy una
persona muy dichosa estoy muy agradecido a todo y a todos los que compartís y
hacéis mi vida, me siento, una vez más, el ser más afortunado del mundo y por
ello tengo que dar gracias a todo cuanto
me rodea y por supuesto vosotros sois parte de ello.
-
Realmente nos has dejado
atónitos, no estamos acostumbrados a como tu té manifiestas, por ello nos
sorprendes, día a día. Responde un
Antonio a quién ha llegado esa alegría.
-
Gracias pero os tengo que
contar que hay muchas veces en que eres plenamente consciente de lo que piensas
y es entonces cuando te embriagas de esa sensación, con su consiguiente
necesidad de transmitir a todas aquellas personas que te rodean. Son demostraciones de que debes seguir
adelante. Espero que sepáis entenderme,
me encuentro lleno y tengo que dar para que al compartir. Me encuentro igual de
solidario con quien esta cerca de mí o lejos, entonces utilizo el pensamiento,
que también llega, aunque no lo creamos.
-
Ya, pero comprenderás, que nosotros
después de una jornada de trabajo acabamos lo suficientemente cansados como
para llegar a casa, darnos un baño y cenar mientras vemos la televisión, no nos
queda más energía para compartir con nadie, es más creo que estamos faltos de
esa energía de la que tu hablas. Responde Miguel a modo de pregunta.
-
Todo depende del
planteamiento que tengamos, sí nuestro trabajo nos parece una tarea penosa. Lo
lógico es que al acabar terminemos acabados, pero sí, por el contrario nuestro
trabajo es una maravilla, esto solo depende de nosotros, al finalizar
terminaremos llenos.
-
Si pero es una teoría,
interviene Antonio.
-
Claro que si, llevas razón no
te creas, por creer todo lo que yo te digo, experiméntalo en ti, si entonces lo
sientes, sentirás que lo que té expreso llevó razón, Entonces, solo entonces, mi concepción y la
tuya serán iguales. No me gustaría que
todo se diera por entendido “a pies juntillas” sino que se experimente lo que digo
para ver si es valido en cada persona.
No todos tenemos que sentir de la misma manera, pero si es cierto que a
veces cuando nos encontramos en un callejón sin salida se nos viene el mundo
abajo, si alguien nos da entonces una ayuda, bienvenida sea, sí, esta es valida
para tan mejor para ella. Este en si es
el resumen del proyecto “Central” donde no sé unificara en las directrices de
una persona sino de un colectivo.
-
Muy bien, pero para este
proyecto se necesitan instructores.
-
Claro, Antonio, te dije
cuando nos conocimos que iba a necesitar la ayuda de todos vosotros.
-
Pero como vamos a ser
instructores de una cosa que desconocemos, contesta Antonio con una cara muy
sería.
-
Vosotros no partís de cero,
porque habéis empezado a dar pasos sin notarlo, porque habéis llegado hacía mi
y creo que sois personas que pueden empezar a realizar el proyecto con el que
dar sentido a nuestras vidas y de paso ayudar a todas aquellas personas que lo
necesiten.
Miguel sigue sin entender nada de lo que le esta comunicando Luis,
su cabeza mira hacía abajo en síntoma de búsqueda, de concentración. No entiende
como unos albañiles como ellos pueden ayudar a alguien que pueda necesitar
ayuda psicológica, una tarea para la que no se sienten capacitados, parece que
Luis se ha equivocado si piensa que le pueden ayudar en su proyecto. Antonio tiene el mismo sentimiento pero,
además, se siente atrapado en una red que él no ha elegido. Rápidamente transmite este pensamiento.
-
Mirar yo no trato de
organizar una secta, no trato de implicar a quien no quiere integrarse en lo
que yo llamo “proyecto Central”, tuve una intuición, donde pensé en vosotros,
yo no tengo la verdad y, por tanto, puedo equivocarme. Os pido perdón por haberos inquietados, responde un Luis
conciliador, poniendo su corazón en sus palabras, siempre es importante
comunicarse y expresar nuestras dudas, porque si no preguntamos no sabremos
nunca las respuestas, debemos pensar que nadie que nos rodea es adivino, por
ello las dudas, las preguntas debemos expresarlas.
-
Luis a mí me parece
maravilloso ayudar a alguien y de paso dar sentido a mi vida, pero té expreso
mis dudas ya que no tengo ni la titulación ni los conocimientos para poderlo
llevar a cabo, expresa un Antonio a la vez que Miguel, cabecea en sentido
reafirmativo de las palabras que dice su amigo y compañero.
-
No se trata de títulos sino
de voluntades, primero experimentaremos en nosotros, ideas, que he ido
aprendiendo en el curso de mi vida y me he dado cuenta que dan resultado. No se trata de que os creáis lo que os digo
sino que lo debéis experimentar y si os vale pues utilizarlo, como ya os he
dicho, el otro día. Si queréis
practicaremos y volveremos a practicar, para adquirir hábitos, con los cuales,
poder resolver cualquier pregunta, ante cualquier situación posible. Por otro lado os hable de la posibilidad de
juntar un grupo donde aprenderíamos todos de todos y por ello enriquecernos.
-
No crees que nos será difícil
aprender todo esto.
-
Si lo pensara ni os lo
plantearía, asevera Luis.
-
Casi estoy deseando empezar,
contesta Miguel.
-
Como ves el local esta casi
listo para poder empezar, si todo sigue así, la próxima semana iniciaremos,
pues todos los contratos necesarios están en marcha, para llevar a cabo el
“proyecto”.
-
¿Pero crees que tenemos que
abandonar nuestros trabajos?
-
Como ves, Antonio, no os
estoy proponiendo nada que no queráis hacer, primero aprender, sentir, oír y
ver si encontráis en ello vuestro camino, solo os tengo que decir “adelante”
sino es así siempre será un placer el haberos conocido. Solo os pido algo de vuestro tiempo libre. Contesta un Luis, con la sensación de abrirse
un poco más en cada una de sus palabras.
Luis conoce que tiene que dejarles reflexionar sobre todo esto que
han hablado, por ello, se lo hace saber y, por tanto, se despide de ellos. Ahora es tiempo de visitar a Felisa, hace
días que no la visita y siempre es una sorpresa verla.
La tarde esta cambiando su
color, las farolas van dando sentido a su vida, las calles se uniforman de
gris, rompiéndose con los colores producidos por las nuevas luces.
-
Buenas tardes Felisa, saluda
a una mujer vuelta de espaldas colocando unas cajas de cartón.
-
Hola, que tal, se vuelve tras
conocer la voz de su inquilino, ayer pase por tu local y comprobé que iban muy
adelantados.
-
En efecto han trabajado en el
tiempo estipulado tus amigos, Antonio y Miguel.
Tengo que agradecerte que me los presentaras pues son unas excelentes
personas.
-
¿Vas a abrir pronto,
entonces?
-
A final de semana pienso
tener los permisos y terminar los últimos detalles.
-
¿Vas ha hacer propaganda?
-
La única publicidad que
necesito es la vuestra y con ella cuento.
-
Por supuesto, pero sigo sin
entender como vas a ayudar a las personas, Luis.
-
Con una frase te lo voy a
definir. “La única cosa que podemos
cambiar, por encontrarse en nuestra mano, no necesitamos ni de nada ni de
nadie, es nuestros pensamientos” cosa que todo el mundo entiende pero que nadie
lleva a la practica, comportándose como un obstáculo insalvable, así de fácil
como de difícil, este será nuestro caballo de batalla que llevaremos a cabo en
tu local. ¿Lo entiendes ahora?.
-
Tú lo has dicho Luis parece
muy sencillo y pienso que tus palabras engloban la verdad. Somos nosotros los
que complicamos las cosas, responde una Felisa llena de dudas, ¿pero sigo si
saber como lo llevaras a cabo?
-
No seas impaciente, serás una
de las primeras personas que lo experimente.
Responde un Luis tranquilizador.
-
Claro que si estoy deseando
mejorar.
-
Evidentemente ya has dado el
primer paso, este es querer cambiar, nunca podremos ayudar a nadie que no
quiere cambiar. Seremos un centro de
autoayuda donde todos nos ayudaremos a todos y en esa necesidad todos
mejoraremos..
-
Voy a cerrar. Ya que son las ocho me gustaría que vinieras
a cenar a casa y así de paso hablas con mi hija, pues la noto un gran vacío
desde la perdida de mi marido. Es como
sino tuviera ganas de hacer nada, por las mañanas se dedica a cuidar a dos
niños y por la tarde suele quedarse por la tienda ayudándome, pero apenas se
relaciona, la muerte de su padre la ha llevado mucho peor que yo, por ello, he
tenido que ser la locomotora que tire de su tren.
-
Acepto tu invitación y si
quiere ayuda la tendrá.
-
¿Pero, Luis, no crees que
quiera tener ayuda encontrándose como está? Pregunta una exceptica Felisa.
-
Efectivamente hay personas
que no quieren cambiar, aun a pesar de que estén pidiendo ayuda a todas las
personas. Cada uno encuentra una serie
de cosas en las diferentes formas de vida. Por tanto, hay que respetar su
decisión y dejarles, nosotros no podemos ir de salvadores de nadie.
-
Yo creo que ella si quiere la
ayuda pero nadie ha sabido como dársela, ni siquiera yo.
-
De acuerdo hablare con
Marisa.
-
¿Quieres que no este delante
yo?
-
Nos lo dirá ella misma, no te
preocupes.
Salieron juntos camino de su casa.
El camino es un continuo saludo con toda la gente que se cruzan. Es la hora de tornar al hogar. Es la hora de
terminar los deberes. Es hora de
conectar los televisores. Es la hora de
batir huevos, con su peculiar sonido para la elaboración de tortillas. Es la hora del cambio de una actividad por
otra en la mayoría de las personas.
Comienza el problema de Felisa pues es una invitación no prevista,
tímidamente, le expresa que le gustaría comer.
Luis para sus pasos,
-
Ir a cenar es una disculpa
para que podamos hablar, no tiene que ser nada extraordinario, yo suelo cenar
poco y muchas veces únicamente fruta.
-
Pero me parece muy pobre
invitarte a cenar y ofrecerte solamente fruta.
-
Lo importante ya te digo no
es el que se ofrece sino como se ofrece, quiero decirte que lo principal no es
cenar sino la ayuda que podemos dar a Marisa.
-
De acuerdo, no insistiré más
en el tema. Comprende la seguridad que
Luis expresa sus sentimientos y no quiere ser pesada o al menos aparentarlo.
Tras pulsar el timbre, una Marisa con una bata de colores, nota la
sorpresa de no esperar a un invitado. No puede impedir el mostrarse azorada y
disculparse por su aspecto.
-
Estas en tu casa, por lo
tanto debes de estar lo más cómoda posible, si a los que vienen de fuera no les
gusta tu aspecto será su problema, ¿no te parece, Marisa?
-
Claro que si, aunque, también
es normal el ponerme nerviosa, además, es la primera vez que vienes a casa.
-
Tu madre me ha invitado a
cenar y poder hablar contigo.
-
¿Conmigo, porqué motivo?
-
Ella piensa que te puedo
ayudar, yo también lo creo, pero evidentemente falta el que tú quieras.
-
Pero, yo no tengo ningún
problema
-
¿Estas segura? Pregunta Luis
mirándola fijamente a los ojos. Marisa
no es capaz de sostener esa mirada fija y desvía su mirada hacía abajo junto a
su lado izquierdo.
-
Si hablamos los problemas dejan de tener esa
categoría que nosotros la hemos dado.
-
Lo que hago es lo que quiero,
su respuesta es dada sin titubeos, pero es incapaz de mantener la mirada de
nuevo.
-
Marisa, si todo esta bien no
hay problemas, si no es así, aquí estoy yo para ayudarte.
-
¿Pero como puedes conseguir,
termina claudicando, lo que no he logrado en tantos años?
-
¿Empezamos ahora?
-
Ahora vendrás a cenar, no a
trabajar.
-
He venido a ayudarte, lo de
cenar es una disculpa.
-
¿Qué te hace falta? Cuestiona
Felisa.
-
Marisa ¿quieres que este tu
madre? Contesta con total sinceridad.
-
Mama, me gustaría que fuera a
solas.
-
Entonces cámbiate e iremos a
mi casa.
-
¿No te importa, mamá?
Responde una Marisa sumisa.
-
Claro que no, es más he
sugerido a Luis que viniera a casa, por esta razón se encuentra él aquí. Por otro lado sabe que tiene un plato de
comida cuando quiera.
-
Una vez más te agradezco que
te preocupes por mí.
Ya en la calle se interesa por la manera en la cual la puede
ayudar. Luis se lo explica en pocas
palabras hasta llegar a su casa.
Al cabo de dos horas Luis acompaña a la casa de Marisa y la despide
- No te creas lo que te he
dicho experiméntalo en ti misma y si es valido he tenido suerte en poderte
ayudar, como veras lo que consigas es fruto tuyo, tu serás quien lo ha
conseguido. La contesta Luis mientras la
da dos besos.
-
Claro que va a funcionar,
responde una Marisa con la impresión de estar en una nube.
-
Despídeme de tu madre, es
tarde y quiero acostarme temprano.
-
Muchas gracias por todo Luis.
Un guiño es el fin de la
separación y camino a su acogedora casa.
La noche se presenta otoñalmente hermosa, el aire esta terminando de
abatir las hojas secas que aun penden de las ramas de los árboles. No hay mucha circulación de coches y menos de
personas por “el barrio de los claveles”.
Al pasar junto a la gestoría recuerda que mañana tiene que firmar los
papeles para poder operar como actividad, de esta manera poder contratar a
Eulogio y preparar los gastos.
El día se abre con un aire frío, el sol a duras penas se va haciendo el rey.
Luis desayuna y con la hora de apertura va a cumplir con la labor
rutinaria de firma de papeles. Todo sigue desarrollándose sobre ruedas. El siguiente paso es buscar una cabina de
teléfonos para ponerse en contacto con Eulogio para poderse citar en el local y
juntos ver las necesidades que va a tener para desempeñar su trabajo. Por la mañana no va a ser posible pero sí por
la tarde. Tras la conversación
telefónica va al local donde tienen que estar rematando los últimos retoques. En efecto están barriendo el suelo y
limpiando los cristales.
-
Buenos días chicos, que
atareados estáis.
-
Buenos días Luis, como te
dijimos ayer ya esta terminado nuestro trabajo.
Estamos barriendo para poder fregar y poner las alfombras.
-
Bueno pues ya hay dos manos
más para ayudar a terminar la tarea.
-
Luis hay una pregunta que
siempre me he hecho y es la siguiente, a ver si tu me puedes ayudar a resolver
¿porqué cuando hay alguien que lo esta pasando mal, el resto de los compañeros
o amigos se aferra a destruirle, que nos obliga a ser así?
-
Es fácil, es por un mecanismo
de defensa de nuestra propia integridad moral.
Si yo siento a alguien próximo a mí, o a un compañero como tu dices, que
esta abajo yo tengo que reafirmarme en mi, supuesta, altura, para así poder
sentirme mejor conmigo mismo. Al estar
por debajo de mí, yo estoy más alto, al menos así es como lo sentimos, aunque
en realidad ese efecto se nos pase y necesitemos buscar a otras personas para
sentirlas por debajo ¿Entiendes Antonio?
-
Que complicados somos, con lo
fácil que es ser simples.
-
Ahí es precisamente donde
quiero llegar con todas las personas, a esa concepción, de esta manera, nos
sentiremos mejor y más dueños de nosotros mismos.
-
Claro que lo simple se hace
complicado, repone Miguel.
-
Una vez más te digo que si
nosotros queremos será así. Tenemos que
cambiar nuestro ordenador de sistema porque sino es así, seguiremos recibiendo
las mismas respuestas. Para que algo
cambie debemos de empezar por las cosas más insignificantes, si veo una
dificultad en alguna cosa, lo más seguro es que nos estrellemos, al igual que
sí construyéramos paredes, el pensar en dificultades nos supone un terrible
obstáculo.
Por supuesto que la conversación no se termina aquí lo que hace
que lo poco que queda se alargue hasta altas horas de la noche, hasta que Luis
se hace consciente del tiempo y decide terminar pues sabe que mañana ellos
tienen que iniciar otra obra y hacerlo a primera hora de la mañana. Antonio y Miguel se están metiendo tanto en
el tema que tampoco han dado importancias al reloj, empiezan a notar lo que
Luis les había dicho hace unos días. Lo
primero que hacen es llamar a sus respectivas casas para disculparse por el
retraso. Sus mujeres son conscientes de
las demoras que surgen por los imprevistos.
Al día siguiente se presenta un operario a instalar el teléfono y
nada más acabar se detiene un coche del que desciende Eulogio ayudado por su
hermano. Las muletas comienzan a moverse
y son seguidas por la alegría de Luis, dándole la bienvenida a la
“Central”. Le muestra el local y le
invita a sentarse en la única silla que hay.
-
Eulogio aquí vamos a
desarrollar nuestro trabajo.
-
Muy bien Luis pero explícame
en que va a consistir, detenidamente, mi trabajo y los fines a lograr o realizar.
-
Te explico a donde quiero
llegar y a partir de ahí me vas haciendo, concretamente, tus preguntas. Lo primero es decirte que el proyecto
“Central” en su inicio lo componemos las personas que estamos aquí: Antonio,
Miguel, Eulogio y Luis. Tanto Antonio
como Miguel tienen su trabajo propio que seguirán haciendo y en tiempo que les
sobre vendrán aquí. Tú y yo estaremos en
tiempo completo. Por supuesto que no se
trata de fichar, cuando entramos y cuando salimos. Vamos a hacer este local que sea un lugar
vivo donde podrá venir cualquier persona a ser ayudada, a ayudar o a comunicar.
-
Me estas hablando de cosas
abstractas. Interrumpe Eulogio.
-
Llevas razón, esta es la idea
principal, como lo vamos a hacer es una labor que no esta escrita. Como somos personas tenemos la capacidad de
ayudar a los demás y no solamente físicamente, pues precisamente de lo que padecen
muchas personas no es de afecciones físicas sino mentales y estas se
manifiestan de manera física en nuestros organismos. La varita mágica con la cual vamos a realizar
estos cambios es con la palabra. Con la
palabra y el sentimiento que expresamos con ella es tan importante que podemos
desencadenar cambios en nuestra mente.
Contesta un Luis altamente convincente..
Antonio y Miguel permanecen callados, reflexionando sobre lo
sucedido estos últimos días.
-
Si queremos hacer que sea un
lugar de encuentro tendremos que estar alguno de nosotros para atender a todas
las personas que vendrán, esta es una de tus tareas Eulogio, la otra es actuar
como conductor de los cambios que se hagan con las palabras. Mientras lo expresa, Luis, no deja de mirar a
los ojos de Eulogio, unos ojos muy abiertos con una expresión amorosa.
-
Pero Luis yo lo que he hecho
en esta vida es solo dar un sentimiento de compasión, no sé hacer todo eso que
me pides.
-
Evidentemente empezaremos
desde nosotros mismos, somos los primeros a sentir todos estos sentimientos que
nos dan seguridad, vamos a sentir en nuestra cabeza lo que vamos a
transmitir. De tal manera haremos esto
que ese sentimiento de pena y de compasión será parte del pasado y como tal
dejara de tener importancia.
-
¿Pero el pasado es
importante? Responde Eulogio.
-
Tan importante como nosotros
queramos, puede ser una bella pagina o un terrible obstáculo, te diré que el
pasado no existe, como él sentirte
minusvalido que solo despierta compasión por las personas que pasan a tu lado.
-
Es que realmente me siento
así, me siento un desgraciado.
-
Pero si logras sentirte útil,
bien y con el poder de ayudar a otras personas,
¿no crees que te sentirás pletórico?
-
Claro que sí.
-
Pues este es uno de nuestros
objetivos, él encontramos felices con nosotros mismos. Si estamos llenos, nosotros, podemos dar
ayudar a los demás, pero solo en el caso que nosotros nos encontremos en esa
situación, sino nos iremos debilitando, cada día es una losa, ese es el sentir
que tendremos.
-
Todo eso ¿se puede conseguir
con la palabra? Pregunta Eulogio.
-
No es que yo lo diga y lo
creáis a pies juntillas, se trata de sentirlo vosotros y si es así pues
entonces os valdrá. Yo no digo que este
sea el único método pero es en el que creo porque lo he visto en mi mismo y en
muchas personas con las que lo he compartido mis palabras. Al creer, profundamente en ello, creo que
puedo ayudar a más personas a la vez que me ayudo a mí mismo, yo no estoy en
ningún nivel superior a nadie, soy tan humano como cualquier persona que se
cruce con nosotros en la calle. También
tengo mis debilidades por ello este proyecto
es necesario para mí.
-
Como obtendremos ingresos
para que este proyecto funcione. Sin
darse cuenta Eulogio sé esta integrando, pero tiene que solucionar dudas que tiene. Has dicho que ahora pondrás tú el dinero ¿y
luego?
-
También te digo que no es una
cosa que me preocupe pues sé que el dinero vendrá para pagar: tu sueldo, el
alquiler de los locales y los gastos de luz, gas y teléfono. No vamos a cobrar a nadie por venir a
nosotros, tendremos un buzón donde anónimamente, quien quiera dejara dinero.
-
¿Pero y si nadie deja dinero
o es insuficiente para pagar los gastos? Pregunta Miguel con sus dudas.
-
Miguel no podemos esperar que
algo no funcione si ya nosotros vamos poniendo las premisas de posibilidad
negativa...
-
Pero existe esa posibilidad.
-
Claro que si pero te diré que
las inseguridades hacen que el hombre no se mueva, este estático. Te pondré un ejemplo: La persona que tiene un
trabajo fijo, aunque este a disgusto no lo querrá perder por otro que le
resulta más atractivo, útil y hasta mejor económicamente, simplemente porque
tiene miedo de perder esa seguridad.
Como ves surge el miedo hacía lo desconocido y preferimos lo que dice el
refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Este miedo nos atenaza y nos impide
progresar. Si damos mucha importancia a estas premisas negativas el mundo no
avanza y con él nos quedamos estancados.
Las caras comienzan a girar entre ellos. Luis les observa y cautelosamente les dice:
-
Pensarlo, mañana nos volvemos
a ver y decidimos si “Central” toma cuerpo o se queda en idea. No debo nada a nadie, el dinero lo tenía
ahorrado precisamente para este objetivo.
Yo sigo pensando que es viable, pero no debo meteros en un barco sino creéis en él. Yo seguiré poniendo toda mi energía para que
salga adelante. Llamamos a tu hermano
para que te recoja, Eulogio.
-
No quisiera seguir hablando
contigo.
Antonio y Miguel si deciden marchar para aclararse entre ellos, se
despiden y quedan con Luis para las diez de la noche del día siguiente.
-
Luis te diré que siempre he
deseado una oportunidad como la que me presentas. Pero al hacérmela saber es como si dudara del
sueño que creo estar. Este proyecto se
va ha llevar a cabo, yo también creo en él cuenta conmigo. Pero reconozco que tengo mucha información
negativa sobre mi papel en esta vida, tienes que entenderme.
-
Claro que sí, pero te vuelvo
a decir que eso es parte del pasado, vamos a desdramatizar esta parte de
nuestra vida y asumirla como una parte más de ella, pero no tan importante como
para ser una traba de nuestro presente.
Tus manos tus pies han servido para dar pena, tu has incorporado a tus esquemas mentales
este sentimiento y por ello te sentías como minusvalido. Ha llegado el momento del crecimiento para
que esos miembros sean útiles llevados por esa maravillosa cabeza que
posees. Es el momento de vivir y
precisamente el presente es la clave vamos a aprender a vivirlo pero con unos
ojos nuevos, unos oídos nuevos, unos sentimientos nuevos.
Que en realidad no es ninguna novedad pero que si estaban atrofiados
como tus pies que se vuelven hacía si mismos, es el momento de quitar la
atrofia y ver como fluye ese gas etéreo que todos tenemos dentro de nuestros
cuerpos. Tanto Miguel, como Antonio,
como tu no sois especialistas en este trabajo y es precisamente por ese motivo
el que quiero que colaboréis en el desarrollo del mismo. Mañana mismo si quieres me traes los papeles
para darte de alta laboralmente y comenzamos nuestra fase de aprendizaje.
-
Estoy deseando empezar, te
vuelvo a decir que es mi gran oportunidad.
Por otro lado te diré que mi familia ni se lo cree, ya hablamos de las
dificultades mías en la vida, mis ojos miopes se han negado a ver mucho mas que
el contorno de mis gruesos cristales.
Mientras esta pronunciando
estas palabras, a Eulogio, le empieza a descender lagrimones de esos ojos
ahuevados, sus palabras comienzan a entrecortarse. Luis suelta el lapicero y se acerca para
darle un fuerte abrazo. Los cortos
brazos rodean el cuello de Luis mientras las lagrimas comienzan mojar su camisa
rayada. El sentimiento de Luis es grande por la persona con la que esta
compartiendo un fuerte sentimiento, fundido
en un abrazo de doble sentido, con recibimiento por ambas partes.
-
Eulogio porque tienes esta
fuerza dentro de ti, sin explorar, por tu parte, se que eres necesario en este
proyecto. Tu vas a ser la imagen de
verdadera superación para cualquiera, siempre ocurre que nos sentimos los más
desdichados del planeta, Magnificamos o
minimizamos las cosas pero siempre en negativo.
Si las cosas que creemos insalvables las convertimos en pequeñas es como
cuando alguien que nos hace daño lo convertimos en un muñeco pequeño nos
podemos hasta reír de él deja de tener el valor mayestático que ha tenido para
nosotros. Esto esta al alcance de todos
nosotros y podemos practicar con ello esto es alguna de las cosas que haremos
aquí.
Las lagrimas de Eulogio se secan y comienza a surgir una sonrisa.
-
Llevas razón contigo todo
parece fácil.
-
Es labor de hacerlo fácil lo
que, en principio, parece una cuesta.
-
La curación psicológica
comienza por uno mismo por ello olvida de darme un sueldo: Es más lo que voy a ganar para mí que los
aspectos materiales.
-
Eulogio si vamos al mercado a
comprar alimentos nos es necesario el poseer dinero. Tú eres un trabajador más con la ventaja de
gustarte tu trabajo, que realizaras, por ello debes recibir un salario. No te preocupes por el dinero, porque si lo
haces así te presentas como una persona muy terrenal y por ello material. Lo cual puede llegar a ser una losa para
encontrarte feliz, ten en cuenta que al ser materialista cada vez necesitaras
más cosas, es como entrar una espiral donde el único camino es seguir para delante. Como, consecuencia estas más ahogado. Creo que la decisión es clara, hay que dar al
dinero su justo valor y nunca más del que tiene.
-
Todo eso lo veo claro y creo
que la mayoría de las personas les ocurre, pero el gran problema es como
lograrlo.
-
Eulogio si yo te hago ver que
si vas al bar, teniendo una cirrosis hepática.
Pides un licor tu organismo sé retorcerá y sufrirás, pero esto tú lo
ignorabas, sí te hago sentir esto, sabrás que al salir de aquí no iras al bar a
pedir ninguna copa de licor, pudiendo ir para pedir un vaso de agua o de
zumo. Sí a pesar de esto tu vas al bar y solicitas una copa de
licor el problema es tuyo el sufrimiento lo padeces tú. Yo te he ayudado en una parte de tu elección
pero siempre tú tienes la decisión del camino a coger en tú vida. Solo habré aportado un punto más de vista que
a lo mejor no habías visto porque te encontrabas bloqueado. Esto es lo que haremos.
-
De esta manera, que decimos
nosotros, no nos implicamos en las decisiones de los demás.
-
En efecto, es una cosa
importante, la que acabas de decir. Si
yo me implico mucho en las decisiones de los demás. Acarrearé mis responsabilidades y las de los
demás. Te puedo decir que es llevar
mucho peso y nuestra espalda no le conviene acarrear mucho peso de continuo,
porque sino sufriremos de dolor de la misma.
-
Entiendo. Responde Eulogio eufórico. Realmente me haces sentir que las cosas son
más fáciles de lo que pensamos.
La conversación sigue hasta que al mirar hacía fuera del local se
dan cuenta que la noche ha venido y ni siquiera han comido.
-
A lo mejor tu hermano está
intranquilo, ¿porque no le telefoneas?
-
No hace falta, Luis, ya sabe
que cuando le necesito le llamo y en cuanto puede viene a buscarme. Creo que tenemos que poner plantas y flores
para que esto tenga apariencia de vida.
-
Claro que si eso haremos
mañana y también miraremos una silla de ruedas a motor para que tengas tus
propios desplazamientos.
-
Eso es muy caro, ni me lo
he planteado nunca.
-
Eulogio si inicias nueva vida
lo vas a hacer en todos los aspectos.
¿Conoces algún sitio en la ciudad
donde las vendan?
-
Claro que sí en la calle
Balboa. Una vez llegaron a mis manos
unos catálogos, de sillas al ver los
precios lo tiré al cubo de la basura, pero si me fijé en la dirección.
-
Con el tiempo buscaremos un
coche para que no tengas que depender de tu hermano.
-
Para Luis que vas muy
corriendo.
-
Pero no ves que te hace
falta.
-
Si pero estas corriendo
mucho.
-
Eulogio es que hasta ahora no
te has movido nada, has estado tirado en la calle, es el momento de que te
empieces a moverte.
-
No se como voy a integrar
todo esto.
-
Ya lo estas haciendo, porque
vas a movilizar algo que ya esta en movimiento.
Eulogio toma sus manos y las lleva a la cara como queriendo sentir
que no esta en un sueño, sus pequeñas manos se sumergen tras sus gruesos
cristales y restriegan los ojos.
-
A que nos sentimos bien
cuando vemos el horizonte despejado.
-
Claro que si, mi horizonte
siempre ha sido nebuloso y lleno de paredes.
Me estas dando la oportunidad de ver las cosas de otra manera, eso ya es
mucho. Voy a llamar a mi hermano para
que me recoja. Luis no se como
agradecerte todo. Eres la primera
persona que no me trata como un minusvalido sino como una persona. Muchas gracias por todo.
-
Eulogio tú si que me estas
enseñando por ello yo también te doy las gracias.
Tras cerrar el local despide a Eulogio y su hermano. Se dirige a su casa pero recuerda que no ha
realizado compra alguna, así que va al restaurante donde comió con sus amigos
Miguel y Antonio, porque en la parte del bar le podrán servir un
bocadillo. Nada más entrar el camarero
para su actividad para saludar a Luis de quien se acuerda perfectamente.
-
Buenas noches que desea el
señor, frase eternamente manida en su vocabulario, pero que ahora la esta
haciendo con suma cortesía.
-
Buenas noches perdona que no
sepa tu nombre.
-
Me llamo Manuel pero todo el
mundo me llama Manolo.
-
Manuel por favor, quisiera
tomar un bocadillo de queso, pero, si puede ser, me gustaría que le añadieras
tomate natural.
-
Eso esta echo y de beber una
cervecita.
-
No prefiero una botella de agua.
-
Me han hablado mucho de usted
Miguel y Antonio. Concentrando su
atención en Luis.
-
Siempre esta bien que hablen
de uno.
-
De usted, hablan, como de una
persona muy especial. Le tienen un gran
cariño.
-
Mejor será que nos tuteemos,
yo también a ellos han sido de las primeras personas que he conocido en esta
ciudad, desde el principio me están ayudando a cumplir mi ilusión.
-
Pero lo que no me han sabido
explicarme es en que consiste el negocio.
-
Manuel te he dicho que es una
ilusión no quiero ganar dinero, porque yo solo soy una parte de ese proyecto.
-
A entonces hay más personas
dentro de él.
-
Claro que si, entre ellos
espero contar con Miguel y Antonio.
-
Pero como van a estar en un
grupo de autoayuda dos albañiles.
-
¿Me podías contestar los
apóstoles que siguieron a Jesucristo, que profesiones tenían?
-
No vale el ejemplo.
-
¿Porqué no?
Manuel sé queda reflexionando.
Me resulta difícil comprenderlo, es como si yo me dedicara a ello.
-
Por supuesto que tu también
puedes, nosotros creemos que no tenemos habilidades, pero con entrenamiento y
comprensión podemos desarrollar todo eso que nos parece tan inalcanzable. Manuel te invito a que vayas a ver que
hacemos y si te gusta te invitamos a ese proyecto que se llama “Central” para
llevarle a funcionamiento.
-
¿Pero ahí, que se hace,
arreglar problemas?
-
Ahí se arreglaran los
problemas que se puedan arreglar y será un centro de encuentro, donde
combatiremos la incomunicación que rodea nuestro mundo, precisamente con
dialogo.
-
Es presuntuoso vuestro
proyecto.
-
Claro que si cuando el dedo apunta
debe, por supuesto, de hacerlo hacía las estrellas. Para hacerlo a algo cercano, no tiene mucha
ilusión.
Los clientes han dejado su tertulia para estar atentos a la conversación que mantienen
Manuel y Luis. Esto lo observa Luis,
para darse cuenta que su proyecto ya ha empezado a funcionar. La gente va dándose cuenta que hay una idea
que se va a poner en marcha en el “barrio de
los claveles”.
El día siguiente, se ocupa en ir a elegir las mesas, las sillas,
las estanterías que hacen falta y por
supuesto elegir las macetas y los ramos de flores para llenar el vacío
local. Todo esto antes de que llegue
Eulogio. La decisión es fácil porque
encuentra todo lo que necesita. Una vez
más el camino se hace cómodo, lo que parecen obstáculos al momento se
resuelven. Viéndolo desde fuera parece
mágico que todo esto pueda ocurrir pero desde la realidad de Luis esto es algo
normal. Si algo se antepone, para que
pueda ser considerado, un problema, lo toma con toda naturalidad y continua por
otro lado, de tal manera que esa dificultad no pueda representar nada sino un
suceso anecdótico, así de fácil. Parece
como si Luis hubiera elegido ir con su automóvil, vida, por una autovía en
lugar de carreteras tortuosas y llenas de baches. Al ser consciente de esto es el sentimiento
que quiere transmitir al resto de las personas que se crucen en su camino.
Cuando llega al local aparece el coche del hermano de Eulogio con
él mismo. Se aproxima a saludarle y le
solicita si les puede acompañar a la tienda donde venden las sillas de ruedas.
-
Me lo ha comentado mi hermano
y tengo la mañana para ir donde sea.
La cara de Eulogio es una plena satisfacción, al fin, sus sueños
de autonomía parecen que se van a cumplir.
Entra en el coche por la puerta trasera derecha del pequeño
utilitario blanco.
-
¿Sabes por donde esta la
tienda que conoce tu hermano?, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-
Llevas razón; Luis, mi
hermano se olvida de las formalidades.
Mi nombre es José, soy el hermano mediano, tenemos otro hermano Antonio
que es el mayor. Nos llevamos tres años
entre cada uno de nosotros. Trabajo de
camarero en un restaurante que se dedica a dar banquetes, bodas y todo eso, por
eso no tengo un trabajo de todos los días. José sigue hablando como si
rellenara un curriculum.
Eulogio sigue con su mirada perdida en el frente.
-
Perdonarme que me halla
olvidado de las formalidades, mientras le dice que tienen que ir a la calle
Balboa.
No tardaron ni media hora en llegar, hay poco tráfico, la hora
punta ya ha pasado. Un gran cartel
anuncia “Sillas Ruiz”, aquí se mezclan sillas de bebe con las propiamente para
minusvalidos. Nada más traspasar la
puerta de entrada se levanta como un resorte uno de los dos dependientes.
-
Buenos días en que puedo
ayudarles. Frase usada mil veces por el
tono en que lo expresa. Luis se
adelanta.
-
Buenos días necesitamos una
silla eléctrica para Eulogio, dirigiendo su cabeza hacía él.
-
Precisamente hemos recibido
una partida la semana pasada, un momento, por favor.
Las miradas de los tres curiosean con la vista todo lo expuesto,
mientras el otro dependiente se afana en pasar cuentas al ordenador que tiene
frente a sí. No pasa mucho tiempo cuando
el primer dependiente sale con una silla empujándola hasta el lugar donde esta
Eulogio.
-
Por favor, siéntese. A la vez que le ayuda a coger sus
muletas. Es muy sencilla, con esta
palanca usted puede ir hacía adelante, atrás o en diagonal. Tiene una batería que se recarga por la noche
o durante cuatro horas con un cargador que también suministramos. Puede dar una vuelta por la tienda.
Cosa que hace de inmediato Eulogio, parando dando marcha atrás,
adelante en las formas posibles.
-
Un problema será
transportarla, por el volumen que ocupa, dice José.
-
Al ser una silla nueva han
previsto este problema y se puede plegar en dos partes, lo que le hace que
pueda ser transportado en cualquier coche.
-
¿Que te parece Eulogio?
-
Sencillamente un sueño.
-
¿Crees que es la mejor?
Pregunta Luis al dependiente.
-
Sinceramente si por la
ventaja de su doble plegado y no ser excesivamente pesada por eso es la que les
he mostrado en primer lugar. Tengo dos
modelos más pero yo se las desaconsejo.
Sin preguntar precio le acerca la tarjeta de crédito. El dependiente no sale de su asombro y
comenta.
-
Pero no les he dicho el
precio.
-
Es igual sé que es el idóneo
para la silla que nos llevamos.
Se dirige con la tarjeta al lugar donde esta el compañero.
-
No les he dicho que tiene
seis meses de garantía, tenemos un servicio técnico a su disposición. Ahora les mostrare como plegarla.
Eulogio sigue dando vueltas por la tienda mirando las muletas que
están en las manos de su hermano. Tras
dar el recibo de conformidad da el mismo para ser firmado y una vez entregado
entra en la trastienda para salir al momento con un juego de herramientas, una
funda gránate, el cargador de batería y un cojín antiescaras. Eulogio
interrumpe su paseo para levantarse y ver como se hace la operación de
plegado. Con una llave hace que la
estructura rígida sea fácilmente plegada.
Paso a paso va explicando la operación pero resulta fácil de entender.
-
Muchas gracias, es bastante
sencillo, contesta Luis mirando a José.
-
Por supuesto gracias a
ustedes, dice el dependiente sin salir del asombro, de ver que unos clientes no
actúan como el resto de los mismos.
A pesar de estar plegada puede sacarse rodando, al dar a una
palanca para liberarla de la acción de la batería. José abre el maletero y efectivamente le cabe
justo, los accesorios los superpone sobre la misma.
-
Es un sueño Luis, puedo
moverme con autonomía sin ayuda de las muletas.
-
Tenemos que hacer un pequeño
rebajo con cemento para que la silla pueda pasar los cinco centímetros que
tiene la puerta de la tienda con respecto a la acera.
-
Ni me había dado cuenta.
-
Yo sí, pero ahora debemos
enseñar a tu hermano el centro, y tu probar la movilidad de tu silla por el
local.
-
Estoy deseando verlo y saber
un poco vuestros objetivos, aunque ya me lo ha comentado mi hermano.
Parece como si continuamente tuviera que explicar lo mismo a todas
las personas con que se cruza, pero no hay un gesto de malestar, que va
explicando según van camino al local.
Las dudas una y otra vez son despejadas.
Aparcan en la misma puerta. Toman
la silla para en dos minutos dejar la silla lista para su uso. Se monta Eulogio con una cara de niño con
zapatos nuevos, en realidad casi se trata de lo mismo. Al llegar a la puerta se topa con esos cinco
centímetros que le dificultan para entrar, operación que se resuelve con la
ayuda de José.
-
Anda que ya me dejaras dar
una vuelta con tu nuevo vehículo, comenta en tono jocoso José.
-
Esto no es un juguete, tu ya
tienes tu coche. Responde serio Eulogio.
-
Bueno a ver como te apañas
por el interior, interrumpe Luis.
Al principio le cuesta coger el punto para no chocar con las
paredes, le falta sensibilidad para coger el dominio necesario para evitar el
tropezar con los marcos de las puertas pues los muebles los traerán mañana por
la mañana. Es importante ver la cara que
pone Eulogio en esta silla para poder hacerse con el pleno control, saca la
lengua mientras sus ojos se sumergen tras los gruesos cristales de sus gafas.
-
No tengas prisa, seguro que
tu hermano cuando fue a la autoescuela para aprender a conducir tuvo un montón
de fallos igual que si yo lo hubiera intentado.
Has montado cinco minutos en tu silla es cuestión de entrenamiento. Aquí precisamente aprenderemos un poco de
esto.
-
Si quieres podemos empezar a
trabajar con tu autoestima.
-
Bueno yo me voy, dice José.
-
Puedes quedarte para que veas
como vamos a trabajar.
-
Claro que me gustaría, pero
lo digo por si puedo molestar.
-
Aquí la puerta de la calle se
cerrara cuando nos marchemos, el resto del tiempo debe estar abierta, pues así
será una invitación para quien quiera entrar.
Si nosotros hacemos publicas las cosas nadie se puede pensar que hacemos
cosas extrañas o sectarias. Pondremos un
buzón donde la gente puede dejar dinero, pero no tendrá llave. Solamente ingresaremos el día que se pueda
pasar por el banco para ingresar el dinero con el cual, pagar el alquiler, los
gastos y tu sueldo.
-
Pero si alguien lo roba.
-
Ya nos vendrá por otro sitio
no nos preocupemos por cosas que pueden ocurrir, esos pensamientos son los que
nos dificultan nuestro presente.
-
Es difícil encajar estos
pensamientos en nuestro sistema, dice José.
-
Naturalmente pero somos
capaces de cambiarlo por un bien mejor. Un sistema de pensamiento diferente.
Así comienza la enseñanza a Eulogio que ni siquiera es
interrumpida para comer. José esta
boquiabierto, Eulogio esta entusiasmado, siente todo lo que Luis le
transmite. Le ayuda a que comprenda
partes de su pasado, haciendo que sea él, quien los cambie por actitudes
positivas, de cumplir lo que sentía que necesitaba y no fue capaz de aportarlo
en cada situación en concreto. José
esperaba que terminara con su hermano para que empiece con él. Cosa que hace con sumo gusto. Todo es tan natural que las cosas fluyen sin
los prejuicios que tenemos y que se nos puedan ver cosas que son demasiado
intimas o al menos así creemos, para encontrarnos desnudos, esto nos da mucha
vergüenza, pero esto puede ser cambiado, esto va comentando Luis para que vayan
integrando dudas que pueden surgir de ver trabajar desde fuera.
-
Te tengo que decir que yo
ayer mismo, sin ir más lejos, hubiera
sido incapaz de haber contado mis sentimientos a nadie y menos, sí encima, esta
mi hermano presente. Dice Eulogio
-
Yo pienso igual pero aquí es
como si hubiera una atmósfera diferente, reafirma José.
-
Ya ves que la magia no esta
en nada especial, un local vacío, solo ocupado por dos alfombras y la silla
donde se encuentra sentado Eulogio, una vez más os digo que la magia esta en
nosotros, precisamente nosotros facilitamos eso que tu llamas atmósfera o
ambiente o como lo queramos llamar. No
somos realmente conscientes de esto pero esto ocurre.
-
Siempre me he preguntado
cuando queremos hacer daño a alguien le insultamos ¿porqué crees que lo
hacemos? Pregunta José
-
Normalmente los insultos son
despectivos para demostrar que la persona objeto, de nuestras iras, es menor,
pequeñisima. Así nosotros estaremos por
encima, podemos divisar a alguien que esta por debajo que nosotros lo cual nos
reconforta nos encontrarnos seguros. No
hay nada peor que sentirnos inseguros por que ello es síntoma de debilidad, no
olvidemos que llevamos una vida muy competitiva. Si nadie cede en el insulto entonces surge el
enfrentamiento, que da lugar a la lucha física.
Tenemos que imponernos sobre el intruso que desequilibra nuestro ser.
-
Es verdad, nunca me había
detenido a ver porque se hace esto, incluso se hace dentro de la propia
amistad. Dice José.
-
En efecto también se produce
esta lucha por ocupar un papel importante dentro de la vida, aun dentro de la
amistad. Si somos conscientes de estas
cosas razón de más para cuidar en no hacerlas.
-
Claro, interviene Eulogio,
pero es como si ya tuviéramos un programa metido dentro de nosotros y se
disparara como un resorte ante cualquier situación.
-
Pero somos capaces de cambiar
este programa, porque por pasiva se ha introducido dentro de nosotros ahora por
activa lo podemos hacer igual. Los
ejercicios que haremos aquí con nosotros y con las personas que vengan, serán
con quien desarrollaremos esta teoría.
Cuando somos conscientes que una cara sonriente es mejor recibida en
todos los sitios, dependerá de nosotros de llevarla sonriente.
-
Pero puede ser que esto de
una falsa imagen de bienestar. Dice
José.
-
Yo no sé si es falsedad el
sentirse a gusto, bien, feliz. Tampoco
tengo que estar analizando todo, todo el tiempo. Si no el fluir se convierte en algo poco
natural. Por ello digo que si hemos
adaptado unos patrones que a la mayoría de las personas no les van bien, es el
momento para introducir otros de manera consciente y con la ayuda de la palabra
como habéis observado en vosotros mismos hace unos minutos, poderlo
conseguir. Manifiesta un seguro Luis.
-
Cada vez siento las cosas
como si estuvieran siendo más fáciles, mientras retira sus gafas de su cara
Eulogio. Unas lagrimas comienzan a salir
de sus bolsas lacrimales. Una vez más
comienzo a llorar.
-
Es una cosa normal nos da
mucho miedo los cambios, como os he dicho, perdemos nuestra sutil seguridad. Dejémosla que se pierda porque estamos
ganando algo mucho más importante.
-
Perdona que redunde en lo
mismo, vuelve a interrumpir José, entonces la violencia tiene que ver con la
no-aceptación personal, girando su pensamiento sobre lo que antes han hablado.
-
En efecto, tenemos unos
patrones sociales altamente difíciles de
conseguir. Como ejemplo los cuerpos,
maniquíes, de las mujeres, el hombre adinerado, guapo con éxito social. Como la mayoría de las personas no somos así,
se genera una frustración y una manera de combatir la misma es como os he
dicho.
-
Entonces ¿todo el mundo que
pase por aquí va a cambiar?
-
La respuesta es clara “no”,
porque para cambiar lo primero es querer, aquí vendrán muchas personas como
quien va de flor en flor en su búsqueda interior y a la mejor esta no es su
flor, seguirá con su vuelo, pero nosotros no nos detendremos en su vuelo. Si le hemos podido aportar algo pues bien
llegado que sea, pero sino no tendrá importancia. Seguiremos nuestra labor pero sin tener la
sensación de haber tenido un fracaso, porque esto no será así.
La conversación dura, una vez más hasta altas horas. Luis se hace consciente de ello y decide
terminar la misma.
-
Es importante la
comunicación, pero también es importante el descanso, mañana llegaran todos los
artículos que he pedido. Al no haber
venido Antonio y Miguel quiere decir que han tenido más trabajo del que
esperaban. Ahora vamos a disfrutar, al
salir de aquí, de la hermosa luna llena que hoy tenemos.
-
Si vamos a casa que no saben
nada de nosotros, reafirma José.
Un abrazo entre los tres culmina la noche de hoy.
El nuevo día se abre ventoso, comienzan a aparecer remolinos por
todos los lados de la calle llevándose las hojas de los arboles y algún que
otro papel que acompaña a alguna bolsa de plástico. Las personas que van por la calle se enfundan
con pañuelos o bufandas defendiendo sus cuellos de un posible resfriado. Mientras los cabellos dejan su estática compostura
de minutos antes de la salida de casa para intentar volar, quitando a las
cabezas esa forma estática, dotándolas de vida.
Luis salé temprano de casa pues a primera hora le dijeron que
llegarán los muebles y las plantas. En
efecto a las ocho y media una furgoneta estaciona junto al local, dos hombres
con monos comienzan a sacar la mercancía y le dan un papel para firmar, en
total sacan dos mesas, dos armarios archivadores, treinta sillas plegables y
seis sillas de un mullido color ocre y siete cuadros que son acuarelas de una
extremada suavidad. Nada más salir por
la puerta vuelve a parar otra furgoneta con una docena de macetas y dos ramos
de flores. Ahora hay que buscar donde
encontrar los jarrones para emplazar los vistosos ramos. Lo mejor es ir a preguntar a Felisa por una
tienda de cerámica, buscar una ferretería para buscar tacos y escarpias para
colgar los cuadros, Antonio y Miguel le facilitaran la herramienta necesaria
para hacer la misma.
-
Buenos días Felisa, saluda
Luis. Pero al oír la voz salé una
radiante Marisa.
-
Buenos días Luis necesitaba
verte para darte las gracias por lo del otro día, tu semilla ha empezado a
germinar y esta saliendo el tallo lo
cual me hace encontrarme radiante.
-
Me alegro de que tu proceso
de cambio lo estés originando, vengo para hacer unas preguntas de vecino
nuevo. ¿Sabes donde hay una ferretería y
donde puedo encontrar unos jarrones de cerámica?
-
La primera esta justamente a
la vuelta de la esquina y la segunda en la calle Osorno a unos doscientos
metros hacía el centro.
-
Es verdad mira que he pasado
veces y no me he dado cuenta, para que veas que yo también me enfrasco en mis
pensamientos y desprecio lo que encuentro en el camino, además, es fácil
recordarla porque tiene la fachada alicatada de azulejos azules. Muchas gracias.
-
¿Cuándo piensas abrir?
-
Hoy han traído el mobiliario.
Voy a trabajar primero con Eulogio, Miguel y Antonio, espero estar con ellos
quince días para luego dar una fiesta de inauguración a la que espero que
vengas.
-
Puedo pasar luego a verlo y
echarte una mano cuando venga mi madre del médico.
-
¿Que la ocurre?
-
En realidad es un control
anual que se hace al haber tenido la glucosa y el colesterol alto cuando la
muerte de mi padre.
-
Me encantara verte allí, en
cuanto compre estas cosas estaré allí.
-
De acuerdo si te hace falta
algo de herramienta aquí tenemos algo, le pasa a la trastienda y en lo alto de
la estantería metálica de la derecha hay un cajón de plástico verde donde hay
un batiburrillo de cosas.
-
Pues iba a pedírselo a
Antonio y Miguel, así que me viene muy bien. Selecciona lo que necesita y lo
aparta en una bolsa de plástico que le proporciona Marisa.
-
Ahora, tras las compras, vendré por ello,
muchas gracias.
En la ferretería selecciona los tacos, las escarpias que necesita
y abona lo retirado de la estantería en la caja que esta en la entrada, la
cajera reacciona a la sonrisa que le da Luis, mientras la recorre un hormigueo
que recorre su cuerpo, que achaca a la puerta abierta, aunque, esta, lleva
abierta más de media hora. Pero no es
una sensación desagradable, aunque si extraña.
La siguiente parada es en la tienda de cerámica donde selecciona
dos preciosos jarrones: uno representa un árbol viejo y el otro una casa de
labranza también antigua. Abona lo
solicitado haciendo ver al dependiente las cosas tan bonitas que tiene en la
tienda, con un cierto orgullo le da las gracias por su compra y por su
comentario.
Los pasos, ahora, se encaminan a la tienda de Felisa. Allí esta despachando con una sonrisa en la
boca y al ver a Luis termina de llenarse de felicidad.
-
Por fin veo hoy que haces
honor a tu nombre.
-
Realmente tengo que darte las
gracias por haber hecho un milagro con mi hija, te aseguro que no es la misma.
-
Yo no he hecho nada, ella ha
realizado su trabajo, por ello recoge
sus frutos.
-
Pero tu has sido el mediador.
-
Bueno dejemos alabanzas. En ese mismo sale Marisa de la trastienda
con la bolsa de herramientas.
-
Venga podemos irnos. Dice una Marisa resplandeciente haciendo que
su larga nariz sea un rasgo precioso de su cara.
-
Te das cuenta Felisa como
esta haciendo un buen trabajo, esta hermosa y resplandeciente, dice Luis.
-
Luego por la tarde, después
de cerrar aquí, si estas me gustaría ir a ver como va quedando el local.
-
Sabes que puedes ir cuando
quieras.
Según van saliendo por la puerta, Luis, la vuelve a mirar y la
dice:
-
Te acuerdas cuando te mirabas
en el espejo y te veías gris.
-
Eso no ha sido hace mucho, en
concreto dos días.
-
Es igual es parte del pasado.
-
¿Has encontrado todo?
-
Si la verdad que ha sido
fácil y los jarrones para flores son muy bonitos.
-
Ahora los veo.
Llegan a la tienda.
-
Me ayudas a buscar sitio para
las macetas y colocar las sillas y las mesas.
-
Vale pero primero pondremos
las plantas y el resto girara en sintonía con ellas.
-
Estoy de acuerdo, ves como
tenías que venir a ayudarme.
Lo primero es rellenar de agua los jarrones para meter los dos
preciosos ramos en algo más precioso que el aire, el agua.
Le explica que los dos cuartos del fondo serán para terapias y el
primero más ancho, se ocupara para charlas y comunicaciones, lugar de
encuentro.
Junto a la entrada se pondrá el buzón y la mesa recibidor. Según están colocando no se aperciben de la
llegada de José y Eulogio, que llega en su silla eléctrica. Se vuelven y se presentan.
-
Vemos que ya habéis empezado.
-
Si me he encontrado a Marisa
y ha querido venir a echar una mano.
Además, me ha dejado la herramienta suficiente para colgar los
cuadros. También he estado midiendo la
puerta del servicio para ver si cabe tu silla y te puedo decir que cabe
justa. ¿Que tal con tu silla?
-
Te puedo decir que nos
arrolla a todos, contesta José.
-
Poco a poco voy haciéndome
con ella, estoy encantado, interrumpe Eulogio.
-
¿Podéis elaborar una lista de
material de papelería que nos hace falta? Pregunta Luis a los recién llegados,
mientras nosotros colocamos los cuadros.
Podéis anotar con este bolígrafo, extrayéndolo del bolsillo de su
camisa. Sin olvidar de dos paneles de
corcho para los comunicados.
-
De acuerdo, contestan.
Mientras, Luis y Marisa
buscan la ubicación de los cuadros. El
taladro se hace notar y la descripción de los objetos a comprar también. El tiempo pasa sin notar, cuando aparecen por
la puerta Antonio y Miguel, saludan a Eulogio y José que están a la entrada y
van hacía el interior en busca de Luis, encontrándose con Marisa a la que dan
un beso. Comienzan a disculparse por no
haber llegado ayer, explicando que no ha sido por desinterés sino por
complicarse el trabajo que están realizando.
-
No hay que disculparse por
nada, habéis venido cuando podéis así que no hay porque hacerlo. Se que habéis estado meditando el paso que
vais a dar, mejor es así. Os tengo que
agradecer el tiempo que empleáis en este proyecto que, de alguna manera, os
quitáis de vuestro ocio. Contesta Luis.
-
Realmente ha cambiado nuestra
vida pues damos sentido a lo que hacemos, nos encontramos a gusto en esta
manera en que tu nos propones nuestra vida.
A, mi, no encuentro interés en llegar a casa y sentarme a ver
televisión. Siento como que eso es parte
del pasado, no quiero ver a mi mujer como una circunstancia más quiero sentir
mi vida como la cosa más maravillosa.
Responde Antonio. Miguel piensa
igual que yo y creo que los miedos, como tu bien dices son producto nuestro,
porque vamos a seguir en la dinámica de conseguir dinero a cambio de nuestro
tiempo, donde solo vemos trabajo para tener más dinero en el banco. ¿Para qué?
-
Os dije que trabajaríamos
juntos, pero siempre os deje un margen de duda para la reflexión, que no os
sintieras forzados a no hacer nada que no quisierais. Responde Luis. He estado trabajando con Marisa, José y Eulogio. Cuando queráis lo haré con vosotros.
-
Hemos dejado los trabajos que
no tienen una gran prisa y tomar quince días para el trabajo personal nuestro
contigo, en realidad vosotros.
Se juntan en la sala, toman las sillas plegables y forman un
circulo. Para comenzar la terapia.
-
Lo que se trata es que veáis
lo que voy a hacer con Antonio y Miguel y luego comentaremos porque actúo
así. Comprobaréis el poder de la palabra
y el sentimiento que le damos.
Una vez más no hay tiempo
para comer. La terapia se desarrolla con
fluidez y solo es al final, cuando se corrobora el sentimiento de bienestar
obtenido tras la victoria de algo que se piensa insalvable, pero que luego se
descubre como una creación humana y por ello se puede modificar, solo esta en
nuestras cabezas. Este es el pensamiento
que va dejando Luis a sus compañeros la clave de su movimiento.
-
Evidentemente esto no-solo es
teoría, hay que llevarlo a la practica y si lo que sentimos nos vale pues
bienvenido sea. Vuelve a reseñar Luis
-
Claro debemos de practicar
todas estas ideas para que tengamos la plena seguridad de no equivocarnos con
nadie. Comenta Antonio.
-
No nos vamos a equivocar con
nadie pues esto esta dirigido a los demás, ellos sentirán lo que tienen que
hacer, por ello, estos optaran porque les sirva o no, lo que nosotros les
vayamos guiando. No vamos a manipular,
crearemos el escenario por donde se muevan, les pondremos la música y los
decorados, pero nada más. ¿Entendéis?
-
Claro que lo entendemos, pero
en principio, es lógico que tengamos una inseguridad. Responde como un resorte Miguel.
-
En este mes previo se trata
de conseguir esa seguridad en nosotros mismos.
Empezábamos cuatro y ya somos seis.
Bueno quizá os deba de preguntar tanto a ti José como a ti Marisa
¿Queréis participar del proyecto?
-
La respuesta creo que es
fácil, puesto que estamos aquí y como tu bien dices: ”no hay
casualidades”. Contesta Marisa.
-
Yo, también creo, que ha
llegado el momento de dar el cambio a nuestra vida. Personalmente no estoy contento con la vida
que he llevado. Sé esta presentando la
posibilidad de entenderla de una manera diferente. Acepto plenamente la
ocasión. Comenta José mirando a cada uno de los compañeros.
-
Os doy las gracias por creer
en vosotros mismos. Creo que es un árbol
precioso el que estamos plantando y con el cariño y la dedicación de todos se
convertirá en un precioso ejemplar que nos dará sus frutos, su sombra y su
fortaleza. A la vez servirá para el
resto de las personas que nos circundan.
Él circulo siempre ha tenido una referencia mágica en la antigüedad, por
algo seria. Ahora mismo estamos
dispuestos en un círculo, si os dais cuenta.
Es importante que sepamos que contra más cosas demos más
recibiremos. Esto se refiere no solo a
cosas materiales. Luis calla para dejar
paso a la reflexión.
-
¿No me queda claro a que te
refieres? Preguntas Marisa.
-
Os contare una anécdota que
me contó mi amiga Lourdes: “Imaginemos que tenemos una canasta llena de flores y a cada persona
que pasa junto a nosotros le entregamos una flor, esto lo hacemos en plan
mental, la flor que entregamos se llama “luz y amor”, nosotros la entregamos y
no nos importa lo que la persona haga con esa flor, sabemos que debemos de
entregarla, contra más flores entreguemos más flores tendremos en la
cesta. No es necesario que nos
detengamos haber lo que hace cada persona con cada flor, porque si así fuera
pudiese hacernos sentir frustrados y como si esperáramos algo a cambio, esto
ira en contra a nuestro sentir altruista, porque quisiéramos recibir una
recompensa. No nos daríamos cuenta que
la recompensa la estamos recibiendo en todo momento.
-
Realmente siempre hemos
aprendido ha hacer cualquier cosa para recibir algo como contrapartida, por
ejemplo en el trabajo, cambiamos el mismo por dinero. Responde Antonio.
-
Sí, es la enseñanza que hemos
recibido, pero podemos cambiar esa recepción por esta otra. Como os he dicho el pensamiento es lo único
que podemos cambiar en esta vida y este no va a ser la excepción que confirme
la regla. Tenemos una gran querencia por
todo aquello que poseemos, si damos algo pensamos que estamos perdiendo. Este es un pensamiento que nos hace ser
inmovilistas, nos ancla a la tierra.
Sinembargo lo que nos da vida son las emociones, la parte material nos
lo dará, pero solo si ahí aplicamos emociones, sino quedara sin valor. Un montón de dinero o un yate o un palacio o
una montaña de oro por si solos no son nada, el valor emocional que apliquemos
es el que da un sentido a esos objetos, a esa materia. Olvidamos cosas tan importantes como el amor,
nos parecen cosas tontas porque no se pueden tocar y poseer. En realidad claro que si se puede poseer pero
esto olvidamos que es una cualidad que tenemos dormida y que sacamos muy de
tarde en tarde. Con lo cual así nos va.
-
¿Por qué crees que actuamos
así? Pregunta Marisa.
-
Esa es la pregunta del millón
de pesetas, pero creo que es por una perdida de valores. Nos agarramos a lo material, sin darnos
cuenta que terminaremos nuestros días bajo tierra o incinerados, todo aquello
que nos hemos aferrado se volatiliza como el humo. Solo entonces entendemos la importancia de
nuestro espíritu, pero seguimos queriendo que nuestra memoria sea frágil. Por eso al dinero hay que darle la
importancia que tiene pero no sobredimensionarlo, por poder a llegar a hacernos
esclavo de él y entonces surge la espiral donde solo nos queda seguir para
delante con lo cual cada vez estaremos más ahogados, pero es el camino que
hemos elegido. Nuestro respeto hacía el
pero nunca nuestra colaboración, por eso cuando os digo que hay gente que no se
quiere curares, es así, les dejaremos en su opción, solo en el momento que
pidan ayuda ahí estaremos pero solo entonces.
Los ojos de Luis van recorriendo los de los integrantes del
circulo enfatizando con sus manos, siempre con las palmas hacía arriba, pero
con una cadencia de ritmo suave sin brusquedades. El tiempo va pasando y hay muchos conceptos
que integrar dentro de cada uno y así se lo hace saber. Les pide cerrar los ojos y reflexionar con el
silencio como espectador. Todos bajan
sus cabezas en señal de reflexión y solicita tomar la mano del compañero que
cada uno tiene a su lado, en este círculo formado, les dice:
-
Vamos a sentir que en el
medio de este circulo, formado por nosotros, aparece una fuente que comienza a
emanar “luz y amor” a la vez que nos mojamos de esa agua representado por estos
dos elementos, vamos a sentir la claridad que nos da la luz y el enorme
sentimiento de amor que llena cada una de nuestras células. Dejemos que este sentimiento nos llene,
mientras seguimos unidos con nuestras manos con la de nuestro compañero a
derecha e izquierda.
Nadie rompe la propuesta y es Luis el que pasado bastante tiempo
les da las gracias por hacer presente este momento.
-
Este maravilloso momento
donde nos estamos reuniendo para mejorar cada uno de nosotros.
Los ojos se van abriendo lentamente como si de un sueño colectivo
se tratase, las caras reflejan relajación y una enorme sensación de bienestar
por la muestra de las muecas de su cara.
Luis cree que hay que finalizar la tarea para desarrollar cada uno
consigo mismo, se lo hace saber y dan por finalizada la jornada, se emplazan
para el día siguiente a las diez de la mañana para terminar las compras
necesarias y seguir con el trabajo de cada uno.
Luis quiere dar una vuelta por la calle y camina hacía la calle
Osorno, una vez ha ayudado a plegar la silla de Eulogio para meter en el
coche. Marisa va con Miguel y Antonio a
su casa. Se despiden con un fuerte
apretón de manos, un beso y un abrazo en el caso de Marisa. La noche está ventosa parece que quiere
acabar con las hojas que quedan solitarias en los árboles. Los remolinos producidos asemejan a una
enorme escoba que va cumpliendo su función, con una carrera de hojas y papeles
reflejadas por la luz de las farolas y los escasos escaparates encendidos, que
no consigue quitar el ambiente desangelador.
Apenas pasea gente pero si pasan coches. Los cuellos de los abrigos se vuelven hacía
arriba para conservar el calor corporal.
Luis sube la cremallera de su cazadora hasta arriba. Los bares siguen siendo lugar de concentración. Una chica pasa con lágrimas en los ojos a
gran velocidad para disimular su llanto pero no puede evitar que se le escape
un lamento.
-
Te puedo ayudar, dice Luis
intentando frenar su galopada.
-
En realidad no lo puedo
arreglar nadie, contesta sin interrumpir su galopada.
-
Seguro que podrás
conseguirlo. Pero este mensaje tampoco
interrumpe su carrera. Sigue su marcha
como el viento.
Luis cesa su paseo para fijarse en una acacia y ver mantener la
lucha de las últimas hojas por no desprenderse de su rama, le recuerda la
obcecación humana por seguir poseyendo las cosas, la importancia que damos a
ellas sin comprender que mañana volaran.
Como le ocurre a esas hojas que siguen aferradas mientras sus compañeras
se han ido y quizá pasean en ese viaje por la calle que les llevara a cualquier
sitio. El viento parece que le empuja a seguir y se deja mimar por ese abrazo
que le anima a continuar. Se cruza con
unos jóvenes que van hablando subidos de tono por el alcohol ingerido, de temas
de fútbol con mofa a quien no es de su equipo, necesitan que las demás personas
sepan que pertenecen o son admiradores de un club grande y les hace sentirse
fuertes e importantes, a lo mejor tienen alguna carencia en su vida
privada. Todo esto sigue pasando por la
cabeza de Luis, quiere contrastarlo con la opinión de sus compañeros,
mañana. Bueno ya es hora de vuelta al
hogar.
La mañana se abre limpia y con un sol que quiere llenar la
limpieza del viento de la noche. A la
hora fijada se encuentran en la puerta.
-
Buenos días, ya sé otra cosa
que tenemos que hacer, más juegos de llaves de la puerta, para que todos podáis
pasar cuando queráis. Abre la conversación Luis mientras van pasando al
interior del local.
-
Tengo que comentaros que ayer
cuando llegue a casa mi mujer me esperaba y muy preocupada me planteo: que
estoy haciendo con su vida. Comenta Antonio con los ojos con rastro de haber
dormido poco o nada.
-
Exactamente a que se refería
tu mujer.
-
Pues a que he dejado de
trabajar quince días y que me estoy metiendo en un proyecto que ella no
entiende.
-
Como veis aquí hay el miedo
de perder algo frente a lo desconocido.
Yo creo que lo mejor es que venga a vernos que plantee todas sus dudas,
nos hace falta su ayuda porque nada esta terminado todo esta por realizar, nos
hacen falta muchas dudas para que pasemos a tener seguridades.
-
En realidad noto que con mi
mujer ocurre igual, teme perder lo que hemos obtenido.
-
¿Pero que habéis
conseguido? Antonio, Miguel pregunta
Luis.
-
En realidad cosas materiales
que una vez obtenidas dejan de tener el encanto de la idealización, que habías
puesto en ellas. Como el niño que ansía
el juguete, para una vez obtenido empezar a perder el valor que le
representaba.
-
Realmente el que siente que
menos pierde en este proyecto soy yo, interrumpe Eulogio.
-
No te olvides de mí, responde
como un resorte Marisa.
-
Creo que la cuestión no es
perder siempre ganar pero en un plano que estamos poco acostumbrados, por eso
es que más esfuerzo vamos a emplear, con
la ventaja de recoger resultados en muy poco tiempo.
-
Ayer comenzó mi entrega de
“luz y amor” según iba en el coche, no es que haya notado nada especial pero
estoy de acuerdo contigo en hacerlo, siento como un deber al hacerlo y por
supuesto, un gran bienestar, aunque parezca contradictorio. Dice José cambiando de tema.
Marisa se aproxima a Antonio y le da un abrazo fuerte y sostenido
que recibe con una espiración como señal inequívoca de bienestar por el gesto
empleado. Luis se lo hace notar a todos
como cosa importante, a quien lo necesita, esa voluntad creadora empleada por
Marisa hacía Antonio y el echo de la espiración.
-
Que os parece si citáis a
vuestras mujeres aquí para la tarde.
-
Es una buena idea. Hemos dedicado poco tiempo a ellas en la vida
que hemos estado llevando. Hay que
empezar a compartir. Dice Miguel
alborozado.
-
Estoy también de acuerdo,
porque lo que la he contado le suena un poco a cuento chino, ella no entiende, este cambio en mi vida.
-
Nosotros no tenemos nada que
esconder por ello la claridad y la transparencia debe de ser una constante en nuestro
grupo. Comenta Luis.
-
La verdad es que siempre nos
hemos estado ocultando, por lo menos en mi caso, no dejamos ver que nos
pasa. Comenta Marisa.
-
Así es, nos protegemos con un
caparazón muy rígido, pero no nos damos cuenta que ese mismo caparazón nos
ahoga. Ese caparazón es una creación
nuestra por ello, somos nosotros quienes lo descompongamos, de esta manera
entrara luz en nuestras vidas y, por tanto, claridad en nuestras cabezas.
La tarde llega como el tiempo que no se siente. El aire de la noche ha dejado paso a una
tranquilidad de día, aun se ven los pasos del viento con ramas rotas de árboles
antiguos que no soportaron los embistes.
De nuevo entran en el local
los seis componentes más Alicia y Verónica que son las esposas de
Antonio y Miguel respectivamente.
Comienzan las presentaciones, pero pronto Luis observa lo expectantes
que están todos de todos, se da cuenta que tiene que dirigir el encuentro. Pide que se sienten en las sillas de la
habitación grande, disponiéndolas en circulo.
-
Lo primero es dirigirme a
vosotras, Alicia y Verónica, primero para dar las gracias por haber
venido. Para saber algo hay que
informarse de ello y lo mejor es hacerlo de primera mano como habéis hecho.
-
Yo he venido porque no
entiendo el cambio que ha dado Antonio en este último mes, me ha hablado de
este proyecto, pero yo sinceramente no lo entiendo, cuando me ha dicho de venir
por supuesto que he aceptado. Interrumpe Alicia.
-
En mi caso ha sido igual que
con Alicia, nosotras lo hemos comentado entre nosotras y no vemos como unos
albañiles puede ayudar a alguien que no sea el reformar sus casas o
locales. Añade Verónica.
-
Partimos de la base que todos
tenemos muchas más habilidades y que ni se nos han pasado por la cabeza. Así que da igual que seamos albañiles,
poceros, arquitectos o insignes doctores.
Partimos de la base que todos debemos ser felices, que la felicidad no
es una quimera por ello debemos de alcanzarla aun en las situaciones más
dispares. Porque todo esta en nuestra
cabeza.
-
Si ¿pero puede una persona
quitar el dolor emocional por haber tenido una perdida?
-
La respuesta es no pero lo
que sí puede es alegrarse con una ganancia.
Como ves Verónica siempre tenemos que coger el lado positivo de todas
las cosas porqué ese positivismo nos hace encontrar esa felicidad.
-
Suena bonito pero lo difícil
es llevarlo a la practica.
-
Ese es el objeto de nuestro
trabajo aquí. Quién quiera cambiar lo
conseguirá, nosotros seremos unos simples medios para que los demás puedan
lograrlo.
-
Pero para eso hace falta gente
especializada: psicólogos, psiquiatras o médicos. Afirma Alicia.
-
Llevas razón Alicia pero ahora dime cuanto tiempo
llevan intentadolo esos profesionales y solo han conseguido engordar sus
patrimonios. Nosotros partimos de que no
se cobrara por atender a nadie, voluntariamente darán algo de dinero que
dejaran de forma anónima en el buzón que hay en la entrada para pagar el
mantenimiento del centro y el sueldo de Eulogio que se encargara del centro.
-
¿Nuestros maridos de que
vivirían? Pregunta Verónica.
-
Cada uno atenderá su trabajo
y en su tiempo libre podrá colaborar en ayudar a los demás. Siempre hay algo mejor que ver la televisión
o ser espectador. Podemos ayudar a los demás porque, egoístamente hablando,
repercutirá positivamente en nosotros.
Si, además, las personas que nos rodean están bien es difícil
encontrarse mal.
-
Pero esto es como una
revolución que contrasta con todo lo que nos rodea. Comenta Alicia.
-
Así es, los sueños están para
hacerlos realidad. Antes de haber
pensado en este proyecto he estado experimentando con personas que acudían a
mí, con esa premisa comencé a idear este proyecto. Tampoco quise personalizarle por ello supe
que él mismo tenía que ser compartido.
Todo me ha acercado a vosotros y creo que sois parte activa del mismo,
puedo haber sido el autor y el que ha escrito las primeras líneas, pero os
necesito a todos y todas las personas que vengan, porque aunque estén en un
error nos ayudaran a mejorar.
-
¿Cómo podemos darnos cuenta
que esas condiciones que dices que tenemos las descubramos? Pregunta Alicia.
-
Estos primeros días la
terapia irá dirigida a nosotros, solo cuando experimentamos las cosas en
nosotros mismos, entonces somos capaces de llevarlas a cabo.
El resto del círculo permanece callado porque esas preguntas son
un poco de todos, las mil y una dudas que surgen cuando se va emprender algo
nuevo. Por fin interrumpe Antonio
-
Yo al llevar estas cosas que
cuenta Luis a la practica me he dado cuenta que es posible y que merece la pena
emprender este proyecto, personalmente me veo mejor, por ello creo en esta
idea. Tengo que decir que también he
tenido muchas dudas
-
También yo las he tenido como
Antonio, comenta Miguel, pero creo en lo que dice Luis, es coherente y
demostrable.
-
Tengo que agradeceros que
estéis conmigo, que creáis en esta
idea. Me he dado cuenta que todo se
allana, para que pueda ser posible. Yo
vengo de vivir de una provincia pequeña, algo me dijo que debía venir a esta
ciudad, tome el primer autobús, tras llegar a una pensión, que me trajo a este
barrio. A la primera persona que
pregunte por un local para alquilar fue a la madre de Marisa, por ella conocí a
Antonio y Miguel, a Marisa y el piso que estoy viviendo. Pienso que no hay casualidades y que todo
esto me empuja a desarrollar el proyecto “Central”. Como siempre os he dicho no me creáis probar
por vosotros mismos y si es así pues seguimos sumando. Pero sobre todo me hace falta la ayuda de
todos porque de todos tengo que aprender.
-
Luis yo quisiera, interrumpe
Alicia, que me comentaras a quién va dirigido este proyecto.
-
La respuesta es a todas
aquellas personas que necesitan ser felices porque no lo son o ven dificultades
para poder lograrlo, a quien se encuentre en soledad interior. A pesar que vivimos en una gran ciudad, donde
viven tantas personas, el mayor problema que hay es precisamente la soledad,
una soledad, eso sí, compartida. Este
centro quiere ser como una pequeña bombillita en la oscuridad, no es
determinante pero sí nosotros queremos, será como la luz brillante del sol del
verano. Aunque creamos que es pequeña,
esa escasa luz, es lo más importante.
Nuestra herramienta de trabajo es la palabra, todo el cariño que podemos
dar con ella, de tal manera que sea la persona la que vea como puede cambiar su
vida. En el caso que la quiera cambiar no será
nuestro problema, nosotros lo hemos intentado, esto no quiere decir que
seamos los grandes iluminados para cambiar cualquier cosa, nosotros andamos y
en ese caminar ejercitamos nuestros músculos de tal manera que no se nos
atrofiaran. De esta manera ayudaremos a
quién acuda aquí.
-
A mí me gustaría probar esta
técnica, dice Verónica.
-
No perdamos más tiempo. Dice Luis.
Se colocan de pie uno frente al otro y comienza Luis a copiar la
postura corporal que Verónica tiene.
-
¿Que quieres cambiar
Verónica?
-
Un poco turbada, cuenta que
la vida que lleva no le satisface plenamente.
-
Si quieres cierra los ojos
para que no podamos influir sobre ti. No
te preocupes por quien te rodea lo único importante ahora eres tu.
Luis sigue copiando su postura corporal, a pesar de que Verónica
tiene los ojos cerrados.
-
Lo primero que tengo que
decirte es tu gran valentía por aceptar tu problema, aun a pesar de que hay
gente que te conoce mucho, como es el caso de tu marido Miguel. Esto sin darte
cuenta es una herramienta que puedes utilizar siempre que quieras.
La terapia sigue hasta que Verónica dice:
-
Ya esta, que fácil.
-
Efectivamente lo has
conseguido. Has entendido lo que te
estaba limitando tu avance. Ahora de ti
y solo de ti depende que logres seguir teniendo ese objetivo.
Luis empieza a explicar los pasos que ha empleado con Verónica.
-
Primero y muy importante
copiar la postura de quien tenemos enfrente.
Esto se debe a que cuando una persona viene a nosotros debemos hablar su
mismo lenguaje, tenemos que estar en sintonía con él. La postura es importante por ser el primer
contacto que tenemos con la otra persona.
Podemos observar esto que es cuento cuando hablamos con un desconocido y
resulta que hablando con él, es del mismo equipo de fútbol que nosotros o del
mismo pueblo o de la misma profesión, al descubrir afinidades ya esa persona la
vemos de forma diferente, más cercana.
Por ello al copiar su esquema corporal,
a la vez entenderemos un poco más
su manera de pensar o actuar, no nos resultara tan raro como cuando
vemos a un extraño, es una manera de entrar en su pellejo para entenderle mejor
del porque piensa así. Este es un gran
problema porque siempre juzgamos viendo las cosas desde fuera. Nadie tiene la verdad absoluta, todos desde
dentro, tenemos nuestra verdad. Es
importante ver a una persona desde ella misma, desde la piel de la persona de
la que se habla y por último observar a las otras dos desde fuera. Esto se hace con tres sillas. Y es importante ver como la persona cambia su
manera de pensar con respecto a la persona aludida. Como veis utilizamos la palabra y el
sentimiento que ponemos en ella.
Luis sigue hablando reposadamente pero enfatizando cada afirmación
de tal manera que no resulta pesado, realmente es un enamorado de lo que hace y
eso se deja sentir, porque ninguno
cambia su postura bruscamente siguen casi sin pestañear la alocución suya. Es como alguien que tiene hambre y esta
viendo como se elabora el alimento que va a comer.
-
A veces no damos la
importancia que tiene la palabra, ya en la Biblia se habla que “el verbo (la
palabra) se hizo carne y habito entre nosotros”. Es importante que nos demos cuenta de esto.
-
Si es tan importante la
palabra ¿Cómo es que no la demos tanto
valor? Pregunta Alicia.
-
Creo que despreciamos muchas
cosas por otras que socialmente, son más importantes. Pero, como os he dicho en alguna ocasión,
esos son creencias y estas mismas tienen un valor muy importante en nuestra
vida. Igual que las hemos adaptado a
nuestra vida, lo podemos cambiar. Una
vez más vemos el objetivo del proyecto “Central”.
-
Me encuentro fascinada por
todo lo que cuentas porque lo comparto y lo siento así. Subraya Verónica.
-
Estáis invitadas a
participar. Pero si os pido que
reflexionéis, que no creáis todo lo que os digo, como comente a vuestros
maridos si lo veis en vosotras mismas pues adelante. Como puede sentirlo Verónica.
-
Me gustaría probarlo yo
también dice Alicia.
Así, de nuevo, comienza la operación pero esta vez con la nueva
invitada.
Hasta llegar a la frase lo he conseguido, lo he logrado. Que, siempre la apunta Luis como logro
personal, no de la persona que hace la terapia por ser esta un mediador o
facilitador para que no se nos suba el ego y nos nuble la vista. Cuando esto ocurre, nos sentimos más
importantes, que las personas que nos
rodean, esto peligrosamente nos hace sentirnos en otro nivel diferente y
ocurre, de nuevo, el peligro con el que queríamos erradicar.
-
¿Cómo se puede evitar
esto? Pregunta Eulogio
-
Muy fácil nosotros cuando
cogemos un autobús, el conductor realiza el trayecto pero nunca es el camino,
esté lo va haciendo cada pasajero aunque este sentado o de pie, aferrado a la
barra del techo o sentado. El conductor
también hace el suyo propio pero no es protagonista-actor de la vida de todos
los pasajeros, cumple con su trabajo y
eso es lo importante, así debe ser en nuestro caso.
En esos momentos llaman a la puerta con un objeto metálico. Antonio se dirige a la misma y abre a Felisa,
que cuando ve a tanta gente allí muestra su sorpresa.
-
No sabía que había tanta
gente, venía a invitar a comer. Pero es
igual nos apañaremos, teniendo patatas y huevos, siempre podemos hacer algo.
Enseguida se declina la invitación para ir todos al restaurante
cercano. Aunque Felisa se resiste se da
cuenta que son demasiados para su pequeña casa, así acepta unirse al grupo con
la condición de que ella invitara. A
Felisa le recorre la curiosidad sobre Luis y el cambio que ha ejercido sobre su
hija, no quiere perder el tren de conocer más a fondo a la persona que tiene
alquilado sus dos locales comerciales.
Marisa se alegra de verla, debe mucho agradecimiento a su madre.
Llegan al restaurante y saludan al camarero, adentrándose al
interior para unir tres mesas que aun tienen los restos de los anteriores
comensales, que van dejando sobre otra mesa que también ha quedado vacía de
comensales pero no de los útiles de comida, apilan los platos y vasos en espera
que el camarero los lleve a su destino final.
-
Yo lo que tengo miedo es a
enfrentarme a la primera persona que venga solicitándome ayuda. Reflexiona en voz alta Antonio
-
Partimos de una base
equivocada y tú lo acabas de decir claramente y es que te vas a enfrentar a
alguien, esto no es así tu vas ayudar a alguien.
-
Claro pero convencer a
alguien del que no tiene que llevar la vida como la ve él actualmente sigue
siendo muy difícil.
-
Segunda cosa que debemos
evitar la palabra “no” por ser una
palabra que poderosamente nos llama la atención. Os pondré un ejemplo no penséis en un gato
rosa. Lo primero que viene a vuestra
mente es lógicamente el gato del color mencionado. Si os digo no penséis en... (surge una pausa
en su dialogo). Estáis esperando que siga hablando para enseguida pensar en lo
que voy a decir, para que aparezca en vuestra mente. Los objetivos y los pensamientos tienen que
ser siempre en positivo, nunca negativos o destructivos por generar, estos, de
nuevo el problema. Estos son normas que
tenemos que respetar pues nos ayudaran a cambiar tanto a nosotros como a los
demás. La idea del amor de la bondad, lo
positivo suena como palabras cursis pero son lo suficiente poderosas como para
cambiar, tanto a nosotros como los que nos rodean. Tampoco debéis olvidar lo que os dije sobre
el cesto de flores que vais regalando mentalmente a todas aquellas personas que
pasan junto a vosotros.
Felisa no sabe muy bien de que están hablando pero no interrumpe
porque lo que oye le suena coherente.
Sabe que por la noche hablara con su hija que le matizara lo
hablado. No se han dado cuenta que el
camarero a puesto la mesa y ha retirado los platos y vasos acumulados en la
otra mesa, esta también pendiente de la conversación y no se atreve a tomar
nota de la comida que quieren ser servida.
Luis se da cuenta de ello y le pide disculpas.
-
Perdone que halla estado
pendiente de su conversación pero es que me llegaba lo que usted dice. Perdón por interrumpirles pero me explica un
poco eso del cesto de flores.
-
Nosotros tenemos un cesto con
dos pensamientos uno es luz y el otro es el amor, cada vez que pasemos delante
de alguien cuando vamos camino a algún sitio o estamos en cualquier parte vamos
entregando estos dos pensamientos, aunque nadie nos lo pida, sin darnos cuenta,
este regalo ofrecido nos vuelve a nosotros.
Como es una cosa fácil os pido que lo probéis, ya me diréis el resultado. Cuando todo el mundo habla que precisamente
el mundo esta muy mal, que esta enfermo es el momento de poner salud en el
mismo, esta salud se consigue con dos cosas tan poderosas como es con la luz
que da claridad a todo y el amor que es el mayor de los sentimientos.
-
Gracias por habérmelo
aclarado, estoy de acuerdo. Si quieren
les tomo nota de lo que pueden comer.
Les hace una descripción de los platos ya preparados y comienzan a
elegir.
Desaparece en el interior de la cocina para en poco tiempo empezar
a traer platos.
-
La necesidad de cambio es tan
grande, por ser necesario, que sin daros cuenta empezareis o ver gente
interesada como ha sido el caso del camarero.
Somos como bolas de nieve que poco a poco van siendo mayores para llegar
abajo donde hay un gran desierto y aportaremos el agua necesaria para esa
tierra ávida de humedad.
-
Pero te has dado cuenta que
hace unos días teníamos dudas sobre si embarcarnos en este proyecto y ahora
incluso se ha unido Marisa. Comenta
Eulogio.
-
En mi caso me siento atraída
a colaborar. Dice Verónica.
-
Yo también quiero hacerlo,
comenta al unísono Alicia.
-
Pero hay una cosa clara tú
tienes la formula mágica. Afirma Miguel.
-
No es una formula mágica es
el primer impulso de mi experiencia, pero ya os dije que necesitaba a todos los que formaremos este
proyecto. Cada uno aportara algo valioso
del que aprenderemos, ni somos iluminados ni elegidos, nos estamos
entrenando para poder correr eso es todo. Aúna Luis los comentarios de todos.
Felisa que esta callada interviene:
-
También me gustaría colaborar
con vosotros en la medida que yo pueda ayudar.
-
Por supuesto que seriamos
dichosos de que tú también vinieras a colaborar.
-
Os puedo decir que, en mi
experiencia, he visto el cambio en la
cara de mi hija que expresa ganas de vivir y para mí es el mejor síntoma que lo
que habla Luis es un buen camino, por ello yo tampoco quiero perder esa senda.
-
Al principio nos
encontraremos que todas las personas que vienen traen problemas de mayor o
menor calibre pero luego se cambiaran por problemas de comunicación, estos
locales se quedaran pequeños y tendremos que coger uno tan grande como una sala
de cine, pero no corramos porque lo que hagamos lo debemos hacer bien. No tengáis miedo a equivocar ya sabéis la
frase que dice: “equivocarse es de sabios”.
-
Quizá la duda que tengamos es
preocuparnos si lo estamos haciendo bien.
Dice Antonio
-
Para eso somos un equipo para
ayudarnos entre todos. Y no olvidéis que
no debéis dejar que la gente se enganche a vosotros, sois personas que ayudan
pero no somos vehículos de la vida de nadie, porque si así fuera seria una
pesada carga, pues llevarais vuestros problemas más los demás.
-
¿Podría yo hacerme la
terapia? Pregunta, casi reclamando
Felisa.
-
En cuanto lleguemos,
cualquiera de vosotros lo va realizar.
No os preocupéis pero es necesario practicar, para llenaros de
seguridad.
Las miradas empiezan a rodear, cada uno, al resto de los
participantes. Como siempre pide Luis
que se respete la comida y en esos momentos no hay comunicación, sino miradas
cómplices. Al terminar les explica
porque hace esto. Todos están deseosos
de comenzar la sesión, donde serán los grandes protagonistas, aunque sobrevuela
un temor de quien conducirá la terapia a Felisa, precisamente esta llama al
camarero para pedirle la cuenta. Este se
interesa por saber cuando abrirán, pues lo que ha oído sobre el mismo le
interesa.
-
En dos semanas tendremos
abierto al publico, ahora estamos preparando los últimos detalles. Se elige como voz cantante Luis.
-
Seguro que mucha gente va a
necesitar de vuestra tarea.
-
Para ellos es nuestro
trabajo. Responde Luis mientras se
levanta de la silla para ir a trabajar. Ser conscientes que nosotros no
podremos cambiar lo que nos rodea pero si como lo recibimos es otra de las
ideas básicas.
-
Pero hay cosas que nos pueden
dice Felisa.
-
Cuando nos sentimos
desbordados poco podemos hacer por
nosotros mismos. Si nos sentimos
fuertes, tiene que ser las veinticuatro horas del día, si solo lo hacemos dos o
tres comprenderéis que nos quedaremos cojos por ello no andaremos bien.
Por fin llegan al local y se disponen en círculo.
-
Me gustaría que hubiera un
voluntario, salvo que sea Marisa, no por nada, sino porque creo que fluirá
mejor la conversación con alguien sin lazos sanguíneos. Es recomendable que cuando hay más de una
persona se le solicite que cierre los ojos, aunque yo lo suelo pedir todas las
veces, así la persona no se dispersa y se concentra en sí misma.
Los ojos de Luis recorren el circulo pero hay desviada de mirada o
bajada de cabeza como en el colegio.
Eulogio avanza su silla hacía Felisa que se encuentra en el medio. Eulogio ha visto tres terapias y se siente
capaz de eliminar errores. Mientras
Felisa esta con los ojos cerrados les entrega unos folios por si quieren hacer
anotaciones y luego comentarlas.
Efectivamente según se va desarrollando la terapia los papeles se van
llenando, Luis va contestando en voz baja a las dudas que tiene Eulogio. Como siempre la terapia se termina con un lo
conseguí, que se repite en tres ocasiones.
Las puntualizaciones son tan precisas que obligan a Luis en
emplearse a fondo con las contestaciones pero algunas son aclaradas para varias
cuestiones. Felisa muestra una cara de
satisfacción enorme y dice:
-
Mañana pongo en práctica todo
esto.
-
Porque esperar tanto tiempo,
son las siete de la tarde y aunque el sol halla caído, no debemos de despreciar
todos los momentos en que estamos vivos.
Los pasatiempos están muy bien cuando se hacen de cuando en cuando pero
si se hacen normalmente llegan a resultar aburridos y monótonos.
-
Perdona Luis pero no te
entiendo. Responde Felisa.
-
Creo que lo más importante
que disponemos es el presente por ello no debemos de aparcar la situación para
mañana o el lunes como se hace con las dietas de adelgazamiento.
-
Ya pero lo digo porque mañana
veré a gente diferente a vosotros.
-
Fíjate que hoy has
ignorado abrir tu tienda esta tarde.
-
Te puedo decir que lo he
hecho en tres ocasiones y por causa justificada y un gran sentimiento de culpa,
por mi parte, que me dejó un sinsabor.
Pero tengo que decir que me habéis convencido en la importancia de mi
misma. Gracias a todos por hacerme
consciente de esta facultad que tenía atrofiada. Esta es otra cosa que vamos
relegando por otras cosas que en teoría son muy importantes y así, nosotros,
quedamos en un segundo lugar. Esto nos genera un gran problema por hacernos
sentir pequeñitos. Si vamos acumulando
detalles de pequeñeces asimilamos ese papel como normalidad. Entonces, al llegar cualquier cosa, puede
parecernos insalvable, de hecho lo sentimos como una gran montaña y por ello es
fácil caer en la depresión. Como vemos
todo es cuestión de creencias. Yo,
personalmente, creo que se pueden cambiar, ese es el trabajo a expandir a todas
las personas que vienen a nosotros. Otra
cosa importante es que nada ocurre por azar, tenemos que ver con todas aquellas
cosas que nos pasan, por tanto, la actitud que tengamos ante todo, es lo que
tendremos ante nosotros como consecuencia de ello. Una vez más la positividad como acción
importante nuestra. No me canso de
repetir, experimentar y decidir si merece la pena. Solo entonces os llevareis cualquier cosa por
delante, os ayudara a no desfallecer ante nada, es una herramienta tan útil que
vale para cualquier situación. Si
nosotros hemos conseguido un objetivo, como ha sido en vuestro caso, somos
capaces de ayudar a otras personas a que lo consigan como lo ha realizado
Eulogio con Felisa. Tenemos estas dos
semanas para comprendernos para ver como esas trabas que parecen importantes en
realidad no lo son.
-
Pero tu Luis ¿tienes todo
superado? Pregunta Antonio.
-
Una cosa que he dicho es que
todos nos necesitamos a todos, yo he emprendido el camino, he realizado un
pequeño tramo y, con mi experiencia en él, os puedo ayudar. El camino es largo y dura toda nuestra vida
por ello te digo que lo único que tengo superado es el tramo recorrido, me hace
falta toda la ayuda para seguir haciendo el mismo y vosotros, ahora, sois parte
muy importante del mismo.
-
Yo veo que tienes una gran
tranquilidad, serenidad, es lo que valoro mucho de ti para afrontar las cosas.
-
Esto es una cosa que vamos
consiguiendo, según nos vamos afirmando en nosotros mismos. La referencia como sentís es “nosotros” cada
uno, dentro de ese cada uno es parte de una totalidad, el átomo pequeño que
compone la materia grande, que representa el mundo.
-
A lo mejor tenemos poco
tiempo. Afirma, sin mucha decisión
Marisa, esperando una respuesta que
define más lo que ya sabe.
-
El tiempo es una creación
humana, por ello le podemos dar la importancia que queramos. Pero sin pasarnos porque ya vemos que todo en
la ciencia es relativo y lo que hoy es una verdad indiscutible con el paso del
mismo se vuelve una banalidad. Estamos
acostumbrados a utilizarle, pero que tampoco nos sujete a su corsé de normas,
porque sino tendremos una nueva dependencia y van...
-
Pero el tiempo existe no lo
puedes negar. Afirma Antonio
-
Yo no niego nada, pero te
pregunto donde está.
-
Hay relojes que lo miden.
-
Es cierto pero quien ha
elaborado esos relojes sino el propio hombre.
-
Pero notamos sus efectos como
el envejecimiento, ahora es Felisa quien apunta.
-
Cierto el ciclo de la vida
existe pero todo es relativo por ello si el tiempo va a señalar fases de
nuestra vida estoy en contra. No hay una
parte de nuestra vida más importante ni encuentro necesario el depender de un
reloj que marque nuestros movimientos.
Si nosotros vamos andando y nosotros nos encontramos con amigo de la
infancia notamos que no ha pasado el tiempo salvo sus arrugas el pelo más
escaso o cano pero tenemos la sensación al hablar con él que no ha pasado el
mismo. Al despedirte de él recuerdas
aquello que has vivido con él. Si
miramos el calendario nos daremos cuenta que han pasado años pero nos daremos
cuenta que todo es relativo y por ello el tiempo es sutil, depende de nosotros
la importancia que le queramos dar.
-
Perdona, Luis pero no
entiendo lo que quieres expresar cuando dices que el tiempo no existe. Felisa vuelve a cuestionar la afirmación.
-
Bien hecho Felisa, cuando no
se entiende se debe de explicar hasta su comprensión. Me estoy refiriendo a que el pasado no existe
¿o me puedes decir donde esta? El futuro
tampoco ¿alguien me puede decir donde esta?
Por ello lo único que existe es el presente, el aquí ahora.
-
Vamos a practicar, para ello
nos pondremos en parejas y uno desempeñara el papel de terapeuta y otro el de
paciente, yo os iré corrigiendo.
Todo surge con normalidad aprendiendo el poder que tiene la
palabra, una nube de optimismo les recubre, como alguien que ha descubierto una
cosa importante, la sensación de fuerza que ello conlleva, hace llenar esa
nube. Luis sabe que es hora de parar y salir a pasear y luego ir a cenar. Así se lo hace saber pues una vez más no se
han dado cuenta de las horas pasadas. Su
plan es aprobado por unanimidad, así la silla de Eulogio se pone en marcha
indicando el paso y camino, a pesar de no conocer el barrio, busca las aceras
más anchas donde llevar a alguien al lado para poder seguir hablando. Marisa y José van cerrando el camino y por
ello son los que se ocupan de cerrar el local.
-
Creo que tendríamos que poner
un cartel para que la gente sepa donde
estamos.
-
Yo conozco a una persona que
hace rótulos luminosos y seguro que nos pondrá uno a precio económico. Responde José.
-
Estoy sorprendida de todo lo
que nos esta pasando, de pronto llega un hombre de no se sabe dónde y comienza
a reunirnos para cambiar nuestras vidas y en efecto así esta ocurriendo. ¿No es extraño?
-
Claro que sí, pero te puedo
que una gran ilusión se ha apoderado de nosotros positivamente, al menos te
hablo desde mi caso.
Un poco más adelante están Antonio y su mujer que van comentando
lo mismo al igual que Miguel y su mujer.
Al principio van Eulogio, Luis y Felisa que van comentando lo
dificultoso que es ir en silla de ruedas por las aceras de la ciudad, numerosos
obstáculos, se unen a los arquitectónicos, haciendo la manera de desplazamiento
como una tortura: coches aparcados en los pasos de cebra, bolsas de basura o de
escombro abandonados, ocupando buena arte de la acera y a la vez mostrando la
pericia de Eulogio. Muchas veces
resuelta con la retirada manual de los mismos
por parte de Felisa o Luis, dándose cuenta de lo poco que nos fijamos
cuando vamos paseando o caminando por cualquier calle. Ahora se convierte en un mirar para la silla
que conduce Eulogio y precisamente la conversación gira hacía esto. Luis comenta como un ejemplo de como actuamos
en nuestra vida, sin dar mucha importancia a todo lo que hacemos.
-
No pensamos en los
demás. Sentencia Felisa.
-
Creo que no se trata del
pensamiento en los demás sino en el descuido de lo propio, de nuestros
actos. Lógicamente es difícil hacer dos
cosas bien a la vez.
-
Cuando te encuentras
impedido, como es mi caso, piensas de otra manera, pero con el tiempo te dejas
llevar al pensamiento común. Porque ya
sabéis que no pueden estar equivocados tantos millones de personas, por ello
repites sin valorar nada. Ahora es
Eulogio el que da su parecer.
La conversación sigue fluyendo mientras se disfruta de la noche
otoñal, para ir al restaurante don les espera muchas más sillas vacías
diferente a la atestada hora de comer, donde ambos camareros se unen a la
tertulia que precede a la cena. Luego se
respeta el deseo de Luis de poner los cinco sentidos en dar gracias por tener
el alimento delante y disfrutar del mismo.
Tras la misma se hace una sobremesa a la que se unen el resto de
comensales que lo que oyen les llega muy dentro.
Una vez más la palabra se hace magia y comienza a funcionar en el
cerebro de los que oyen o sienten sus contenidos. El proyecto “Central” cada vez esta tomando
cuerpo, el camino se inicia con más gente partidaria de la música que se oye.
Cada vez hay más gusto, más vista, más oído, más olfato, mas
tacto. Es una realidad.
Se muestra un gran interés por el día de la apertura. Luis sabe que lo importante no es el día de
la apertura sino el día a día. Por ello
aprovechando que hay pocas personas en el restaurante invita a hacer una
terapia con las personas que quieran, y para desconcierto se dan cuenta de lo
fácil que es comunicarse, no se muestran muchas reticencias a expresar sus
problemas. La palabra y el sentimiento
que se expresan con ella son las grandes reinas de un proyecto que cada vez
deja de ser precisamente un proyecto para convertirse en una realidad.
Los días están pasando y la
apertura es una mera anécdota, el barrio de los claveles sabe de esa idea de
esa persona que ha venido de no se sabe dónde y habla con todos los que se
acercan a preguntarle, pero el grupo ha tomado cuerpo y se desarrolla en el
mismo nivel. El buzón comienza a recibir
el primer dinero y las sillas comienzan a ser escasas. Eulogio comienza su labor de coordinador y
establece horarios que nunca son rígidos.
Felisa empieza liquidar su
tienda por ser parte de su pasado, José encuentra un trabajo más estable y con suficiente
tiempo para simultanearlo con “Central”, su relación con Marisa se hace más
notable hasta llevar a una vida de pareja.
Eulogio comparte piso con otras personas que ha conocido. Las dos parejas viven en armonía.
realización de un proyecto “central”
Francisco Sánchez Pélaez
A
MODO DE INTRODUCIÓN
Estas 25.000 palabras hablan de algo que esta dentro de nosotros.
Quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho
posible este libro para que este en tus
manos. No puedo nombrar solo con
nombres a estos mismos, pues se me
olvidaría dar las gracias a un montón de personas anónimas, que precisamente
van haciendo mi-nuestras vidas.
Todo es tan fácil como queremos que sea y personas como Luis
aparecen continuamente en nuestras vidas.
Si no las vemos no es porque no existan sino por no querer verlas. Todos y todo nos enseñan y ayudan a ser
mejores, nuestra obcecación es la que nos impide ser felices.
CENTRAL
Central es un centro que se denomina
alternativo, de la ligazón de ambos palabras aparece el nombre que la denomina,
esta situado en uno de los barrios que, como tantos otros, circunda las
ciudades, sin entidad propia, al ser una creación anormal. Constructores que
viendo solares libres decidieron iniciar las construcciones de bloques de casas
lucrativamente. Así es como las calles
tienen unas extrañas curvas que visto en fotografía aérea parece un
laberinto. El paso de los años ha hecho
que las tiendas que se encuentran en los bajos de las casas, donde se
encuentran los locales comerciales, se encuentren cerrados, salvo los de la
calle central, la calle Osorno. Que es
lugar de paso obligado para moverse por el barrio, siendo lugar de transito para
todos aquellos que quieren dar un paseo por el mismo. Los hábitos de compra de los vecinos han
cambiado y eso ha dado al traste con el pequeño comercio, la solución ha sido
malvenderlos o dejar que permanezcan cerrados.
Luis es un hombre que renunció a
su trabajo, bien remunerado por su condición de técnico en artes gráficas, que
dejó su situación económica y social, acomodada, para dedicarse a ayudar a los demás. Para ello busca un local en alquiler en
barrio periférico que ni conoce ni sabe nada de él, pues acaba de llegar a esta
ciudad. El azar le ha traído al “barrio de los claveles". Este barrio se denomina así por haber
existido dos invernaderos de plantas que se dedicaban al cultivo precisamente
de estas flores y se hallaban precisamente en la calle Osorno, una oferta
millonaria hizo que cambiaran la ubicación de su trabajo.
Al
llegar a la ciudad, Luis, busca una pensión donde alojarse, una vez dejadas las
maletas sale a la calle para llegar a una plaza grande donde hay una parada de autobuses donde vienen
reflejadas las diferentes líneas que confluyen
allí. Decide que el primero que
llegara lo tomara. No pasaron ni dos
minutos cuando el autobús 17 con un subtítulo “barrio de los claveles” se detiene, tras esperar la subida de tres
señoras mayores
- ¿Cuánto es?
–150 pesetas. La respuesta es mecánica. Abona el
precio del billete y elige uno de los asientos del fondo, no sabe dónde va y,
por tanto, debía observar a los otros viajeros para saber donde es el final del
recorrido.
En efecto observo como las tres señoras iban hacía la puerta de
salida cargadas con una inmensa mercancía repartida en bolsas de plástico. Se levanta, pues no queda nadie en el
autobús. Al descender un cartel le
indicaba donde se encontraba “Plaza de los ajos”, comenzó a dar una vuelta por
los alrededores para ver la zona.
Pregunta en una lechería, situada en la calle detrás de la plaza. Nada más entrar se sorprende de encontrar una
señora mayor con un delantal blanco, cosa nada usual actualmente.
-
Me podía indicar si alquilan
algún local comercial por aquí cerca.
-
Uno, aquí los hay a montones
salvo en la calle Osorno, que al ser la calle más transitada es la que tiene
más demanda. ¿Para que lo quiere?
-
Pienso poner un lugar de
encuentro.
-
Perdón pero no le entiendo lo
que me dice, un poco utilizando su falta de comprensión y otro el de su
curiosidad.
-
Intentare explicárselo un
poco mejor, quiero alquilar un local comercial para poder hacer un lugar donde
la gente pueda venir y en la medida que se pueda ayudarles.
-
Ah usted es de esos de las
“oeneges”, al menos así entendía ella, ese jaleo que citan en la televisión y
en la radio
-
No exactamente pero aunque si
en los objetivos que se pretenden.
Quisiera encontrar un local grande, de unos ciento veinte metros.
-
Aquí no hay locales tan
grandes salvo que una dos, lo cual ya sabe que es el doble de caro. La mujer ve
un cliente para sus locales vacíos. Yo tengo dos que le podría alquilar, esta
en una calle paralela a esta por arriba.
-
¿Seria posible verlo?
-
Un momento que llamo a mi
hija que venga a la tienda y baje las llaves del local.
Luis se distrajo
mirando el amasijo de paquetes, bolsas de productos que quieren estar todos a
la vista para ser objeto de capricho de cualquier comprador. La llamada de teléfono hizo que no pasaran ni
cinco minutos cuando una chica delgada con una larga nariz que hacía que fuera
la referencia clara de su cuerpo. .
-
Mi nombre es Felisa.
Enseguida la mujer trato de dar un aire de familiaridad
-
Yo me llamo Luis, a la vez
que estrechaba su huesuda mano.
-
¿Conoce usted el barrio?
-
No, es la primera vez que
vengo aquí.
-
¿Cómo es que ha venido aquí?
La curiosidad de Felisa va en aumento.
-
No lo va a creer pero el
destino me ha traído aquí.
Felisa empezó a notar respuestas vagas que le hacían sospechar
pero por otro lado aquella persona le hacía sentir paz y confianza. No tardan
en llegar a un local con la persiana de tijera echada y un viejo cartel que
indicaba el antiguo negocio de la tienda, “Mercería”. Al abrir un profundo
chirrido indico a las personas que por allí pasan desvíen la vista de su
ocupación y fijen la atención hacía la tienda cerrada. Felisa se disculpo argumentando que desde
hace ocho años esta cerrado. Tiene un pequeño escaparate una tienda no muy
grande y una trastienda mayor, con el mobiliario utilizado antiguamente y
alguna caja de calcetines del que sobresale algún papel de seda arrugado.
-
Esta bien pero le dije que
necesitaba algo mayor.
-
Espere que la otra tienda que
está al otro lado del portal también es mía, esta pared da con la otra
tienda. Está fue una antigua papelería y
es de la misma época el cierre de la misma.
Se trata de un calco de la anterior con la misma forma de “ele”,
confluyendo en la pared común. Entre las
dos tienen ciento cuarenta metros,
-
Si se da cuenta rodean al portal.
-
¿Por qué no funcionaron estas
tiendas?
-
Mire Luis las tiendas
pequeñas ya malviven, no sacas un sueldo digno. Yo mantengo mi lechería porque
me queda un año para jubilarme y a poco que venda tengo suficiente para poder
comer.
-
Cuanto pide por el alquiler
de ambas tiendas.
-
Tengo que consultarlo, pero
no se preocupe porque seguro que llegaremos a un acuerdo.
-
Tendría que tirar el tabique
y un poco de obra para hacerlo un lugar agradable.
-
No se preocupe porque lo
entiendo, hay que cambiar suelos, pintar y si quiere arreglar los cuartos de
baño y tirar el tabique tiene mi permiso.
Donde le puedo dar la contestación, a que teléfono.
-
Me he trasladado hoy a esta
ciudad y me alojo en una pensión pero solo tengo la dirección, así que, si le
parece lo piensa este fin de semana y el lunes por la mañana me acerco por su
lechería y me da la contestación, ¿le parece bien?
-
Claro ya le he dicho que
llegaríamos a un acuerdo, de todas formas le voy a anotar el teléfono de casa,
tomó una caja y cogiendo un trozo de cartón
anoto su nombre y su teléfono con la ayuda del bolígrafo que extrae de
su delantal.
El fin de semana,
Luis, lo pasa descubriendo la ciudad de acogida, camina con un objetivo:
observar las caras de las personas con las que se va encontrando. El asfalto y las aceras son buenos reflejos
de estas mismas caras. Un fiel mimetismo
de lo que la expresión corporal traduce.
El sol acompaña
el paseo del fin de semana y un restaurante que fue encuentra al azar sirve
para cubrir su necesidad de comida.
El lunes se
levanta cubierto con amenaza de lluvia.
A las nueve de la mañana encamino sus pasos hacía la parada de autobús
que le lleve al barrio de los claveles. Los pasajeros son diferentes a los de hace
tres días a pesar de la hora los ojos delataban una querencia importante por
las sabanas perdidas hacía poco.
A pesar del
intenso tráfico que hay solamente tarda en llegar media hora a la última
parada. La tienda ya esta abierta, en
realidad lo estaba desde las ocho y cuarto para aprovechar la entrada de los
chicos al colegio y poder tener una de las pocas horas de negocio. Nada más entrar, Felisa se levanta como un
resorte de su silla para ir a saludar a Luis y aunque sigue teniendo el delantal, la ropa es diferente a
la que suele llevar normalmente. El pelo
recogido en un moño y un pañuelo de seda para evitar el enfriamiento del pecho,
cosa que no ha pasado desapercibida a
los clientes que se lo hacen notar. La
respuesta es siempre la misma:
-
Tengo que ver a una persona
importante, contesta todo orgullosa.
-
Buenos días Felisa, que guapa
la veo hoy. El rubor hace presencia en
esa cara que tiene profundos surcos que muestran más edad que la que realmente
tiene.
-
Muchas gracias Luis por su
cumplido.
-
Si fuera cumplido no lo
diría, este segura.
-
Bueno dejémonos de
adulaciones. He consultado con mi
familia y le alquilaremos los dos locales por setenta mil pesetas al mes, pero
con la condición de que las reformas serán por su cuenta.
-
Me parece un precio
interesante. ¿Cuándo le parece que
podemos hacer el contrato?
-
En cuanto usted desee vamos a
la gestoría que me lleva los papeles y allí nos los preparan.
-
Le parece esta tarde
Felisa. Tengo ganas de ponerme a
trabajar. ¿Conoce a alguien que pueda
efectuar la reforma?
-
Debajo de mi casa hay unos
vecinos que se dedican a hacer reformas y todo lo que les salga. Les solicito presupuesto y si llegan a un
acuerdo pues adelante. Si quiere aquí
tengo el teléfono.
-
¿Les puedo llamar? Un gesto afirmativo con la cabeza de Luis es
suficiente para que Felisa tome el auricular y comience a marcar números. La charla es animada y le explica la
situación de su futuro inquilino. A la
media hora de la llamada, aparecen dos
hombres que descienden de una furgoneta blanca.
Uno lleva un mono azul, el otro una camisa vaquera y unos pantalones del
mismo tejido. Uno lleva unas enormes
gafas doradas que le hacen aparecer fuera de tiempo, es quien lleva la voz
cantante, se trata de Antonio, como así le presenta Felisa, el otro hombre se
llama Miguel, un apretón de manos sostenido y una mirada fija a los ojos,
completa la escena. Luis tiene en su cabeza lo que quiere, no tomo medidas pero
su cabeza tiene registrado hasta el más mínimo detalle.
- Quiero cambiar el suelo,
los servicios, pintar y levantar dos paredes Me gustaría que me dierais un
presupuesto y una fecha de conclusión de la misma
-
Miguel coge el metro y va
cantando medidas a Antonio que va anotando en un pequeño cuaderno extraído de su bolsillo
derecho trasero.
-
El presupuesto lo quiere con materiales.
-
Sí, claro.
-
Mañana se lo podemos dar, me
dice a que teléfono le podemos llamar.
-
No mejor yo les llamo, porque
no dispongo de él. Esto les llena
de incredulidad. Una persona que no
tiene teléfono.
-
¿Qué negocio quiere
poner? La curiosidad ya les estaba
picando.
-
En realidad se trata un
centro de ayuda.
-
¿Pero ayuda a quien?
Preguntaba Miguel mientras sube los hombros.
-
Ayuda a nosotros mismos. La
respuesta no es muy satisfactoria, pero es la que hay. Antonio sube sus grandes gafas por sexta vez.
Del bolsillo de Antonio surgió una tarjeta que pone “REFORMAS LOS CLAVELES” con un teléfono fijo y
uno móvil y el nombre de la calle en letra bastardilla. Mientras Miguel sigue cantando medidas que
son reflejadas en la pequeña libreta.
-
Sepa que según el material
que metamos el presupuesto será mayor o menor, sino conoce ningún sitio luego
nos acercamos a la tienda de un amigo, él tiene materiales de construcción y
nos hará un buen precio, tenemos tiempo hasta la tarde pues luego tenemos una
pequeña reforma.
-
Lo que me es muy importante
es tener vuestro compromiso de que una vez iniciada la reforma no la dejéis por
otra obra. Ya sabéis que esto ocurre y
por eso solicito vuestro compromiso.
-
Don Luis cuente con ello,
esto en veinte días esta terminado.
-
Me gustaría que me tutearais
y de paso conocer algún almacén donde pueda encontrar alfombras de fibra de
coco.
-
Hay un almacén a unos dos
kilómetros de aquí donde hay una gran variedad, si quieres después de elegir
los materiales, podemos ir. ¿Tienes
coche?
-
No
-
Podemos ir en la furgoneta.
-
De acuerdo.
-
¿Nos queda alguna medida
Miguel?
-
Solo la del cuarto de baño,
con uno que tomemos será suficiente. ¿No es verdad Felisa?
-
Así es, son iguales, ella
esta en un segundo termino pero muy interesada en toda la transformación de
estas tiendas que no daban fruto, una ilusión que le llega de un desconocido
que llega de no se sabe dónde para llegar a su tienda del barrio de los Claveles.
-
Bueno Felisa voy con estos
amigos suyos a ver los materiales.
Gracias por todo.
Felisa emocionada se despide dándole la mano y deseándole que
encuentre lo que busca.
-
Gracias así será. Afirma Luis con seguridad.
Ya en la furgoneta comienzan las preguntas de Antonio y Miguel
respecto al negocio, no lo entienden y ahora esta en su territorio.
-
Mira Miguel si tú ¿te encuentras
lleno de problemas que haces?
-
Pues me pongo muy nervioso y
agobiado.
-
Así ocurre en la mayoría de
las personas. Con el problema de que
cada vez hay más personas que se encuentran mal a pesar de tener más dinero y
más posibilidades de tener más y más cosas. Observa alrededor y a vosotros
mismos. Mi pregunta es ¿sois felices?
-
Hombre tenemos, Miguel es el
primero en contestar…
-
No, no Miguel háblame de ti,
interrumpe Luis.
-
Bueno, tengo trabajo a
menudo, tengo tres hijos, tengo mujer, tengo coche, tengo una casa bonita.
-
Ahora la pregunta es ¿qué no
tienes?
-
Me haces una pregunta para
reflexionar.
-
Como mañana os pediré el
presupuesto tenéis, ambos, tiempo para reflexionar esta noche. Aceptamos la vida como una película que vemos
cómodamente sentados en una cómoda butaca de la sala del cine pero no nos
hacemos actores de ella, de esa vida.
Eso es lo que quiero que consigamos entre todos en este local. El saber que podemos cambiar sabiendo que
todas las herramientas las tenemos nosotros. Poder ser actores, porque podemos
hacerlo, al igual que Antonio lleva el volante de la furgoneta, puede llevarla
hacía la izquierda, derecha o de frente, así ante todas las circunstancias
nosotros lo podemos hacer con nuestra propia vida.
-
Si, pero eso es muy
complicado, asevera Antonio. Una cosa es
el coche y otra nuestra vida.
-
Claro que si, no te digo que
no, pero para levantar una pared de ladrillos: hace falta ir a por el material,
amasar, con sumo cuidado alienar los ladrillos con la masa suficiente, cuidando
con la plomada que no salgan panzas.
Realmente es complicado hacer una pared o poner el suelo. Pero con cariño y dedicación todo se
consigue. Eso es lo que haremos aquí
entre todos. Cada uno aportara lo que
sepa y entre todos aprenderemos.
-
Y como consigues beneficio de
todo esto que hablas, pregunta Miguel con su vena material.
-
De momento tengo el dinero
para que esto funcione un tiempo, luego sé autofinanciara. Como ves no hablo de mí mismo sino de un
grupo de gente que participe en todo esto.
-
Pero ¿quiénes son esas
personas?
-
Yo no lo sé. Por aquí pasara un numero de gente que ni yo
sé quien será pero si sé que colaboraran en este proyecto.
-
Entonces no ¿querrás gastar mucho?
-
Se gastara el suficiente,
para que este limpio y agradable, contesta Luis con una amplia sonrisa.
-
Aquí, a la vuelta de esa esquina, esta el almacén.
Unas cristaleras de hierro negra llevan la vista a una exposición
de muchos azulejos con una buena capa de polvo, es el reclamo para los paneles
en forma de libro que forman el expositor, junto a la pared un palee de
ladrillos tipo rasilla que sostienen varios sacos de plástico conteniendo
pintura al temple. Un joven con un mono,
que fue blanco, se dirige a saludar a los recién llegados. Le presentan a Luis y su interés de ver
materiales.
-
Bueno ya sabéis que esta es
vuestra casa, moveos como queráis y cuando halláis elegido os diré los
precios. Les deja para ir adentro donde
una carretilla hidráulica le espera.
Hay una gran multitud de muestrarios, pero Luis no es de los que
dudan.
-
Este suelo es el que quiero,
tiene unos tonos verdosos que irán bien con la pintura plástica verde que
quiero.
-
Me harán falta, consulta con
la libreta Antonio, que vuelve a subir por enésima vez sus gafas doradas,
comienza su suma rápida.
-
La pintura plástica la quiero
picada, interrumpe Luis, y también quiero sustituir las tuberías de ambos
baños. Cosa que va anotando Antonio,
¿aquí también tienen elementos del cuarto de baño?
-
Si al fondo tienen, contesta
Miguel que esta en un segundo plano.
-
Los quiero sencillos y
pequeños por las medidas tan restringidas.
Dice Luis con unos ojos ilusionados.
Bien vamos a ver los sanitarios.
Antonio no ha dado nunca con una persona tan decidida.
La operación se hace al mismo ritmo. Mientras Miguel y Luis salen, Antonio va a la
oficina a sumar los presupuestos.
-
Miguel le hace la misma
apreciación que Antonio ha sentido, mientras consulta el reloj para ver el
tiempo que les queda antes de que cierre el otro almacén, sin escuchar la
respuesta, dice:
-
Nos da tiempo de sobra.
-
A veces damos vueltas a cosas
que ocupan mucho tiempo y mucha energía, que tenemos, sin saber porque la vamos
derrochando, para con el mismo notar un vacío, un cansancio que no sabemos a
que obedece.
-
No llego a entender todo el
contenido que das a tus palabras.
-
Tú lo entiendes todo, sé que
cuando estés sentado en tu sofá rojo, te vendrá todo esto que he estado
hablando y reflexionaras sobre ello.
-
¿Cómo conoces que tengo un
sofá rojo? Pregunta, Miguel estupefacto.
-
Es igual, se ha venido a mi
mente esa imagen.
-
Pero ¿No serás un vidente?
-
Quédate con que soy tu amigo
Luis y en lo que te pueda ayudar, cuenta conmigo.
La conversación sigue hasta la salida de Antonio. Se introducen en la furgoneta y se dirigen
hacía el almacén de alfombras.
Hay una docena de coches aparcados en el aparcamiento, ellos lo
hacen junto un coche blanco que esta junto a la entrada. Nada más entrar pregunta Luis al encargado
por alfombras de fibra de coco.
-
Al fondo a la derecha tiene
algunas.
-
Muchas gracias por su ayuda,
dice Luis, esta frase deja un poco perplejo al encargado que decide acompañarle
y poderlas mostrar el mismo, cosa que no es muy normal, los clientes mirán y
luego llaman para consultar.
Antonio y Miguel se quedan en la furgoneta haciendo cuentas para
poder dar mañana el presupuesto, aunque empiezan a comentar cosas extrañas que
perciben de Luis, como lo del sofá rojo.
-
Tengo estas dos alfombras que
me han devuelto porque les quedaban grandes y están rebajadas.
-
¿Qué medidas tienen?
-
Cuatro por tres veinte.
-
Perfecto, me las quedo.
-
Ha traído usted
vehículo.
-
Si he venido con unos amigos
en su furgoneta.
-
Espere que traigo una
carretilla para llevarlas.
-
Muy bien, ¿por qué deben
pesar bastante?
-
Con estas medidas, seguro.
Montan las alfombras en la carretilla para dirigirse a la caja y
poder pagar.
-
Espero que los disfrutes,
agradece la compra el encargado.
-
Así será, mientras, abona el
dinero solicitado por la cajera.
Al verle salir, bajan, uno para abrir la furgoneta y el otro para
ayudar a descargarlas.
-
Os importa que mañana me las
llevéis a la tienda.
-
En absoluto, mañana las
tendrás allí. Bueno, como hemos
terminado pronto podemos dejarlas ahora
mismo, según vamos de camino a casa, ¿verdad Antonio? Aunque es una
pregunta ya conoce la respuesta.
-
Me hacéis un gran favor así
no tendré que venir por ellas. Será lo
primero que tengamos, a parte del local.
Su lenguaje comienza a ser de grupo, esto no pasa desapercibido y se lo
vuelven a decir.
-
Ya os he comentado que esto
es tarea de muchas personas, yo voy poniendo las bases, que este caso son el
local y las cosas que se necesitan en su interior para luego tomar el rumbo que
sea necesario.
-
Pero eso es como muy vago,
porque puede venir un grupo de personas que lo deriven hacía otros fines.
-
Es cierto pero será el
momento de irse a otro sitio.
-
¿Y dejar todo el esfuerzo y
todo el dinero invertido? Pregunta confuso Miguel.
-
Si arrendamos un campo para
cultivar y no es el terreno indicado para nuestro cultivo, lo tendremos que
dejar y buscar otro en el que sea posible, todo ese tiempo, ese esfuerzo y
hasta ese dinero no abran caído en saco roto porque cada momento es parte de
nuestra vida, por ello es tan importante para nosotros. Yo no pienso en el fracaso sino en el hacer,
los resultados son secundarios y que cada cual los analice como quiera.
-
Lo que me resulta difícil
comprender son cuales son los recursos
que cuentas para poder llevar a cabo este proyecto, no me refiero a los
materiales, pregunta Antonio casi más interesado en la conversación que en las
calles que van pasando.
-
¿Queréis que comamos juntos,
así tendremos más tiempo para hablar?
-
Por mi parte llamó a casa, ya
están acostumbrados, responde Antonio afirmativamente.
-
Yo te puedo decir que estoy
muy interesado en conocer tu proyecto por ello también llamare a casa, contesta
Miguel.
-
¿Conocéis algún
restaurante? Que tonterías digo, como
sino vivierais en este barrio. Pregunta
y contesta Luis.
-
Hay uno en la calle Osorno
que dan muy bien de comer y es muy agradable, contesta Antonio mirando a
Miguel.
-
Buena idea, además, hay por
ser lunes suele haber menos gente.
Aparcaron en la calle posterior y por ello no tardan en cruzar el
acceso de entrada que cuenta con una barra destinada a bar, con cuatro puertas,
un cartel en que especifica el contenido de cada uno de ellas: Privado, Aseo
Caballeros, Aseo Señoras y Comedor.
Saludan con gran efusividad al camarero que sirve a las tres personas
que ocupan la barra, mientras el reloj situado en la parte superior de las
puertas señala las dos de la tarde.
Directamente pasan al comedor para elegir una mesa que esta en un rincón
bien iluminada por una ventana con cristal traslucido que se halla un poco
elevada sobre la mesa, un visillo blanco y una cortina de color verde oscuro
cogida sobre uno de los extremos del lateral.
-
Mirar “Aceptamos desde que
somos pequeños la información que se nos da, estando de acuerdo con ella. Almacenamos la información por un simple
acuerdo, sí estamos de acuerdo con algo nos lo creemos y a eso le llamamos fe. Tener fe es creer incondicionalmente. Hay creencias que no elegimos y aunque nos
rebelamos contra ellas no somos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión
triunfe, como resultado nos rendimos ante nuestro acuerdo. Este proceso es una especie de domesticación
de nuestro pensamiento y actos”. Esto lo
leí hace tiempo y nos da una idea de que las fronteras las ponemos nosotros y
por ello nosotros somos capaces de superar cualquier cosa que nosotros creemos
insalvable.
-
La teoría es fácil, pero es
muy difícil llevarlo a la realidad. Responde Antonio.
-
Si te das cuenta, Antonio, ya
estamos poniendo una premisa que nos resulta difícil emprender cualquier cosa,
al final siempre somos nosotros los actores-conductores de nuestras vidas.
-
Sí Luis pero hay cosas que te
vienen de fuera sin que tú las quieras.
-
Si nosotros nos ponemos las
botas de agua y el mono de trabajo es fácil que podamos ir a la huerta a
trabajarla, de la misma manera nosotros nos disponemos de una manera
inconsciente a que nos ocurran cosas que nosotros, en principio, no queremos. Contesta un Luis seguro de lo que dice.
-
Esto que planteas, comenta
Miguel, es complicado de entender desde mi vida, choca mucho con lo que hemos
aprendido, pero algo me dice “puede ser”, no es una idea descabellada.
Tres platos humeantes vienen a la mesa de manos del camarero que
los porta en una bandeja. La jarra de
agua ya ha sido consumida y de paso le solicitan una nueva, comentan a Luis que
ellos siempre toman vino para comer pero que hoy ni se les ha pasado por la
cabeza, están enfrascados en la conversación, aprendiendo un poco más. Un amigo les interrumpe para preguntarles
sobre una reforma en casa. Miguel toma
nota del teléfono y le dicen que en cuanto puedan irán a verlo, se da cuenta
que ha interrumpido la conversación por lo que se despide dando un apretón de
manos. Hay hambre, el acto de comer deja
de lado la conversación. Miguel quiere
seguir hablando pero Luis le dice:
-
Cuando comas come, por que si
haces otra cosa, además, alguna de ellas, no la harás bien y la comida tiene un
sentido, casi mágico, por ser la que nutre todas nuestras células de lo que
estamos hechos, la que nos da la energía necesaria para vivir, por ello debe
dársele un gran valor. Cosa que
contrasta con la algarabía que hay alrededor de su mesa. Un cruce de miradas daba a entender la novedad
que representaba esas palabras que nadie se para a reflexionarlas. Casi estaban esperando la conclusión de la
comida para poder dialogar: Luis lo noto y se lo volvió a explicar para que
fueran comprendiendo los actos automáticos que hacemos en la vida y que no paramos para darlos sentido.
-
Si pero si nos preocupamos
por todas las cosas que hacemos nos podemos llegar a agobiar.
-
La felicidad dicen que es una
cosa efímera, por ello será importante tener las más de las veces esa dicha
maravillosa.
-
Ya, Luis, pero ese
preocuparnos por todo lo que nos pasa en la vida puede llegar a ser agobiante,
pregunta Antonio.
-
Nosotros elegimos lo que
queremos tener, es labor nuestra él quedarnos con una cosa o con otra, las
comodidades no siempre son buenas, por eso a veces estamos deseando levantarnos
de ese sillón tan maravilloso y tan mullido para poder estirar las piernas y
esas mismas comodidades nos impiden que nosotros desarrollemos otras. La seguridad de Luis es tan grande que llega
a una gran reafirmación con gestos de la cara y de las manos, pero sin la
necesidad de imposición.
-
Todo esto me sigue suena a
teoría, lo siento pero me parece así, responde rápidamente Antonio.
-
Llevas razón no te creas nada
de lo que yo te diga, experiméntalo en ti, si te vale es lo que debes de hacer,
porque tú lo sientes así, y solamente por eso.
No damos la importancia de lo que somos y lo único que hacemos es
protegernos porque pensamos que pudiéramos estar equivocados. Vamos a parar de hablar y no os preocupéis
porque tendremos mucho tiempo para seguir hablando, ahora debéis ir a vuestra
obligación. Terminó Luis la
conversación.
Sé despidieron con ganas de seguir. Como flotando se va la pareja de albañiles,
intentando comprender como han tenido una conversación tan filosófica de la
vida cuando lo único que suelen tener eran conversaciones banales.
El nuevo día abrió tan radiante como los días anteriores. Nada más salir a la calle lo primero que Luis
hace, es buscar una cabina de teléfonos, recordaba una en la acera de la
derecha desde donde toma el autobús que le lleva al “Bario de los claveles”.
Introduce una moneda mientras saca del bolsillo de la chaqueta el papel
con el teléfono de los albañiles.. No
suenan ni tres tonos cuando la voz de Antonio pregunta el típico “dígame”.
-
Buenos días Antonio, soy
Luis, te llamo como acordamos para que me dierais el presupuesto.
-
Que tempranero eres, Luis,
ayer por la noche estuvimos realizando las cuentas y nos salió tres millones de
pesetas incluidos materiales e impuestos.
-
Me parece una cantidad
razonable, ahora quisiera saber cuando podríais comenzar las obras.
-
Puede ser la semana que
viene.
-
Cuanto tiempo crees que
duraran.
-
Si no hay ningún contratiempo
en dos semanas estará acabado.
-
Pues tenéis mi aprobación así
que la semana que viene podéis empezar, ahora iré a ver a la dueña para
comunicárselo y que os pueda facilitar unas llaves. Responde una voz encantada de poder empezar a
ver su proyecto como empieza a caminar.
El siguiente paso es coger el autobús que le llevé a la
barriada.. Allí se dirige a la tienda
para hablar con Felisa, que esta con su
trajín diario con los chicos que van al colegio y toman cualquier chuchería
para en el recreo matar el gusanillo de hambre.
-
Buenos días Felisa.
-
Hola Luis siempre tan
tempranero.
-
La verdad es que siempre me
ha gustado más el día que la noche por ello me gusta salir temprano y sentir el
frescor o frío de la mañana. Hoy he
quedado con tus vecinos para que empiecen la obra la semana que viene. ¿Sería posible que les pudiera facilitar un
juego de llaves?
-
Claro que si y otro que tengo
aquí para usted.
-
Casi seria mejor que nos
tuteáramos.
-
Llevas razón Luis.
-
Me han comentado que
iniciaran la semana que viene.
-
Veras como quedas encantado
con ellos pues son muy detallistas y eso no es muy normal encontrarlo hoy en
día. Interrumpe la conversación para
atender a una mujer que viene a comprar “dos barras de pan”, la atiende lo más
deprisa posible para seguir hablando con Luis.
-
¿Quieres alquilar una
vivienda por aquí?
-
Es una cosa que tengo que
hacer ¿Conoces alguna?.
-
Esta mañana estuvo una
clienta de toda la vida que me ha comentado que quieren alquilar su vivienda
pues a su marido le han destinado a un pueblo y tiene que ir a vivir allí.
-
¿Tienes su teléfono y su
nombre?
-
Claro que sí, además, conozco
el piso y esta muy arreglado, no es muy grande, pues en este barrio no los
construyeron grandes pero si son
agradables. Mientras busca, en el cajón
de los papeles, la tarjeta de Elisa.
Aquí esta, se encuentra a dos calles de aquí subiendo por esa calle la
segunda a la derecha. Toma este sobre
dentro se encuentran las llaves.
-
Pero todavía no te he
pagado. Responde Luis
-
Ya te dije que no íbamos a
tener problemas entre nosotros.
-
Seguro, pero me gustaría que
me digas un banco y una cuenta corriente donde meter el dinero de las
mensualidades.
-
Venga no te preocupes y ve a
ver el piso que te ofrece Elisa.
-
Estoy deseando de verle.
En dos minutos estaba frente al portero automático. Llama al segundo puerta izquierda. No tarda una voz en decir “diga”.
-
Buenos días he estado con
Felisa y me ha dicho que usted alquila su piso, si fuera posible me gustaría
verlo.
-
Adelante, dice una voz
turbada por no estar acostumbrada a estos menesteres.
Las escaleras son cortas y enseguida esta frente a la puerta que
se abre sin necesidad de tocar el timbre.
Elisa no puede disimular su nerviosismo y se apoya en los comentarios
que la ha dado su amiga Felisa, rápidamente le explica que a su marido le han
destinado por cinco años a otra ciudad justamente que le coincide con la
jubilación y es a esos cinco años cuando volverán a este piso. Comienza a enseñarle el piso que consta de
tres habitaciones pequeñas, salón-comedor, cocina y baño. Efectivamente, esta bastante bien arreglado
con muebles llenos de recuerdos.
-
Elisa me gusta su piso cuanto
quieren por el alquiler.
-
Miré si le parece viene esta
tarde que mi marido, Nestor, vendrá después del trabajo sobre las seis de la
tarde y así lo aclaran. Se nota que
Elisa no quiere tomar decisiones ella sola.
-
Por cierto no le he dicho mi
nombre, me llamo Luis. Sobre las seis vendré para hablar con usted y
Nestor. Hasta entonces.
No termina de bajar las escaleras cuando toma el teléfono para
llamar a su marido y contarle la suerte de que ya hay una persona interesado en
el piso, además de comentarle la buena impresión que le ha causado Luis.
Las seis de la tarde llegan pronto y Luis es una persona muy
puntual, así que hace la misma operación que por la mañana. Llama al portero automático y Elisa tarda,
casi menos tiempo que por la mañana.
Presenta a su marido que le da un fuerte apretón de manos mirando
fijamente a los ojos.
-
Ya le ha contado mi mujer que
en quince días tenemos que hacer la mudanza a mi nuevo destino.
-
Me imagino que se les debe
hacer un mundo el cambiarse de ciudad-barrio-casa.
-
Imagínate, Luis, pasamos dos
meses bastante preocupados, pero hará cosa de un mes fuimos a la ciudad que
iremos. Buscamos un piso y nos ilusionamos como niños como si fuéramos a vivir
de nuevo, a nuestros cincuenta y ocho años, por ello tenemos una gran ilusión y
queremos sacar el mismo dinero por este piso como por el que vamos a alquilar,
te diré que son setenta mil pesetas, gastos de comunidad incluidos.
-
Me parece razonable y es más
destaco lo positivo que habéis sacado de vuestro cambio, destacar vuestra ilusión
que tantas veces se pierde por la monotonía que llevamos a nuestras vidas, y sé
que os ira muy bien. Tenéis alguna
gestoría donde nos hagan los papeles o queréis que vayamos donde me están
haciendo los papeles de los locales que he alquilado a Felisa.
-
La verdad es que nunca hemos
pasado por estos papeleos, así vamos a esa oficina para que también hagan los
nuestros. Responde una Elisa con una
amplia sonrisa.
-
Y, ahora, vamos a ir a
celebrarlo al bar de Ángel, dice un Nestor igual de contento.
Al llegar saludan al dueño, que por la hora que es no tiene a
nadie en el establecimiento
-
¿Qué quieres tomas Luis? Te apetece una copa de champan.
-
Me parece bien que lo pidáis
pero yo no bebo alcohol. Así que
brindare con agua.
-
Pero eso dicen que trae mala
suerte.
-
Que tontos somos, como
brindar con algo tan necesario para nuestra vida y de lo que estamos compuestos
en un ochenta por ciento ¿puede traer mala suerte? Al contrario será un gran
honor poder hacerlo.
-
Nos has convencido, Ángel
tienes agua con gas, nos pones tres copas para brindar con Luis por el alquiler
de nuestra vivienda.
Ángel no salé de su asombro pero así lo hace, soltando el
comentario de:
-
Anda que esta celebración si
que te salé barata ¿eh?
Las risas son la contestación y pronto piden que se repita con más
agua carbónica.
-
¿Queréis que os presente para
que nos vayan haciendo los papeles?
-
Venga vamos porque sino vamos
a coger una gran intoxicación etílica, dice un Nestor pletórico. Elisa se ase del brazo en cabestrillo que
pone su marido y juntos van a su nuevo destino.
-
Toma esta es la dirección y
el teléfono de donde vamos, por si necesitas cualquier cosa, el teléfono que
hay en casa lo puedes utilizar no hace falta que haga cambio de contrato como
las cartas vendrán al buzón las puedes abrir y así pagar el consumo al igual
que con la luz y el agua. Te voy a dejar
los datos del banco. Y allí puedes hacer
todas las operaciones.
-
¿Por cierto a que te dedicas
Luis? Por fin sale la pregunta de Elisa.
-
Bueno como ya sabéis he
alquilado a Felisa los dos locales que tiene cerrados con la idea de hacer un
centro de auto-ayuda. Ya sé que os suena
raro, pero he llegado a la conclusión de que nos estamos deshumanizando y que
todos necesitamos ayuda y quien mejor que nosotros mismos para dárnosla.
-
La verdad suena raro tu
proyecto pero lo que dices es coherente por eso te deseamos una gran
suerte. Contesta Elisa.
-
Así será, yo solo soy el
iniciador, ni sé cuanto tiempo estaré en él.
-
Contaras con psicólogos,
psiquiatras.
-
No te he dicho que solo
cuento conmigo y luego con la gente que se una.
-
Pero esto será un
negocio. Responde Nestor.
-
Nunca lo he pensado como tal,
de momento cuento con algunos ahorros que me permitirán hacer las obras y los
gastos de mi manutención. Luego la
existencia me dirá que debo hacer.
-
O sea, que no tienes claro tu
futuro.
-
Por supuesto que no, sabéis,
vosotros, si mañana viviréis, sin embargo, nos estamos preocupando por cosas
futuras con probabilidad de existir o no.
-
Suena un poco raro.
-
Claro que si, pensamos que
las cosas que se salen de nuestros esquemas son difíciles de entender, ya nos
hemos implantado los esquemas de imposibilidad de comprensión, pero siguiéramos
hablando seguro que lo entenderíais, ahora subir a arreglar los papeles del
contrato. Tenemos mucho tiempo para
reflexionar juntos.
-
Bueno mucho tiempo no, porque
en quince días nosotros marcharemos de aquí.
-
Os recuerdo que tenemos mucho
tiempo para comunicarnos, si realmente nosotros queremos.
-
Estoy de acuerdo, dice Elisa,
tendiendo la mano en señal de despedida.
Ambos hombres se estrechan las manos con ganas de seguir hablando
pero lo que ha dicho Luis es cierto, son presentados al gestor firma los
contratos y se vuelve a despedir. Ahora
no quiere tomar el autobús prefiere volver paseando, tardara una hora para
llegar a la pensión. Hace una tarde
hermosa. Quiere saborear todo lo que le
rodea y se encuentra un hombre apoyado en la pared de una casa, sentado en el
suelo con los pies desnudos, donde se pueden ver las deformidades así como unos
brazos cortos también remangados para que los viandantes se pudieran fijar en
él. A veces tiende la mano para
solicitar ayuda con un platillo de plástico, reclamar la generosidad de los
viandantes. Luis se acerca con paso
firme y al estar a su altura, se agacha y le dice:
-
¿Cómo te llamas?
-
Me llamo Eulogio
-
Eulogio ¿te gustaría
trabajar?
-
¿Crees que a alguien le gusta
estar tendido solicitando una ayuda, haga frío o calor?
-
Lo razonable es que sí, pero
yo debo pedirte permiso. Sabes leer y
escribir.
-
Si aprendí en una escuela
especial hasta que me desmotive y lo deje.
Para no ser una carga para mi familia, me ayudan a venir aquí y así
puedo conseguir dinero que a todos nos va bien.
-
Eulogio tienes algún teléfono
donde pueda llamarte.
-
Si el de mi casa toma nota.
-
Por cierto mi nombre es Luis
y quiero montar un centro de ayuda, por pensar que eres una persona útil me
gustaría contar contigo, el único problema es que sería dentro de tres semanas,
pues aun ni han empezado las obras.
-
Que crees que tengo
prisa. El desaliento ha hecho mella en mí
muchas veces, quizás lo que me ofreces es una bombillita en la que quiero creer
para que ocurra.
-
Tú no solo tendrás una tarea
administrativa sino de ayuda en el grupo que vamos a formar, por ello tendrás
un sueldo que tenemos que fijar.
-
¿Dónde será?
-
Aquí mismo en el barrio de los claveles. ¿Puedes andar tu solo?
-
Si lo puedo hacer gracias a
estas muletas que tengo aquí plegadas bajo el abrigo, pues como veras mis pies
poco pueden ayudarme en mi locomoción.
Lo dice señalando sus cortas piernas con sus cortos brazos.
Luis tiende su mano, mientras mira a sus ojos diciendo:
-
Bienvenido al proyecto,
Eulogio. La cara de Eulogio cambia para
mostrarse sonriente de agradecimiento, hacía esta persona que se ha acercado
hacía él, no entregándole unas monedas para continuar su camino, sino que le ha
ofrecido ilusión, materializada en un
trabajo. A pesar de esas gruesas
gafas, que albergan unos cristales, no menores, no pueden disimular la alegría
que tiene en este momento.
Retoma el camino mientras
se cruza con un montón de niños que vienen de tomar clases en una academia
cercana donde aprenden ingles, para llegar a la pensión donde informa de su
marcha en quince días para que puedan disponer la habitación para otros
posibles huéspedes. Una cierta señal de
desagrado, hace el dueño ante este cliente que no ha dado problemas y que tan
amablemente se muestra siempre. No saben nunca quien les llegara de nuevo, por
ello cuando encuentran una persona como Luis tienen pena porque se marche, lo
normal es que los clientes duren de dos días a una semana, raramente lo hacen
por más tiempo. Antiguamente sucedía
así, ahora hay muchas prisas para estar mucho tiempo en un lugar fijo.
Tras dar la noticia decide lavarse un poco para volver a salir en
busca de cenar algo, aun hay un montón de personas en la calle y en una de las
escasas islas verdes, aun existentes en la ciudad, hay un grupo de niños
jugando, a su lado hay un banco vacío.
Luis no lo duda, hacía allí se dirige, observa el juego que desarrollan,
jugar al fútbol, pronto pide si le dejan
jugar con ellos, la cara de extrañeza de los jugadores se refleja en múltiples
muecas de sus rostros. Alguno pide que
repita la pregunta.
-
Sí, os pido, poder jugar con vosotros.
-
Pero ¿a lo que estamos
jugando? Responde quien tiene la cara de más travieso.
-
Claro, ¿a qué sino?
-
Es que eres un poco mayor y
por ello puedes abusar.
-
Ser mayor tiene sus
desventajas y sus ventajas, entre sus desventajas esta el que sois más rápidos
que yo.
-
Ya pero tú eres muy alto para
nosotros, bueno si quieres ponte con nosotros que vamos perdiendo y Raúl va con
ellos, os parece. Más que una consulta parece una imposición, todos aceptan
pero alguien pone la salvedad que tiene que ponerse de portero.
-
De acuerdo.
Se inicia una nueva polvareda que pronto llena el pantalón y el
jersey de Luis. Tras un agotador partido
terminado por la hora de uno de los jugadores que indicaba la vuelta a casa.
-
Al final no eres tan bueno,
pero si que haces bulto en la portería.
Luis estrecho las manos de todos y les da las gracias por haberle
invitado a jugar.
-
Mañana si quieres a la misma
hora volvemos a jugar.
-
No faltare, pero si traeré un
calzado más deportivo que estos zapatos, bajando su vista y observando como se
encontraban llenos de polvo. El guiño de
Raúl da por terminado el encuentro. Aun
sacan ganas para correr y llegar pronto a casa.
Luis sabe que para
conversar con ellos tiene que jugar a su juego para luego poder hablar y
aprender de ellos. Cuando uno esta
abierto, de cualquier persona puede aprender y ese mensaje puede ayudarnos a
otros o nosotros mismos, según piensa.
Al pasar los días, los
juegos dejaron paso a conversaciones que se forman en circulo en el campo de
juego. Increíblemente se fue cambiando
los hábitos de juego por la comunicación, pero Luis siempre insistía que
también es importante el juego, por ello no deja que la conversación sea más de
un tercio del tiempo destinado al partido de fútbol. Esto ocurre en la semana siguiente todos los
días excepto el sábado y domingo que cada niño tiene obligaciones diferentes
con sus respectivas familias.
El tiempo de espera para la realización de la obra pasa muy aprisa
y la mudanza ya se ha realizado a su nueva casa. Tiene tantas cosas, como si
los dueños no se hubieran ido, hasta los detalles más insospechados, los han
dejado, como esperándola recuperar dentro de cinco años, como la persona que se
va de vacaciones y torna con la esperanza de encontrarlo todo igual, la
necesidad de encontrarlo como se dejó pues sino surgirán problemas.
Luis ha tenido mucha suerte porque apenas ha traído la ropa puesta y se encuentra con
una casa montada, dispuesta a ser habitada.
Cuelga sus camisas y pantalones en el armario de su habitación, que es
el único que ha quedado vacío. Observa
la cocina con sus estantes repletos de utensilios para desarrollar las tareas
culinarias. Pasa al cuarto de baño y
tres cuartos de lo mismo, hasta botes de gel y champú sin estrenar, esperando
al nuevo inquilino. La casa tiene otras
dos habitaciones pequeñas con orientación norte, todo lo que puede pedir lo
tiene, Luis a su disposición.
Un gran sentimiento de alegría
y gratitud aparece en su cara, se siguen realizando sus proyectos sin
apenas ninguna traba. Como ese gran
sueño en el que has depositado tantas esperanzas y sin saber porque todo se
facilita para que así ocurra.
No puede evitar, una vez colocada la ropa y revisado los útiles
con los que cuenta, el salir a la calle para mostrar su satisfacción a todas
las personas con las que se cruce. Su
cara muestra una clara sonrisa, sus manos están abiertas, pero más con un deseo
de dar que de recibir, es la persona llena y pletórica que necesita compartir
todo lo bueno que tiene. Por supuesto
que no pasa desapercibido en un mundo gris donde las caras largas es el traje
que todos portan por ser el socialmente aceptado. No importa, Luis sabe que tiene que entregar
esa alegría, aunque la contestación sea muda o indiferencia. Conoce que nada queda en saco roto porque
nuestro inconsciente no es precisamente una bolsa sin fondo sino todo lo
contrario, una gran receptora de todo lo que nos rodea aunque pensemos que no
prestamos atención a todo aquello que esta ocurriendo a nuestro alrededor. Sus
pasos se encaminan a donde están trabajando Antonio y Miguel. Su faena también
está a punto de concluir, se han ajustado a los plazos que pactaron con Luis,
nada más abrir se funde en un abrazo con ellos, extraños a la alegría de Luis,
pero aceptan ese premio, como contrapartida los restos de yeso y pintura se
adhieren a sus ropas. Por fin unas
palabras salen de su boca.
-
Antonio, Miguel soy una
persona muy dichosa estoy muy agradecido a todo y a todos los que compartís y
hacéis mi vida, me siento, una vez más, el ser más afortunado del mundo y por
ello tengo que dar gracias a todo cuanto
me rodea y por supuesto vosotros sois parte de ello.
-
Realmente nos has dejado
atónitos, no estamos acostumbrados a como tu té manifiestas, por ello nos
sorprendes, día a día. Responde un
Antonio a quién ha llegado esa alegría.
-
Gracias pero os tengo que
contar que hay muchas veces en que eres plenamente consciente de lo que piensas
y es entonces cuando te embriagas de esa sensación, con su consiguiente
necesidad de transmitir a todas aquellas personas que te rodean. Son demostraciones de que debes seguir
adelante. Espero que sepáis entenderme,
me encuentro lleno y tengo que dar para que al compartir. Me encuentro igual de
solidario con quien esta cerca de mí o lejos, entonces utilizo el pensamiento,
que también llega, aunque no lo creamos.
-
Ya, pero comprenderás, que nosotros
después de una jornada de trabajo acabamos lo suficientemente cansados como
para llegar a casa, darnos un baño y cenar mientras vemos la televisión, no nos
queda más energía para compartir con nadie, es más creo que estamos faltos de
esa energía de la que tu hablas. Responde Miguel a modo de pregunta.
-
Todo depende del
planteamiento que tengamos, sí nuestro trabajo nos parece una tarea penosa. Lo
lógico es que al acabar terminemos acabados, pero sí, por el contrario nuestro
trabajo es una maravilla, esto solo depende de nosotros, al finalizar
terminaremos llenos.
-
Si pero es una teoría,
interviene Antonio.
-
Claro que si, llevas razón no
te creas, por creer todo lo que yo te digo, experiméntalo en ti, si entonces lo
sientes, sentirás que lo que té expreso llevó razón, Entonces, solo entonces, mi concepción y la
tuya serán iguales. No me gustaría que
todo se diera por entendido “a pies juntillas” sino que se experimente lo que digo
para ver si es valido en cada persona.
No todos tenemos que sentir de la misma manera, pero si es cierto que a
veces cuando nos encontramos en un callejón sin salida se nos viene el mundo
abajo, si alguien nos da entonces una ayuda, bienvenida sea, sí, esta es valida
para tan mejor para ella. Este en si es
el resumen del proyecto “Central” donde no sé unificara en las directrices de
una persona sino de un colectivo.
-
Muy bien, pero para este
proyecto se necesitan instructores.
-
Claro, Antonio, te dije
cuando nos conocimos que iba a necesitar la ayuda de todos vosotros.
-
Pero como vamos a ser
instructores de una cosa que desconocemos, contesta Antonio con una cara muy
sería.
-
Vosotros no partís de cero,
porque habéis empezado a dar pasos sin notarlo, porque habéis llegado hacía mi
y creo que sois personas que pueden empezar a realizar el proyecto con el que
dar sentido a nuestras vidas y de paso ayudar a todas aquellas personas que lo
necesiten.
Miguel sigue sin entender nada de lo que le esta comunicando Luis,
su cabeza mira hacía abajo en síntoma de búsqueda, de concentración. No entiende
como unos albañiles como ellos pueden ayudar a alguien que pueda necesitar
ayuda psicológica, una tarea para la que no se sienten capacitados, parece que
Luis se ha equivocado si piensa que le pueden ayudar en su proyecto. Antonio tiene el mismo sentimiento pero,
además, se siente atrapado en una red que él no ha elegido. Rápidamente transmite este pensamiento.
-
Mirar yo no trato de
organizar una secta, no trato de implicar a quien no quiere integrarse en lo
que yo llamo “proyecto Central”, tuve una intuición, donde pensé en vosotros,
yo no tengo la verdad y, por tanto, puedo equivocarme. Os pido perdón por haberos inquietados, responde un Luis
conciliador, poniendo su corazón en sus palabras, siempre es importante
comunicarse y expresar nuestras dudas, porque si no preguntamos no sabremos
nunca las respuestas, debemos pensar que nadie que nos rodea es adivino, por
ello las dudas, las preguntas debemos expresarlas.
-
Luis a mí me parece
maravilloso ayudar a alguien y de paso dar sentido a mi vida, pero té expreso
mis dudas ya que no tengo ni la titulación ni los conocimientos para poderlo
llevar a cabo, expresa un Antonio a la vez que Miguel, cabecea en sentido
reafirmativo de las palabras que dice su amigo y compañero.
-
No se trata de títulos sino
de voluntades, primero experimentaremos en nosotros, ideas, que he ido
aprendiendo en el curso de mi vida y me he dado cuenta que dan resultado. No se trata de que os creáis lo que os digo
sino que lo debéis experimentar y si os vale pues utilizarlo, como ya os he
dicho, el otro día. Si queréis
practicaremos y volveremos a practicar, para adquirir hábitos, con los cuales,
poder resolver cualquier pregunta, ante cualquier situación posible. Por otro lado os hable de la posibilidad de
juntar un grupo donde aprenderíamos todos de todos y por ello enriquecernos.
-
No crees que nos será difícil
aprender todo esto.
-
Si lo pensara ni os lo
plantearía, asevera Luis.
-
Casi estoy deseando empezar,
contesta Miguel.
-
Como ves el local esta casi
listo para poder empezar, si todo sigue así, la próxima semana iniciaremos,
pues todos los contratos necesarios están en marcha, para llevar a cabo el
“proyecto”.
-
¿Pero crees que tenemos que
abandonar nuestros trabajos?
-
Como ves, Antonio, no os
estoy proponiendo nada que no queráis hacer, primero aprender, sentir, oír y
ver si encontráis en ello vuestro camino, solo os tengo que decir “adelante”
sino es así siempre será un placer el haberos conocido. Solo os pido algo de vuestro tiempo libre. Contesta un Luis, con la sensación de abrirse
un poco más en cada una de sus palabras.
Luis conoce que tiene que dejarles reflexionar sobre todo esto que
han hablado, por ello, se lo hace saber y, por tanto, se despide de ellos. Ahora es tiempo de visitar a Felisa, hace
días que no la visita y siempre es una sorpresa verla.
La tarde esta cambiando su
color, las farolas van dando sentido a su vida, las calles se uniforman de
gris, rompiéndose con los colores producidos por las nuevas luces.
-
Buenas tardes Felisa, saluda
a una mujer vuelta de espaldas colocando unas cajas de cartón.
-
Hola, que tal, se vuelve tras
conocer la voz de su inquilino, ayer pase por tu local y comprobé que iban muy
adelantados.
-
En efecto han trabajado en el
tiempo estipulado tus amigos, Antonio y Miguel.
Tengo que agradecerte que me los presentaras pues son unas excelentes
personas.
-
¿Vas a abrir pronto,
entonces?
-
A final de semana pienso
tener los permisos y terminar los últimos detalles.
-
¿Vas ha hacer propaganda?
-
La única publicidad que
necesito es la vuestra y con ella cuento.
-
Por supuesto, pero sigo sin
entender como vas a ayudar a las personas, Luis.
-
Con una frase te lo voy a
definir. “La única cosa que podemos
cambiar, por encontrarse en nuestra mano, no necesitamos ni de nada ni de
nadie, es nuestros pensamientos” cosa que todo el mundo entiende pero que nadie
lleva a la practica, comportándose como un obstáculo insalvable, así de fácil
como de difícil, este será nuestro caballo de batalla que llevaremos a cabo en
tu local. ¿Lo entiendes ahora?.
-
Tú lo has dicho Luis parece
muy sencillo y pienso que tus palabras engloban la verdad. Somos nosotros los
que complicamos las cosas, responde una Felisa llena de dudas, ¿pero sigo si
saber como lo llevaras a cabo?
-
No seas impaciente, serás una
de las primeras personas que lo experimente.
Responde un Luis tranquilizador.
-
Claro que si estoy deseando
mejorar.
-
Evidentemente ya has dado el
primer paso, este es querer cambiar, nunca podremos ayudar a nadie que no
quiere cambiar. Seremos un centro de
autoayuda donde todos nos ayudaremos a todos y en esa necesidad todos
mejoraremos..
-
Voy a cerrar. Ya que son las ocho me gustaría que vinieras
a cenar a casa y así de paso hablas con mi hija, pues la noto un gran vacío
desde la perdida de mi marido. Es como
sino tuviera ganas de hacer nada, por las mañanas se dedica a cuidar a dos
niños y por la tarde suele quedarse por la tienda ayudándome, pero apenas se
relaciona, la muerte de su padre la ha llevado mucho peor que yo, por ello, he
tenido que ser la locomotora que tire de su tren.
-
Acepto tu invitación y si
quiere ayuda la tendrá.
-
¿Pero, Luis, no crees que
quiera tener ayuda encontrándose como está? Pregunta una exceptica Felisa.
-
Efectivamente hay personas
que no quieren cambiar, aun a pesar de que estén pidiendo ayuda a todas las
personas. Cada uno encuentra una serie
de cosas en las diferentes formas de vida. Por tanto, hay que respetar su
decisión y dejarles, nosotros no podemos ir de salvadores de nadie.
-
Yo creo que ella si quiere la
ayuda pero nadie ha sabido como dársela, ni siquiera yo.
-
De acuerdo hablare con
Marisa.
-
¿Quieres que no este delante
yo?
-
Nos lo dirá ella misma, no te
preocupes.
Salieron juntos camino de su casa.
El camino es un continuo saludo con toda la gente que se cruzan. Es la hora de tornar al hogar. Es la hora de
terminar los deberes. Es hora de
conectar los televisores. Es la hora de
batir huevos, con su peculiar sonido para la elaboración de tortillas. Es la hora del cambio de una actividad por
otra en la mayoría de las personas.
Comienza el problema de Felisa pues es una invitación no prevista,
tímidamente, le expresa que le gustaría comer.
Luis para sus pasos,
-
Ir a cenar es una disculpa
para que podamos hablar, no tiene que ser nada extraordinario, yo suelo cenar
poco y muchas veces únicamente fruta.
-
Pero me parece muy pobre
invitarte a cenar y ofrecerte solamente fruta.
-
Lo importante ya te digo no
es el que se ofrece sino como se ofrece, quiero decirte que lo principal no es
cenar sino la ayuda que podemos dar a Marisa.
-
De acuerdo, no insistiré más
en el tema. Comprende la seguridad que
Luis expresa sus sentimientos y no quiere ser pesada o al menos aparentarlo.
Tras pulsar el timbre, una Marisa con una bata de colores, nota la
sorpresa de no esperar a un invitado. No puede impedir el mostrarse azorada y
disculparse por su aspecto.
-
Estas en tu casa, por lo
tanto debes de estar lo más cómoda posible, si a los que vienen de fuera no les
gusta tu aspecto será su problema, ¿no te parece, Marisa?
-
Claro que si, aunque, también
es normal el ponerme nerviosa, además, es la primera vez que vienes a casa.
-
Tu madre me ha invitado a
cenar y poder hablar contigo.
-
¿Conmigo, porqué motivo?
-
Ella piensa que te puedo
ayudar, yo también lo creo, pero evidentemente falta el que tú quieras.
-
Pero, yo no tengo ningún
problema
-
¿Estas segura? Pregunta Luis
mirándola fijamente a los ojos. Marisa
no es capaz de sostener esa mirada fija y desvía su mirada hacía abajo junto a
su lado izquierdo.
-
Si hablamos los problemas dejan de tener esa
categoría que nosotros la hemos dado.
-
Lo que hago es lo que quiero,
su respuesta es dada sin titubeos, pero es incapaz de mantener la mirada de
nuevo.
-
Marisa, si todo esta bien no
hay problemas, si no es así, aquí estoy yo para ayudarte.
-
¿Pero como puedes conseguir,
termina claudicando, lo que no he logrado en tantos años?
-
¿Empezamos ahora?
-
Ahora vendrás a cenar, no a
trabajar.
-
He venido a ayudarte, lo de
cenar es una disculpa.
-
¿Qué te hace falta? Cuestiona
Felisa.
-
Marisa ¿quieres que este tu
madre? Contesta con total sinceridad.
-
Mama, me gustaría que fuera a
solas.
-
Entonces cámbiate e iremos a
mi casa.
-
¿No te importa, mamá?
Responde una Marisa sumisa.
-
Claro que no, es más he
sugerido a Luis que viniera a casa, por esta razón se encuentra él aquí. Por otro lado sabe que tiene un plato de
comida cuando quiera.
-
Una vez más te agradezco que
te preocupes por mí.
Ya en la calle se interesa por la manera en la cual la puede
ayudar. Luis se lo explica en pocas
palabras hasta llegar a su casa.
Al cabo de dos horas Luis acompaña a la casa de Marisa y la despide
- No te creas lo que te he
dicho experiméntalo en ti misma y si es valido he tenido suerte en poderte
ayudar, como veras lo que consigas es fruto tuyo, tu serás quien lo ha
conseguido. La contesta Luis mientras la
da dos besos.
-
Claro que va a funcionar,
responde una Marisa con la impresión de estar en una nube.
-
Despídeme de tu madre, es
tarde y quiero acostarme temprano.
-
Muchas gracias por todo Luis.
Un guiño es el fin de la
separación y camino a su acogedora casa.
La noche se presenta otoñalmente hermosa, el aire esta terminando de
abatir las hojas secas que aun penden de las ramas de los árboles. No hay mucha circulación de coches y menos de
personas por “el barrio de los claveles”.
Al pasar junto a la gestoría recuerda que mañana tiene que firmar los
papeles para poder operar como actividad, de esta manera poder contratar a
Eulogio y preparar los gastos.
El día se abre con un aire frío, el sol a duras penas se va haciendo el rey.
Luis desayuna y con la hora de apertura va a cumplir con la labor
rutinaria de firma de papeles. Todo sigue desarrollándose sobre ruedas. El siguiente paso es buscar una cabina de
teléfonos para ponerse en contacto con Eulogio para poderse citar en el local y
juntos ver las necesidades que va a tener para desempeñar su trabajo. Por la mañana no va a ser posible pero sí por
la tarde. Tras la conversación
telefónica va al local donde tienen que estar rematando los últimos retoques. En efecto están barriendo el suelo y
limpiando los cristales.
-
Buenos días chicos, que
atareados estáis.
-
Buenos días Luis, como te
dijimos ayer ya esta terminado nuestro trabajo.
Estamos barriendo para poder fregar y poner las alfombras.
-
Bueno pues ya hay dos manos
más para ayudar a terminar la tarea.
-
Luis hay una pregunta que
siempre me he hecho y es la siguiente, a ver si tu me puedes ayudar a resolver
¿porqué cuando hay alguien que lo esta pasando mal, el resto de los compañeros
o amigos se aferra a destruirle, que nos obliga a ser así?
-
Es fácil, es por un mecanismo
de defensa de nuestra propia integridad moral.
Si yo siento a alguien próximo a mí, o a un compañero como tu dices, que
esta abajo yo tengo que reafirmarme en mi, supuesta, altura, para así poder
sentirme mejor conmigo mismo. Al estar
por debajo de mí, yo estoy más alto, al menos así es como lo sentimos, aunque
en realidad ese efecto se nos pase y necesitemos buscar a otras personas para
sentirlas por debajo ¿Entiendes Antonio?
-
Que complicados somos, con lo
fácil que es ser simples.
-
Ahí es precisamente donde
quiero llegar con todas las personas, a esa concepción, de esta manera, nos
sentiremos mejor y más dueños de nosotros mismos.
-
Claro que lo simple se hace
complicado, repone Miguel.
-
Una vez más te digo que si
nosotros queremos será así. Tenemos que
cambiar nuestro ordenador de sistema porque sino es así, seguiremos recibiendo
las mismas respuestas. Para que algo
cambie debemos de empezar por las cosas más insignificantes, si veo una
dificultad en alguna cosa, lo más seguro es que nos estrellemos, al igual que
sí construyéramos paredes, el pensar en dificultades nos supone un terrible
obstáculo.
Por supuesto que la conversación no se termina aquí lo que hace
que lo poco que queda se alargue hasta altas horas de la noche, hasta que Luis
se hace consciente del tiempo y decide terminar pues sabe que mañana ellos
tienen que iniciar otra obra y hacerlo a primera hora de la mañana. Antonio y Miguel se están metiendo tanto en
el tema que tampoco han dado importancias al reloj, empiezan a notar lo que
Luis les había dicho hace unos días. Lo
primero que hacen es llamar a sus respectivas casas para disculparse por el
retraso. Sus mujeres son conscientes de
las demoras que surgen por los imprevistos.
Al día siguiente se presenta un operario a instalar el teléfono y
nada más acabar se detiene un coche del que desciende Eulogio ayudado por su
hermano. Las muletas comienzan a moverse
y son seguidas por la alegría de Luis, dándole la bienvenida a la
“Central”. Le muestra el local y le
invita a sentarse en la única silla que hay.
-
Eulogio aquí vamos a
desarrollar nuestro trabajo.
-
Muy bien Luis pero explícame
en que va a consistir, detenidamente, mi trabajo y los fines a lograr o realizar.
-
Te explico a donde quiero
llegar y a partir de ahí me vas haciendo, concretamente, tus preguntas. Lo primero es decirte que el proyecto
“Central” en su inicio lo componemos las personas que estamos aquí: Antonio,
Miguel, Eulogio y Luis. Tanto Antonio
como Miguel tienen su trabajo propio que seguirán haciendo y en tiempo que les
sobre vendrán aquí. Tú y yo estaremos en
tiempo completo. Por supuesto que no se
trata de fichar, cuando entramos y cuando salimos. Vamos a hacer este local que sea un lugar
vivo donde podrá venir cualquier persona a ser ayudada, a ayudar o a comunicar.
-
Me estas hablando de cosas
abstractas. Interrumpe Eulogio.
-
Llevas razón, esta es la idea
principal, como lo vamos a hacer es una labor que no esta escrita. Como somos personas tenemos la capacidad de
ayudar a los demás y no solamente físicamente, pues precisamente de lo que padecen
muchas personas no es de afecciones físicas sino mentales y estas se
manifiestan de manera física en nuestros organismos. La varita mágica con la cual vamos a realizar
estos cambios es con la palabra. Con la
palabra y el sentimiento que expresamos con ella es tan importante que podemos
desencadenar cambios en nuestra mente.
Contesta un Luis altamente convincente..
Antonio y Miguel permanecen callados, reflexionando sobre lo
sucedido estos últimos días.
-
Si queremos hacer que sea un
lugar de encuentro tendremos que estar alguno de nosotros para atender a todas
las personas que vendrán, esta es una de tus tareas Eulogio, la otra es actuar
como conductor de los cambios que se hagan con las palabras. Mientras lo expresa, Luis, no deja de mirar a
los ojos de Eulogio, unos ojos muy abiertos con una expresión amorosa.
-
Pero Luis yo lo que he hecho
en esta vida es solo dar un sentimiento de compasión, no sé hacer todo eso que
me pides.
-
Evidentemente empezaremos
desde nosotros mismos, somos los primeros a sentir todos estos sentimientos que
nos dan seguridad, vamos a sentir en nuestra cabeza lo que vamos a
transmitir. De tal manera haremos esto
que ese sentimiento de pena y de compasión será parte del pasado y como tal
dejara de tener importancia.
-
¿Pero el pasado es
importante? Responde Eulogio.
-
Tan importante como nosotros
queramos, puede ser una bella pagina o un terrible obstáculo, te diré que el
pasado no existe, como él sentirte
minusvalido que solo despierta compasión por las personas que pasan a tu lado.
-
Es que realmente me siento
así, me siento un desgraciado.
-
Pero si logras sentirte útil,
bien y con el poder de ayudar a otras personas,
¿no crees que te sentirás pletórico?
-
Claro que sí.
-
Pues este es uno de nuestros
objetivos, él encontramos felices con nosotros mismos. Si estamos llenos, nosotros, podemos dar
ayudar a los demás, pero solo en el caso que nosotros nos encontremos en esa
situación, sino nos iremos debilitando, cada día es una losa, ese es el sentir
que tendremos.
-
Todo eso ¿se puede conseguir
con la palabra? Pregunta Eulogio.
-
No es que yo lo diga y lo
creáis a pies juntillas, se trata de sentirlo vosotros y si es así pues
entonces os valdrá. Yo no digo que este
sea el único método pero es en el que creo porque lo he visto en mi mismo y en
muchas personas con las que lo he compartido mis palabras. Al creer, profundamente en ello, creo que
puedo ayudar a más personas a la vez que me ayudo a mí mismo, yo no estoy en
ningún nivel superior a nadie, soy tan humano como cualquier persona que se
cruce con nosotros en la calle. También
tengo mis debilidades por ello este proyecto
es necesario para mí.
-
Como obtendremos ingresos
para que este proyecto funcione. Sin
darse cuenta Eulogio sé esta integrando, pero tiene que solucionar dudas que tiene. Has dicho que ahora pondrás tú el dinero ¿y
luego?
-
También te digo que no es una
cosa que me preocupe pues sé que el dinero vendrá para pagar: tu sueldo, el
alquiler de los locales y los gastos de luz, gas y teléfono. No vamos a cobrar a nadie por venir a
nosotros, tendremos un buzón donde anónimamente, quien quiera dejara dinero.
-
¿Pero y si nadie deja dinero
o es insuficiente para pagar los gastos? Pregunta Miguel con sus dudas.
-
Miguel no podemos esperar que
algo no funcione si ya nosotros vamos poniendo las premisas de posibilidad
negativa...
-
Pero existe esa posibilidad.
-
Claro que si pero te diré que
las inseguridades hacen que el hombre no se mueva, este estático. Te pondré un ejemplo: La persona que tiene un
trabajo fijo, aunque este a disgusto no lo querrá perder por otro que le
resulta más atractivo, útil y hasta mejor económicamente, simplemente porque
tiene miedo de perder esa seguridad.
Como ves surge el miedo hacía lo desconocido y preferimos lo que dice el
refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Este miedo nos atenaza y nos impide
progresar. Si damos mucha importancia a estas premisas negativas el mundo no
avanza y con él nos quedamos estancados.
Las caras comienzan a girar entre ellos. Luis les observa y cautelosamente les dice:
-
Pensarlo, mañana nos volvemos
a ver y decidimos si “Central” toma cuerpo o se queda en idea. No debo nada a nadie, el dinero lo tenía
ahorrado precisamente para este objetivo.
Yo sigo pensando que es viable, pero no debo meteros en un barco sino creéis en él. Yo seguiré poniendo toda mi energía para que
salga adelante. Llamamos a tu hermano
para que te recoja, Eulogio.
-
No quisiera seguir hablando
contigo.
Antonio y Miguel si deciden marchar para aclararse entre ellos, se
despiden y quedan con Luis para las diez de la noche del día siguiente.
-
Luis te diré que siempre he
deseado una oportunidad como la que me presentas. Pero al hacérmela saber es como si dudara del
sueño que creo estar. Este proyecto se
va ha llevar a cabo, yo también creo en él cuenta conmigo. Pero reconozco que tengo mucha información
negativa sobre mi papel en esta vida, tienes que entenderme.
-
Claro que sí, pero te vuelvo
a decir que eso es parte del pasado, vamos a desdramatizar esta parte de
nuestra vida y asumirla como una parte más de ella, pero no tan importante como
para ser una traba de nuestro presente.
Tus manos tus pies han servido para dar pena, tu has incorporado a tus esquemas mentales
este sentimiento y por ello te sentías como minusvalido. Ha llegado el momento del crecimiento para
que esos miembros sean útiles llevados por esa maravillosa cabeza que
posees. Es el momento de vivir y
precisamente el presente es la clave vamos a aprender a vivirlo pero con unos
ojos nuevos, unos oídos nuevos, unos sentimientos nuevos.
Que en realidad no es ninguna novedad pero que si estaban atrofiados
como tus pies que se vuelven hacía si mismos, es el momento de quitar la
atrofia y ver como fluye ese gas etéreo que todos tenemos dentro de nuestros
cuerpos. Tanto Miguel, como Antonio,
como tu no sois especialistas en este trabajo y es precisamente por ese motivo
el que quiero que colaboréis en el desarrollo del mismo. Mañana mismo si quieres me traes los papeles
para darte de alta laboralmente y comenzamos nuestra fase de aprendizaje.
-
Estoy deseando empezar, te
vuelvo a decir que es mi gran oportunidad.
Por otro lado te diré que mi familia ni se lo cree, ya hablamos de las
dificultades mías en la vida, mis ojos miopes se han negado a ver mucho mas que
el contorno de mis gruesos cristales.
Mientras esta pronunciando
estas palabras, a Eulogio, le empieza a descender lagrimones de esos ojos
ahuevados, sus palabras comienzan a entrecortarse. Luis suelta el lapicero y se acerca para
darle un fuerte abrazo. Los cortos
brazos rodean el cuello de Luis mientras las lagrimas comienzan mojar su camisa
rayada. El sentimiento de Luis es grande por la persona con la que esta
compartiendo un fuerte sentimiento, fundido
en un abrazo de doble sentido, con recibimiento por ambas partes.
-
Eulogio porque tienes esta
fuerza dentro de ti, sin explorar, por tu parte, se que eres necesario en este
proyecto. Tu vas a ser la imagen de
verdadera superación para cualquiera, siempre ocurre que nos sentimos los más
desdichados del planeta, Magnificamos o
minimizamos las cosas pero siempre en negativo.
Si las cosas que creemos insalvables las convertimos en pequeñas es como
cuando alguien que nos hace daño lo convertimos en un muñeco pequeño nos
podemos hasta reír de él deja de tener el valor mayestático que ha tenido para
nosotros. Esto esta al alcance de todos
nosotros y podemos practicar con ello esto es alguna de las cosas que haremos
aquí.
Las lagrimas de Eulogio se secan y comienza a surgir una sonrisa.
-
Llevas razón contigo todo
parece fácil.
-
Es labor de hacerlo fácil lo
que, en principio, parece una cuesta.
-
La curación psicológica
comienza por uno mismo por ello olvida de darme un sueldo: Es más lo que voy a ganar para mí que los
aspectos materiales.
-
Eulogio si vamos al mercado a
comprar alimentos nos es necesario el poseer dinero. Tú eres un trabajador más con la ventaja de
gustarte tu trabajo, que realizaras, por ello debes recibir un salario. No te preocupes por el dinero, porque si lo
haces así te presentas como una persona muy terrenal y por ello material. Lo cual puede llegar a ser una losa para
encontrarte feliz, ten en cuenta que al ser materialista cada vez necesitaras
más cosas, es como entrar una espiral donde el único camino es seguir para delante. Como, consecuencia estas más ahogado. Creo que la decisión es clara, hay que dar al
dinero su justo valor y nunca más del que tiene.
-
Todo eso lo veo claro y creo
que la mayoría de las personas les ocurre, pero el gran problema es como
lograrlo.
-
Eulogio si yo te hago ver que
si vas al bar, teniendo una cirrosis hepática.
Pides un licor tu organismo sé retorcerá y sufrirás, pero esto tú lo
ignorabas, sí te hago sentir esto, sabrás que al salir de aquí no iras al bar a
pedir ninguna copa de licor, pudiendo ir para pedir un vaso de agua o de
zumo. Sí a pesar de esto tu vas al bar y solicitas una copa de
licor el problema es tuyo el sufrimiento lo padeces tú. Yo te he ayudado en una parte de tu elección
pero siempre tú tienes la decisión del camino a coger en tú vida. Solo habré aportado un punto más de vista que
a lo mejor no habías visto porque te encontrabas bloqueado. Esto es lo que haremos.
-
De esta manera, que decimos
nosotros, no nos implicamos en las decisiones de los demás.
-
En efecto, es una cosa
importante, la que acabas de decir. Si
yo me implico mucho en las decisiones de los demás. Acarrearé mis responsabilidades y las de los
demás. Te puedo decir que es llevar
mucho peso y nuestra espalda no le conviene acarrear mucho peso de continuo,
porque sino sufriremos de dolor de la misma.
-
Entiendo. Responde Eulogio eufórico. Realmente me haces sentir que las cosas son
más fáciles de lo que pensamos.
La conversación sigue hasta que al mirar hacía fuera del local se
dan cuenta que la noche ha venido y ni siquiera han comido.
-
A lo mejor tu hermano está
intranquilo, ¿porque no le telefoneas?
-
No hace falta, Luis, ya sabe
que cuando le necesito le llamo y en cuanto puede viene a buscarme. Creo que tenemos que poner plantas y flores
para que esto tenga apariencia de vida.
-
Claro que si eso haremos
mañana y también miraremos una silla de ruedas a motor para que tengas tus
propios desplazamientos.
-
Eso es muy caro, ni me lo
he planteado nunca.
-
Eulogio si inicias nueva vida
lo vas a hacer en todos los aspectos.
¿Conoces algún sitio en la ciudad
donde las vendan?
-
Claro que sí en la calle
Balboa. Una vez llegaron a mis manos
unos catálogos, de sillas al ver los
precios lo tiré al cubo de la basura, pero si me fijé en la dirección.
-
Con el tiempo buscaremos un
coche para que no tengas que depender de tu hermano.
-
Para Luis que vas muy
corriendo.
-
Pero no ves que te hace
falta.
-
Si pero estas corriendo
mucho.
-
Eulogio es que hasta ahora no
te has movido nada, has estado tirado en la calle, es el momento de que te
empieces a moverte.
-
No se como voy a integrar
todo esto.
-
Ya lo estas haciendo, porque
vas a movilizar algo que ya esta en movimiento.
Eulogio toma sus manos y las lleva a la cara como queriendo sentir
que no esta en un sueño, sus pequeñas manos se sumergen tras sus gruesos
cristales y restriegan los ojos.
-
A que nos sentimos bien
cuando vemos el horizonte despejado.
-
Claro que si, mi horizonte
siempre ha sido nebuloso y lleno de paredes.
Me estas dando la oportunidad de ver las cosas de otra manera, eso ya es
mucho. Voy a llamar a mi hermano para
que me recoja. Luis no se como
agradecerte todo. Eres la primera
persona que no me trata como un minusvalido sino como una persona. Muchas gracias por todo.
-
Eulogio tú si que me estas
enseñando por ello yo también te doy las gracias.
Tras cerrar el local despide a Eulogio y su hermano. Se dirige a su casa pero recuerda que no ha
realizado compra alguna, así que va al restaurante donde comió con sus amigos
Miguel y Antonio, porque en la parte del bar le podrán servir un
bocadillo. Nada más entrar el camarero
para su actividad para saludar a Luis de quien se acuerda perfectamente.
-
Buenas noches que desea el
señor, frase eternamente manida en su vocabulario, pero que ahora la esta
haciendo con suma cortesía.
-
Buenas noches perdona que no
sepa tu nombre.
-
Me llamo Manuel pero todo el
mundo me llama Manolo.
-
Manuel por favor, quisiera
tomar un bocadillo de queso, pero, si puede ser, me gustaría que le añadieras
tomate natural.
-
Eso esta echo y de beber una
cervecita.
-
No prefiero una botella de agua.
-
Me han hablado mucho de usted
Miguel y Antonio. Concentrando su
atención en Luis.
-
Siempre esta bien que hablen
de uno.
-
De usted, hablan, como de una
persona muy especial. Le tienen un gran
cariño.
-
Mejor será que nos tuteemos,
yo también a ellos han sido de las primeras personas que he conocido en esta
ciudad, desde el principio me están ayudando a cumplir mi ilusión.
-
Pero lo que no me han sabido
explicarme es en que consiste el negocio.
-
Manuel te he dicho que es una
ilusión no quiero ganar dinero, porque yo solo soy una parte de ese proyecto.
-
A entonces hay más personas
dentro de él.
-
Claro que si, entre ellos
espero contar con Miguel y Antonio.
-
Pero como van a estar en un
grupo de autoayuda dos albañiles.
-
¿Me podías contestar los
apóstoles que siguieron a Jesucristo, que profesiones tenían?
-
No vale el ejemplo.
-
¿Porqué no?
Manuel sé queda reflexionando.
Me resulta difícil comprenderlo, es como si yo me dedicara a ello.
-
Por supuesto que tu también
puedes, nosotros creemos que no tenemos habilidades, pero con entrenamiento y
comprensión podemos desarrollar todo eso que nos parece tan inalcanzable. Manuel te invito a que vayas a ver que
hacemos y si te gusta te invitamos a ese proyecto que se llama “Central” para
llevarle a funcionamiento.
-
¿Pero ahí, que se hace,
arreglar problemas?
-
Ahí se arreglaran los
problemas que se puedan arreglar y será un centro de encuentro, donde
combatiremos la incomunicación que rodea nuestro mundo, precisamente con
dialogo.
-
Es presuntuoso vuestro
proyecto.
-
Claro que si cuando el dedo apunta
debe, por supuesto, de hacerlo hacía las estrellas. Para hacerlo a algo cercano, no tiene mucha
ilusión.
Los clientes han dejado su tertulia para estar atentos a la conversación que mantienen
Manuel y Luis. Esto lo observa Luis,
para darse cuenta que su proyecto ya ha empezado a funcionar. La gente va dándose cuenta que hay una idea
que se va a poner en marcha en el “barrio de
los claveles”.
El día siguiente, se ocupa en ir a elegir las mesas, las sillas,
las estanterías que hacen falta y por
supuesto elegir las macetas y los ramos de flores para llenar el vacío
local. Todo esto antes de que llegue
Eulogio. La decisión es fácil porque
encuentra todo lo que necesita. Una vez
más el camino se hace cómodo, lo que parecen obstáculos al momento se
resuelven. Viéndolo desde fuera parece
mágico que todo esto pueda ocurrir pero desde la realidad de Luis esto es algo
normal. Si algo se antepone, para que
pueda ser considerado, un problema, lo toma con toda naturalidad y continua por
otro lado, de tal manera que esa dificultad no pueda representar nada sino un
suceso anecdótico, así de fácil. Parece
como si Luis hubiera elegido ir con su automóvil, vida, por una autovía en
lugar de carreteras tortuosas y llenas de baches. Al ser consciente de esto es el sentimiento
que quiere transmitir al resto de las personas que se crucen en su camino.
Cuando llega al local aparece el coche del hermano de Eulogio con
él mismo. Se aproxima a saludarle y le
solicita si les puede acompañar a la tienda donde venden las sillas de ruedas.
-
Me lo ha comentado mi hermano
y tengo la mañana para ir donde sea.
La cara de Eulogio es una plena satisfacción, al fin, sus sueños
de autonomía parecen que se van a cumplir.
Entra en el coche por la puerta trasera derecha del pequeño
utilitario blanco.
-
¿Sabes por donde esta la
tienda que conoce tu hermano?, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-
Llevas razón; Luis, mi
hermano se olvida de las formalidades.
Mi nombre es José, soy el hermano mediano, tenemos otro hermano Antonio
que es el mayor. Nos llevamos tres años
entre cada uno de nosotros. Trabajo de
camarero en un restaurante que se dedica a dar banquetes, bodas y todo eso, por
eso no tengo un trabajo de todos los días. José sigue hablando como si
rellenara un curriculum.
Eulogio sigue con su mirada perdida en el frente.
-
Perdonarme que me halla
olvidado de las formalidades, mientras le dice que tienen que ir a la calle
Balboa.
No tardaron ni media hora en llegar, hay poco tráfico, la hora
punta ya ha pasado. Un gran cartel
anuncia “Sillas Ruiz”, aquí se mezclan sillas de bebe con las propiamente para
minusvalidos. Nada más traspasar la
puerta de entrada se levanta como un resorte uno de los dos dependientes.
-
Buenos días en que puedo
ayudarles. Frase usada mil veces por el
tono en que lo expresa. Luis se
adelanta.
-
Buenos días necesitamos una
silla eléctrica para Eulogio, dirigiendo su cabeza hacía él.
-
Precisamente hemos recibido
una partida la semana pasada, un momento, por favor.
Las miradas de los tres curiosean con la vista todo lo expuesto,
mientras el otro dependiente se afana en pasar cuentas al ordenador que tiene
frente a sí. No pasa mucho tiempo cuando
el primer dependiente sale con una silla empujándola hasta el lugar donde esta
Eulogio.
-
Por favor, siéntese. A la vez que le ayuda a coger sus
muletas. Es muy sencilla, con esta
palanca usted puede ir hacía adelante, atrás o en diagonal. Tiene una batería que se recarga por la noche
o durante cuatro horas con un cargador que también suministramos. Puede dar una vuelta por la tienda.
Cosa que hace de inmediato Eulogio, parando dando marcha atrás,
adelante en las formas posibles.
-
Un problema será
transportarla, por el volumen que ocupa, dice José.
-
Al ser una silla nueva han
previsto este problema y se puede plegar en dos partes, lo que le hace que
pueda ser transportado en cualquier coche.
-
¿Que te parece Eulogio?
-
Sencillamente un sueño.
-
¿Crees que es la mejor?
Pregunta Luis al dependiente.
-
Sinceramente si por la
ventaja de su doble plegado y no ser excesivamente pesada por eso es la que les
he mostrado en primer lugar. Tengo dos
modelos más pero yo se las desaconsejo.
Sin preguntar precio le acerca la tarjeta de crédito. El dependiente no sale de su asombro y
comenta.
-
Pero no les he dicho el
precio.
-
Es igual sé que es el idóneo
para la silla que nos llevamos.
Se dirige con la tarjeta al lugar donde esta el compañero.
-
No les he dicho que tiene
seis meses de garantía, tenemos un servicio técnico a su disposición. Ahora les mostrare como plegarla.
Eulogio sigue dando vueltas por la tienda mirando las muletas que
están en las manos de su hermano. Tras
dar el recibo de conformidad da el mismo para ser firmado y una vez entregado
entra en la trastienda para salir al momento con un juego de herramientas, una
funda gránate, el cargador de batería y un cojín antiescaras. Eulogio
interrumpe su paseo para levantarse y ver como se hace la operación de
plegado. Con una llave hace que la
estructura rígida sea fácilmente plegada.
Paso a paso va explicando la operación pero resulta fácil de entender.
-
Muchas gracias, es bastante
sencillo, contesta Luis mirando a José.
-
Por supuesto gracias a
ustedes, dice el dependiente sin salir del asombro, de ver que unos clientes no
actúan como el resto de los mismos.
A pesar de estar plegada puede sacarse rodando, al dar a una
palanca para liberarla de la acción de la batería. José abre el maletero y efectivamente le cabe
justo, los accesorios los superpone sobre la misma.
-
Es un sueño Luis, puedo
moverme con autonomía sin ayuda de las muletas.
-
Tenemos que hacer un pequeño
rebajo con cemento para que la silla pueda pasar los cinco centímetros que
tiene la puerta de la tienda con respecto a la acera.
-
Ni me había dado cuenta.
-
Yo sí, pero ahora debemos
enseñar a tu hermano el centro, y tu probar la movilidad de tu silla por el
local.
-
Estoy deseando verlo y saber
un poco vuestros objetivos, aunque ya me lo ha comentado mi hermano.
Parece como si continuamente tuviera que explicar lo mismo a todas
las personas con que se cruza, pero no hay un gesto de malestar, que va
explicando según van camino al local.
Las dudas una y otra vez son despejadas.
Aparcan en la misma puerta. Toman
la silla para en dos minutos dejar la silla lista para su uso. Se monta Eulogio con una cara de niño con
zapatos nuevos, en realidad casi se trata de lo mismo. Al llegar a la puerta se topa con esos cinco
centímetros que le dificultan para entrar, operación que se resuelve con la
ayuda de José.
-
Anda que ya me dejaras dar
una vuelta con tu nuevo vehículo, comenta en tono jocoso José.
-
Esto no es un juguete, tu ya
tienes tu coche. Responde serio Eulogio.
-
Bueno a ver como te apañas
por el interior, interrumpe Luis.
Al principio le cuesta coger el punto para no chocar con las
paredes, le falta sensibilidad para coger el dominio necesario para evitar el
tropezar con los marcos de las puertas pues los muebles los traerán mañana por
la mañana. Es importante ver la cara que
pone Eulogio en esta silla para poder hacerse con el pleno control, saca la
lengua mientras sus ojos se sumergen tras los gruesos cristales de sus gafas.
-
No tengas prisa, seguro que
tu hermano cuando fue a la autoescuela para aprender a conducir tuvo un montón
de fallos igual que si yo lo hubiera intentado.
Has montado cinco minutos en tu silla es cuestión de entrenamiento. Aquí precisamente aprenderemos un poco de
esto.
-
Si quieres podemos empezar a
trabajar con tu autoestima.
-
Bueno yo me voy, dice José.
-
Puedes quedarte para que veas
como vamos a trabajar.
-
Claro que me gustaría, pero
lo digo por si puedo molestar.
-
Aquí la puerta de la calle se
cerrara cuando nos marchemos, el resto del tiempo debe estar abierta, pues así
será una invitación para quien quiera entrar.
Si nosotros hacemos publicas las cosas nadie se puede pensar que hacemos
cosas extrañas o sectarias. Pondremos un
buzón donde la gente puede dejar dinero, pero no tendrá llave. Solamente ingresaremos el día que se pueda
pasar por el banco para ingresar el dinero con el cual, pagar el alquiler, los
gastos y tu sueldo.
-
Pero si alguien lo roba.
-
Ya nos vendrá por otro sitio
no nos preocupemos por cosas que pueden ocurrir, esos pensamientos son los que
nos dificultan nuestro presente.
-
Es difícil encajar estos
pensamientos en nuestro sistema, dice José.
-
Naturalmente pero somos
capaces de cambiarlo por un bien mejor. Un sistema de pensamiento diferente.
Así comienza la enseñanza a Eulogio que ni siquiera es
interrumpida para comer. José esta
boquiabierto, Eulogio esta entusiasmado, siente todo lo que Luis le
transmite. Le ayuda a que comprenda
partes de su pasado, haciendo que sea él, quien los cambie por actitudes
positivas, de cumplir lo que sentía que necesitaba y no fue capaz de aportarlo
en cada situación en concreto. José
esperaba que terminara con su hermano para que empiece con él. Cosa que hace con sumo gusto. Todo es tan natural que las cosas fluyen sin
los prejuicios que tenemos y que se nos puedan ver cosas que son demasiado
intimas o al menos así creemos, para encontrarnos desnudos, esto nos da mucha
vergüenza, pero esto puede ser cambiado, esto va comentando Luis para que vayan
integrando dudas que pueden surgir de ver trabajar desde fuera.
-
Te tengo que decir que yo
ayer mismo, sin ir más lejos, hubiera
sido incapaz de haber contado mis sentimientos a nadie y menos, sí encima, esta
mi hermano presente. Dice Eulogio
-
Yo pienso igual pero aquí es
como si hubiera una atmósfera diferente, reafirma José.
-
Ya ves que la magia no esta
en nada especial, un local vacío, solo ocupado por dos alfombras y la silla
donde se encuentra sentado Eulogio, una vez más os digo que la magia esta en
nosotros, precisamente nosotros facilitamos eso que tu llamas atmósfera o
ambiente o como lo queramos llamar. No
somos realmente conscientes de esto pero esto ocurre.
-
Siempre me he preguntado
cuando queremos hacer daño a alguien le insultamos ¿porqué crees que lo
hacemos? Pregunta José
-
Normalmente los insultos son
despectivos para demostrar que la persona objeto, de nuestras iras, es menor,
pequeñisima. Así nosotros estaremos por
encima, podemos divisar a alguien que esta por debajo que nosotros lo cual nos
reconforta nos encontrarnos seguros. No
hay nada peor que sentirnos inseguros por que ello es síntoma de debilidad, no
olvidemos que llevamos una vida muy competitiva. Si nadie cede en el insulto entonces surge el
enfrentamiento, que da lugar a la lucha física.
Tenemos que imponernos sobre el intruso que desequilibra nuestro ser.
-
Es verdad, nunca me había
detenido a ver porque se hace esto, incluso se hace dentro de la propia
amistad. Dice José.
-
En efecto también se produce
esta lucha por ocupar un papel importante dentro de la vida, aun dentro de la
amistad. Si somos conscientes de estas
cosas razón de más para cuidar en no hacerlas.
-
Claro, interviene Eulogio,
pero es como si ya tuviéramos un programa metido dentro de nosotros y se
disparara como un resorte ante cualquier situación.
-
Pero somos capaces de cambiar
este programa, porque por pasiva se ha introducido dentro de nosotros ahora por
activa lo podemos hacer igual. Los
ejercicios que haremos aquí con nosotros y con las personas que vengan, serán
con quien desarrollaremos esta teoría.
Cuando somos conscientes que una cara sonriente es mejor recibida en
todos los sitios, dependerá de nosotros de llevarla sonriente.
-
Pero puede ser que esto de
una falsa imagen de bienestar. Dice
José.
-
Yo no sé si es falsedad el
sentirse a gusto, bien, feliz. Tampoco
tengo que estar analizando todo, todo el tiempo. Si no el fluir se convierte en algo poco
natural. Por ello digo que si hemos
adaptado unos patrones que a la mayoría de las personas no les van bien, es el
momento para introducir otros de manera consciente y con la ayuda de la palabra
como habéis observado en vosotros mismos hace unos minutos, poderlo
conseguir. Manifiesta un seguro Luis.
-
Cada vez siento las cosas
como si estuvieran siendo más fáciles, mientras retira sus gafas de su cara
Eulogio. Unas lagrimas comienzan a salir
de sus bolsas lacrimales. Una vez más
comienzo a llorar.
-
Es una cosa normal nos da
mucho miedo los cambios, como os he dicho, perdemos nuestra sutil seguridad. Dejémosla que se pierda porque estamos
ganando algo mucho más importante.
-
Perdona que redunde en lo
mismo, vuelve a interrumpir José, entonces la violencia tiene que ver con la
no-aceptación personal, girando su pensamiento sobre lo que antes han hablado.
-
En efecto, tenemos unos
patrones sociales altamente difíciles de
conseguir. Como ejemplo los cuerpos,
maniquíes, de las mujeres, el hombre adinerado, guapo con éxito social. Como la mayoría de las personas no somos así,
se genera una frustración y una manera de combatir la misma es como os he
dicho.
-
Entonces ¿todo el mundo que
pase por aquí va a cambiar?
-
La respuesta es clara “no”,
porque para cambiar lo primero es querer, aquí vendrán muchas personas como
quien va de flor en flor en su búsqueda interior y a la mejor esta no es su
flor, seguirá con su vuelo, pero nosotros no nos detendremos en su vuelo. Si le hemos podido aportar algo pues bien
llegado que sea, pero sino no tendrá importancia. Seguiremos nuestra labor pero sin tener la
sensación de haber tenido un fracaso, porque esto no será así.
La conversación dura, una vez más hasta altas horas. Luis se hace consciente de ello y decide
terminar la misma.
-
Es importante la
comunicación, pero también es importante el descanso, mañana llegaran todos los
artículos que he pedido. Al no haber
venido Antonio y Miguel quiere decir que han tenido más trabajo del que
esperaban. Ahora vamos a disfrutar, al
salir de aquí, de la hermosa luna llena que hoy tenemos.
-
Si vamos a casa que no saben
nada de nosotros, reafirma José.
Un abrazo entre los tres culmina la noche de hoy.
El nuevo día se abre ventoso, comienzan a aparecer remolinos por
todos los lados de la calle llevándose las hojas de los arboles y algún que
otro papel que acompaña a alguna bolsa de plástico. Las personas que van por la calle se enfundan
con pañuelos o bufandas defendiendo sus cuellos de un posible resfriado. Mientras los cabellos dejan su estática compostura
de minutos antes de la salida de casa para intentar volar, quitando a las
cabezas esa forma estática, dotándolas de vida.
Luis salé temprano de casa pues a primera hora le dijeron que
llegarán los muebles y las plantas. En
efecto a las ocho y media una furgoneta estaciona junto al local, dos hombres
con monos comienzan a sacar la mercancía y le dan un papel para firmar, en
total sacan dos mesas, dos armarios archivadores, treinta sillas plegables y
seis sillas de un mullido color ocre y siete cuadros que son acuarelas de una
extremada suavidad. Nada más salir por
la puerta vuelve a parar otra furgoneta con una docena de macetas y dos ramos
de flores. Ahora hay que buscar donde
encontrar los jarrones para emplazar los vistosos ramos. Lo mejor es ir a preguntar a Felisa por una
tienda de cerámica, buscar una ferretería para buscar tacos y escarpias para
colgar los cuadros, Antonio y Miguel le facilitaran la herramienta necesaria
para hacer la misma.
-
Buenos días Felisa, saluda
Luis. Pero al oír la voz salé una
radiante Marisa.
-
Buenos días Luis necesitaba
verte para darte las gracias por lo del otro día, tu semilla ha empezado a
germinar y esta saliendo el tallo lo
cual me hace encontrarme radiante.
-
Me alegro de que tu proceso
de cambio lo estés originando, vengo para hacer unas preguntas de vecino
nuevo. ¿Sabes donde hay una ferretería y
donde puedo encontrar unos jarrones de cerámica?
-
La primera esta justamente a
la vuelta de la esquina y la segunda en la calle Osorno a unos doscientos
metros hacía el centro.
-
Es verdad mira que he pasado
veces y no me he dado cuenta, para que veas que yo también me enfrasco en mis
pensamientos y desprecio lo que encuentro en el camino, además, es fácil
recordarla porque tiene la fachada alicatada de azulejos azules. Muchas gracias.
-
¿Cuándo piensas abrir?
-
Hoy han traído el mobiliario.
Voy a trabajar primero con Eulogio, Miguel y Antonio, espero estar con ellos
quince días para luego dar una fiesta de inauguración a la que espero que
vengas.
-
Puedo pasar luego a verlo y
echarte una mano cuando venga mi madre del médico.
-
¿Que la ocurre?
-
En realidad es un control
anual que se hace al haber tenido la glucosa y el colesterol alto cuando la
muerte de mi padre.
-
Me encantara verte allí, en
cuanto compre estas cosas estaré allí.
-
De acuerdo si te hace falta
algo de herramienta aquí tenemos algo, le pasa a la trastienda y en lo alto de
la estantería metálica de la derecha hay un cajón de plástico verde donde hay
un batiburrillo de cosas.
-
Pues iba a pedírselo a
Antonio y Miguel, así que me viene muy bien. Selecciona lo que necesita y lo
aparta en una bolsa de plástico que le proporciona Marisa.
-
Ahora, tras las compras, vendré por ello,
muchas gracias.
En la ferretería selecciona los tacos, las escarpias que necesita
y abona lo retirado de la estantería en la caja que esta en la entrada, la
cajera reacciona a la sonrisa que le da Luis, mientras la recorre un hormigueo
que recorre su cuerpo, que achaca a la puerta abierta, aunque, esta, lleva
abierta más de media hora. Pero no es
una sensación desagradable, aunque si extraña.
La siguiente parada es en la tienda de cerámica donde selecciona
dos preciosos jarrones: uno representa un árbol viejo y el otro una casa de
labranza también antigua. Abona lo
solicitado haciendo ver al dependiente las cosas tan bonitas que tiene en la
tienda, con un cierto orgullo le da las gracias por su compra y por su
comentario.
Los pasos, ahora, se encaminan a la tienda de Felisa. Allí esta despachando con una sonrisa en la
boca y al ver a Luis termina de llenarse de felicidad.
-
Por fin veo hoy que haces
honor a tu nombre.
-
Realmente tengo que darte las
gracias por haber hecho un milagro con mi hija, te aseguro que no es la misma.
-
Yo no he hecho nada, ella ha
realizado su trabajo, por ello recoge
sus frutos.
-
Pero tu has sido el mediador.
-
Bueno dejemos alabanzas. En ese mismo sale Marisa de la trastienda
con la bolsa de herramientas.
-
Venga podemos irnos. Dice una Marisa resplandeciente haciendo que
su larga nariz sea un rasgo precioso de su cara.
-
Te das cuenta Felisa como
esta haciendo un buen trabajo, esta hermosa y resplandeciente, dice Luis.
-
Luego por la tarde, después
de cerrar aquí, si estas me gustaría ir a ver como va quedando el local.
-
Sabes que puedes ir cuando
quieras.
Según van saliendo por la puerta, Luis, la vuelve a mirar y la
dice:
-
Te acuerdas cuando te mirabas
en el espejo y te veías gris.
-
Eso no ha sido hace mucho, en
concreto dos días.
-
Es igual es parte del pasado.
-
¿Has encontrado todo?
-
Si la verdad que ha sido
fácil y los jarrones para flores son muy bonitos.
-
Ahora los veo.
Llegan a la tienda.
-
Me ayudas a buscar sitio para
las macetas y colocar las sillas y las mesas.
-
Vale pero primero pondremos
las plantas y el resto girara en sintonía con ellas.
-
Estoy de acuerdo, ves como
tenías que venir a ayudarme.
Lo primero es rellenar de agua los jarrones para meter los dos
preciosos ramos en algo más precioso que el aire, el agua.
Le explica que los dos cuartos del fondo serán para terapias y el
primero más ancho, se ocupara para charlas y comunicaciones, lugar de
encuentro.
Junto a la entrada se pondrá el buzón y la mesa recibidor. Según están colocando no se aperciben de la
llegada de José y Eulogio, que llega en su silla eléctrica. Se vuelven y se presentan.
-
Vemos que ya habéis empezado.
-
Si me he encontrado a Marisa
y ha querido venir a echar una mano.
Además, me ha dejado la herramienta suficiente para colgar los
cuadros. También he estado midiendo la
puerta del servicio para ver si cabe tu silla y te puedo decir que cabe
justa. ¿Que tal con tu silla?
-
Te puedo decir que nos
arrolla a todos, contesta José.
-
Poco a poco voy haciéndome
con ella, estoy encantado, interrumpe Eulogio.
-
¿Podéis elaborar una lista de
material de papelería que nos hace falta? Pregunta Luis a los recién llegados,
mientras nosotros colocamos los cuadros.
Podéis anotar con este bolígrafo, extrayéndolo del bolsillo de su
camisa. Sin olvidar de dos paneles de
corcho para los comunicados.
-
De acuerdo, contestan.
Mientras, Luis y Marisa
buscan la ubicación de los cuadros. El
taladro se hace notar y la descripción de los objetos a comprar también. El tiempo pasa sin notar, cuando aparecen por
la puerta Antonio y Miguel, saludan a Eulogio y José que están a la entrada y
van hacía el interior en busca de Luis, encontrándose con Marisa a la que dan
un beso. Comienzan a disculparse por no
haber llegado ayer, explicando que no ha sido por desinterés sino por
complicarse el trabajo que están realizando.
-
No hay que disculparse por
nada, habéis venido cuando podéis así que no hay porque hacerlo. Se que habéis estado meditando el paso que
vais a dar, mejor es así. Os tengo que
agradecer el tiempo que empleáis en este proyecto que, de alguna manera, os
quitáis de vuestro ocio. Contesta Luis.
-
Realmente ha cambiado nuestra
vida pues damos sentido a lo que hacemos, nos encontramos a gusto en esta
manera en que tu nos propones nuestra vida.
A, mi, no encuentro interés en llegar a casa y sentarme a ver
televisión. Siento como que eso es parte
del pasado, no quiero ver a mi mujer como una circunstancia más quiero sentir
mi vida como la cosa más maravillosa.
Responde Antonio. Miguel piensa
igual que yo y creo que los miedos, como tu bien dices son producto nuestro,
porque vamos a seguir en la dinámica de conseguir dinero a cambio de nuestro
tiempo, donde solo vemos trabajo para tener más dinero en el banco. ¿Para qué?
-
Os dije que trabajaríamos
juntos, pero siempre os deje un margen de duda para la reflexión, que no os
sintieras forzados a no hacer nada que no quisierais. Responde Luis. He estado trabajando con Marisa, José y Eulogio. Cuando queráis lo haré con vosotros.
-
Hemos dejado los trabajos que
no tienen una gran prisa y tomar quince días para el trabajo personal nuestro
contigo, en realidad vosotros.
Se juntan en la sala, toman las sillas plegables y forman un
circulo. Para comenzar la terapia.
-
Lo que se trata es que veáis
lo que voy a hacer con Antonio y Miguel y luego comentaremos porque actúo
así. Comprobaréis el poder de la palabra
y el sentimiento que le damos.
Una vez más no hay tiempo
para comer. La terapia se desarrolla con
fluidez y solo es al final, cuando se corrobora el sentimiento de bienestar
obtenido tras la victoria de algo que se piensa insalvable, pero que luego se
descubre como una creación humana y por ello se puede modificar, solo esta en
nuestras cabezas. Este es el pensamiento
que va dejando Luis a sus compañeros la clave de su movimiento.
-
Evidentemente esto no-solo es
teoría, hay que llevarlo a la practica y si lo que sentimos nos vale pues
bienvenido sea. Vuelve a reseñar Luis
-
Claro debemos de practicar
todas estas ideas para que tengamos la plena seguridad de no equivocarnos con
nadie. Comenta Antonio.
-
No nos vamos a equivocar con
nadie pues esto esta dirigido a los demás, ellos sentirán lo que tienen que
hacer, por ello, estos optaran porque les sirva o no, lo que nosotros les
vayamos guiando. No vamos a manipular,
crearemos el escenario por donde se muevan, les pondremos la música y los
decorados, pero nada más. ¿Entendéis?
-
Claro que lo entendemos, pero
en principio, es lógico que tengamos una inseguridad. Responde como un resorte Miguel.
-
En este mes previo se trata
de conseguir esa seguridad en nosotros mismos.
Empezábamos cuatro y ya somos seis.
Bueno quizá os deba de preguntar tanto a ti José como a ti Marisa
¿Queréis participar del proyecto?
-
La respuesta creo que es
fácil, puesto que estamos aquí y como tu bien dices: ”no hay
casualidades”. Contesta Marisa.
-
Yo, también creo, que ha
llegado el momento de dar el cambio a nuestra vida. Personalmente no estoy contento con la vida
que he llevado. Sé esta presentando la
posibilidad de entenderla de una manera diferente. Acepto plenamente la
ocasión. Comenta José mirando a cada uno de los compañeros.
-
Os doy las gracias por creer
en vosotros mismos. Creo que es un árbol
precioso el que estamos plantando y con el cariño y la dedicación de todos se
convertirá en un precioso ejemplar que nos dará sus frutos, su sombra y su
fortaleza. A la vez servirá para el
resto de las personas que nos circundan.
Él circulo siempre ha tenido una referencia mágica en la antigüedad, por
algo seria. Ahora mismo estamos
dispuestos en un círculo, si os dais cuenta.
Es importante que sepamos que contra más cosas demos más
recibiremos. Esto se refiere no solo a
cosas materiales. Luis calla para dejar
paso a la reflexión.
-
¿No me queda claro a que te
refieres? Preguntas Marisa.
-
Os contare una anécdota que
me contó mi amiga Lourdes: “Imaginemos que tenemos una canasta llena de flores y a cada persona
que pasa junto a nosotros le entregamos una flor, esto lo hacemos en plan
mental, la flor que entregamos se llama “luz y amor”, nosotros la entregamos y
no nos importa lo que la persona haga con esa flor, sabemos que debemos de
entregarla, contra más flores entreguemos más flores tendremos en la
cesta. No es necesario que nos
detengamos haber lo que hace cada persona con cada flor, porque si así fuera
pudiese hacernos sentir frustrados y como si esperáramos algo a cambio, esto
ira en contra a nuestro sentir altruista, porque quisiéramos recibir una
recompensa. No nos daríamos cuenta que
la recompensa la estamos recibiendo en todo momento.
-
Realmente siempre hemos
aprendido ha hacer cualquier cosa para recibir algo como contrapartida, por
ejemplo en el trabajo, cambiamos el mismo por dinero. Responde Antonio.
-
Sí, es la enseñanza que hemos
recibido, pero podemos cambiar esa recepción por esta otra. Como os he dicho el pensamiento es lo único
que podemos cambiar en esta vida y este no va a ser la excepción que confirme
la regla. Tenemos una gran querencia por
todo aquello que poseemos, si damos algo pensamos que estamos perdiendo. Este es un pensamiento que nos hace ser
inmovilistas, nos ancla a la tierra.
Sinembargo lo que nos da vida son las emociones, la parte material nos
lo dará, pero solo si ahí aplicamos emociones, sino quedara sin valor. Un montón de dinero o un yate o un palacio o
una montaña de oro por si solos no son nada, el valor emocional que apliquemos
es el que da un sentido a esos objetos, a esa materia. Olvidamos cosas tan importantes como el amor,
nos parecen cosas tontas porque no se pueden tocar y poseer. En realidad claro que si se puede poseer pero
esto olvidamos que es una cualidad que tenemos dormida y que sacamos muy de
tarde en tarde. Con lo cual así nos va.
-
¿Por qué crees que actuamos
así? Pregunta Marisa.
-
Esa es la pregunta del millón
de pesetas, pero creo que es por una perdida de valores. Nos agarramos a lo material, sin darnos
cuenta que terminaremos nuestros días bajo tierra o incinerados, todo aquello
que nos hemos aferrado se volatiliza como el humo. Solo entonces entendemos la importancia de
nuestro espíritu, pero seguimos queriendo que nuestra memoria sea frágil. Por eso al dinero hay que darle la
importancia que tiene pero no sobredimensionarlo, por poder a llegar a hacernos
esclavo de él y entonces surge la espiral donde solo nos queda seguir para
delante con lo cual cada vez estaremos más ahogados, pero es el camino que
hemos elegido. Nuestro respeto hacía el
pero nunca nuestra colaboración, por eso cuando os digo que hay gente que no se
quiere curares, es así, les dejaremos en su opción, solo en el momento que
pidan ayuda ahí estaremos pero solo entonces.
Los ojos de Luis van recorriendo los de los integrantes del
circulo enfatizando con sus manos, siempre con las palmas hacía arriba, pero
con una cadencia de ritmo suave sin brusquedades. El tiempo va pasando y hay muchos conceptos
que integrar dentro de cada uno y así se lo hace saber. Les pide cerrar los ojos y reflexionar con el
silencio como espectador. Todos bajan
sus cabezas en señal de reflexión y solicita tomar la mano del compañero que
cada uno tiene a su lado, en este círculo formado, les dice:
-
Vamos a sentir que en el
medio de este circulo, formado por nosotros, aparece una fuente que comienza a
emanar “luz y amor” a la vez que nos mojamos de esa agua representado por estos
dos elementos, vamos a sentir la claridad que nos da la luz y el enorme
sentimiento de amor que llena cada una de nuestras células. Dejemos que este sentimiento nos llene,
mientras seguimos unidos con nuestras manos con la de nuestro compañero a
derecha e izquierda.
Nadie rompe la propuesta y es Luis el que pasado bastante tiempo
les da las gracias por hacer presente este momento.
-
Este maravilloso momento
donde nos estamos reuniendo para mejorar cada uno de nosotros.
Los ojos se van abriendo lentamente como si de un sueño colectivo
se tratase, las caras reflejan relajación y una enorme sensación de bienestar
por la muestra de las muecas de su cara.
Luis cree que hay que finalizar la tarea para desarrollar cada uno
consigo mismo, se lo hace saber y dan por finalizada la jornada, se emplazan
para el día siguiente a las diez de la mañana para terminar las compras
necesarias y seguir con el trabajo de cada uno.
Luis quiere dar una vuelta por la calle y camina hacía la calle
Osorno, una vez ha ayudado a plegar la silla de Eulogio para meter en el
coche. Marisa va con Miguel y Antonio a
su casa. Se despiden con un fuerte
apretón de manos, un beso y un abrazo en el caso de Marisa. La noche está ventosa parece que quiere
acabar con las hojas que quedan solitarias en los árboles. Los remolinos producidos asemejan a una
enorme escoba que va cumpliendo su función, con una carrera de hojas y papeles
reflejadas por la luz de las farolas y los escasos escaparates encendidos, que
no consigue quitar el ambiente desangelador.
Apenas pasea gente pero si pasan coches. Los cuellos de los abrigos se vuelven hacía
arriba para conservar el calor corporal.
Luis sube la cremallera de su cazadora hasta arriba. Los bares siguen siendo lugar de concentración. Una chica pasa con lágrimas en los ojos a
gran velocidad para disimular su llanto pero no puede evitar que se le escape
un lamento.
-
Te puedo ayudar, dice Luis
intentando frenar su galopada.
-
En realidad no lo puedo
arreglar nadie, contesta sin interrumpir su galopada.
-
Seguro que podrás
conseguirlo. Pero este mensaje tampoco
interrumpe su carrera. Sigue su marcha
como el viento.
Luis cesa su paseo para fijarse en una acacia y ver mantener la
lucha de las últimas hojas por no desprenderse de su rama, le recuerda la
obcecación humana por seguir poseyendo las cosas, la importancia que damos a
ellas sin comprender que mañana volaran.
Como le ocurre a esas hojas que siguen aferradas mientras sus compañeras
se han ido y quizá pasean en ese viaje por la calle que les llevara a cualquier
sitio. El viento parece que le empuja a seguir y se deja mimar por ese abrazo
que le anima a continuar. Se cruza con
unos jóvenes que van hablando subidos de tono por el alcohol ingerido, de temas
de fútbol con mofa a quien no es de su equipo, necesitan que las demás personas
sepan que pertenecen o son admiradores de un club grande y les hace sentirse
fuertes e importantes, a lo mejor tienen alguna carencia en su vida
privada. Todo esto sigue pasando por la
cabeza de Luis, quiere contrastarlo con la opinión de sus compañeros,
mañana. Bueno ya es hora de vuelta al
hogar.
La mañana se abre limpia y con un sol que quiere llenar la
limpieza del viento de la noche. A la
hora fijada se encuentran en la puerta.
-
Buenos días, ya sé otra cosa
que tenemos que hacer, más juegos de llaves de la puerta, para que todos podáis
pasar cuando queráis. Abre la conversación Luis mientras van pasando al
interior del local.
-
Tengo que comentaros que ayer
cuando llegue a casa mi mujer me esperaba y muy preocupada me planteo: que
estoy haciendo con su vida. Comenta Antonio con los ojos con rastro de haber
dormido poco o nada.
-
Exactamente a que se refería
tu mujer.
-
Pues a que he dejado de
trabajar quince días y que me estoy metiendo en un proyecto que ella no
entiende.
-
Como veis aquí hay el miedo
de perder algo frente a lo desconocido.
Yo creo que lo mejor es que venga a vernos que plantee todas sus dudas,
nos hace falta su ayuda porque nada esta terminado todo esta por realizar, nos
hacen falta muchas dudas para que pasemos a tener seguridades.
-
En realidad noto que con mi
mujer ocurre igual, teme perder lo que hemos obtenido.
-
¿Pero que habéis
conseguido? Antonio, Miguel pregunta
Luis.
-
En realidad cosas materiales
que una vez obtenidas dejan de tener el encanto de la idealización, que habías
puesto en ellas. Como el niño que ansía
el juguete, para una vez obtenido empezar a perder el valor que le
representaba.
-
Realmente el que siente que
menos pierde en este proyecto soy yo, interrumpe Eulogio.
-
No te olvides de mí, responde
como un resorte Marisa.
-
Creo que la cuestión no es
perder siempre ganar pero en un plano que estamos poco acostumbrados, por eso
es que más esfuerzo vamos a emplear, con
la ventaja de recoger resultados en muy poco tiempo.
-
Ayer comenzó mi entrega de
“luz y amor” según iba en el coche, no es que haya notado nada especial pero
estoy de acuerdo contigo en hacerlo, siento como un deber al hacerlo y por
supuesto, un gran bienestar, aunque parezca contradictorio. Dice José cambiando de tema.
Marisa se aproxima a Antonio y le da un abrazo fuerte y sostenido
que recibe con una espiración como señal inequívoca de bienestar por el gesto
empleado. Luis se lo hace notar a todos
como cosa importante, a quien lo necesita, esa voluntad creadora empleada por
Marisa hacía Antonio y el echo de la espiración.
-
Que os parece si citáis a
vuestras mujeres aquí para la tarde.
-
Es una buena idea. Hemos dedicado poco tiempo a ellas en la vida
que hemos estado llevando. Hay que
empezar a compartir. Dice Miguel
alborozado.
-
Estoy también de acuerdo,
porque lo que la he contado le suena un poco a cuento chino, ella no entiende, este cambio en mi vida.
-
Nosotros no tenemos nada que
esconder por ello la claridad y la transparencia debe de ser una constante en nuestro
grupo. Comenta Luis.
-
La verdad es que siempre nos
hemos estado ocultando, por lo menos en mi caso, no dejamos ver que nos
pasa. Comenta Marisa.
-
Así es, nos protegemos con un
caparazón muy rígido, pero no nos damos cuenta que ese mismo caparazón nos
ahoga. Ese caparazón es una creación
nuestra por ello, somos nosotros quienes lo descompongamos, de esta manera
entrara luz en nuestras vidas y, por tanto, claridad en nuestras cabezas.
La tarde llega como el tiempo que no se siente. El aire de la noche ha dejado paso a una
tranquilidad de día, aun se ven los pasos del viento con ramas rotas de árboles
antiguos que no soportaron los embistes.
De nuevo entran en el local
los seis componentes más Alicia y Verónica que son las esposas de
Antonio y Miguel respectivamente.
Comienzan las presentaciones, pero pronto Luis observa lo expectantes
que están todos de todos, se da cuenta que tiene que dirigir el encuentro. Pide que se sienten en las sillas de la
habitación grande, disponiéndolas en circulo.
-
Lo primero es dirigirme a
vosotras, Alicia y Verónica, primero para dar las gracias por haber
venido. Para saber algo hay que
informarse de ello y lo mejor es hacerlo de primera mano como habéis hecho.
-
Yo he venido porque no
entiendo el cambio que ha dado Antonio en este último mes, me ha hablado de
este proyecto, pero yo sinceramente no lo entiendo, cuando me ha dicho de venir
por supuesto que he aceptado. Interrumpe Alicia.
-
En mi caso ha sido igual que
con Alicia, nosotras lo hemos comentado entre nosotras y no vemos como unos
albañiles puede ayudar a alguien que no sea el reformar sus casas o
locales. Añade Verónica.
-
Partimos de la base que todos
tenemos muchas más habilidades y que ni se nos han pasado por la cabeza. Así que da igual que seamos albañiles,
poceros, arquitectos o insignes doctores.
Partimos de la base que todos debemos ser felices, que la felicidad no
es una quimera por ello debemos de alcanzarla aun en las situaciones más
dispares. Porque todo esta en nuestra
cabeza.
-
Si ¿pero puede una persona
quitar el dolor emocional por haber tenido una perdida?
-
La respuesta es no pero lo
que sí puede es alegrarse con una ganancia.
Como ves Verónica siempre tenemos que coger el lado positivo de todas
las cosas porqué ese positivismo nos hace encontrar esa felicidad.
-
Suena bonito pero lo difícil
es llevarlo a la practica.
-
Ese es el objeto de nuestro
trabajo aquí. Quién quiera cambiar lo
conseguirá, nosotros seremos unos simples medios para que los demás puedan
lograrlo.
-
Pero para eso hace falta gente
especializada: psicólogos, psiquiatras o médicos. Afirma Alicia.
-
Llevas razón Alicia pero ahora dime cuanto tiempo
llevan intentadolo esos profesionales y solo han conseguido engordar sus
patrimonios. Nosotros partimos de que no
se cobrara por atender a nadie, voluntariamente darán algo de dinero que
dejaran de forma anónima en el buzón que hay en la entrada para pagar el
mantenimiento del centro y el sueldo de Eulogio que se encargara del centro.
-
¿Nuestros maridos de que
vivirían? Pregunta Verónica.
-
Cada uno atenderá su trabajo
y en su tiempo libre podrá colaborar en ayudar a los demás. Siempre hay algo mejor que ver la televisión
o ser espectador. Podemos ayudar a los demás porque, egoístamente hablando,
repercutirá positivamente en nosotros.
Si, además, las personas que nos rodean están bien es difícil
encontrarse mal.
-
Pero esto es como una
revolución que contrasta con todo lo que nos rodea. Comenta Alicia.
-
Así es, los sueños están para
hacerlos realidad. Antes de haber
pensado en este proyecto he estado experimentando con personas que acudían a
mí, con esa premisa comencé a idear este proyecto. Tampoco quise personalizarle por ello supe
que él mismo tenía que ser compartido.
Todo me ha acercado a vosotros y creo que sois parte activa del mismo,
puedo haber sido el autor y el que ha escrito las primeras líneas, pero os
necesito a todos y todas las personas que vengan, porque aunque estén en un
error nos ayudaran a mejorar.
-
¿Cómo podemos darnos cuenta
que esas condiciones que dices que tenemos las descubramos? Pregunta Alicia.
-
Estos primeros días la
terapia irá dirigida a nosotros, solo cuando experimentamos las cosas en
nosotros mismos, entonces somos capaces de llevarlas a cabo.
El resto del círculo permanece callado porque esas preguntas son
un poco de todos, las mil y una dudas que surgen cuando se va emprender algo
nuevo. Por fin interrumpe Antonio
-
Yo al llevar estas cosas que
cuenta Luis a la practica me he dado cuenta que es posible y que merece la pena
emprender este proyecto, personalmente me veo mejor, por ello creo en esta
idea. Tengo que decir que también he
tenido muchas dudas
-
También yo las he tenido como
Antonio, comenta Miguel, pero creo en lo que dice Luis, es coherente y
demostrable.
-
Tengo que agradeceros que
estéis conmigo, que creáis en esta
idea. Me he dado cuenta que todo se
allana, para que pueda ser posible. Yo
vengo de vivir de una provincia pequeña, algo me dijo que debía venir a esta
ciudad, tome el primer autobús, tras llegar a una pensión, que me trajo a este
barrio. A la primera persona que
pregunte por un local para alquilar fue a la madre de Marisa, por ella conocí a
Antonio y Miguel, a Marisa y el piso que estoy viviendo. Pienso que no hay casualidades y que todo
esto me empuja a desarrollar el proyecto “Central”. Como siempre os he dicho no me creáis probar
por vosotros mismos y si es así pues seguimos sumando. Pero sobre todo me hace falta la ayuda de
todos porque de todos tengo que aprender.
-
Luis yo quisiera, interrumpe
Alicia, que me comentaras a quién va dirigido este proyecto.
-
La respuesta es a todas
aquellas personas que necesitan ser felices porque no lo son o ven dificultades
para poder lograrlo, a quien se encuentre en soledad interior. A pesar que vivimos en una gran ciudad, donde
viven tantas personas, el mayor problema que hay es precisamente la soledad,
una soledad, eso sí, compartida. Este
centro quiere ser como una pequeña bombillita en la oscuridad, no es
determinante pero sí nosotros queremos, será como la luz brillante del sol del
verano. Aunque creamos que es pequeña,
esa escasa luz, es lo más importante.
Nuestra herramienta de trabajo es la palabra, todo el cariño que podemos
dar con ella, de tal manera que sea la persona la que vea como puede cambiar su
vida. En el caso que la quiera cambiar no será
nuestro problema, nosotros lo hemos intentado, esto no quiere decir que
seamos los grandes iluminados para cambiar cualquier cosa, nosotros andamos y
en ese caminar ejercitamos nuestros músculos de tal manera que no se nos
atrofiaran. De esta manera ayudaremos a
quién acuda aquí.
-
A mí me gustaría probar esta
técnica, dice Verónica.
-
No perdamos más tiempo. Dice Luis.
Se colocan de pie uno frente al otro y comienza Luis a copiar la
postura corporal que Verónica tiene.
-
¿Que quieres cambiar
Verónica?
-
Un poco turbada, cuenta que
la vida que lleva no le satisface plenamente.
-
Si quieres cierra los ojos
para que no podamos influir sobre ti. No
te preocupes por quien te rodea lo único importante ahora eres tu.
Luis sigue copiando su postura corporal, a pesar de que Verónica
tiene los ojos cerrados.
-
Lo primero que tengo que
decirte es tu gran valentía por aceptar tu problema, aun a pesar de que hay
gente que te conoce mucho, como es el caso de tu marido Miguel. Esto sin darte
cuenta es una herramienta que puedes utilizar siempre que quieras.
La terapia sigue hasta que Verónica dice:
-
Ya esta, que fácil.
-
Efectivamente lo has
conseguido. Has entendido lo que te
estaba limitando tu avance. Ahora de ti
y solo de ti depende que logres seguir teniendo ese objetivo.
Luis empieza a explicar los pasos que ha empleado con Verónica.
-
Primero y muy importante
copiar la postura de quien tenemos enfrente.
Esto se debe a que cuando una persona viene a nosotros debemos hablar su
mismo lenguaje, tenemos que estar en sintonía con él. La postura es importante por ser el primer
contacto que tenemos con la otra persona.
Podemos observar esto que es cuento cuando hablamos con un desconocido y
resulta que hablando con él, es del mismo equipo de fútbol que nosotros o del
mismo pueblo o de la misma profesión, al descubrir afinidades ya esa persona la
vemos de forma diferente, más cercana.
Por ello al copiar su esquema corporal,
a la vez entenderemos un poco más
su manera de pensar o actuar, no nos resultara tan raro como cuando
vemos a un extraño, es una manera de entrar en su pellejo para entenderle mejor
del porque piensa así. Este es un gran
problema porque siempre juzgamos viendo las cosas desde fuera. Nadie tiene la verdad absoluta, todos desde
dentro, tenemos nuestra verdad. Es
importante ver a una persona desde ella misma, desde la piel de la persona de
la que se habla y por último observar a las otras dos desde fuera. Esto se hace con tres sillas. Y es importante ver como la persona cambia su
manera de pensar con respecto a la persona aludida. Como veis utilizamos la palabra y el
sentimiento que ponemos en ella.
Luis sigue hablando reposadamente pero enfatizando cada afirmación
de tal manera que no resulta pesado, realmente es un enamorado de lo que hace y
eso se deja sentir, porque ninguno
cambia su postura bruscamente siguen casi sin pestañear la alocución suya. Es como alguien que tiene hambre y esta
viendo como se elabora el alimento que va a comer.
-
A veces no damos la
importancia que tiene la palabra, ya en la Biblia se habla que “el verbo (la
palabra) se hizo carne y habito entre nosotros”. Es importante que nos demos cuenta de esto.
-
Si es tan importante la
palabra ¿Cómo es que no la demos tanto
valor? Pregunta Alicia.
-
Creo que despreciamos muchas
cosas por otras que socialmente, son más importantes. Pero, como os he dicho en alguna ocasión,
esos son creencias y estas mismas tienen un valor muy importante en nuestra
vida. Igual que las hemos adaptado a
nuestra vida, lo podemos cambiar. Una
vez más vemos el objetivo del proyecto “Central”.
-
Me encuentro fascinada por
todo lo que cuentas porque lo comparto y lo siento así. Subraya Verónica.
-
Estáis invitadas a
participar. Pero si os pido que
reflexionéis, que no creáis todo lo que os digo, como comente a vuestros
maridos si lo veis en vosotras mismas pues adelante. Como puede sentirlo Verónica.
-
Me gustaría probarlo yo
también dice Alicia.
Así, de nuevo, comienza la operación pero esta vez con la nueva
invitada.
Hasta llegar a la frase lo he conseguido, lo he logrado. Que, siempre la apunta Luis como logro
personal, no de la persona que hace la terapia por ser esta un mediador o
facilitador para que no se nos suba el ego y nos nuble la vista. Cuando esto ocurre, nos sentimos más
importantes, que las personas que nos
rodean, esto peligrosamente nos hace sentirnos en otro nivel diferente y
ocurre, de nuevo, el peligro con el que queríamos erradicar.
-
¿Cómo se puede evitar
esto? Pregunta Eulogio
-
Muy fácil nosotros cuando
cogemos un autobús, el conductor realiza el trayecto pero nunca es el camino,
esté lo va haciendo cada pasajero aunque este sentado o de pie, aferrado a la
barra del techo o sentado. El conductor
también hace el suyo propio pero no es protagonista-actor de la vida de todos
los pasajeros, cumple con su trabajo y
eso es lo importante, así debe ser en nuestro caso.
En esos momentos llaman a la puerta con un objeto metálico. Antonio se dirige a la misma y abre a Felisa,
que cuando ve a tanta gente allí muestra su sorpresa.
-
No sabía que había tanta
gente, venía a invitar a comer. Pero es
igual nos apañaremos, teniendo patatas y huevos, siempre podemos hacer algo.
Enseguida se declina la invitación para ir todos al restaurante
cercano. Aunque Felisa se resiste se da
cuenta que son demasiados para su pequeña casa, así acepta unirse al grupo con
la condición de que ella invitara. A
Felisa le recorre la curiosidad sobre Luis y el cambio que ha ejercido sobre su
hija, no quiere perder el tren de conocer más a fondo a la persona que tiene
alquilado sus dos locales comerciales.
Marisa se alegra de verla, debe mucho agradecimiento a su madre.
Llegan al restaurante y saludan al camarero, adentrándose al
interior para unir tres mesas que aun tienen los restos de los anteriores
comensales, que van dejando sobre otra mesa que también ha quedado vacía de
comensales pero no de los útiles de comida, apilan los platos y vasos en espera
que el camarero los lleve a su destino final.
-
Yo lo que tengo miedo es a
enfrentarme a la primera persona que venga solicitándome ayuda. Reflexiona en voz alta Antonio
-
Partimos de una base
equivocada y tú lo acabas de decir claramente y es que te vas a enfrentar a
alguien, esto no es así tu vas ayudar a alguien.
-
Claro pero convencer a
alguien del que no tiene que llevar la vida como la ve él actualmente sigue
siendo muy difícil.
-
Segunda cosa que debemos
evitar la palabra “no” por ser una
palabra que poderosamente nos llama la atención. Os pondré un ejemplo no penséis en un gato
rosa. Lo primero que viene a vuestra
mente es lógicamente el gato del color mencionado. Si os digo no penséis en... (surge una pausa
en su dialogo). Estáis esperando que siga hablando para enseguida pensar en lo
que voy a decir, para que aparezca en vuestra mente. Los objetivos y los pensamientos tienen que
ser siempre en positivo, nunca negativos o destructivos por generar, estos, de
nuevo el problema. Estos son normas que
tenemos que respetar pues nos ayudaran a cambiar tanto a nosotros como a los
demás. La idea del amor de la bondad, lo
positivo suena como palabras cursis pero son lo suficiente poderosas como para
cambiar, tanto a nosotros como los que nos rodean. Tampoco debéis olvidar lo que os dije sobre
el cesto de flores que vais regalando mentalmente a todas aquellas personas que
pasan junto a vosotros.
Felisa no sabe muy bien de que están hablando pero no interrumpe
porque lo que oye le suena coherente.
Sabe que por la noche hablara con su hija que le matizara lo
hablado. No se han dado cuenta que el
camarero a puesto la mesa y ha retirado los platos y vasos acumulados en la
otra mesa, esta también pendiente de la conversación y no se atreve a tomar
nota de la comida que quieren ser servida.
Luis se da cuenta de ello y le pide disculpas.
-
Perdone que halla estado
pendiente de su conversación pero es que me llegaba lo que usted dice. Perdón por interrumpirles pero me explica un
poco eso del cesto de flores.
-
Nosotros tenemos un cesto con
dos pensamientos uno es luz y el otro es el amor, cada vez que pasemos delante
de alguien cuando vamos camino a algún sitio o estamos en cualquier parte vamos
entregando estos dos pensamientos, aunque nadie nos lo pida, sin darnos cuenta,
este regalo ofrecido nos vuelve a nosotros.
Como es una cosa fácil os pido que lo probéis, ya me diréis el resultado. Cuando todo el mundo habla que precisamente
el mundo esta muy mal, que esta enfermo es el momento de poner salud en el
mismo, esta salud se consigue con dos cosas tan poderosas como es con la luz
que da claridad a todo y el amor que es el mayor de los sentimientos.
-
Gracias por habérmelo
aclarado, estoy de acuerdo. Si quieren
les tomo nota de lo que pueden comer.
Les hace una descripción de los platos ya preparados y comienzan a
elegir.
Desaparece en el interior de la cocina para en poco tiempo empezar
a traer platos.
-
La necesidad de cambio es tan
grande, por ser necesario, que sin daros cuenta empezareis o ver gente
interesada como ha sido el caso del camarero.
Somos como bolas de nieve que poco a poco van siendo mayores para llegar
abajo donde hay un gran desierto y aportaremos el agua necesaria para esa
tierra ávida de humedad.
-
Pero te has dado cuenta que
hace unos días teníamos dudas sobre si embarcarnos en este proyecto y ahora
incluso se ha unido Marisa. Comenta
Eulogio.
-
En mi caso me siento atraída
a colaborar. Dice Verónica.
-
Yo también quiero hacerlo,
comenta al unísono Alicia.
-
Pero hay una cosa clara tú
tienes la formula mágica. Afirma Miguel.
-
No es una formula mágica es
el primer impulso de mi experiencia, pero ya os dije que necesitaba a todos los que formaremos este
proyecto. Cada uno aportara algo valioso
del que aprenderemos, ni somos iluminados ni elegidos, nos estamos
entrenando para poder correr eso es todo. Aúna Luis los comentarios de todos.
Felisa que esta callada interviene:
-
También me gustaría colaborar
con vosotros en la medida que yo pueda ayudar.
-
Por supuesto que seriamos
dichosos de que tú también vinieras a colaborar.
-
Os puedo decir que, en mi
experiencia, he visto el cambio en la
cara de mi hija que expresa ganas de vivir y para mí es el mejor síntoma que lo
que habla Luis es un buen camino, por ello yo tampoco quiero perder esa senda.
-
Al principio nos
encontraremos que todas las personas que vienen traen problemas de mayor o
menor calibre pero luego se cambiaran por problemas de comunicación, estos
locales se quedaran pequeños y tendremos que coger uno tan grande como una sala
de cine, pero no corramos porque lo que hagamos lo debemos hacer bien. No tengáis miedo a equivocar ya sabéis la
frase que dice: “equivocarse es de sabios”.
-
Quizá la duda que tengamos es
preocuparnos si lo estamos haciendo bien.
Dice Antonio
-
Para eso somos un equipo para
ayudarnos entre todos. Y no olvidéis que
no debéis dejar que la gente se enganche a vosotros, sois personas que ayudan
pero no somos vehículos de la vida de nadie, porque si así fuera seria una
pesada carga, pues llevarais vuestros problemas más los demás.
-
¿Podría yo hacerme la
terapia? Pregunta, casi reclamando
Felisa.
-
En cuanto lleguemos,
cualquiera de vosotros lo va realizar.
No os preocupéis pero es necesario practicar, para llenaros de
seguridad.
Las miradas empiezan a rodear, cada uno, al resto de los
participantes. Como siempre pide Luis
que se respete la comida y en esos momentos no hay comunicación, sino miradas
cómplices. Al terminar les explica
porque hace esto. Todos están deseosos
de comenzar la sesión, donde serán los grandes protagonistas, aunque sobrevuela
un temor de quien conducirá la terapia a Felisa, precisamente esta llama al
camarero para pedirle la cuenta. Este se
interesa por saber cuando abrirán, pues lo que ha oído sobre el mismo le
interesa.
-
En dos semanas tendremos
abierto al publico, ahora estamos preparando los últimos detalles. Se elige como voz cantante Luis.
-
Seguro que mucha gente va a
necesitar de vuestra tarea.
-
Para ellos es nuestro
trabajo. Responde Luis mientras se
levanta de la silla para ir a trabajar. Ser conscientes que nosotros no
podremos cambiar lo que nos rodea pero si como lo recibimos es otra de las
ideas básicas.
-
Pero hay cosas que nos pueden
dice Felisa.
-
Cuando nos sentimos
desbordados poco podemos hacer por
nosotros mismos. Si nos sentimos
fuertes, tiene que ser las veinticuatro horas del día, si solo lo hacemos dos o
tres comprenderéis que nos quedaremos cojos por ello no andaremos bien.
Por fin llegan al local y se disponen en círculo.
-
Me gustaría que hubiera un
voluntario, salvo que sea Marisa, no por nada, sino porque creo que fluirá
mejor la conversación con alguien sin lazos sanguíneos. Es recomendable que cuando hay más de una
persona se le solicite que cierre los ojos, aunque yo lo suelo pedir todas las
veces, así la persona no se dispersa y se concentra en sí misma.
Los ojos de Luis recorren el circulo pero hay desviada de mirada o
bajada de cabeza como en el colegio.
Eulogio avanza su silla hacía Felisa que se encuentra en el medio. Eulogio ha visto tres terapias y se siente
capaz de eliminar errores. Mientras
Felisa esta con los ojos cerrados les entrega unos folios por si quieren hacer
anotaciones y luego comentarlas.
Efectivamente según se va desarrollando la terapia los papeles se van
llenando, Luis va contestando en voz baja a las dudas que tiene Eulogio. Como siempre la terapia se termina con un lo
conseguí, que se repite en tres ocasiones.
Las puntualizaciones son tan precisas que obligan a Luis en
emplearse a fondo con las contestaciones pero algunas son aclaradas para varias
cuestiones. Felisa muestra una cara de
satisfacción enorme y dice:
-
Mañana pongo en práctica todo
esto.
-
Porque esperar tanto tiempo,
son las siete de la tarde y aunque el sol halla caído, no debemos de despreciar
todos los momentos en que estamos vivos.
Los pasatiempos están muy bien cuando se hacen de cuando en cuando pero
si se hacen normalmente llegan a resultar aburridos y monótonos.
-
Perdona Luis pero no te
entiendo. Responde Felisa.
-
Creo que lo más importante
que disponemos es el presente por ello no debemos de aparcar la situación para
mañana o el lunes como se hace con las dietas de adelgazamiento.
-
Ya pero lo digo porque mañana
veré a gente diferente a vosotros.
-
Fíjate que hoy has
ignorado abrir tu tienda esta tarde.
-
Te puedo decir que lo he
hecho en tres ocasiones y por causa justificada y un gran sentimiento de culpa,
por mi parte, que me dejó un sinsabor.
Pero tengo que decir que me habéis convencido en la importancia de mi
misma. Gracias a todos por hacerme
consciente de esta facultad que tenía atrofiada. Esta es otra cosa que vamos
relegando por otras cosas que en teoría son muy importantes y así, nosotros,
quedamos en un segundo lugar. Esto nos genera un gran problema por hacernos
sentir pequeñitos. Si vamos acumulando
detalles de pequeñeces asimilamos ese papel como normalidad. Entonces, al llegar cualquier cosa, puede
parecernos insalvable, de hecho lo sentimos como una gran montaña y por ello es
fácil caer en la depresión. Como vemos
todo es cuestión de creencias. Yo,
personalmente, creo que se pueden cambiar, ese es el trabajo a expandir a todas
las personas que vienen a nosotros. Otra
cosa importante es que nada ocurre por azar, tenemos que ver con todas aquellas
cosas que nos pasan, por tanto, la actitud que tengamos ante todo, es lo que
tendremos ante nosotros como consecuencia de ello. Una vez más la positividad como acción
importante nuestra. No me canso de
repetir, experimentar y decidir si merece la pena. Solo entonces os llevareis cualquier cosa por
delante, os ayudara a no desfallecer ante nada, es una herramienta tan útil que
vale para cualquier situación. Si
nosotros hemos conseguido un objetivo, como ha sido en vuestro caso, somos
capaces de ayudar a otras personas a que lo consigan como lo ha realizado
Eulogio con Felisa. Tenemos estas dos
semanas para comprendernos para ver como esas trabas que parecen importantes en
realidad no lo son.
-
Pero tu Luis ¿tienes todo
superado? Pregunta Antonio.
-
Una cosa que he dicho es que
todos nos necesitamos a todos, yo he emprendido el camino, he realizado un
pequeño tramo y, con mi experiencia en él, os puedo ayudar. El camino es largo y dura toda nuestra vida
por ello te digo que lo único que tengo superado es el tramo recorrido, me hace
falta toda la ayuda para seguir haciendo el mismo y vosotros, ahora, sois parte
muy importante del mismo.
-
Yo veo que tienes una gran
tranquilidad, serenidad, es lo que valoro mucho de ti para afrontar las cosas.
-
Esto es una cosa que vamos
consiguiendo, según nos vamos afirmando en nosotros mismos. La referencia como sentís es “nosotros” cada
uno, dentro de ese cada uno es parte de una totalidad, el átomo pequeño que
compone la materia grande, que representa el mundo.
-
A lo mejor tenemos poco
tiempo. Afirma, sin mucha decisión
Marisa, esperando una respuesta que
define más lo que ya sabe.
-
El tiempo es una creación
humana, por ello le podemos dar la importancia que queramos. Pero sin pasarnos porque ya vemos que todo en
la ciencia es relativo y lo que hoy es una verdad indiscutible con el paso del
mismo se vuelve una banalidad. Estamos
acostumbrados a utilizarle, pero que tampoco nos sujete a su corsé de normas,
porque sino tendremos una nueva dependencia y van...
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Pero el tiempo existe no lo
puedes negar. Afirma Antonio
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Yo no niego nada, pero te
pregunto donde está.
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Hay relojes que lo miden.
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Es cierto pero quien ha
elaborado esos relojes sino el propio hombre.
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Pero notamos sus efectos como
el envejecimiento, ahora es Felisa quien apunta.
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Cierto el ciclo de la vida
existe pero todo es relativo por ello si el tiempo va a señalar fases de
nuestra vida estoy en contra. No hay una
parte de nuestra vida más importante ni encuentro necesario el depender de un
reloj que marque nuestros movimientos.
Si nosotros vamos andando y nosotros nos encontramos con amigo de la
infancia notamos que no ha pasado el tiempo salvo sus arrugas el pelo más
escaso o cano pero tenemos la sensación al hablar con él que no ha pasado el
mismo. Al despedirte de él recuerdas
aquello que has vivido con él. Si
miramos el calendario nos daremos cuenta que han pasado años pero nos daremos
cuenta que todo es relativo y por ello el tiempo es sutil, depende de nosotros
la importancia que le queramos dar.
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Perdona, Luis pero no
entiendo lo que quieres expresar cuando dices que el tiempo no existe. Felisa vuelve a cuestionar la afirmación.
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Bien hecho Felisa, cuando no
se entiende se debe de explicar hasta su comprensión. Me estoy refiriendo a que el pasado no existe
¿o me puedes decir donde esta? El futuro
tampoco ¿alguien me puede decir donde esta?
Por ello lo único que existe es el presente, el aquí ahora.
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Vamos a practicar, para ello
nos pondremos en parejas y uno desempeñara el papel de terapeuta y otro el de
paciente, yo os iré corrigiendo.
Todo surge con normalidad aprendiendo el poder que tiene la
palabra, una nube de optimismo les recubre, como alguien que ha descubierto una
cosa importante, la sensación de fuerza que ello conlleva, hace llenar esa
nube. Luis sabe que es hora de parar y salir a pasear y luego ir a cenar. Así se lo hace saber pues una vez más no se
han dado cuenta de las horas pasadas. Su
plan es aprobado por unanimidad, así la silla de Eulogio se pone en marcha
indicando el paso y camino, a pesar de no conocer el barrio, busca las aceras
más anchas donde llevar a alguien al lado para poder seguir hablando. Marisa y José van cerrando el camino y por
ello son los que se ocupan de cerrar el local.
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Creo que tendríamos que poner
un cartel para que la gente sepa donde
estamos.
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Yo conozco a una persona que
hace rótulos luminosos y seguro que nos pondrá uno a precio económico. Responde José.
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Estoy sorprendida de todo lo
que nos esta pasando, de pronto llega un hombre de no se sabe dónde y comienza
a reunirnos para cambiar nuestras vidas y en efecto así esta ocurriendo. ¿No es extraño?
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Claro que sí, pero te puedo
que una gran ilusión se ha apoderado de nosotros positivamente, al menos te
hablo desde mi caso.
Un poco más adelante están Antonio y su mujer que van comentando
lo mismo al igual que Miguel y su mujer.
Al principio van Eulogio, Luis y Felisa que van comentando lo
dificultoso que es ir en silla de ruedas por las aceras de la ciudad, numerosos
obstáculos, se unen a los arquitectónicos, haciendo la manera de desplazamiento
como una tortura: coches aparcados en los pasos de cebra, bolsas de basura o de
escombro abandonados, ocupando buena arte de la acera y a la vez mostrando la
pericia de Eulogio. Muchas veces
resuelta con la retirada manual de los mismos
por parte de Felisa o Luis, dándose cuenta de lo poco que nos fijamos
cuando vamos paseando o caminando por cualquier calle. Ahora se convierte en un mirar para la silla
que conduce Eulogio y precisamente la conversación gira hacía esto. Luis comenta como un ejemplo de como actuamos
en nuestra vida, sin dar mucha importancia a todo lo que hacemos.
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No pensamos en los
demás. Sentencia Felisa.
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Creo que no se trata del
pensamiento en los demás sino en el descuido de lo propio, de nuestros
actos. Lógicamente es difícil hacer dos
cosas bien a la vez.
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Cuando te encuentras
impedido, como es mi caso, piensas de otra manera, pero con el tiempo te dejas
llevar al pensamiento común. Porque ya
sabéis que no pueden estar equivocados tantos millones de personas, por ello
repites sin valorar nada. Ahora es
Eulogio el que da su parecer.
La conversación sigue fluyendo mientras se disfruta de la noche
otoñal, para ir al restaurante don les espera muchas más sillas vacías
diferente a la atestada hora de comer, donde ambos camareros se unen a la
tertulia que precede a la cena. Luego se
respeta el deseo de Luis de poner los cinco sentidos en dar gracias por tener
el alimento delante y disfrutar del mismo.
Tras la misma se hace una sobremesa a la que se unen el resto de
comensales que lo que oyen les llega muy dentro.
Una vez más la palabra se hace magia y comienza a funcionar en el
cerebro de los que oyen o sienten sus contenidos. El proyecto “Central” cada vez esta tomando
cuerpo, el camino se inicia con más gente partidaria de la música que se oye.
Cada vez hay más gusto, más vista, más oído, más olfato, mas
tacto. Es una realidad.
Se muestra un gran interés por el día de la apertura. Luis sabe que lo importante no es el día de
la apertura sino el día a día. Por ello
aprovechando que hay pocas personas en el restaurante invita a hacer una
terapia con las personas que quieran, y para desconcierto se dan cuenta de lo
fácil que es comunicarse, no se muestran muchas reticencias a expresar sus
problemas. La palabra y el sentimiento
que se expresan con ella son las grandes reinas de un proyecto que cada vez
deja de ser precisamente un proyecto para convertirse en una realidad.
Los días están pasando y la
apertura es una mera anécdota, el barrio de los claveles sabe de esa idea de
esa persona que ha venido de no se sabe dónde y habla con todos los que se
acercan a preguntarle, pero el grupo ha tomado cuerpo y se desarrolla en el
mismo nivel. El buzón comienza a recibir
el primer dinero y las sillas comienzan a ser escasas. Eulogio comienza su labor de coordinador y
establece horarios que nunca son rígidos.
Felisa empieza liquidar su
tienda por ser parte de su pasado, José encuentra un trabajo más estable y con suficiente
tiempo para simultanearlo con “Central”, su relación con Marisa se hace más
notable hasta llevar a una vida de pareja.
Eulogio comparte piso con otras personas que ha conocido. Las dos parejas viven en armonía.