sábado, 2 de septiembre de 2017

REALIZACIÓN DE UN PROYECTO: CENTRAL










 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

realización de un proyecto “central”









Francisco Sánchez Pélaez

 


 

A MODO DE INTRODUCIÓN

Estas 25.000 palabras hablan de algo que esta dentro de nosotros.
Quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho posible  este libro para que este en tus manos.  No puedo nombrar solo con nombres  a estos mismos, pues se me olvidaría dar las gracias a un montón de personas anónimas, que precisamente van haciendo mi-nuestras vidas.
Todo es tan fácil como queremos que sea y personas como Luis aparecen continuamente en nuestras vidas.  Si no las vemos no es porque no existan sino por no querer verlas.  Todos y todo nos enseñan y ayudan a ser mejores, nuestra obcecación es la que nos impide ser felices.



CENTRAL

Central es un centro que se denomina alternativo, de la ligazón de ambos palabras aparece el nombre que la denomina, esta situado en uno de los barrios que, como tantos otros, circunda las ciudades, sin entidad propia, al ser una creación anormal. Constructores que viendo solares libres decidieron iniciar las construcciones de bloques de casas lucrativamente.  Así es como las calles tienen unas extrañas curvas que visto en fotografía aérea parece un laberinto.  El paso de los años ha hecho que las tiendas que se encuentran en los bajos de las casas, donde se encuentran los locales comerciales, se encuentren cerrados, salvo los de la calle central, la calle Osorno.  Que es lugar de paso obligado para moverse por el barrio, siendo lugar de transito para todos aquellos que quieren dar un paseo por el mismo.  Los hábitos de compra de los vecinos han cambiado y eso ha dado al traste con el pequeño comercio, la solución ha sido malvenderlos o dejar que permanezcan cerrados.
Luis es un hombre que renunció a su trabajo, bien remunerado por su condición de técnico en artes gráficas, que dejó su situación económica y social, acomodada,  para dedicarse a ayudar a los demás.  Para ello busca un local en alquiler en barrio periférico que ni conoce ni sabe nada de él, pues acaba de llegar a esta ciudad.  El azar le ha traído al “barrio de los claveles".  Este barrio se denomina así por haber existido dos invernaderos de plantas que se dedicaban al cultivo precisamente de estas flores y se hallaban precisamente en la calle Osorno, una oferta millonaria hizo que cambiaran la ubicación de su trabajo.
Al llegar a la ciudad, Luis, busca una pensión donde alojarse, una vez dejadas las maletas sale a la calle para llegar a una plaza grande donde hay  una parada de autobuses donde vienen reflejadas las diferentes líneas que confluyen  allí.  Decide que el primero que llegara lo tomara.  No pasaron ni dos minutos cuando el autobús 17 con un subtítulo “barrio de los claveles” se detiene, tras esperar la subida de tres señoras mayores
   - ¿Cuánto es?
   –150  pesetas. La respuesta es mecánica. Abona el precio del billete y elige uno de los asientos del fondo, no sabe dónde va y, por tanto, debía observar a los otros viajeros para saber donde es el final del recorrido.
En efecto observo como las tres señoras iban hacía la puerta de salida cargadas con una inmensa mercancía repartida en bolsas de plástico.  Se levanta, pues no queda nadie en el autobús.  Al descender un cartel le indicaba donde se encontraba  “Plaza  de los ajos”, comenzó a dar una vuelta por los alrededores para ver la zona.  Pregunta en una lechería, situada en la calle detrás de la plaza.  Nada más entrar se sorprende de encontrar una señora mayor con un delantal blanco, cosa nada usual actualmente.
-         Me podía indicar si alquilan algún local comercial por aquí cerca.
-         Uno, aquí los hay a montones salvo en la calle Osorno, que al ser la calle más transitada es la que tiene más demanda.  ¿Para que lo quiere?
-         Pienso poner un lugar de encuentro.
-         Perdón pero no le entiendo lo que me dice, un poco utilizando su falta de comprensión y otro el de su curiosidad.
-         Intentare explicárselo un poco mejor, quiero alquilar un local comercial para poder hacer un lugar donde la gente pueda venir y en la medida que se pueda ayudarles.
-         Ah usted es de esos de las “oeneges”, al menos así entendía ella, ese jaleo que citan en la televisión y en la radio
-         No exactamente pero aunque si en los objetivos que se pretenden.  Quisiera encontrar un local grande, de unos ciento veinte metros.
-         Aquí no hay locales tan grandes salvo que una dos, lo cual ya sabe que es el doble de caro. La mujer ve un cliente para sus locales vacíos. Yo tengo dos que le podría alquilar, esta en una calle paralela a esta por arriba.
-         ¿Seria posible verlo?
-         Un momento que llamo a mi hija que venga a la tienda y baje las llaves del local.
         Luis se distrajo mirando el amasijo de paquetes, bolsas de productos que quieren estar todos a la vista para ser objeto de capricho de cualquier comprador.  La llamada de teléfono hizo que no pasaran ni cinco minutos cuando una chica delgada con una larga nariz que hacía que fuera la referencia clara de su cuerpo.        .
-         Mi nombre es Felisa. Enseguida la mujer trato de dar un aire de familiaridad
-         Yo me llamo Luis, a la vez que estrechaba su huesuda mano.
-         ¿Conoce usted el barrio?
-         No, es la primera vez que vengo aquí.
-         ¿Cómo es que ha venido aquí? La curiosidad de Felisa va en aumento.
-         No lo va a creer pero el destino me ha traído aquí.
Felisa empezó a notar respuestas vagas que le hacían sospechar pero por otro lado aquella persona le hacía sentir paz y confianza. No tardan en llegar a un local con la persiana de tijera echada y un viejo cartel que indicaba el antiguo negocio de la tienda, “Mercería”. Al abrir un profundo chirrido indico a las personas que por allí pasan desvíen la vista de su ocupación y fijen la atención hacía la tienda cerrada.  Felisa se disculpo argumentando que desde hace ocho años esta cerrado. Tiene un pequeño escaparate una tienda no muy grande y una trastienda mayor, con el mobiliario utilizado antiguamente y alguna caja de calcetines del que sobresale algún papel de seda arrugado.
-         Esta bien pero le dije que necesitaba algo mayor.
-         Espere que la otra tienda que está al otro lado del portal también es mía, esta pared da con la otra tienda.  Está fue una antigua papelería y es de la misma época el cierre de la misma.  Se trata de un calco de la anterior con la misma forma de “ele”, confluyendo en la pared común.  Entre las dos tienen ciento cuarenta metros,
-          Si se da cuenta rodean al portal.
-         ¿Por qué no funcionaron estas tiendas?
-         Mire Luis las tiendas pequeñas ya malviven, no sacas un sueldo digno. Yo mantengo mi lechería porque me queda un año para jubilarme y a poco que venda tengo suficiente para poder comer.
-         Cuanto pide por el alquiler de ambas tiendas.
-         Tengo que consultarlo, pero no se preocupe porque seguro que llegaremos a un acuerdo.
-         Tendría que tirar el tabique y un poco de obra para hacerlo un lugar agradable.
-         No se preocupe porque lo entiendo, hay que cambiar suelos, pintar y si quiere arreglar los cuartos de baño y tirar el tabique tiene mi permiso.  Donde le puedo dar la contestación, a que teléfono.
-         Me he trasladado hoy a esta ciudad y me alojo en una pensión pero solo tengo la dirección, así que, si le parece lo piensa este fin de semana y el lunes por la mañana me acerco por su lechería y me da la contestación, ¿le parece bien?
-         Claro ya le he dicho que llegaríamos a un acuerdo, de todas formas le voy a anotar el teléfono de casa, tomó una caja y cogiendo un trozo de cartón  anoto su nombre y su teléfono con la ayuda del bolígrafo que extrae de su delantal.
           El fin de semana, Luis, lo pasa descubriendo la ciudad de acogida, camina con un objetivo: observar las caras de las personas con las que se va encontrando.  El asfalto y las aceras son buenos reflejos de estas mismas caras.  Un fiel mimetismo de lo que la expresión corporal traduce.
           El sol acompaña el paseo del fin de semana y un restaurante que fue encuentra al azar sirve para cubrir su necesidad de comida.
           El lunes se levanta cubierto con amenaza de lluvia.  A las nueve de la mañana encamino sus pasos hacía la parada de autobús que le lleve al barrio de los claveles.  Los pasajeros son diferentes a los de hace tres días a pesar de la hora los ojos delataban una querencia importante por las sabanas perdidas hacía poco.
            A pesar del intenso tráfico que hay solamente tarda en llegar media hora a la última parada.  La tienda ya esta abierta, en realidad lo estaba desde las ocho y cuarto para aprovechar la entrada de los chicos al colegio y poder tener una de las pocas horas de negocio.  Nada más entrar, Felisa se levanta como un resorte de su silla para ir a saludar a Luis y aunque sigue  teniendo el delantal, la ropa es diferente a la que suele llevar normalmente.  El pelo recogido en un moño y un pañuelo de seda para evitar el enfriamiento del pecho, cosa que no ha  pasado desapercibida a los clientes que se lo hacen notar.  La respuesta es siempre la misma:
-         Tengo que ver a una persona importante, contesta todo orgullosa.
-         Buenos días Felisa, que guapa la veo hoy.  El rubor hace presencia en esa cara que tiene profundos surcos que muestran más edad que la que realmente tiene.
-         Muchas gracias Luis por su cumplido.
-         Si fuera cumplido no lo diría, este segura.
-         Bueno dejémonos de adulaciones.  He consultado con mi familia y le alquilaremos los dos locales por setenta mil pesetas al mes, pero con la condición de que las reformas serán por su cuenta.
-         Me parece un precio interesante.  ¿Cuándo le parece que podemos hacer el contrato?
-         En cuanto usted desee vamos a la gestoría que me lleva los papeles y allí nos los preparan.
-         Le parece esta tarde Felisa.  Tengo ganas de ponerme a trabajar.  ¿Conoce a alguien que pueda efectuar la reforma?
-         Debajo de mi casa hay unos vecinos que se dedican a hacer reformas y todo lo que les salga.  Les solicito presupuesto y si llegan a un acuerdo pues adelante.  Si quiere aquí tengo el teléfono.
-          ¿Les puedo llamar?  Un gesto afirmativo con la cabeza de Luis es suficiente para que Felisa tome el auricular y comience a marcar números.  La charla es animada y le explica la situación de su futuro inquilino.  A la media hora  de la llamada, aparecen dos hombres que descienden de una furgoneta blanca.  Uno lleva un mono azul, el otro una camisa vaquera y unos pantalones del mismo tejido.  Uno lleva unas enormes gafas doradas que le hacen aparecer fuera de tiempo, es quien lleva la voz cantante, se trata de Antonio, como así le presenta Felisa, el otro hombre se llama Miguel, un apretón de manos sostenido y una mirada fija a los ojos, completa la escena. Luis tiene en su cabeza lo que quiere, no tomo medidas pero su cabeza tiene registrado hasta el más mínimo detalle.
-  Quiero cambiar el suelo, los servicios, pintar y levantar dos paredes Me          gustaría que me dierais un presupuesto y una fecha de conclusión de la misma
-         Miguel coge el metro y va cantando medidas a Antonio que va anotando en un  pequeño cuaderno extraído de su bolsillo derecho trasero.
-          El presupuesto lo quiere con materiales.
-         Sí, claro.
-         Mañana se lo podemos dar, me dice a que teléfono le podemos llamar.
-         No mejor yo les llamo, porque no dispongo de él.  Esto les llena de  incredulidad. Una persona que no tiene teléfono.
-         ¿Qué negocio quiere poner?  La curiosidad ya les estaba picando.
-         En realidad se trata un centro de ayuda.
-         ¿Pero ayuda a quien? Preguntaba Miguel mientras sube los hombros.
-         Ayuda a nosotros mismos. La respuesta no es muy satisfactoria, pero es la que hay.  Antonio sube sus grandes gafas por sexta vez.
Del bolsillo de Antonio surgió una tarjeta que pone “REFORMAS LOS CLAVELES” con un teléfono fijo y uno móvil y el nombre de la calle en letra bastardilla.  Mientras Miguel sigue cantando medidas que son reflejadas en la pequeña libreta.
-         Sepa que según el material que metamos el presupuesto será mayor o menor, sino conoce ningún sitio luego nos acercamos a la tienda de un amigo, él tiene materiales de construcción y nos hará un buen precio, tenemos tiempo hasta la tarde pues luego tenemos una pequeña reforma.
-         Lo que me es muy importante es tener vuestro compromiso de que una vez iniciada la reforma no la dejéis por otra obra.  Ya sabéis que esto ocurre y por eso  solicito vuestro compromiso.
-         Don Luis cuente con ello, esto en veinte días esta terminado.
-         Me gustaría que me tutearais y de paso conocer algún almacén donde pueda encontrar alfombras de fibra de coco.
-         Hay un almacén a unos dos kilómetros de aquí donde hay una gran variedad, si quieres después de elegir los materiales,  podemos ir. ¿Tienes coche?
-         No
-         Podemos ir en la furgoneta.
-         De acuerdo.
-         ¿Nos queda alguna medida Miguel?
-         Solo la del cuarto de baño, con uno que tomemos será suficiente. ¿No es verdad Felisa?
-         Así es, son iguales, ella esta en un segundo termino pero muy interesada en toda la transformación de estas tiendas que no daban fruto, una ilusión que le llega de un desconocido que llega de no se sabe dónde para llegar a su tienda del barrio de los Claveles.
-         Bueno Felisa voy con estos amigos suyos a ver los materiales.  Gracias por todo.
Felisa emocionada se despide dándole la mano y deseándole que encuentre lo que busca.
-         Gracias así será.  Afirma Luis con seguridad.
Ya en la furgoneta comienzan las preguntas de Antonio y Miguel respecto al negocio, no lo entienden y ahora esta en su territorio.
-         Mira Miguel si tú ¿te encuentras lleno de problemas que haces?
-         Pues me pongo muy nervioso y agobiado.
-         Así ocurre en la mayoría de las personas.  Con el problema de que cada vez hay más personas que se encuentran mal a pesar de tener más dinero y más posibilidades de tener más y más cosas. Observa alrededor y a vosotros mismos.  Mi pregunta es ¿sois felices?
-         Hombre tenemos, Miguel es el primero en contestar…
-         No, no Miguel háblame de ti, interrumpe Luis.
-         Bueno, tengo trabajo a menudo, tengo tres hijos, tengo mujer, tengo coche, tengo una casa bonita.
-         Ahora la pregunta es ¿qué no tienes?
-         Me haces una pregunta para reflexionar.
-         Como mañana os pediré el presupuesto tenéis, ambos, tiempo para reflexionar esta noche.  Aceptamos la vida como una película que vemos cómodamente sentados en una cómoda butaca de la sala del cine pero no nos hacemos actores de ella, de esa vida.  Eso es lo que quiero que consigamos entre todos en este local.  El saber que podemos cambiar sabiendo que todas las herramientas las tenemos nosotros. Poder ser actores, porque podemos hacerlo, al igual que Antonio lleva el volante de la furgoneta, puede llevarla hacía la izquierda, derecha o de frente, así ante todas las circunstancias nosotros lo podemos hacer con nuestra propia vida.
-         Si, pero eso es muy complicado, asevera Antonio.  Una cosa es el coche y otra nuestra vida.
-         Claro que si, no te digo que no, pero para levantar una pared de ladrillos: hace falta ir a por el material, amasar, con sumo cuidado alienar los ladrillos con la masa suficiente, cuidando con la plomada que no salgan panzas.  Realmente es complicado hacer una pared o poner el suelo.  Pero con cariño y dedicación todo se consigue.  Eso es lo que haremos aquí entre todos.  Cada uno aportara lo que sepa y entre todos aprenderemos.
-         Y como consigues beneficio de todo esto que hablas, pregunta Miguel con su vena material.
-         De momento tengo el dinero para que esto funcione un tiempo, luego sé autofinanciara.  Como ves no hablo de mí mismo sino de un grupo de gente que participe en todo esto.
-         Pero ¿quiénes son esas personas?
-         Yo no lo sé.  Por aquí pasara un numero de gente que ni yo sé quien será pero si sé que colaboraran en este proyecto.
-         Entonces no  ¿querrás gastar mucho?
-         Se gastara el suficiente, para que este limpio y agradable, contesta Luis con una amplia sonrisa.
-         Aquí,  a la vuelta de esa esquina, esta el almacén.
Unas cristaleras de hierro negra llevan la vista a una exposición de muchos azulejos con una buena capa de polvo, es el reclamo para los paneles en forma de libro que forman el expositor, junto a la pared un palee de ladrillos tipo rasilla que sostienen varios sacos de plástico conteniendo pintura al temple.  Un joven con un mono, que fue blanco, se dirige a saludar a los recién llegados.  Le presentan a Luis y su interés de ver materiales.
-         Bueno ya sabéis que esta es vuestra casa, moveos como queráis y cuando halláis elegido os diré los precios.  Les deja para ir adentro donde una carretilla hidráulica le espera.
Hay una gran multitud de muestrarios, pero Luis no es de los que dudan.
-         Este suelo es el que quiero, tiene unos tonos verdosos que irán bien con la pintura plástica verde que quiero.
-         Me harán falta, consulta con la libreta Antonio, que vuelve a subir por enésima vez sus gafas doradas, comienza su suma rápida.
-         La pintura plástica la quiero picada, interrumpe Luis, y también quiero sustituir las tuberías de ambos baños.  Cosa que va anotando Antonio, ¿aquí también tienen elementos del cuarto de baño?
-         Si al fondo tienen, contesta Miguel que esta en un segundo plano.
-         Los quiero sencillos y pequeños por las medidas tan restringidas.  Dice Luis con unos ojos ilusionados.  Bien vamos a ver los sanitarios.
Antonio no ha dado nunca con una persona tan decidida.
La operación se hace al mismo ritmo.  Mientras Miguel y Luis salen, Antonio va a la oficina a sumar los presupuestos.
-         Miguel le hace la misma apreciación que Antonio ha sentido, mientras consulta el reloj para ver el tiempo que les queda antes de que cierre el otro almacén, sin escuchar la respuesta, dice:
-          Nos da tiempo de sobra.
-         A veces damos vueltas a cosas que ocupan mucho tiempo y mucha energía, que tenemos, sin saber porque la vamos derrochando, para con el mismo notar un vacío, un cansancio que no sabemos a que obedece.
-         No llego a entender todo el contenido que das a tus palabras.
-         Tú lo entiendes todo, sé que cuando estés sentado en tu sofá rojo, te vendrá todo esto que he estado hablando y reflexionaras sobre ello.
-         ¿Cómo conoces que tengo un sofá rojo?  Pregunta,  Miguel estupefacto.
-         Es igual, se ha venido a mi mente esa imagen.
-         Pero ¿No serás un vidente?
-         Quédate con que soy tu amigo Luis y en lo que te pueda ayudar, cuenta conmigo.
La conversación sigue hasta la salida de Antonio.  Se introducen en la furgoneta y se dirigen hacía el almacén de alfombras.
Hay una docena de coches aparcados en el aparcamiento, ellos lo hacen junto un coche blanco que esta junto a la entrada.  Nada más entrar pregunta Luis al encargado por alfombras de fibra de coco.
-         Al fondo a la derecha tiene algunas.
-         Muchas gracias por su ayuda, dice Luis, esta frase deja un poco perplejo al encargado que decide acompañarle y poderlas mostrar el mismo, cosa que no es muy normal, los clientes mirán y luego llaman para consultar.
Antonio y Miguel se quedan en la furgoneta haciendo cuentas para poder dar mañana el presupuesto, aunque empiezan a comentar cosas extrañas que perciben de Luis, como lo del sofá rojo.
-         Tengo estas dos alfombras que me han devuelto porque les quedaban grandes y están rebajadas.
-         ¿Qué medidas tienen?
-         Cuatro por tres veinte.
-         Perfecto, me las quedo.
-         Ha traído usted vehículo. 
-         Si he venido con unos amigos en su furgoneta.
-         Espere que traigo una carretilla para llevarlas.
-         Muy bien, ¿por qué deben pesar bastante?
-         Con estas medidas, seguro.
Montan las alfombras en la carretilla para dirigirse a la caja y poder pagar.
-         Espero que los disfrutes, agradece la compra el encargado.
-         Así será, mientras, abona el dinero solicitado por la cajera.
Al verle salir, bajan, uno para abrir la furgoneta y el otro para ayudar a descargarlas.
-         Os importa que mañana me las llevéis a la tienda.
-         En absoluto, mañana las tendrás allí.  Bueno, como hemos terminado pronto podemos dejarlas ahora  mismo, según vamos de camino a casa, ¿verdad Antonio? Aunque es una pregunta ya conoce la respuesta.
-         Me hacéis un gran favor así no tendré que venir por ellas.  Será lo primero que tengamos, a parte del local.    Su lenguaje comienza a ser de grupo, esto no pasa desapercibido y se lo vuelven a decir.
-         Ya os he comentado que esto es tarea de muchas personas, yo voy poniendo las bases, que este caso son el local y las cosas que se necesitan en su interior para luego tomar el rumbo que sea necesario.
-         Pero eso es como muy vago, porque puede venir un grupo de personas que lo deriven hacía otros fines.
-         Es cierto pero será el momento de irse a otro sitio.
-         ¿Y dejar todo el esfuerzo y todo el dinero invertido? Pregunta confuso Miguel.
-         Si arrendamos un campo para cultivar y no es el terreno indicado para nuestro cultivo, lo tendremos que dejar y buscar otro en el que sea posible, todo ese tiempo, ese esfuerzo y hasta ese dinero no abran caído en saco roto porque cada momento es parte de nuestra vida, por ello es tan importante para nosotros.  Yo no pienso en el fracaso sino en el hacer, los resultados son secundarios y que cada cual los analice como quiera.
-         Lo que me resulta difícil comprender son cuales  son los recursos que cuentas para poder llevar a cabo este proyecto, no me refiero a los materiales, pregunta Antonio casi más interesado en la conversación que en las calles que van pasando.
-         ¿Queréis que comamos juntos, así tendremos más tiempo para hablar?
-         Por mi parte llamó a casa, ya están acostumbrados, responde Antonio afirmativamente.
-         Yo te puedo decir que estoy muy interesado en conocer tu proyecto por ello también llamare a casa, contesta Miguel.
-         ¿Conocéis algún restaurante?  Que tonterías digo, como sino vivierais en este barrio.  Pregunta y contesta Luis.
-         Hay uno en la calle Osorno que dan muy bien de comer y es muy agradable, contesta Antonio mirando a Miguel.
-         Buena idea, además, hay por ser lunes suele haber menos gente. 
Aparcaron en la calle posterior y por ello no tardan en cruzar el acceso de entrada que cuenta con una barra destinada a bar, con cuatro puertas, un cartel en que especifica el contenido de cada uno de ellas: Privado, Aseo Caballeros, Aseo Señoras y Comedor.  Saludan con gran efusividad al camarero que sirve a las tres personas que ocupan la barra, mientras el reloj situado en la parte superior de las puertas señala las dos de la tarde.  Directamente pasan al comedor para elegir una mesa que esta en un rincón bien iluminada por una ventana con cristal traslucido que se halla un poco elevada sobre la mesa, un visillo blanco y una cortina de color verde oscuro cogida sobre uno de los extremos del lateral.
-         Mirar “Aceptamos desde que somos pequeños la información que se nos da, estando de acuerdo con ella.  Almacenamos la información por un simple acuerdo, sí estamos de acuerdo con algo nos lo creemos y a eso le llamamos fe.  Tener fe es creer incondicionalmente.  Hay creencias que no elegimos y aunque nos rebelamos contra ellas no somos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfe, como resultado nos rendimos ante nuestro acuerdo.  Este proceso es una especie de domesticación de nuestro pensamiento y actos”.  Esto lo leí hace tiempo y nos da una idea de que las fronteras las ponemos nosotros y por ello nosotros somos capaces de superar cualquier cosa que nosotros creemos insalvable.
-         La teoría es fácil, pero es muy difícil llevarlo a la realidad. Responde Antonio.
-         Si te das cuenta, Antonio, ya estamos poniendo una premisa que nos resulta difícil emprender cualquier cosa, al final siempre somos nosotros los actores-conductores de nuestras vidas.
-         Sí Luis pero hay cosas que te vienen de fuera sin que tú las quieras.
-         Si nosotros nos ponemos las botas de agua y el mono de trabajo es fácil que podamos ir a la huerta a trabajarla, de la misma manera nosotros nos disponemos de una manera inconsciente a que nos ocurran cosas que nosotros, en principio, no queremos.  Contesta un Luis seguro de lo que dice.
-         Esto que planteas, comenta Miguel, es complicado de entender desde mi vida, choca mucho con lo que hemos aprendido, pero algo me dice “puede ser”, no es una idea descabellada.
Tres platos humeantes vienen a la mesa de manos del camarero que los porta en una bandeja.  La jarra de agua ya ha sido consumida y de paso le solicitan una nueva, comentan a Luis que ellos siempre toman vino para comer pero que hoy ni se les ha pasado por la cabeza, están enfrascados en la conversación, aprendiendo un poco más.  Un amigo les interrumpe para preguntarles sobre una reforma en casa.  Miguel toma nota del teléfono y le dicen que en cuanto puedan irán a verlo, se da cuenta que ha interrumpido la conversación por lo que se despide dando un apretón de manos.  Hay hambre, el acto de comer deja de lado la conversación.  Miguel quiere seguir hablando pero Luis le dice:
-         Cuando comas come, por que si haces otra cosa, además, alguna de ellas, no la harás bien y la comida tiene un sentido, casi mágico, por ser la que nutre todas nuestras células de lo que estamos hechos, la que nos da la energía necesaria para vivir, por ello debe dársele un gran valor.  Cosa que contrasta con la algarabía que hay alrededor de su mesa.  Un cruce de miradas daba a entender la novedad que representaba esas palabras que nadie se para a reflexionarlas.  Casi estaban esperando la conclusión de la comida para poder dialogar: Luis lo noto y se lo volvió a explicar para que fueran comprendiendo los actos automáticos que hacemos en la vida y que no  paramos para darlos sentido.
-         Si pero si nos preocupamos por todas las cosas que hacemos nos podemos llegar a agobiar.
-         La felicidad dicen que es una cosa efímera, por ello será importante tener las más de las veces esa dicha maravillosa.
-         Ya, Luis, pero ese preocuparnos por todo lo que nos pasa en la vida puede llegar a ser agobiante, pregunta Antonio.
-         Nosotros elegimos lo que queremos tener, es labor nuestra él quedarnos con una cosa o con otra, las comodidades no siempre son buenas, por eso a veces estamos deseando levantarnos de ese sillón tan maravilloso y tan mullido para poder estirar las piernas y esas mismas comodidades nos impiden que nosotros desarrollemos otras.  La seguridad de Luis es tan grande que llega a una gran reafirmación con gestos de la cara y de las manos, pero sin la necesidad de imposición.
-         Todo esto me sigue suena a teoría, lo siento pero me parece así, responde rápidamente Antonio.
-         Llevas razón no te creas nada de lo que yo te diga, experiméntalo en ti, si te vale es lo que debes de hacer, porque tú lo sientes así, y solamente por eso.  No damos la importancia de lo que somos y lo único que hacemos es protegernos porque pensamos que pudiéramos estar equivocados.  Vamos a parar de hablar y no os preocupéis porque tendremos mucho tiempo para seguir hablando, ahora debéis ir a vuestra obligación.  Terminó Luis la conversación.
Sé despidieron con ganas de seguir.  Como flotando se va la pareja de albañiles, intentando comprender como han tenido una conversación tan filosófica de la vida cuando lo único que suelen tener eran conversaciones banales.
El nuevo día abrió tan radiante como los días anteriores.  Nada más salir a la calle lo primero que Luis hace, es buscar una cabina de teléfonos, recordaba una en la acera de la derecha desde donde toma el autobús que le lleva al “Bario de los claveles”.  Introduce una moneda mientras saca del bolsillo de la chaqueta el papel con el teléfono de los albañiles..  No suenan ni tres tonos cuando la voz de Antonio pregunta el típico “dígame”.
-         Buenos días Antonio, soy Luis, te llamo como acordamos para que me dierais el presupuesto.
-         Que tempranero eres, Luis, ayer por la noche estuvimos realizando las cuentas y nos salió tres millones de pesetas incluidos materiales e impuestos.
-         Me parece una cantidad razonable, ahora quisiera saber cuando podríais comenzar las obras.
-         Puede ser la semana que viene.
-         Cuanto tiempo crees que duraran.
-         Si no hay ningún contratiempo en dos semanas estará acabado.
-         Pues tenéis mi aprobación así que la semana que viene podéis empezar, ahora iré a ver a la dueña para comunicárselo y que os pueda facilitar unas llaves.  Responde una voz encantada de poder empezar a ver su proyecto como empieza a caminar.
El siguiente paso es coger el autobús que le llevé a la barriada..  Allí se dirige a la tienda para hablar con  Felisa, que esta con su trajín diario con los chicos que van al colegio y toman cualquier chuchería para en el recreo matar el gusanillo de hambre.
-         Buenos días Felisa.
-         Hola Luis siempre tan tempranero.
-         La verdad es que siempre me ha gustado más el día que la noche por ello me gusta salir temprano y sentir el frescor o frío de la mañana.  Hoy he quedado con tus vecinos para que empiecen la obra la semana que viene.  ¿Sería posible que les pudiera facilitar un juego de llaves?
-         Claro que si y otro que tengo aquí para usted.
-         Casi seria mejor que nos tuteáramos.
-         Llevas razón Luis.
-         Me han comentado que iniciaran la semana que viene.
-         Veras como quedas encantado con ellos pues son muy detallistas y eso no es muy normal encontrarlo hoy en día.  Interrumpe la conversación para atender a una mujer que viene a comprar “dos barras de pan”, la atiende lo más deprisa posible para seguir hablando con Luis.
-         ¿Quieres alquilar una vivienda por aquí?
-         Es una cosa que tengo que hacer ¿Conoces alguna?.
-         Esta mañana estuvo una clienta de toda la vida que me ha comentado que quieren alquilar su vivienda pues a su marido le han destinado a un pueblo y tiene que ir a vivir allí.
-         ¿Tienes su teléfono y su nombre?
-         Claro que sí, además, conozco el piso y esta muy arreglado, no es muy grande, pues en este barrio no los construyeron  grandes pero si son agradables.  Mientras busca, en el cajón de los papeles, la tarjeta de Elisa.  Aquí esta, se encuentra a dos calles de aquí subiendo por esa calle la segunda a la derecha.  Toma este sobre dentro se encuentran las llaves.
-         Pero todavía no te he pagado.  Responde Luis
-         Ya te dije que no íbamos a tener problemas entre nosotros.
-         Seguro, pero me gustaría que me digas un banco y una cuenta corriente donde meter el dinero de las mensualidades.
-         Venga no te preocupes y ve a ver el piso que te ofrece Elisa.
-         Estoy deseando de verle.
En dos minutos estaba frente al portero automático.  Llama al segundo puerta izquierda.  No tarda una voz en decir “diga”.
-         Buenos días he estado con Felisa y me ha dicho que usted alquila su piso, si fuera posible me gustaría verlo.
-         Adelante, dice una voz turbada por no estar acostumbrada a estos menesteres.
Las escaleras son cortas y enseguida esta frente a la puerta que se abre sin necesidad de tocar el timbre.  Elisa no puede disimular su nerviosismo y se apoya en los comentarios que la ha dado su amiga Felisa, rápidamente le explica que a su marido le han destinado por cinco años a otra ciudad justamente que le coincide con la jubilación y es a esos cinco años cuando volverán a este piso.  Comienza a enseñarle el piso que consta de tres habitaciones pequeñas, salón-comedor, cocina y baño.  Efectivamente, esta bastante bien arreglado con muebles llenos de recuerdos. 
-         Elisa me gusta su piso cuanto quieren por el alquiler.
-         Miré si le parece viene esta tarde que mi marido, Nestor, vendrá después del trabajo sobre las seis de la tarde y así lo aclaran.  Se nota que Elisa no quiere tomar decisiones ella sola.
-         Por cierto no le he dicho mi nombre, me llamo Luis. Sobre las seis vendré para hablar con usted y Nestor.  Hasta entonces.
No termina de bajar las escaleras cuando toma el teléfono para llamar a su marido y contarle la suerte de que ya hay una persona interesado en el piso, además de comentarle la buena impresión que le ha causado Luis.
Las seis de la tarde llegan pronto y Luis es una persona muy puntual, así que hace la misma operación que por la mañana.  Llama al portero automático y Elisa tarda, casi menos tiempo que por la mañana.  Presenta a su marido que le da un fuerte apretón de manos mirando fijamente a los ojos.
-         Ya le ha contado mi mujer que en quince días tenemos que hacer la mudanza a mi nuevo destino.
-         Me imagino que se les debe hacer un mundo el cambiarse de ciudad-barrio-casa.
-         Imagínate, Luis, pasamos dos meses bastante preocupados, pero hará cosa de un mes fuimos a la ciudad que iremos. Buscamos un piso y nos ilusionamos como niños como si fuéramos a vivir de nuevo, a nuestros cincuenta y ocho años, por ello tenemos una gran ilusión y queremos sacar el mismo dinero por este piso como por el que vamos a alquilar, te diré que son setenta mil pesetas, gastos de comunidad incluidos.
-         Me parece razonable y es más destaco lo positivo que habéis sacado de vuestro cambio, destacar vuestra ilusión que tantas veces se pierde por la monotonía que llevamos a nuestras vidas, y sé que os ira muy bien.  Tenéis alguna gestoría donde nos hagan los papeles o queréis que vayamos donde me están haciendo los papeles de los locales que he alquilado a Felisa.
-         La verdad es que nunca hemos pasado por estos papeleos, así vamos a esa oficina para que también hagan los nuestros.  Responde una Elisa con una amplia sonrisa.
-         Y, ahora, vamos a ir a celebrarlo al bar de Ángel, dice un Nestor igual de contento.
Al llegar saludan al dueño, que por la hora que es no tiene a nadie en el establecimiento
-         ¿Qué quieres tomas Luis?  Te apetece una copa de champan.
-         Me parece bien que lo pidáis pero yo no bebo alcohol.  Así que brindare con agua.
-         Pero eso dicen que trae mala suerte.
-         Que tontos somos, como brindar con algo tan necesario para nuestra vida y de lo que estamos compuestos en un ochenta por ciento ¿puede traer mala suerte? Al contrario será un gran honor poder hacerlo.
-         Nos has convencido, Ángel tienes agua con gas, nos pones tres copas para brindar con Luis por el alquiler de nuestra vivienda.
Ángel no salé de su asombro pero así lo hace, soltando el comentario de:
-         Anda que esta celebración si que te salé barata ¿eh?
Las risas son la contestación y pronto piden que se repita con más agua carbónica.
-         ¿Queréis que os presente para que nos vayan haciendo los papeles?
-         Venga vamos porque sino vamos a coger una gran intoxicación etílica, dice un Nestor pletórico.  Elisa se ase del brazo en cabestrillo que pone su marido y juntos van a su nuevo destino.
-         Toma esta es la dirección y el teléfono de donde vamos, por si necesitas cualquier cosa, el teléfono que hay en casa lo puedes utilizar no hace falta que haga cambio de contrato como las cartas vendrán al buzón las puedes abrir y así pagar el consumo al igual que con la luz y el agua.  Te voy a dejar los datos del banco.  Y allí puedes hacer todas las operaciones.
-         ¿Por cierto a que te dedicas Luis?  Por fin sale la pregunta de Elisa.
-         Bueno como ya sabéis he alquilado a Felisa los dos locales que tiene cerrados con la idea de hacer un centro de auto-ayuda.  Ya sé que os suena raro, pero he llegado a la conclusión de que nos estamos deshumanizando y que todos necesitamos ayuda y quien mejor que nosotros mismos para dárnosla.
-         La verdad suena raro tu proyecto pero lo que dices es coherente por eso te deseamos una gran suerte.  Contesta Elisa.
-         Así será, yo solo soy el iniciador, ni sé cuanto tiempo estaré en él.
-         Contaras con psicólogos, psiquiatras.
-         No te he dicho que solo cuento conmigo y luego con la gente que se una.
-         Pero esto será un negocio.  Responde Nestor.
-         Nunca lo he pensado como tal, de momento cuento con algunos ahorros que me permitirán hacer las obras y los gastos de mi manutención.  Luego la existencia me dirá que debo hacer.
-         O sea, que no tienes claro tu futuro.
-         Por supuesto que no, sabéis, vosotros, si mañana viviréis, sin embargo, nos estamos preocupando por cosas futuras con probabilidad de existir o no.
-         Suena un poco raro.
-         Claro que si, pensamos que las cosas que se salen de nuestros esquemas son difíciles de entender, ya nos hemos implantado los esquemas de imposibilidad de comprensión, pero siguiéramos hablando seguro que lo entenderíais, ahora subir a arreglar los papeles del contrato.  Tenemos mucho tiempo para reflexionar juntos.
-         Bueno mucho tiempo no, porque en quince días nosotros marcharemos de aquí.
-         Os recuerdo que tenemos mucho tiempo para comunicarnos, si realmente nosotros queremos.
-         Estoy de acuerdo, dice Elisa, tendiendo la mano en señal de despedida.
Ambos hombres se estrechan las manos con ganas de seguir hablando pero lo que ha dicho Luis es cierto, son presentados al gestor firma los contratos y se vuelve a despedir.  Ahora no quiere tomar el autobús prefiere volver paseando, tardara una hora para llegar a la pensión.  Hace una tarde hermosa.  Quiere saborear todo lo que le rodea y se encuentra un hombre apoyado en la pared de una casa, sentado en el suelo con los pies desnudos, donde se pueden ver las deformidades así como unos brazos cortos también remangados para que los viandantes se pudieran fijar en él.  A veces tiende la mano para solicitar ayuda con un platillo de plástico, reclamar la generosidad de los viandantes.  Luis se acerca con paso firme y al estar a su altura, se agacha y le dice:
-         ¿Cómo te llamas?
-         Me llamo Eulogio
-         Eulogio ¿te gustaría trabajar?
-         ¿Crees que a alguien le gusta estar tendido solicitando una ayuda, haga frío o calor?
-         Lo razonable es que sí, pero yo debo pedirte permiso.  Sabes leer y escribir.
-         Si aprendí en una escuela especial hasta que me desmotive y lo deje.  Para no ser una carga para mi familia, me ayudan a venir aquí y así puedo conseguir dinero que a todos nos va bien.
-         Eulogio tienes algún teléfono donde pueda llamarte.
-         Si el de mi casa toma nota.
-         Por cierto mi nombre es Luis y quiero montar un centro de ayuda, por pensar que eres una persona útil me gustaría contar contigo, el único problema es que sería dentro de tres semanas, pues aun ni han empezado las obras.
-         Que crees que tengo prisa.  El desaliento ha hecho mella en mí muchas veces, quizás lo que me ofreces es una bombillita en la que quiero creer para que ocurra.
-         Tú no solo tendrás una tarea administrativa sino de ayuda en el grupo que vamos a formar, por ello tendrás un sueldo que tenemos que fijar.
-         ¿Dónde será?
-         Aquí mismo en el barrio de los claveles.  ¿Puedes andar tu solo?
-         Si lo puedo hacer gracias a estas muletas que tengo aquí plegadas bajo el abrigo, pues como veras mis pies poco pueden ayudarme en mi locomoción.  Lo dice señalando sus cortas piernas con sus cortos brazos.
Luis tiende su mano, mientras mira a sus ojos diciendo:
-         Bienvenido al proyecto, Eulogio.  La cara de Eulogio cambia para mostrarse sonriente de agradecimiento, hacía esta persona que se ha acercado hacía él, no entregándole unas monedas para continuar su camino, sino que le ha ofrecido ilusión, materializada  en un trabajo.    A pesar de esas gruesas gafas, que albergan unos cristales, no menores, no pueden disimular la alegría que tiene en este momento.
Retoma  el camino mientras se cruza con un montón de niños que vienen de tomar clases en una academia cercana donde aprenden ingles, para llegar a la pensión donde informa de su marcha en quince días para que puedan disponer la habitación para otros posibles huéspedes.  Una cierta señal de desagrado, hace el dueño ante este cliente que no ha dado problemas y que tan amablemente se muestra siempre. No saben nunca quien les llegara de nuevo, por ello cuando encuentran una persona como Luis tienen pena porque se marche, lo normal es que los clientes duren de dos días a una semana, raramente lo hacen por más tiempo.  Antiguamente sucedía así, ahora hay muchas prisas para estar mucho tiempo en un lugar fijo.
Tras dar la noticia decide lavarse un poco para volver a salir en busca de cenar algo, aun hay un montón de personas en la calle y en una de las escasas islas verdes, aun existentes en la ciudad, hay un grupo de niños jugando, a su lado hay un banco vacío.  Luis no lo duda, hacía allí se dirige, observa el juego que desarrollan, jugar al fútbol,  pronto pide si le dejan jugar con ellos, la cara de extrañeza de los jugadores se refleja en múltiples muecas de sus rostros.  Alguno pide que repita la pregunta.
-         Sí,  os pido, poder jugar con vosotros.
-         Pero ¿a lo que estamos jugando? Responde quien tiene la cara de más travieso.
-         Claro, ¿a qué sino?
-         Es que eres un poco mayor y por ello puedes abusar.
-         Ser mayor tiene sus desventajas y sus ventajas, entre sus desventajas esta el que sois más rápidos que yo.
-         Ya pero tú eres muy alto para nosotros, bueno si quieres ponte con nosotros que vamos perdiendo y Raúl va con ellos, os parece. Más que una consulta parece una imposición, todos aceptan pero alguien pone la salvedad que tiene que ponerse de portero.
-         De acuerdo.
Se inicia una nueva polvareda que pronto llena el pantalón y el jersey de Luis.  Tras un agotador partido terminado por la hora de uno de los jugadores que indicaba la vuelta a casa.
-         Al final no eres tan bueno, pero si que haces bulto en la portería.  Luis estrecho las manos de todos y les da las gracias por haberle invitado a jugar.
-         Mañana si quieres a la misma hora volvemos a jugar.
-         No faltare, pero si traeré un calzado más deportivo que estos zapatos, bajando su vista y observando como se encontraban llenos de polvo.  El guiño de Raúl da por terminado el encuentro.  Aun sacan ganas para correr y llegar pronto a casa.
 Luis sabe que para conversar con ellos tiene que jugar a su juego para luego poder hablar y aprender de ellos.  Cuando uno esta abierto, de cualquier persona puede aprender y ese mensaje puede ayudarnos a otros o nosotros mismos, según piensa.
 Al pasar los días, los juegos dejaron paso a conversaciones que se forman en circulo en el campo de juego.  Increíblemente se fue cambiando los hábitos de juego por la comunicación, pero Luis siempre insistía que también es importante el juego, por ello no deja que la conversación sea más de un tercio del tiempo destinado al partido de fútbol.  Esto ocurre en la semana siguiente todos los días excepto el sábado y domingo que cada niño tiene obligaciones diferentes con sus respectivas familias.
El tiempo de espera para la realización de la obra pasa muy aprisa y la mudanza ya se ha realizado a su nueva casa. Tiene tantas cosas, como si los dueños no se hubieran ido, hasta los detalles más insospechados, los han dejado, como esperándola recuperar dentro de cinco años, como la persona que se va de vacaciones y torna con la esperanza de encontrarlo todo igual, la necesidad de encontrarlo como se dejó pues sino surgirán problemas.
Luis ha tenido mucha suerte porque apenas  ha traído la ropa puesta y se encuentra con una casa montada, dispuesta a ser habitada.  Cuelga sus camisas y pantalones en el armario de su habitación, que es el único que ha quedado vacío.  Observa la cocina con sus estantes repletos de utensilios para desarrollar las tareas culinarias.  Pasa al cuarto de baño y tres cuartos de lo mismo, hasta botes de gel y champú sin estrenar, esperando al nuevo inquilino.  La casa tiene otras dos habitaciones pequeñas con orientación norte, todo lo que puede pedir lo tiene, Luis a su disposición.
Un gran sentimiento de alegría  y gratitud aparece en su cara, se siguen realizando sus proyectos sin apenas ninguna traba.  Como ese gran sueño en el que has depositado tantas esperanzas y sin saber porque todo se facilita para que así ocurra. 
No puede evitar, una vez colocada la ropa y revisado los útiles con los que cuenta, el salir a la calle para mostrar su satisfacción a todas las personas con las que se cruce.  Su cara muestra una clara sonrisa, sus manos están abiertas, pero más con un deseo de dar que de recibir, es la persona llena y pletórica que necesita compartir todo lo bueno que tiene.  Por supuesto que no pasa desapercibido en un mundo gris donde las caras largas es el traje que todos portan por ser el socialmente aceptado.  No importa, Luis sabe que tiene que entregar esa alegría, aunque la contestación sea muda o indiferencia.  Conoce que nada queda en saco roto porque nuestro inconsciente no es precisamente una bolsa sin fondo sino todo lo contrario, una gran receptora de todo lo que nos rodea aunque pensemos que no prestamos atención a todo aquello que esta ocurriendo a nuestro alrededor. Sus pasos se encaminan a donde están trabajando Antonio y Miguel. Su faena también está a punto de concluir, se han ajustado a los plazos que pactaron con Luis, nada más abrir se funde en un abrazo con ellos, extraños a la alegría de Luis, pero aceptan ese premio, como contrapartida los restos de yeso y pintura se adhieren a sus ropas.  Por fin unas palabras salen de su boca.
-         Antonio, Miguel soy una persona muy dichosa estoy muy agradecido a todo y a todos los que compartís y hacéis mi vida, me siento, una vez más, el ser más afortunado del mundo y por ello tengo que dar gracias a todo cuanto  me rodea y por supuesto vosotros sois parte de ello.
-         Realmente nos has dejado atónitos, no estamos acostumbrados a como tu té manifiestas, por ello nos sorprendes, día a día.  Responde un Antonio a quién ha llegado esa alegría.
-         Gracias pero os tengo que contar que hay muchas veces en que eres plenamente consciente de lo que piensas y es entonces cuando te embriagas de esa sensación, con su consiguiente necesidad de transmitir a todas aquellas personas que te rodean.  Son demostraciones de que debes seguir adelante.  Espero que sepáis entenderme, me encuentro lleno y tengo que dar para que al compartir. Me encuentro igual de solidario con quien esta cerca de mí o lejos, entonces utilizo el pensamiento, que también llega, aunque no lo creamos.
-         Ya, pero comprenderás, que nosotros después de una jornada de trabajo acabamos lo suficientemente cansados como para llegar a casa, darnos un baño y cenar mientras vemos la televisión, no nos queda más energía para compartir con nadie, es más creo que estamos faltos de esa energía de la que tu hablas. Responde Miguel a modo de pregunta.
-         Todo depende del planteamiento que tengamos, sí nuestro trabajo nos parece una tarea penosa. Lo lógico es que al acabar terminemos acabados, pero sí, por el contrario nuestro trabajo es una maravilla, esto solo depende de nosotros, al finalizar terminaremos llenos.
-         Si pero es una teoría, interviene Antonio.
-         Claro que si, llevas razón no te creas, por creer todo lo que yo te digo, experiméntalo en ti, si entonces lo sientes, sentirás que lo que té expreso llevó razón,  Entonces, solo entonces, mi concepción y la tuya serán iguales.  No me gustaría que todo se diera por entendido “a pies juntillas” sino que se experimente lo que digo para ver si es valido en cada persona.  No todos tenemos que sentir de la misma manera, pero si es cierto que a veces cuando nos encontramos en un callejón sin salida se nos viene el mundo abajo, si alguien nos da entonces una ayuda, bienvenida sea, sí, esta es valida para tan mejor para ella.  Este en si es el resumen del proyecto “Central” donde no sé unificara en las directrices de una persona sino de un colectivo.
-         Muy bien, pero para este proyecto se necesitan instructores.
-         Claro, Antonio, te dije cuando nos conocimos que iba a necesitar la ayuda de todos vosotros.
-         Pero como vamos a ser instructores de una cosa que desconocemos, contesta Antonio con una cara muy sería.
-         Vosotros no partís de cero, porque habéis empezado a dar pasos sin notarlo, porque habéis llegado hacía mi y creo que sois personas que pueden empezar a realizar el proyecto con el que dar sentido a nuestras vidas y de paso ayudar a todas aquellas personas que lo necesiten.
Miguel sigue sin entender nada de lo que le esta comunicando Luis, su cabeza mira hacía abajo en síntoma de búsqueda, de concentración. No entiende como unos albañiles como ellos pueden ayudar a alguien que pueda necesitar ayuda psicológica, una tarea para la que no se sienten capacitados, parece que Luis se ha equivocado si piensa que le pueden ayudar en su proyecto.  Antonio tiene el mismo sentimiento pero, además, se siente atrapado en una red que él no ha elegido.  Rápidamente transmite este pensamiento.
-         Mirar yo no trato de organizar una secta, no trato de implicar a quien no quiere integrarse en lo que yo llamo “proyecto Central”, tuve una intuición, donde pensé en vosotros, yo no tengo la verdad y, por tanto, puedo equivocarme.  Os pido perdón por  haberos inquietados, responde un Luis conciliador, poniendo su corazón en sus palabras, siempre es importante comunicarse y expresar nuestras dudas, porque si no preguntamos no sabremos nunca las respuestas, debemos pensar que nadie que nos rodea es adivino, por ello las dudas, las preguntas debemos expresarlas.
-         Luis a mí me parece maravilloso ayudar a alguien y de paso dar sentido a mi vida, pero té expreso mis dudas ya que no tengo ni la titulación ni los conocimientos para poderlo llevar a cabo, expresa un Antonio a la vez que Miguel, cabecea en sentido reafirmativo de las palabras que dice su amigo y compañero.
-         No se trata de títulos sino de voluntades, primero experimentaremos en nosotros, ideas, que he ido aprendiendo en el curso de mi vida y me he dado cuenta que dan resultado.  No se trata de que os creáis lo que os digo sino que lo debéis experimentar y si os vale pues utilizarlo, como ya os he dicho, el otro día.  Si queréis practicaremos y volveremos a practicar, para adquirir hábitos, con los cuales, poder resolver cualquier pregunta, ante cualquier situación posible.  Por otro lado os hable de la posibilidad de juntar un grupo donde aprenderíamos todos de todos y por ello enriquecernos.
-         No crees que nos será difícil aprender todo esto.
-         Si lo pensara ni os lo plantearía, asevera Luis.
-         Casi estoy deseando empezar, contesta Miguel.
-         Como ves el local esta casi listo para poder empezar, si todo sigue así, la próxima semana iniciaremos, pues todos los contratos necesarios están en marcha, para llevar a cabo el “proyecto”.
-         ¿Pero crees que tenemos que abandonar nuestros trabajos?
-         Como ves, Antonio, no os estoy proponiendo nada que no queráis hacer, primero aprender, sentir, oír y ver si encontráis en ello vuestro camino, solo os tengo que decir “adelante” sino es así siempre será un placer el haberos conocido.  Solo os pido algo de vuestro tiempo libre.  Contesta un Luis, con la sensación de abrirse un poco más en cada una de sus palabras.
Luis conoce que tiene que dejarles reflexionar sobre todo esto que han hablado, por ello, se lo hace saber y, por tanto, se despide de ellos.  Ahora es tiempo de visitar a Felisa, hace días que no la visita y siempre es una sorpresa verla.
 La tarde esta cambiando su color, las farolas van dando sentido a su vida, las calles se uniforman de gris, rompiéndose con los colores producidos por las nuevas luces.
-         Buenas tardes Felisa, saluda a una mujer vuelta de espaldas colocando unas cajas de cartón.
-         Hola, que tal, se vuelve tras conocer la voz de su inquilino, ayer pase por tu local y comprobé que iban muy adelantados.
-         En efecto han trabajado en el tiempo estipulado tus amigos, Antonio y Miguel.  Tengo que agradecerte que me los presentaras pues son unas excelentes personas. 
-         ¿Vas a abrir pronto, entonces?
-         A final de semana pienso tener los permisos y terminar los últimos detalles.
-         ¿Vas ha hacer propaganda?
-         La única publicidad que necesito es la vuestra y con ella cuento.
-         Por supuesto, pero sigo sin entender como vas a ayudar a las personas, Luis.
-         Con una frase te lo voy a definir.  “La única cosa que podemos cambiar, por encontrarse en nuestra mano, no necesitamos ni de nada ni de nadie, es nuestros pensamientos” cosa que todo el mundo entiende pero que nadie lleva a la practica, comportándose como un obstáculo insalvable, así de fácil como de difícil, este será nuestro caballo de batalla que llevaremos a cabo en tu local.  ¿Lo entiendes ahora?.
-         Tú lo has dicho Luis parece muy sencillo y pienso que tus palabras engloban la verdad. Somos nosotros los que complicamos las cosas, responde una Felisa llena de dudas, ¿pero sigo si saber como lo llevaras a cabo?
-         No seas impaciente, serás una de las primeras personas que lo experimente.  Responde un Luis tranquilizador.
-         Claro que si estoy deseando mejorar.
-         Evidentemente ya has dado el primer paso, este es querer cambiar, nunca podremos ayudar a nadie que no quiere cambiar.  Seremos un centro de autoayuda donde todos nos ayudaremos a todos y en esa necesidad todos mejoraremos..
-         Voy a cerrar.  Ya que son las ocho me gustaría que vinieras a cenar a casa y así de paso hablas con mi hija, pues la noto un gran vacío desde la perdida de mi marido.  Es como sino tuviera ganas de hacer nada, por las mañanas se dedica a cuidar a dos niños y por la tarde suele quedarse por la tienda ayudándome, pero apenas se relaciona, la muerte de su padre la ha llevado mucho peor que yo, por ello, he tenido que ser la locomotora que tire de su tren.
-         Acepto tu invitación y si quiere ayuda la tendrá.
-         ¿Pero, Luis, no crees que quiera tener ayuda encontrándose como está? Pregunta una exceptica Felisa.
-         Efectivamente hay personas que no quieren cambiar, aun a pesar de que estén pidiendo ayuda a todas las personas.  Cada uno encuentra una serie de cosas en las diferentes formas de vida. Por tanto, hay que respetar su decisión y dejarles, nosotros no podemos ir de salvadores de nadie.
-         Yo creo que ella si quiere la ayuda pero nadie ha sabido como dársela, ni siquiera yo.
-         De acuerdo hablare con Marisa.
-         ¿Quieres que no este delante yo?
-         Nos lo dirá ella misma, no te preocupes.
Salieron juntos camino de su casa.  El camino es un continuo saludo con toda la gente que se cruzan.   Es la hora de tornar al hogar. Es la hora de terminar los deberes.  Es hora de conectar los televisores.  Es la hora de batir huevos, con su peculiar sonido para la elaboración de tortillas.  Es la hora del cambio de una actividad por otra en la mayoría de las personas.
Comienza el problema de Felisa pues es una invitación no prevista, tímidamente, le expresa que le gustaría comer.  Luis para sus pasos,
-         Ir a cenar es una disculpa para que podamos hablar, no tiene que ser nada extraordinario, yo suelo cenar poco y muchas veces únicamente fruta.
-         Pero me parece muy pobre invitarte a cenar y ofrecerte solamente fruta.
-         Lo importante ya te digo no es el que se ofrece sino como se ofrece, quiero decirte que lo principal no es cenar sino la ayuda que podemos dar a Marisa.
-         De acuerdo, no insistiré más en el tema.  Comprende la seguridad que Luis expresa sus sentimientos y no quiere ser pesada o al menos aparentarlo.
Tras pulsar el timbre, una Marisa con una bata de colores, nota la sorpresa de no esperar a un invitado. No puede impedir el mostrarse azorada y disculparse por su aspecto.
-         Estas en tu casa, por lo tanto debes de estar lo más cómoda posible, si a los que vienen de fuera no les gusta tu aspecto será su problema, ¿no te parece, Marisa?
-         Claro que si, aunque, también es normal el ponerme nerviosa, además, es la primera vez que vienes a casa.
-         Tu madre me ha invitado a cenar y poder hablar contigo.
-         ¿Conmigo, porqué motivo?
-         Ella piensa que te puedo ayudar, yo también lo creo, pero evidentemente falta el que tú quieras.
-         Pero, yo no tengo ningún problema
-         ¿Estas segura? Pregunta Luis mirándola fijamente a los ojos.  Marisa no es capaz de sostener esa mirada fija y desvía su mirada hacía abajo junto a su lado izquierdo.
-          Si hablamos los problemas dejan de tener esa categoría que nosotros la hemos dado.
-         Lo que hago es lo que quiero, su respuesta es dada sin titubeos, pero es incapaz de mantener la mirada de nuevo.
-         Marisa, si todo esta bien no hay problemas, si no es así, aquí estoy yo para ayudarte.
-         ¿Pero como puedes conseguir, termina claudicando, lo que no he logrado en tantos años?
-         ¿Empezamos ahora?
-         Ahora vendrás a cenar, no a trabajar.
-         He venido a ayudarte, lo de cenar es una disculpa.
-         ¿Qué te hace falta? Cuestiona Felisa.
-         Marisa ¿quieres que este tu madre? Contesta con total sinceridad.
-         Mama, me gustaría que fuera a solas.
-         Entonces cámbiate e iremos a mi casa.
-         ¿No te importa, mamá? Responde una Marisa sumisa.
-         Claro que no, es más he sugerido a Luis que viniera a casa, por esta razón se encuentra él aquí.  Por otro lado sabe que tiene un plato de comida cuando quiera.
-         Una vez más te agradezco que te preocupes por mí.
Ya en la calle se interesa por la manera en la cual la puede ayudar.  Luis se lo explica en pocas palabras hasta llegar a su casa.
Al cabo de dos horas Luis acompaña a la casa de Marisa y la despide
-   No te creas lo que te he dicho experiméntalo en ti misma y si es valido he tenido suerte en poderte ayudar, como veras lo que consigas es fruto tuyo, tu serás quien lo ha conseguido.  La contesta Luis mientras la da dos besos.
-         Claro que va a funcionar, responde una Marisa con la impresión de estar en una nube.
-         Despídeme de tu madre, es tarde y quiero acostarme temprano.
-         Muchas gracias por todo Luis.
 Un guiño es el fin de la separación y camino a su acogedora casa.  La noche se presenta otoñalmente hermosa, el aire esta terminando de abatir las hojas secas que aun penden de las ramas de los árboles.  No hay mucha circulación de coches y menos de personas por “el barrio de los claveles”.  Al pasar junto a la gestoría recuerda que mañana tiene que firmar los papeles para poder operar como actividad, de esta manera poder contratar a Eulogio y preparar los gastos.
El día se abre con un aire frío, el sol  a duras penas se va haciendo el rey.
Luis desayuna y con la hora de apertura va a cumplir con la labor rutinaria  de firma de papeles.  Todo sigue desarrollándose sobre ruedas.  El siguiente paso es buscar una cabina de teléfonos para ponerse en contacto con Eulogio para poderse citar en el local y juntos ver las necesidades que va a tener para desempeñar su trabajo.  Por la mañana no va a ser posible pero sí por la tarde.  Tras la conversación telefónica va al local donde tienen que estar rematando los últimos retoques.  En efecto están barriendo el suelo y limpiando los cristales.
-         Buenos días chicos, que atareados estáis.
-         Buenos días Luis, como te dijimos ayer ya esta terminado nuestro trabajo.  Estamos barriendo para poder fregar y poner las alfombras.
-         Bueno pues ya hay dos manos más para ayudar a terminar la tarea.
-         Luis hay una pregunta que siempre me he hecho y es la siguiente, a ver si tu me puedes ayudar a resolver ¿porqué cuando hay alguien que lo esta pasando mal, el resto de los compañeros o amigos se aferra a destruirle, que nos obliga a ser así?
-         Es fácil, es por un mecanismo de defensa de nuestra propia integridad moral.  Si yo siento a alguien próximo a mí, o a un compañero como tu dices, que esta abajo yo tengo que reafirmarme en mi, supuesta, altura, para así poder sentirme mejor conmigo mismo.   Al estar por debajo de mí, yo estoy más alto, al menos así es como lo sentimos, aunque en realidad ese efecto se nos pase y necesitemos buscar a otras personas para sentirlas por debajo  ¿Entiendes Antonio?
-         Que complicados somos, con lo fácil que es ser simples.
-         Ahí es precisamente donde quiero llegar con todas las personas, a esa concepción, de esta manera, nos sentiremos mejor y más dueños de nosotros mismos.
-         Claro que lo simple se hace complicado, repone Miguel.
-         Una vez más te digo que si nosotros queremos será así.  Tenemos que cambiar nuestro ordenador de sistema porque sino es así, seguiremos recibiendo las mismas respuestas.  Para que algo cambie debemos de empezar por las cosas más insignificantes, si veo una dificultad en alguna cosa, lo más seguro es que nos estrellemos, al igual que sí construyéramos paredes, el pensar en dificultades nos supone un terrible obstáculo. 
Por supuesto que la conversación no se termina aquí lo que hace que lo poco que queda se alargue hasta altas horas de la noche, hasta que Luis se hace consciente del tiempo y decide terminar pues sabe que mañana ellos tienen que iniciar otra obra y hacerlo a primera hora de la mañana.  Antonio y Miguel se están metiendo tanto en el tema que tampoco han dado importancias al reloj, empiezan a notar lo que Luis les había dicho hace unos días.  Lo primero que hacen es llamar a sus respectivas casas para disculparse por el retraso.  Sus mujeres son conscientes de las demoras que surgen por los imprevistos.
Al día siguiente se presenta un operario a instalar el teléfono y nada más acabar se detiene un coche del que desciende Eulogio ayudado por su hermano.  Las muletas comienzan a moverse y son seguidas por la alegría de Luis, dándole la bienvenida a la “Central”.  Le muestra el local y le invita a sentarse en la única silla que hay.
-         Eulogio aquí vamos a desarrollar nuestro trabajo.
-         Muy bien Luis pero explícame en que va a consistir, detenidamente, mi trabajo  y los fines a lograr o realizar.
-         Te explico a donde quiero llegar y a partir de ahí me vas haciendo, concretamente, tus preguntas.  Lo primero es decirte que el proyecto “Central” en su inicio lo componemos las personas que estamos aquí: Antonio, Miguel, Eulogio y Luis.  Tanto Antonio como Miguel tienen su trabajo propio que seguirán haciendo y en tiempo que les sobre vendrán aquí.  Tú y yo estaremos en tiempo completo.  Por supuesto que no se trata de fichar, cuando entramos y cuando salimos.  Vamos a hacer este local que sea un lugar vivo donde podrá venir cualquier persona a ser ayudada, a ayudar o a comunicar.
-         Me estas hablando de cosas abstractas. Interrumpe Eulogio.
-         Llevas razón, esta es la idea principal, como lo vamos a hacer es una labor que no esta escrita.  Como somos personas tenemos la capacidad de ayudar a los demás y no solamente físicamente, pues precisamente de lo que padecen muchas personas no es de afecciones físicas sino mentales y estas se manifiestan de manera física en nuestros organismos.  La varita mágica con la cual vamos a realizar estos cambios es con la palabra.  Con la palabra y el sentimiento que expresamos con ella es tan importante que podemos desencadenar cambios en nuestra mente.  Contesta un Luis altamente convincente..
Antonio y Miguel permanecen callados, reflexionando sobre lo sucedido estos últimos días.
-         Si queremos hacer que sea un lugar de encuentro tendremos que estar alguno de nosotros para atender a todas las personas que vendrán, esta es una de tus tareas Eulogio, la otra es actuar como conductor de los cambios que se hagan con las palabras.  Mientras lo expresa, Luis, no deja de mirar a los ojos de Eulogio, unos ojos muy abiertos con una expresión amorosa.
-         Pero Luis yo lo que he hecho en esta vida es solo dar un sentimiento de compasión, no sé hacer todo eso que me pides.
-         Evidentemente empezaremos desde nosotros mismos, somos los primeros a sentir todos estos sentimientos que nos dan seguridad, vamos a sentir en nuestra cabeza lo que vamos a transmitir.  De tal manera haremos esto que ese sentimiento de pena y de compasión será parte del pasado y como tal dejara de tener importancia.
-         ¿Pero el pasado es importante?  Responde Eulogio.
-         Tan importante como nosotros queramos, puede ser una bella pagina o un terrible obstáculo, te diré que el pasado no existe,  como él sentirte minusvalido que solo despierta compasión por las personas que pasan a tu lado.
-         Es que realmente me siento así, me siento un desgraciado.
-         Pero si logras sentirte útil, bien y con el poder de ayudar a otras personas,  ¿no crees que te sentirás pletórico?
-         Claro que sí.
-         Pues este es uno de nuestros objetivos, él encontramos felices con nosotros mismos.  Si estamos llenos, nosotros, podemos dar ayudar a los demás, pero solo en el caso que nosotros nos encontremos en esa situación, sino nos iremos debilitando, cada día es una losa, ese es el sentir que tendremos.
-         Todo eso ¿se puede conseguir con la palabra?  Pregunta Eulogio.
-         No es que yo lo diga y lo creáis a pies juntillas, se trata de sentirlo vosotros y si es así pues entonces os valdrá.  Yo no digo que este sea el único método pero es en el que creo porque lo he visto en mi mismo y en muchas personas con las que lo he compartido mis palabras.  Al creer, profundamente en ello, creo que puedo ayudar a más personas a la vez que me ayudo a mí mismo, yo no estoy en ningún nivel superior a nadie, soy tan humano como cualquier persona que se cruce con nosotros en la calle.  También tengo mis debilidades por ello este proyecto  es necesario para mí.
-         Como obtendremos ingresos para que este proyecto funcione.  Sin darse cuenta Eulogio sé esta integrando, pero tiene que solucionar dudas que tiene.  Has dicho que ahora pondrás tú el dinero ¿y luego?
-         También te digo que no es una cosa que me preocupe pues sé que el dinero vendrá para pagar: tu sueldo, el alquiler de los locales y los gastos de luz, gas y teléfono.  No vamos a cobrar a nadie por venir a nosotros, tendremos un buzón donde anónimamente, quien quiera dejara dinero.
-         ¿Pero y si nadie deja dinero o es insuficiente para pagar los gastos? Pregunta  Miguel con sus dudas.
-         Miguel no podemos esperar que algo no funcione si ya nosotros vamos poniendo las premisas de posibilidad negativa...
-         Pero existe esa posibilidad.
-         Claro que si pero te diré que las inseguridades hacen que el hombre no se mueva, este estático.  Te pondré un ejemplo: La persona que tiene un trabajo fijo, aunque este a disgusto no lo querrá perder por otro que le resulta más atractivo, útil y hasta mejor económicamente, simplemente porque tiene miedo de perder esa seguridad.  Como ves surge el miedo hacía lo desconocido y preferimos lo que dice el refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”.  Este miedo nos atenaza y nos impide progresar. Si damos mucha importancia a estas premisas negativas el mundo no avanza y con él nos quedamos estancados. 
Las caras comienzan a girar entre ellos.  Luis les observa y cautelosamente  les dice:
-         Pensarlo, mañana nos volvemos a ver y decidimos si “Central” toma cuerpo o se queda en idea.  No debo nada a nadie, el dinero lo tenía ahorrado precisamente para este objetivo.  Yo sigo pensando que es viable, pero no debo meteros en un  barco sino creéis en él.  Yo seguiré poniendo toda mi energía para que salga adelante.  Llamamos a tu hermano para que te recoja, Eulogio.
-         No quisiera seguir hablando contigo.
Antonio y Miguel si deciden marchar para aclararse entre ellos, se despiden y quedan con Luis para las diez de la noche del día siguiente.
-         Luis te diré que siempre he deseado una oportunidad como la que me presentas.  Pero al hacérmela saber es como si dudara del sueño que creo estar.  Este proyecto se va ha llevar a cabo, yo también creo en él cuenta conmigo.  Pero reconozco que tengo mucha información negativa sobre mi papel en esta vida, tienes que entenderme.
-         Claro que sí, pero te vuelvo a decir que eso es parte del pasado, vamos a desdramatizar esta parte de nuestra vida y asumirla como una parte más de ella, pero no tan importante como para ser una traba de nuestro presente.  Tus manos tus pies han servido para dar pena,  tu has incorporado a tus esquemas mentales este sentimiento y por ello te sentías como minusvalido.  Ha llegado el momento del crecimiento para que esos miembros sean útiles llevados por esa maravillosa cabeza que posees.  Es el momento de vivir y precisamente el presente es la clave vamos a aprender a vivirlo pero con unos ojos nuevos, unos oídos nuevos, unos sentimientos  nuevos.  Que en realidad no es ninguna novedad pero que si estaban atrofiados como tus pies que se vuelven hacía si mismos, es el momento de quitar la atrofia y ver como fluye ese gas etéreo que todos tenemos dentro de nuestros cuerpos.  Tanto Miguel, como Antonio, como tu no sois especialistas en este trabajo y es precisamente por ese motivo el que quiero que colaboréis en el desarrollo del mismo.  Mañana mismo si quieres me traes los papeles para darte de alta laboralmente y comenzamos nuestra fase de aprendizaje.
-         Estoy deseando empezar, te vuelvo a decir que es mi gran oportunidad.  Por otro lado te diré que mi familia ni se lo cree, ya hablamos de las dificultades mías en la vida, mis ojos miopes se han negado a ver mucho mas que el contorno de mis gruesos cristales.
  Mientras esta pronunciando estas palabras, a Eulogio, le empieza a descender lagrimones de esos ojos ahuevados, sus palabras comienzan a entrecortarse.  Luis suelta el lapicero y se acerca para darle un fuerte abrazo.  Los cortos brazos rodean el cuello de Luis mientras las lagrimas comienzan mojar su camisa rayada. El sentimiento de Luis es grande por la persona con la que esta compartiendo un fuerte sentimiento, fundido  en un abrazo de doble sentido, con recibimiento por ambas partes.
-         Eulogio porque tienes esta fuerza dentro de ti, sin explorar, por tu parte, se que eres necesario en este proyecto.  Tu vas a ser la imagen de verdadera superación para cualquiera, siempre ocurre que nos sentimos los más desdichados del planeta,  Magnificamos o minimizamos las cosas pero siempre en negativo.  Si las cosas que creemos insalvables las convertimos en pequeñas es como cuando alguien que nos hace daño lo convertimos en un muñeco pequeño nos podemos hasta reír de él deja de tener el valor mayestático que ha tenido para nosotros.  Esto esta al alcance de todos nosotros y podemos practicar con ello esto es alguna de las cosas que haremos aquí.
Las lagrimas de Eulogio se secan y comienza a surgir una sonrisa.
-         Llevas razón contigo todo parece fácil.
-         Es labor de hacerlo fácil lo que, en principio, parece una cuesta.
-         La curación psicológica comienza por uno mismo por ello olvida de darme un sueldo:  Es más lo que voy a ganar para mí que los aspectos materiales.
-         Eulogio si vamos al mercado a comprar alimentos nos es necesario el poseer dinero.  Tú eres un trabajador más con la ventaja de gustarte tu trabajo, que realizaras, por ello debes recibir un salario.  No te preocupes por el dinero, porque si lo haces así te presentas como una persona muy terrenal y por ello material.  Lo cual puede llegar a ser una losa para encontrarte feliz, ten en cuenta que al ser materialista cada vez necesitaras más cosas, es como entrar una espiral donde el único camino es seguir para delante.  Como, consecuencia estas más ahogado.  Creo que la decisión es clara, hay que dar al dinero su justo valor y nunca más del que tiene.
-         Todo eso lo veo claro y creo que la mayoría de las personas les ocurre, pero el gran problema es como lograrlo.
-         Eulogio si yo te hago ver que si vas al bar, teniendo una cirrosis hepática.   Pides un licor tu organismo sé retorcerá y sufrirás, pero esto tú lo ignorabas, sí te hago sentir esto, sabrás que al salir de aquí no iras al bar a pedir ninguna copa de licor, pudiendo ir para pedir un vaso de agua o de zumo.  Sí a pesar de  esto tu vas al bar y solicitas una copa de licor el problema es tuyo el sufrimiento lo padeces tú.  Yo te he ayudado en una parte de tu elección pero siempre tú tienes la decisión del camino a coger en tú vida.  Solo habré aportado un punto más de vista que a lo mejor no habías visto porque te encontrabas bloqueado.  Esto es lo que haremos.
-         De esta manera, que decimos nosotros, no nos implicamos en las decisiones de los demás.
-         En efecto, es una cosa importante, la que acabas de decir.  Si yo me implico mucho en las decisiones de los demás.  Acarrearé mis responsabilidades y las de los demás.  Te puedo decir que es llevar mucho peso y nuestra espalda no le conviene acarrear mucho peso de continuo, porque sino sufriremos de dolor de la misma.
-         Entiendo.  Responde Eulogio eufórico.  Realmente me haces sentir que las cosas son más fáciles de lo que pensamos.
La conversación sigue hasta que al mirar hacía fuera del local se dan cuenta que la noche ha venido y ni siquiera han comido.
-         A lo mejor tu hermano está intranquilo, ¿porque no le telefoneas?
-         No hace falta, Luis, ya sabe que cuando le necesito le llamo y en cuanto puede viene a buscarme.  Creo que tenemos que poner plantas y flores para que esto tenga apariencia de vida.
-         Claro que si eso haremos mañana y también miraremos una silla de ruedas a motor para que tengas tus propios desplazamientos.
-         Eso es muy caro, ni me lo he  planteado nunca.
-         Eulogio si inicias nueva vida lo vas a hacer en todos los aspectos.  ¿Conoces algún sitio en la ciudad  donde las vendan?
-         Claro que sí en la calle Balboa.  Una vez llegaron a mis manos unos catálogos, de sillas  al ver los precios lo tiré al cubo de la basura, pero si me fijé en la dirección.
-         Con el tiempo buscaremos un coche para que no tengas que depender de tu hermano.
-         Para Luis que vas muy corriendo.
-         Pero no ves que te hace falta.
-         Si pero estas corriendo mucho.
-         Eulogio es que hasta ahora no te has movido nada, has estado tirado en la calle, es el momento de que te empieces a moverte.
-         No se como voy a integrar todo esto.
-         Ya lo estas haciendo, porque vas a movilizar algo que ya esta en movimiento.
Eulogio toma sus manos y las lleva a la cara como queriendo sentir que no esta en un sueño, sus pequeñas manos se sumergen tras sus gruesos cristales y restriegan los ojos.
-         A que nos sentimos bien cuando vemos el horizonte despejado.
-         Claro que si, mi horizonte siempre ha sido nebuloso y lleno de paredes.  Me estas dando la oportunidad de ver las cosas de otra manera, eso ya es mucho.  Voy a llamar a mi hermano para que me recoja.  Luis no se como agradecerte todo.   Eres la primera persona que no me trata como un minusvalido sino como una persona.  Muchas gracias por todo.
-         Eulogio tú si que me estas enseñando por ello yo también te doy las gracias.
Tras cerrar el local despide a Eulogio y su hermano.  Se dirige a su casa pero recuerda que no ha realizado compra alguna, así que va al restaurante donde comió con sus amigos Miguel y Antonio, porque en la parte del bar le podrán servir un bocadillo.  Nada más entrar el camarero para su actividad para saludar a Luis de quien se acuerda perfectamente.
-         Buenas noches que desea el señor, frase eternamente manida en su vocabulario, pero que ahora la esta haciendo con suma cortesía.
-         Buenas noches perdona que no sepa tu nombre.
-         Me llamo Manuel pero todo el mundo me llama Manolo.
-         Manuel por favor, quisiera tomar un bocadillo de queso, pero, si puede ser, me gustaría que le añadieras tomate natural.
-         Eso esta echo y de beber una cervecita.
-          No prefiero una botella de agua.
-         Me han hablado mucho de usted Miguel y Antonio.  Concentrando su atención en Luis.
-         Siempre esta bien que hablen de uno.
-         De usted, hablan, como de una persona muy especial.  Le tienen un gran cariño.
-         Mejor será que nos tuteemos, yo también a ellos han sido de las primeras personas que he conocido en esta ciudad, desde el principio me están ayudando a cumplir mi ilusión.
-         Pero lo que no me han sabido explicarme es en que consiste el negocio.
-         Manuel te he dicho que es una ilusión no quiero ganar dinero, porque yo solo soy una parte de ese proyecto.
-         A entonces hay más personas dentro de él.
-         Claro que si, entre ellos espero contar con Miguel y Antonio.
-         Pero como van a estar en un grupo de autoayuda dos albañiles.
-         ¿Me podías contestar los apóstoles que siguieron a Jesucristo, que profesiones tenían?
-         No vale el ejemplo.
-         ¿Porqué no?
Manuel sé queda reflexionando.  Me resulta difícil comprenderlo, es como si yo me dedicara a ello.
-         Por supuesto que tu también puedes, nosotros creemos que no tenemos habilidades, pero con entrenamiento y comprensión podemos desarrollar todo eso que nos parece tan inalcanzable.  Manuel te invito a que vayas a ver que hacemos y si te gusta te invitamos a ese proyecto que se llama “Central” para llevarle a funcionamiento.
-         ¿Pero ahí, que se hace, arreglar problemas?
-         Ahí se arreglaran los problemas que se puedan arreglar y será un centro de encuentro, donde combatiremos la incomunicación que rodea nuestro mundo, precisamente con dialogo.
-         Es presuntuoso vuestro proyecto.
-         Claro que si cuando el dedo apunta debe, por supuesto, de hacerlo hacía las estrellas.  Para hacerlo a algo cercano, no tiene mucha ilusión. 
Los clientes han dejado su tertulia para  estar atentos a la conversación que mantienen Manuel y Luis.  Esto lo observa Luis, para darse cuenta que su proyecto ya ha empezado a funcionar.  La gente va dándose cuenta que hay una idea que se va a poner en marcha en el “barrio de  los claveles”.
El día siguiente, se ocupa en ir a elegir las mesas, las sillas, las estanterías que hacen falta  y por supuesto elegir las macetas y los ramos de flores para llenar el vacío local.  Todo esto antes de que llegue Eulogio.  La decisión es fácil porque encuentra todo lo que necesita.  Una vez más el camino se hace cómodo, lo que parecen obstáculos al momento se resuelven.  Viéndolo desde fuera parece mágico que todo esto pueda ocurrir pero desde la realidad de Luis esto es algo normal.  Si algo se antepone, para que pueda ser considerado, un problema, lo toma con toda naturalidad y continua por otro lado, de tal manera que esa dificultad no pueda representar nada sino un suceso anecdótico, así de fácil.  Parece como si Luis hubiera elegido ir con su automóvil, vida, por una autovía en lugar de carreteras tortuosas y llenas de baches.  Al ser consciente de esto es el sentimiento que quiere transmitir al resto de las personas que se crucen en su camino.
Cuando llega al local aparece el coche del hermano de Eulogio con él mismo.  Se aproxima a saludarle y le solicita si les puede acompañar a la tienda donde venden las sillas de ruedas.
-         Me lo ha comentado mi hermano y tengo la mañana para ir donde sea.
La cara de Eulogio es una plena satisfacción, al fin, sus sueños de autonomía parecen que se van a cumplir.
Entra en el coche por la puerta trasera derecha del pequeño utilitario blanco.
-         ¿Sabes por donde esta la tienda que conoce tu hermano?, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-         Llevas razón; Luis, mi hermano se olvida de las formalidades.  Mi nombre es José, soy el hermano mediano, tenemos otro hermano Antonio que es el mayor.  Nos llevamos tres años entre cada uno de nosotros.  Trabajo de camarero en un restaurante que se dedica a dar banquetes, bodas y todo eso, por eso no tengo un trabajo de todos los días. José sigue hablando como si rellenara un curriculum.
Eulogio sigue con su mirada perdida en el frente.
-         Perdonarme que me halla olvidado de las formalidades, mientras le dice que tienen que ir a la calle Balboa.
No tardaron ni media hora en llegar, hay poco tráfico, la hora punta ya ha pasado.  Un gran cartel anuncia “Sillas Ruiz”, aquí se mezclan sillas de bebe con las propiamente para minusvalidos.  Nada más traspasar la puerta de entrada se levanta como un resorte uno de los dos dependientes.
-         Buenos días en que puedo ayudarles.  Frase usada mil veces por el tono en que lo expresa.  Luis se adelanta.
-         Buenos días necesitamos una silla eléctrica para Eulogio, dirigiendo su cabeza hacía él.
-         Precisamente hemos recibido una partida la semana pasada, un momento, por favor.
Las miradas de los tres curiosean con la vista todo lo expuesto, mientras el otro dependiente se afana en pasar cuentas al ordenador que tiene frente a sí.  No pasa mucho tiempo cuando el primer dependiente sale con una silla empujándola hasta el lugar donde esta Eulogio.
-         Por favor, siéntese.   A la vez que le ayuda a coger sus muletas.  Es muy sencilla, con esta palanca usted puede ir hacía adelante, atrás o en diagonal.  Tiene una batería que se recarga por la noche o durante cuatro horas con un cargador que también suministramos.  Puede dar una vuelta  por la tienda. 
Cosa que hace de inmediato Eulogio, parando dando marcha atrás, adelante en las formas posibles.
-         Un problema será transportarla, por el volumen que ocupa, dice José.
-         Al ser una silla nueva han previsto este problema y se puede plegar en dos partes, lo que le hace que pueda ser transportado en cualquier coche.
-         ¿Que te parece Eulogio?
-         Sencillamente un sueño.
-         ¿Crees que es la mejor? Pregunta Luis al dependiente.
-         Sinceramente si por la ventaja de su doble plegado y no ser excesivamente pesada por eso es la que les he mostrado en primer lugar.  Tengo dos modelos más pero yo se las desaconsejo.
Sin preguntar precio le acerca la tarjeta de crédito.  El dependiente no sale de su asombro y comenta.
-         Pero no les he dicho el precio.
-         Es igual sé que es el idóneo para la silla que nos llevamos.
Se dirige con la tarjeta al lugar donde esta el compañero.
-         No les he dicho que tiene seis meses de garantía, tenemos un servicio técnico a su disposición.  Ahora les mostrare como plegarla.
Eulogio sigue dando vueltas por la tienda mirando las muletas que están en las manos de su hermano.  Tras dar el recibo de conformidad da el mismo para ser firmado y una vez entregado entra en la trastienda para salir al momento con un juego de herramientas, una funda gránate, el cargador de batería y un cojín antiescaras. Eulogio interrumpe su paseo para levantarse y ver como se hace la operación de plegado.  Con una llave hace que la estructura rígida sea fácilmente plegada.  Paso a paso va explicando la operación pero resulta fácil de entender.
-         Muchas gracias, es bastante sencillo, contesta Luis mirando a José.
-         Por supuesto gracias a ustedes, dice el dependiente sin salir del asombro, de ver que unos clientes no actúan como el resto de los mismos.
A pesar de estar plegada puede sacarse rodando, al dar a una palanca para liberarla de la acción de la batería.  José abre el maletero y efectivamente le cabe justo, los accesorios los superpone sobre la misma.
-         Es un sueño Luis, puedo moverme con autonomía sin ayuda de las muletas.
-         Tenemos que hacer un pequeño rebajo con cemento para que la silla pueda pasar los cinco centímetros que tiene la puerta de la tienda con respecto a la acera.
-         Ni me había dado cuenta.
-         Yo sí, pero ahora debemos enseñar a tu hermano el centro, y tu probar la movilidad de tu silla por el local.
-         Estoy deseando verlo y saber un poco vuestros objetivos, aunque ya me lo ha comentado mi hermano.
Parece como si continuamente tuviera que explicar lo mismo a todas las personas con que se cruza, pero no hay un gesto de malestar, que va explicando según van camino al local.  Las dudas una y otra vez son despejadas.  Aparcan en la misma puerta.  Toman la silla para en dos minutos dejar la silla lista para su uso.  Se monta Eulogio con una cara de niño con zapatos nuevos, en realidad casi se trata de lo mismo.  Al llegar a la puerta se topa con esos cinco centímetros que le dificultan para entrar, operación que se resuelve con la ayuda de José.
-         Anda que ya me dejaras dar una vuelta con tu nuevo vehículo, comenta en tono jocoso José.
-         Esto no es un juguete, tu ya tienes tu coche.  Responde serio Eulogio.
-         Bueno a ver como te apañas por el interior, interrumpe Luis.
Al principio le cuesta coger el punto para no chocar con las paredes, le falta sensibilidad para coger el dominio necesario para evitar el tropezar con los marcos de las puertas pues los muebles los traerán mañana por la mañana.  Es importante ver la cara que pone Eulogio en esta silla para poder hacerse con el pleno control, saca la lengua mientras sus ojos se sumergen tras los gruesos cristales de sus gafas.
-         No tengas prisa, seguro que tu hermano cuando fue a la autoescuela para aprender a conducir tuvo un montón de fallos igual que si yo lo hubiera intentado.  Has montado cinco minutos en tu silla es cuestión de entrenamiento.  Aquí precisamente aprenderemos un poco de esto.
-         Si quieres podemos empezar a trabajar con tu autoestima.
-         Bueno yo me voy, dice José.
-         Puedes quedarte para que veas como vamos a trabajar.
-         Claro que me gustaría, pero lo digo por si puedo molestar.
-         Aquí la puerta de la calle se cerrara cuando nos marchemos, el resto del tiempo debe estar abierta, pues así será una invitación para quien quiera entrar.  Si nosotros hacemos publicas las cosas nadie se puede pensar que hacemos cosas extrañas o sectarias.  Pondremos un buzón donde la gente puede dejar dinero, pero no tendrá llave.  Solamente ingresaremos el día que se pueda pasar por el banco para ingresar el dinero con el cual, pagar el alquiler, los gastos y tu sueldo.
-         Pero si alguien lo roba.
-         Ya nos vendrá por otro sitio no nos preocupemos por cosas que pueden ocurrir, esos pensamientos son los que nos dificultan nuestro presente.
-         Es difícil encajar estos pensamientos en nuestro sistema, dice José.
-         Naturalmente pero somos capaces de cambiarlo por un bien mejor. Un sistema de pensamiento diferente.
Así comienza la enseñanza a Eulogio que ni siquiera es interrumpida para comer.  José esta boquiabierto, Eulogio esta entusiasmado, siente todo lo que Luis le transmite.  Le ayuda a que comprenda partes de su pasado, haciendo que sea él, quien los cambie por actitudes positivas, de cumplir lo que sentía que necesitaba y no fue capaz de aportarlo en cada situación en concreto.  José esperaba que terminara con su hermano para que empiece con él.  Cosa que hace con sumo gusto.  Todo es tan natural que las cosas fluyen sin los prejuicios que tenemos y que se nos puedan ver cosas que son demasiado intimas o al menos así creemos, para encontrarnos desnudos, esto nos da mucha vergüenza, pero esto puede ser cambiado, esto va comentando Luis para que vayan integrando dudas que pueden surgir de ver trabajar desde fuera.
-         Te tengo que decir que yo ayer mismo,  sin ir más lejos, hubiera sido incapaz de haber contado mis sentimientos a nadie y menos, sí encima, esta mi hermano presente.  Dice Eulogio
-         Yo pienso igual pero aquí es como si hubiera una atmósfera diferente, reafirma José.
-         Ya ves que la magia no esta en nada especial, un local vacío, solo ocupado por dos alfombras y la silla donde se encuentra sentado Eulogio, una vez más os digo que la magia esta en nosotros, precisamente nosotros facilitamos eso que tu llamas atmósfera o ambiente o como lo queramos llamar.  No somos realmente conscientes de esto pero esto ocurre.
-         Siempre me he preguntado cuando queremos hacer daño a alguien le insultamos ¿porqué crees que lo hacemos?  Pregunta José
-         Normalmente los insultos son despectivos para demostrar que la persona objeto, de nuestras iras, es menor, pequeñisima.  Así nosotros estaremos por encima, podemos divisar a alguien que esta por debajo que nosotros lo cual nos reconforta nos encontrarnos seguros.  No hay nada peor que sentirnos inseguros por que ello es síntoma de debilidad, no olvidemos que llevamos una vida muy competitiva.  Si nadie cede en el insulto entonces surge el enfrentamiento, que da lugar a la lucha física.  Tenemos que imponernos sobre el intruso que desequilibra nuestro ser.
-         Es verdad, nunca me había detenido a ver porque se hace esto, incluso se hace dentro de la propia amistad.  Dice José.
-         En efecto también se produce esta lucha por ocupar un papel importante dentro de la vida, aun dentro de la amistad.  Si somos conscientes de estas cosas razón de más para cuidar en no hacerlas.
-         Claro, interviene Eulogio, pero es como si ya tuviéramos un programa metido dentro de nosotros y se disparara como un resorte ante cualquier situación.
-         Pero somos capaces de cambiar este programa, porque por pasiva se ha introducido dentro de nosotros ahora por activa lo podemos hacer igual.  Los ejercicios que haremos aquí con nosotros y con las personas que vengan, serán con quien desarrollaremos esta teoría.  Cuando somos conscientes que una cara sonriente es mejor recibida en todos los sitios, dependerá de nosotros de llevarla sonriente.
-         Pero puede ser que esto de una falsa imagen de bienestar.  Dice José.
-         Yo no sé si es falsedad el sentirse a gusto, bien, feliz.  Tampoco tengo que estar analizando todo, todo el tiempo.  Si no el fluir se convierte en algo poco natural.  Por ello digo que si hemos adaptado unos patrones que a la mayoría de las personas no les van bien, es el momento para introducir otros de manera consciente y con la ayuda de la palabra como habéis observado en vosotros mismos hace unos minutos, poderlo conseguir.  Manifiesta un seguro Luis.
-         Cada vez siento las cosas como si estuvieran siendo más fáciles, mientras retira sus gafas de su cara Eulogio.  Unas lagrimas comienzan a salir de sus bolsas lacrimales.  Una vez más comienzo a llorar.
-         Es una cosa normal nos da mucho miedo los cambios, como os he dicho, perdemos nuestra sutil seguridad.  Dejémosla que se pierda porque estamos ganando algo mucho más importante.
-         Perdona que redunde en lo mismo, vuelve a interrumpir José, entonces la violencia tiene que ver con la no-aceptación personal, girando su pensamiento sobre lo que antes han hablado.
-         En efecto, tenemos unos patrones sociales  altamente difíciles de conseguir.  Como ejemplo los cuerpos, maniquíes, de las mujeres, el hombre adinerado, guapo con éxito social.  Como la mayoría de las personas no somos así, se genera una frustración y una manera de combatir la misma es como os he dicho.
-         Entonces ¿todo el mundo que pase por aquí va a cambiar?
-         La respuesta es clara “no”, porque para cambiar lo primero es querer, aquí vendrán muchas personas como quien va de flor en flor en su búsqueda interior y a la mejor esta no es su flor, seguirá con su vuelo, pero nosotros no nos detendremos en su vuelo.  Si le hemos podido aportar algo pues bien llegado que sea, pero sino no tendrá importancia.  Seguiremos nuestra labor pero sin tener la sensación de haber tenido un fracaso, porque esto no será así.
La conversación dura, una vez más hasta altas horas.  Luis se hace consciente de ello y decide terminar la misma.
-         Es importante la comunicación, pero también es importante el descanso, mañana llegaran todos los artículos que he pedido.  Al no haber venido Antonio y Miguel quiere decir que han tenido más trabajo del que esperaban.  Ahora vamos a disfrutar, al salir de aquí, de la hermosa luna llena que hoy tenemos.
-         Si vamos a casa que no saben nada de nosotros, reafirma José.
Un abrazo entre los tres culmina la noche de hoy.
El nuevo día se abre ventoso, comienzan a aparecer remolinos por todos los lados de la calle llevándose las hojas de los arboles y algún que otro papel que acompaña a alguna bolsa de plástico.  Las personas que van por la calle se enfundan con pañuelos o bufandas defendiendo sus cuellos de un posible resfriado.  Mientras los cabellos dejan su estática compostura de minutos antes de la salida de casa para intentar volar, quitando a las cabezas esa forma estática, dotándolas de vida.
Luis salé temprano de casa pues a primera hora le dijeron que llegarán los muebles y las plantas.  En efecto a las ocho y media una furgoneta estaciona junto al local, dos hombres con monos comienzan a sacar la mercancía y le dan un papel para firmar, en total sacan dos mesas, dos armarios archivadores, treinta sillas plegables y seis sillas de un mullido color ocre y siete cuadros que son acuarelas de una extremada suavidad.  Nada más salir por la puerta vuelve a parar otra furgoneta con una docena de macetas y dos ramos de flores.  Ahora hay que buscar donde encontrar los jarrones para emplazar los vistosos ramos.  Lo mejor es ir a preguntar a Felisa por una tienda de cerámica, buscar una ferretería para buscar tacos y escarpias para colgar los cuadros, Antonio y Miguel le facilitaran la herramienta necesaria para hacer la misma.
-         Buenos días Felisa, saluda Luis.  Pero al oír la voz salé una radiante Marisa.
-         Buenos días Luis necesitaba verte para darte las gracias por lo del otro día, tu semilla ha empezado a germinar y esta saliendo el tallo lo  cual me hace encontrarme radiante.
-         Me alegro de que tu proceso de cambio lo estés originando, vengo para hacer unas preguntas de vecino nuevo.  ¿Sabes donde hay una ferretería y donde puedo encontrar unos jarrones de cerámica?
-         La primera esta justamente a la vuelta de la esquina y la segunda en la calle Osorno a unos doscientos metros hacía el centro.
-         Es verdad mira que he pasado veces y no me he dado cuenta, para que veas que yo también me enfrasco en mis pensamientos y desprecio lo que encuentro en el camino, además, es fácil recordarla porque tiene la fachada alicatada de azulejos azules.  Muchas gracias.
-         ¿Cuándo piensas abrir?
-         Hoy han traído el mobiliario. Voy a trabajar primero con Eulogio, Miguel y Antonio, espero estar con ellos quince días para luego dar una fiesta de inauguración a la que espero que vengas.
-         Puedo pasar luego a verlo y echarte una mano cuando venga mi madre del médico.
-         ¿Que la ocurre?
-         En realidad es un control anual que se hace al haber tenido la glucosa y el colesterol alto cuando la muerte de mi padre.
-         Me encantara verte allí, en cuanto compre estas cosas estaré allí.
-         De acuerdo si te hace falta algo de herramienta aquí tenemos algo, le pasa a la trastienda y en lo alto de la estantería metálica de la derecha hay un cajón de plástico verde donde hay un batiburrillo de cosas.
-         Pues iba a pedírselo a Antonio y Miguel, así que me viene muy bien. Selecciona lo que necesita y lo aparta en una bolsa de plástico que le proporciona Marisa.
-          Ahora, tras las compras, vendré por ello, muchas gracias.
En la ferretería selecciona los tacos, las escarpias que necesita y abona lo retirado de la estantería en la caja que esta en la entrada, la cajera reacciona a la sonrisa que le da Luis, mientras la recorre un hormigueo que recorre su cuerpo, que achaca a la puerta abierta, aunque, esta, lleva abierta más de media hora.  Pero no es una sensación desagradable, aunque si extraña.
La siguiente parada es en la tienda de cerámica donde selecciona dos preciosos jarrones: uno representa un árbol viejo y el otro una casa de labranza también antigua.  Abona lo solicitado haciendo ver al dependiente las cosas tan bonitas que tiene en la tienda, con un cierto orgullo le da las gracias por su compra y por su comentario.



Los pasos, ahora, se encaminan a la tienda de Felisa.  Allí esta despachando con una sonrisa en la boca y al ver a Luis termina de llenarse de felicidad.
-         Por fin veo hoy que haces honor a tu nombre.
-         Realmente tengo que darte las gracias por haber hecho un milagro con mi hija, te aseguro que no es la misma.
-         Yo no he hecho nada, ella ha realizado su trabajo,  por ello recoge sus frutos.
-         Pero tu has sido el mediador.
-         Bueno dejemos alabanzas.   En ese mismo sale Marisa de la trastienda con la bolsa de herramientas.
-          Venga podemos irnos.  Dice una Marisa resplandeciente haciendo que su larga nariz sea un rasgo precioso de su cara.
-         Te das cuenta Felisa como esta haciendo un buen trabajo, esta hermosa y resplandeciente, dice Luis.
-         Luego por la tarde, después de cerrar aquí, si estas me gustaría ir a ver como va quedando el local.
-         Sabes que puedes ir cuando quieras.
Según van saliendo por la puerta, Luis, la vuelve a mirar y la dice:
-         Te acuerdas cuando te mirabas en el espejo y te veías gris.
-         Eso no ha sido hace mucho, en concreto dos días.
-         Es igual es parte del pasado.
-         ¿Has encontrado todo?
-         Si la verdad que ha sido fácil y los jarrones para flores son muy bonitos.
-         Ahora los veo.
Llegan a la tienda.
-         Me ayudas a buscar sitio para las macetas y colocar las sillas y las mesas.
-         Vale pero primero pondremos las plantas y el resto girara en sintonía con ellas.
-         Estoy de acuerdo, ves como tenías que venir a ayudarme.
Lo primero es rellenar de agua los jarrones para meter los dos preciosos ramos en algo más precioso que el aire, el agua.
Le explica que los dos cuartos del fondo serán para terapias y el primero más ancho, se ocupara para charlas y comunicaciones, lugar de encuentro.
Junto a la entrada se pondrá el buzón y la mesa recibidor.  Según están colocando no se aperciben de la llegada de José y Eulogio, que llega en su silla eléctrica.  Se vuelven y se presentan.
-         Vemos que ya habéis empezado.
-         Si me he encontrado a Marisa y ha querido venir a echar una mano.  Además, me ha dejado la herramienta suficiente para colgar los cuadros.  También he estado midiendo la puerta del servicio para ver si cabe tu silla y te puedo decir que cabe justa.  ¿Que tal con tu silla?
-         Te puedo decir que nos arrolla a todos, contesta José.
-         Poco a poco voy haciéndome con ella, estoy encantado, interrumpe Eulogio.
-         ¿Podéis elaborar una lista de material de papelería que nos hace falta? Pregunta Luis a los recién llegados, mientras nosotros colocamos los cuadros.   Podéis anotar con este bolígrafo, extrayéndolo del bolsillo de su camisa.  Sin olvidar de dos paneles de corcho para los comunicados.
-         De acuerdo, contestan.
 Mientras, Luis y Marisa buscan la ubicación de los cuadros.  El taladro se hace notar y la descripción de los objetos a comprar también.  El tiempo pasa sin notar, cuando aparecen por la puerta Antonio y Miguel, saludan a Eulogio y José que están a la entrada y van hacía el interior en busca de Luis, encontrándose con Marisa a la que dan un beso.  Comienzan a disculparse por no haber llegado ayer, explicando que no ha sido por desinterés sino por complicarse el trabajo que están realizando.
-         No hay que disculparse por nada, habéis venido cuando podéis así que no hay porque hacerlo.  Se que habéis estado meditando el paso que vais a dar, mejor es así.  Os tengo que agradecer el tiempo que empleáis en este proyecto que, de alguna manera, os quitáis de vuestro ocio.  Contesta Luis.
-         Realmente ha cambiado nuestra vida pues damos sentido a lo que hacemos, nos encontramos a gusto en esta manera en que tu nos propones nuestra vida.  A, mi, no encuentro interés en llegar a casa y sentarme a ver televisión.  Siento como que eso es parte del pasado, no quiero ver a mi mujer como una circunstancia más quiero sentir mi vida como la cosa más maravillosa.  Responde Antonio.  Miguel piensa igual que yo y creo que los miedos, como tu bien dices son producto nuestro, porque vamos a seguir en la dinámica de conseguir dinero a cambio de nuestro tiempo, donde solo vemos trabajo para tener más dinero en el banco.  ¿Para qué?
-         Os dije que trabajaríamos juntos, pero siempre os deje un margen de duda para la reflexión, que no os sintieras forzados a no hacer nada que no quisierais. Responde Luis.  He estado trabajando con Marisa, José y Eulogio.  Cuando queráis lo haré con vosotros.
-         Hemos dejado los trabajos que no tienen una gran prisa y tomar quince días para el trabajo personal nuestro contigo, en realidad vosotros.
Se juntan en la sala, toman las sillas plegables y forman un circulo.  Para comenzar la terapia.
-         Lo que se trata es que veáis lo que voy a hacer con Antonio y Miguel y luego comentaremos porque actúo así.  Comprobaréis el poder de la palabra y el sentimiento que le damos.
 Una vez más no hay tiempo para comer.  La terapia se desarrolla con fluidez y solo es al final, cuando se corrobora el sentimiento de bienestar obtenido tras la victoria de algo que se piensa insalvable, pero que luego se descubre como una creación humana y por ello se puede modificar, solo esta en nuestras cabezas.  Este es el pensamiento que va dejando Luis a sus compañeros la clave de su movimiento.
-         Evidentemente esto no-solo es teoría, hay que llevarlo a la practica y si lo que sentimos nos vale pues bienvenido sea. Vuelve a reseñar Luis
-         Claro debemos de practicar todas estas ideas para que tengamos la plena seguridad de no equivocarnos con nadie.  Comenta Antonio.
-         No nos vamos a equivocar con nadie pues esto esta dirigido a los demás, ellos sentirán lo que tienen que hacer, por ello, estos optaran porque les sirva o no, lo que nosotros les vayamos guiando.  No vamos a manipular, crearemos el escenario por donde se muevan, les pondremos la música y los decorados, pero nada más.  ¿Entendéis?
-         Claro que lo entendemos, pero en principio, es lógico que tengamos una inseguridad.  Responde como un resorte Miguel.
-         En este mes previo se trata de conseguir esa seguridad en nosotros mismos.  Empezábamos cuatro y ya somos seis.  Bueno quizá os deba de preguntar tanto a ti José como a ti Marisa ¿Queréis participar del proyecto?
-         La respuesta creo que es fácil, puesto que estamos aquí y como tu bien dices: ”no hay casualidades”.  Contesta Marisa.
-         Yo, también creo, que ha llegado el momento de dar el cambio a nuestra vida.  Personalmente no estoy contento con la vida que he llevado.  Sé esta presentando la posibilidad de entenderla de una manera diferente. Acepto plenamente la ocasión. Comenta José mirando a cada uno de los compañeros.
-         Os doy las gracias por creer en vosotros mismos.  Creo que es un árbol precioso el que estamos plantando y con el cariño y la dedicación de todos se convertirá en un precioso ejemplar que nos dará sus frutos, su sombra y su fortaleza.  A la vez servirá para el resto de las personas que nos circundan.  Él circulo siempre ha tenido una referencia mágica en la antigüedad, por algo seria.  Ahora mismo estamos dispuestos en un círculo, si os dais cuenta.  Es importante que sepamos que contra más cosas demos más recibiremos.  Esto se refiere no solo a cosas materiales.  Luis calla para dejar paso a la reflexión.
-         ¿No me queda claro a que te refieres?  Preguntas Marisa.
-         Os contare una anécdota que me contó mi amiga Lourdes: “Imaginemos que tenemos  una canasta llena de flores y a cada persona que pasa junto a nosotros le entregamos una flor, esto lo hacemos en plan mental, la flor que entregamos se llama “luz y amor”, nosotros la entregamos y no nos importa lo que la persona haga con esa flor, sabemos que debemos de entregarla, contra más flores entreguemos más flores tendremos en la cesta.  No es necesario que nos detengamos haber lo que hace cada persona con cada flor, porque si así fuera pudiese hacernos sentir frustrados y como si esperáramos algo a cambio, esto ira en contra a nuestro sentir altruista, porque quisiéramos recibir una recompensa.  No nos daríamos cuenta que la recompensa la estamos recibiendo en todo momento.
-         Realmente siempre hemos aprendido ha hacer cualquier cosa para recibir algo como contrapartida, por ejemplo en el trabajo, cambiamos el mismo por dinero.  Responde Antonio.
-         Sí, es la enseñanza que hemos recibido, pero podemos cambiar esa recepción por esta otra.  Como os he dicho el pensamiento es lo único que podemos cambiar en esta vida y este no va a ser la excepción que confirme la regla.  Tenemos una gran querencia por todo aquello que poseemos, si damos algo pensamos que estamos perdiendo.  Este es un pensamiento que nos hace ser inmovilistas, nos ancla a la tierra.  Sinembargo lo que nos da vida son las emociones, la parte material nos lo dará, pero solo si ahí aplicamos emociones, sino quedara sin valor.  Un montón de dinero o un yate o un palacio o una montaña de oro por si solos no son nada, el valor emocional que apliquemos es el que da un sentido a esos objetos, a esa materia.  Olvidamos cosas tan importantes como el amor, nos parecen cosas tontas porque no se pueden tocar y poseer.  En realidad claro que si se puede poseer pero esto olvidamos que es una cualidad que tenemos dormida y que sacamos muy de tarde en tarde.  Con lo cual así nos va.
-         ¿Por qué crees que actuamos así?  Pregunta Marisa.
-         Esa es la pregunta del millón de pesetas, pero creo que es por una perdida de valores.  Nos agarramos a lo material, sin darnos cuenta que terminaremos nuestros días bajo tierra o incinerados, todo aquello que nos hemos aferrado se volatiliza como el humo.  Solo entonces entendemos la importancia de nuestro espíritu, pero seguimos queriendo que nuestra memoria sea frágil.  Por eso al dinero hay que darle la importancia que tiene pero no sobredimensionarlo, por poder a llegar a hacernos esclavo de él y entonces surge la espiral donde solo nos queda seguir para delante con lo cual cada vez estaremos más ahogados, pero es el camino que hemos elegido.  Nuestro respeto hacía el pero nunca nuestra colaboración, por eso cuando os digo que hay gente que no se quiere curares, es así, les dejaremos en su opción, solo en el momento que pidan ayuda ahí estaremos pero solo entonces.
Los ojos de Luis van recorriendo los de los integrantes del circulo enfatizando con sus manos, siempre con las palmas hacía arriba, pero con una cadencia de ritmo suave sin brusquedades.  El tiempo va pasando y hay muchos conceptos que integrar dentro de cada uno y así se lo hace saber.  Les pide cerrar los ojos y reflexionar con el silencio como espectador.  Todos bajan sus cabezas en señal de reflexión y solicita tomar la mano del compañero que cada uno tiene a su lado, en este círculo formado, les dice:
-         Vamos a sentir que en el medio de este circulo, formado por nosotros, aparece una fuente que comienza a emanar “luz y amor” a la vez que nos mojamos de esa agua representado por estos dos elementos, vamos a sentir la claridad que nos da la luz y el enorme sentimiento de amor que llena cada una de nuestras células.  Dejemos que este sentimiento nos llene, mientras seguimos unidos con nuestras manos con la de nuestro compañero a derecha e izquierda.
Nadie rompe la propuesta y es Luis el que pasado bastante tiempo les da las gracias por hacer presente este momento.
-         Este maravilloso momento donde nos estamos reuniendo para mejorar cada uno de nosotros.
Los ojos se van abriendo lentamente como si de un sueño colectivo se tratase, las caras reflejan relajación y una enorme sensación de bienestar por la muestra de las muecas de su cara.  Luis cree que hay que finalizar la tarea para desarrollar cada uno consigo mismo, se lo hace saber y dan por finalizada la jornada, se emplazan para el día siguiente a las diez de la mañana para terminar las compras necesarias y seguir con el trabajo de cada uno.
Luis quiere dar una vuelta por la calle y camina hacía la calle Osorno, una vez ha ayudado a plegar la silla de Eulogio para meter en el coche.  Marisa va con Miguel y Antonio a su casa.  Se despiden con un fuerte apretón de manos, un beso y un abrazo en el caso de Marisa.  La noche está ventosa parece que quiere acabar con las hojas que quedan solitarias en los árboles.  Los remolinos producidos asemejan a una enorme escoba que va cumpliendo su función, con una carrera de hojas y papeles reflejadas por la luz de las farolas y los escasos escaparates encendidos, que no consigue quitar el ambiente desangelador.
Apenas pasea gente pero si pasan coches.  Los cuellos de los abrigos se vuelven hacía arriba para conservar el calor corporal.  Luis sube la cremallera de su cazadora hasta arriba.  Los bares siguen siendo lugar de concentración.  Una chica pasa con lágrimas en los ojos a gran velocidad para disimular su llanto pero no puede evitar que se le escape un lamento.
-         Te puedo ayudar, dice Luis intentando frenar su galopada.
-         En realidad no lo puedo arreglar nadie, contesta sin interrumpir su galopada.
-         Seguro que podrás conseguirlo.  Pero este mensaje tampoco interrumpe su carrera.  Sigue su marcha como el viento.
Luis cesa su paseo para fijarse en una acacia y ver mantener la lucha de las últimas hojas por no desprenderse de su rama, le recuerda la obcecación humana por seguir poseyendo las cosas, la importancia que damos a ellas sin comprender que mañana volaran.  Como le ocurre a esas hojas que siguen aferradas mientras sus compañeras se han ido y quizá pasean en ese viaje por la calle que les llevara a cualquier sitio. El viento parece que le empuja a seguir y se deja mimar por ese abrazo que le anima a continuar.  Se cruza con unos jóvenes que van hablando subidos de tono por el alcohol ingerido, de temas de fútbol con mofa a quien no es de su equipo, necesitan que las demás personas sepan que pertenecen o son admiradores de un club grande y les hace sentirse fuertes e importantes, a lo mejor tienen alguna carencia en su vida privada.  Todo esto sigue pasando por la cabeza de Luis, quiere contrastarlo con la opinión de sus compañeros, mañana.  Bueno ya es hora de vuelta al hogar.
La mañana se abre limpia y con un sol que quiere llenar la limpieza del viento de la noche.  A la hora fijada se encuentran en la puerta.
-         Buenos días, ya sé otra cosa que tenemos que hacer, más juegos de llaves de la puerta, para que todos podáis pasar cuando queráis. Abre la conversación Luis mientras van pasando al interior del local.
-         Tengo que comentaros que ayer cuando llegue a casa mi mujer me esperaba y muy preocupada me planteo: que estoy haciendo con su vida. Comenta Antonio con los ojos con rastro de haber dormido poco o nada.
-         Exactamente a que se refería tu mujer.
-         Pues a que he dejado de trabajar quince días y que me estoy metiendo en un proyecto que ella no entiende.
-         Como veis aquí hay el miedo de perder algo frente a lo desconocido.  Yo creo que lo mejor es que venga a vernos que plantee todas sus dudas, nos hace falta su ayuda porque nada esta terminado todo esta por realizar, nos hacen falta muchas dudas para que pasemos a tener seguridades.
-         En realidad noto que con mi mujer ocurre igual, teme perder lo que hemos obtenido.
-         ¿Pero que habéis conseguido?  Antonio, Miguel pregunta Luis.
-         En realidad cosas materiales que una vez obtenidas dejan de tener el encanto de la idealización, que habías puesto en ellas.  Como el niño que ansía el juguete, para una vez obtenido empezar a perder el valor que le representaba.
-         Realmente el que siente que menos pierde en este proyecto soy yo, interrumpe Eulogio.
-         No te olvides de mí, responde como un resorte Marisa.
-         Creo que la cuestión no es perder siempre ganar pero en un plano que estamos poco acostumbrados, por eso es que más esfuerzo vamos  a emplear, con la ventaja de recoger resultados en muy poco tiempo.
-         Ayer comenzó mi entrega de “luz y amor” según iba en el coche, no es que haya notado nada especial pero estoy de acuerdo contigo en hacerlo, siento como un deber al hacerlo y por supuesto, un gran bienestar, aunque parezca contradictorio.  Dice José cambiando de tema.
Marisa se aproxima a Antonio y le da un abrazo fuerte y sostenido que recibe con una espiración como señal inequívoca de bienestar por el gesto empleado.  Luis se lo hace notar a todos como cosa importante, a quien lo necesita, esa voluntad creadora empleada por Marisa hacía Antonio y el echo de la espiración.
-         Que os parece si citáis a vuestras mujeres aquí para la tarde.
-         Es una buena idea.  Hemos dedicado poco tiempo a ellas en la vida que hemos estado llevando.  Hay que empezar a compartir.  Dice Miguel alborozado.
-         Estoy también de acuerdo, porque lo que la he contado le suena un poco a cuento chino, ella  no entiende, este cambio en mi vida.
-         Nosotros no tenemos nada que esconder por ello la claridad y la transparencia debe de ser una constante en nuestro grupo.  Comenta Luis.
-         La verdad es que siempre nos hemos estado ocultando, por lo menos en mi caso, no dejamos ver que nos pasa.  Comenta Marisa.
-         Así es, nos protegemos con un caparazón muy rígido, pero no nos damos cuenta que ese mismo caparazón nos ahoga.  Ese caparazón es una creación nuestra por ello, somos nosotros quienes lo descompongamos, de esta manera entrara luz en nuestras vidas y, por tanto, claridad en nuestras cabezas. 
La tarde llega como el tiempo que no se siente.  El aire de la noche ha dejado paso a una tranquilidad de día, aun se ven los pasos del viento con ramas rotas de árboles antiguos que no soportaron los embistes.
De nuevo entran en el local  los seis componentes más Alicia y Verónica que son las esposas de Antonio y Miguel respectivamente.  Comienzan las presentaciones, pero pronto Luis observa lo expectantes que están todos de todos, se da cuenta que tiene que dirigir el encuentro.  Pide que se sienten en las sillas de la habitación grande, disponiéndolas en circulo.
-         Lo primero es dirigirme a vosotras, Alicia y Verónica, primero para dar las gracias por haber venido.  Para saber algo hay que informarse de ello y lo mejor es hacerlo de primera mano como habéis  hecho.
-         Yo he venido porque no entiendo el cambio que ha dado Antonio en este último mes, me ha hablado de este proyecto, pero yo sinceramente no lo entiendo, cuando me ha dicho de venir por supuesto que he aceptado. Interrumpe Alicia.
-         En mi caso ha sido igual que con Alicia, nosotras lo hemos comentado entre nosotras y no vemos como unos albañiles puede ayudar a alguien que no sea el reformar sus casas o locales.  Añade Verónica.
-         Partimos de la base que todos tenemos muchas más habilidades y que ni se nos han pasado por la cabeza.  Así que da igual que seamos albañiles, poceros, arquitectos o insignes doctores.  Partimos de la base que todos debemos ser felices, que la felicidad no es una quimera por ello debemos de alcanzarla aun en las situaciones más dispares.  Porque todo esta en nuestra cabeza.
-         Si ¿pero puede una persona quitar el dolor emocional por haber tenido una perdida?
-         La respuesta es no pero lo que sí puede es alegrarse con una ganancia.  Como ves Verónica siempre tenemos que coger el lado positivo de todas las cosas porqué ese positivismo nos hace encontrar esa felicidad.
-         Suena bonito pero lo difícil es llevarlo a  la practica.
-         Ese es el objeto de nuestro trabajo aquí.  Quién quiera cambiar lo conseguirá, nosotros seremos unos simples medios para que los demás puedan lograrlo.
-         Pero para eso hace falta gente especializada: psicólogos, psiquiatras o médicos.  Afirma Alicia.
-         Llevas  razón Alicia pero ahora dime cuanto tiempo llevan intentadolo esos profesionales y solo han conseguido engordar sus patrimonios.  Nosotros partimos de que no se cobrara por atender a nadie, voluntariamente darán algo de dinero que dejaran de forma anónima en el buzón que hay en la entrada para pagar el mantenimiento del centro y el sueldo de Eulogio que se encargara del centro.
-         ¿Nuestros maridos de que vivirían?  Pregunta Verónica.
-         Cada uno atenderá su trabajo y en su tiempo libre podrá colaborar en ayudar a los demás.  Siempre hay algo mejor que ver la televisión o ser espectador. Podemos ayudar a los demás porque, egoístamente hablando, repercutirá positivamente en nosotros.  Si, además, las personas que nos rodean están bien es difícil encontrarse mal.
-         Pero esto es como una revolución que contrasta con todo lo que nos rodea.  Comenta Alicia.
-         Así es, los sueños están para hacerlos realidad.  Antes de haber pensado en este proyecto he estado experimentando con personas que acudían a mí, con esa premisa comencé a idear este proyecto.  Tampoco quise personalizarle por ello supe que él mismo tenía que ser compartido.  Todo me ha acercado a vosotros y creo que sois parte activa del mismo, puedo haber sido el autor y el que ha escrito las primeras líneas, pero os necesito a todos y todas las personas que vengan, porque aunque estén en un error nos ayudaran a mejorar.
-         ¿Cómo podemos darnos cuenta que esas condiciones que dices que tenemos las descubramos?  Pregunta Alicia.
-         Estos primeros días la terapia irá dirigida a nosotros, solo cuando experimentamos las cosas en nosotros mismos, entonces somos capaces de llevarlas a cabo.
El resto del círculo permanece callado porque esas preguntas son un poco de todos, las mil y una dudas que surgen cuando se va emprender algo nuevo.  Por fin interrumpe Antonio
-         Yo al llevar estas cosas que cuenta Luis a la practica me he dado cuenta que es posible y que merece la pena emprender este proyecto, personalmente me veo mejor, por ello creo en esta idea.  Tengo que decir que también he tenido muchas dudas
-         También yo las he tenido como Antonio, comenta Miguel, pero creo en lo que dice Luis, es coherente y demostrable. 
-         Tengo que agradeceros que estéis conmigo, que creáis  en esta idea.  Me he dado cuenta que todo se allana, para que pueda ser posible.  Yo vengo de vivir de una provincia pequeña, algo me dijo que debía venir a esta ciudad, tome el primer autobús, tras llegar a una pensión, que me trajo a este barrio.  A la primera persona que pregunte por un local para alquilar fue a la madre de Marisa, por ella conocí a Antonio y Miguel, a Marisa y el piso que estoy viviendo.  Pienso que no hay casualidades y que todo esto me empuja a desarrollar el proyecto “Central”.  Como siempre os he dicho no me creáis probar por vosotros mismos y si es así pues seguimos sumando.  Pero sobre todo me hace falta la ayuda de todos porque de todos tengo que aprender.
-         Luis yo quisiera, interrumpe Alicia, que me comentaras a quién va dirigido este proyecto.
-         La respuesta es a todas aquellas personas que necesitan ser felices porque no lo son o ven dificultades para poder lograrlo, a quien se encuentre en soledad interior.  A pesar que vivimos en una gran ciudad, donde viven tantas personas, el mayor problema que hay es precisamente la soledad, una soledad, eso sí, compartida.  Este centro quiere ser como una pequeña bombillita en la oscuridad, no es determinante pero sí nosotros queremos, será como la luz brillante del sol del verano.  Aunque creamos que es pequeña, esa escasa luz, es lo más importante.  Nuestra herramienta de trabajo es la palabra, todo el cariño que podemos dar con ella, de tal manera que sea la persona la que vea como puede cambiar su vida.  En el caso que la quiera cambiar  no será  nuestro problema, nosotros lo hemos intentado, esto no quiere decir que seamos los grandes iluminados para cambiar cualquier cosa, nosotros andamos y en ese caminar ejercitamos nuestros músculos de tal manera que no se nos atrofiaran.   De esta manera ayudaremos a quién acuda aquí.
-         A mí me gustaría probar esta técnica, dice Verónica.
-         No perdamos más tiempo.  Dice Luis.
Se colocan de pie uno frente al otro y comienza Luis a copiar la postura corporal que Verónica tiene.
-         ¿Que quieres cambiar Verónica?
-         Un poco turbada, cuenta que la vida que lleva no le satisface plenamente.
-         Si quieres cierra los ojos para que no podamos influir sobre ti.  No te preocupes por quien te rodea lo único importante ahora eres tu.
Luis sigue copiando su postura corporal, a pesar de que Verónica tiene los ojos cerrados.
-         Lo primero que tengo que decirte es tu gran valentía por aceptar tu problema, aun a pesar de que hay gente que te conoce mucho, como es el caso de tu marido Miguel. Esto sin darte cuenta es una herramienta que puedes utilizar siempre que quieras.
La terapia sigue hasta que Verónica dice:
-         Ya esta, que fácil.
-         Efectivamente lo has conseguido.  Has entendido lo que te estaba limitando tu avance.   Ahora de ti y solo de ti depende que logres seguir teniendo ese objetivo.
Luis empieza a explicar los pasos que ha empleado con Verónica.
-         Primero y muy importante copiar la postura de quien tenemos enfrente.  Esto se debe a que cuando una persona viene a nosotros debemos hablar su mismo lenguaje, tenemos que estar en sintonía con él.  La postura es importante por ser el primer contacto que tenemos con la otra persona.  Podemos observar esto que es cuento cuando hablamos con un desconocido y resulta que hablando con él, es del mismo equipo de fútbol que nosotros o del mismo pueblo o de la misma profesión, al descubrir afinidades ya esa persona la vemos de forma diferente, más cercana.  Por ello al copiar su esquema corporal,  a la vez entenderemos un poco más  su manera de pensar o actuar, no nos resultara tan raro como cuando vemos a un extraño, es una manera de entrar en su pellejo para entenderle mejor del porque piensa así.  Este es un gran problema porque siempre juzgamos viendo las cosas desde fuera.  Nadie tiene la verdad absoluta, todos desde dentro, tenemos nuestra verdad.  Es importante ver a una persona desde ella misma, desde la piel de la persona de la que se habla y por último observar a las otras dos desde fuera.  Esto se hace con tres sillas.  Y es importante ver como la persona cambia su manera de pensar con respecto a la persona aludida.  Como veis utilizamos la palabra y el sentimiento que ponemos en ella.
Luis sigue hablando reposadamente pero enfatizando cada afirmación de tal manera que no resulta pesado, realmente es un enamorado de lo que hace y eso se deja sentir, porque  ninguno cambia su postura bruscamente siguen casi sin pestañear la alocución suya.  Es como alguien que tiene hambre y esta viendo como se elabora el alimento que va a comer.
-         A veces no damos la importancia que tiene la palabra, ya en la Biblia se habla que “el verbo (la palabra) se hizo carne y habito entre nosotros”.  Es importante que nos demos cuenta de esto.
-         Si es tan importante la palabra  ¿Cómo es que no la demos tanto valor? Pregunta Alicia.
-         Creo que despreciamos muchas cosas por otras que socialmente, son más importantes.  Pero, como os he dicho en alguna ocasión, esos son creencias y estas mismas tienen un valor muy importante en nuestra vida.  Igual que las hemos adaptado a nuestra vida, lo podemos cambiar.  Una vez más vemos el objetivo del proyecto “Central”.
-         Me encuentro fascinada por todo lo que cuentas porque lo comparto y lo siento así.  Subraya Verónica.
-         Estáis invitadas a participar.  Pero si os pido que reflexionéis, que no creáis todo lo que os digo, como comente a vuestros maridos si lo veis en vosotras mismas pues adelante.  Como puede sentirlo Verónica.
-         Me gustaría probarlo yo también dice Alicia.
Así, de nuevo, comienza la operación pero esta vez con la nueva invitada.
Hasta llegar a la frase lo he conseguido, lo he logrado.  Que, siempre la apunta Luis como logro personal, no de la persona que hace la terapia por ser esta un mediador o facilitador para que no se nos suba el ego y nos nuble la vista.  Cuando esto ocurre, nos sentimos más importantes,  que las personas que nos rodean, esto peligrosamente nos hace sentirnos en otro nivel diferente y ocurre, de nuevo, el peligro con el que queríamos erradicar.
-         ¿Cómo se puede evitar esto?  Pregunta Eulogio
-         Muy fácil nosotros cuando cogemos un autobús, el conductor realiza el trayecto pero nunca es el camino, esté lo va haciendo cada pasajero aunque este sentado o de pie, aferrado a la barra del techo o sentado.  El conductor también hace el suyo propio pero no es protagonista-actor de la vida de todos los pasajeros,  cumple con su trabajo y eso es lo importante, así debe ser en nuestro caso.
En esos momentos llaman a la puerta con un objeto metálico.  Antonio se dirige a la misma y abre a Felisa, que cuando ve a tanta gente allí muestra su sorpresa.
-         No sabía que había tanta gente, venía a invitar a comer.  Pero es igual nos apañaremos, teniendo patatas y huevos, siempre podemos hacer algo.
Enseguida se declina la invitación para ir todos al restaurante cercano.  Aunque Felisa se resiste se da cuenta que son demasiados para su pequeña casa, así acepta unirse al grupo con la condición de que ella invitara.   A Felisa le recorre la curiosidad sobre Luis y el cambio que ha ejercido sobre su hija, no quiere perder el tren de conocer más a fondo a la persona que tiene alquilado sus dos locales comerciales.  Marisa se alegra de verla, debe mucho agradecimiento a su madre. 
Llegan al restaurante y saludan al camarero, adentrándose al interior para unir tres mesas que aun tienen los restos de los anteriores comensales, que van dejando sobre otra mesa que también ha quedado vacía de comensales pero no de los útiles de comida, apilan los platos y vasos en espera que el camarero los lleve a su destino final.
-         Yo lo que tengo miedo es a enfrentarme a la primera persona que venga solicitándome ayuda.  Reflexiona en voz alta Antonio
-         Partimos de una base equivocada y tú lo acabas de decir claramente y es que te vas a enfrentar a alguien, esto no es así tu vas ayudar a alguien.
-         Claro pero convencer a alguien del que no tiene que llevar la vida como la ve él actualmente sigue siendo muy difícil.
-         Segunda cosa que debemos evitar la palabra “no”  por ser una palabra que poderosamente nos llama la atención.  Os pondré un ejemplo no penséis en un gato rosa.  Lo primero que viene a vuestra mente es lógicamente el gato del color mencionado.  Si os digo no penséis en... (surge una pausa en su dialogo). Estáis esperando que siga hablando para enseguida pensar en lo que voy a decir, para que aparezca en vuestra mente.  Los objetivos y los pensamientos tienen que ser siempre en positivo, nunca negativos o destructivos por generar, estos, de nuevo el problema.  Estos son normas que tenemos que respetar pues nos ayudaran a cambiar tanto a nosotros como a los demás.  La idea del amor de la bondad, lo positivo suena como palabras cursis pero son lo suficiente poderosas como para cambiar, tanto a nosotros como los que nos rodean.   Tampoco debéis olvidar lo que os dije sobre el cesto de flores que vais regalando mentalmente a todas aquellas personas que pasan junto a vosotros.
Felisa no sabe muy bien de que están hablando pero no interrumpe porque lo que oye le suena coherente.  Sabe que por la noche hablara con su hija que le matizara lo hablado.  No se han dado cuenta que el camarero a puesto la mesa y ha retirado los platos y vasos acumulados en la otra mesa, esta también pendiente de la conversación y no se atreve a tomar nota de la comida que quieren ser servida.  Luis se da cuenta de ello y le pide disculpas.
-         Perdone que halla estado pendiente de su conversación pero es que me llegaba lo que usted dice.  Perdón por interrumpirles pero me explica un poco eso del cesto de flores.
-         Nosotros tenemos un cesto con dos pensamientos uno es luz y el otro es el amor, cada vez que pasemos delante de alguien cuando vamos camino a algún sitio o estamos en cualquier parte vamos entregando estos dos pensamientos, aunque nadie nos lo pida, sin darnos cuenta, este regalo ofrecido nos vuelve a nosotros.  Como es una cosa fácil os pido que lo probéis, ya me diréis el resultado.  Cuando todo el mundo habla que precisamente el mundo esta muy mal, que esta enfermo es el momento de poner salud en el mismo, esta salud se consigue con dos cosas tan poderosas como es con la luz que da claridad a todo y el amor que es el mayor de los sentimientos.
-         Gracias por habérmelo aclarado, estoy de acuerdo.  Si quieren les tomo nota de lo que pueden comer.  Les hace una descripción de los platos ya preparados y comienzan a elegir.
Desaparece en el interior de la cocina para en poco tiempo empezar a traer platos.
-         La necesidad de cambio es tan grande, por ser necesario, que sin daros cuenta empezareis o ver gente interesada como ha sido el caso del camarero.  Somos como bolas de nieve que poco a poco van siendo mayores para llegar abajo donde hay un gran desierto y aportaremos el agua necesaria para esa tierra ávida de humedad.  
-         Pero te has dado cuenta que hace unos días teníamos dudas sobre si embarcarnos en este proyecto y ahora incluso se ha unido Marisa.  Comenta Eulogio.
-         En mi caso me siento atraída a colaborar. Dice Verónica.
-         Yo también quiero hacerlo, comenta al unísono Alicia.
-         Pero hay una cosa clara tú tienes la formula mágica.  Afirma Miguel.
-         No es una formula mágica es el primer impulso de mi experiencia, pero ya os dije que  necesitaba a todos los que formaremos este proyecto.  Cada uno aportara algo valioso del que aprenderemos, ni somos iluminados ni elegidos, nos estamos entrenando  para poder correr eso es todo.  Aúna Luis los comentarios de todos.
Felisa que esta callada interviene:
-         También me gustaría colaborar con vosotros en la medida que yo pueda ayudar.
-         Por supuesto que seriamos dichosos de que tú también vinieras a colaborar.
-         Os puedo decir que, en mi experiencia,  he visto el cambio en la cara de mi hija que expresa ganas de vivir y para mí es el mejor síntoma que lo que habla Luis es un buen camino, por ello yo tampoco quiero perder esa senda.
-         Al principio nos encontraremos que todas las personas que vienen traen problemas de mayor o menor calibre pero luego se cambiaran por problemas de comunicación, estos locales se quedaran pequeños y tendremos que coger uno tan grande como una sala de cine, pero no corramos porque lo que hagamos lo debemos hacer bien.  No tengáis miedo a equivocar ya sabéis la frase que dice: “equivocarse es de sabios”.
-         Quizá la duda que tengamos es preocuparnos si lo estamos haciendo bien.  Dice Antonio
-         Para eso somos un equipo para ayudarnos entre todos.  Y no olvidéis que no debéis dejar que la gente se enganche a vosotros, sois personas que ayudan pero no somos vehículos de la vida de nadie, porque si así fuera seria una pesada carga, pues llevarais vuestros problemas más los demás.
-         ¿Podría yo hacerme la terapia?  Pregunta, casi reclamando Felisa.
-         En cuanto lleguemos, cualquiera de vosotros lo va realizar.  No os preocupéis pero es necesario practicar, para llenaros de seguridad.
Las miradas empiezan a rodear, cada uno, al resto de los participantes.  Como siempre pide Luis que se respete la comida y en esos momentos no hay comunicación, sino miradas cómplices.  Al terminar les explica porque hace esto.  Todos están deseosos de comenzar la sesión, donde serán los grandes protagonistas, aunque sobrevuela un temor de quien conducirá la terapia a Felisa, precisamente esta llama al camarero para pedirle la cuenta.  Este se interesa por saber cuando abrirán, pues lo que ha oído sobre el mismo le interesa.
-         En dos semanas tendremos abierto al publico, ahora estamos preparando los últimos detalles.  Se elige como voz cantante Luis.
-         Seguro que mucha gente va a necesitar de vuestra tarea.
-         Para ellos es nuestro trabajo.  Responde Luis mientras se levanta de la silla para ir a trabajar. Ser conscientes que nosotros no podremos cambiar lo que nos rodea pero si como lo recibimos es otra de las ideas básicas.
-         Pero hay cosas que nos pueden dice Felisa.
-         Cuando nos sentimos desbordados poco podemos hacer  por nosotros mismos.  Si nos sentimos fuertes, tiene que ser las veinticuatro horas del día, si solo lo hacemos dos o tres comprenderéis que nos quedaremos cojos por ello no andaremos bien.
Por fin llegan al local y se disponen en círculo.
-         Me gustaría que hubiera un voluntario, salvo que sea Marisa, no por nada, sino porque creo que fluirá mejor la conversación con alguien sin lazos sanguíneos.  Es recomendable que cuando hay más de una persona se le solicite que cierre los ojos, aunque yo lo suelo pedir todas las veces, así la persona no se dispersa y se concentra en sí misma. 
Los ojos de Luis recorren el circulo pero hay desviada de mirada o bajada de cabeza como en el colegio.  Eulogio avanza su silla hacía Felisa que se encuentra en el medio.  Eulogio ha visto tres terapias y se siente capaz de eliminar errores.  Mientras Felisa esta con los ojos cerrados les entrega unos folios por si quieren hacer anotaciones y luego comentarlas.  Efectivamente según se va desarrollando la terapia los papeles se van llenando, Luis va contestando en voz baja a las dudas que tiene Eulogio.  Como siempre la terapia se termina con un lo conseguí, que se repite en tres ocasiones.
Las puntualizaciones son tan precisas que obligan a Luis en emplearse a fondo con las contestaciones pero algunas son aclaradas para varias cuestiones.  Felisa muestra una cara de satisfacción enorme y dice:
-         Mañana pongo en práctica todo esto.
-         Porque esperar tanto tiempo, son las siete de la tarde y aunque el sol halla caído, no debemos de despreciar todos los momentos en que estamos vivos.  Los pasatiempos están muy bien cuando se hacen de cuando en cuando pero si se hacen normalmente llegan a resultar aburridos y monótonos.
-         Perdona Luis pero no te entiendo.  Responde Felisa.
-         Creo que lo más importante que disponemos es el presente por ello no debemos de aparcar la situación para mañana o el lunes como se hace con las dietas de adelgazamiento.
-         Ya pero lo digo porque mañana veré a gente diferente a vosotros.
-         Fíjate que hoy has ignorado  abrir tu tienda esta tarde.
-         Te puedo decir que lo he hecho en tres ocasiones y por causa justificada y un gran sentimiento de culpa, por mi parte, que me dejó un sinsabor.  Pero tengo que decir que me habéis convencido en la importancia de mi misma.  Gracias a todos por hacerme consciente de esta facultad que tenía atrofiada. Esta es otra cosa que vamos relegando por otras cosas que en teoría son muy importantes y así, nosotros, quedamos en un segundo lugar. Esto nos genera un gran problema por hacernos sentir pequeñitos.  Si vamos acumulando detalles de pequeñeces asimilamos ese papel como normalidad.  Entonces, al llegar cualquier cosa, puede parecernos insalvable, de hecho lo sentimos como una gran montaña y por ello es fácil caer en la depresión.  Como vemos todo es cuestión de creencias.  Yo, personalmente, creo que se pueden cambiar, ese es el trabajo a expandir a todas las personas que vienen a nosotros.  Otra cosa importante es que nada ocurre por azar, tenemos que ver con todas aquellas cosas que nos pasan, por tanto, la actitud que tengamos ante todo, es lo que tendremos ante nosotros como consecuencia de ello.  Una vez más la positividad como acción importante nuestra.  No me canso de repetir, experimentar y decidir si merece la pena.  Solo entonces os llevareis cualquier cosa por delante, os ayudara a no desfallecer ante nada, es una herramienta tan útil que vale para cualquier situación.  Si nosotros hemos conseguido un objetivo, como ha sido en vuestro caso, somos capaces de ayudar a otras personas a que lo consigan como lo ha realizado Eulogio con Felisa.  Tenemos estas dos semanas para comprendernos para ver como esas trabas que parecen importantes en realidad no lo son.
-         Pero tu Luis ¿tienes todo superado?  Pregunta Antonio.
-         Una cosa que he dicho es que todos nos necesitamos a todos, yo he emprendido el camino, he realizado un pequeño tramo y, con mi experiencia en él, os puedo ayudar.  El camino es largo y dura toda nuestra vida por ello te digo que lo único que tengo superado es el tramo recorrido, me hace falta toda la ayuda para seguir haciendo el mismo y vosotros, ahora, sois parte muy importante del mismo.
-         Yo veo que tienes una gran tranquilidad, serenidad, es lo que valoro mucho de ti para  afrontar las cosas.
-         Esto es una cosa que vamos consiguiendo, según nos vamos afirmando en nosotros mismos.  La referencia como sentís es “nosotros” cada uno, dentro de ese cada uno es parte de una totalidad, el átomo pequeño que compone la materia grande, que representa el mundo.
-         A lo mejor tenemos poco tiempo.  Afirma, sin mucha decisión Marisa, esperando una respuesta que  define más lo que ya sabe.
-         El tiempo es una creación humana, por ello le podemos dar la importancia que queramos.  Pero sin pasarnos porque ya vemos que todo en la ciencia es relativo y lo que hoy es una verdad indiscutible con el paso del mismo se vuelve una banalidad.  Estamos acostumbrados a utilizarle, pero que tampoco nos sujete a su corsé de normas, porque sino tendremos una nueva dependencia y van...
-         Pero el tiempo existe no lo puedes negar.  Afirma Antonio
-         Yo no niego nada, pero te pregunto donde está.
-         Hay relojes que lo miden.
-         Es cierto pero quien ha elaborado esos relojes sino el propio hombre.
-         Pero notamos sus efectos como el envejecimiento, ahora es Felisa quien apunta.
-         Cierto el ciclo de la vida existe pero todo es relativo por ello si el tiempo va a señalar fases de nuestra vida estoy en contra.  No hay una parte de nuestra vida más importante ni encuentro necesario el depender de un reloj que marque nuestros movimientos.  Si nosotros vamos andando y nosotros nos encontramos con amigo de la infancia notamos que no ha pasado el tiempo salvo sus arrugas el pelo más escaso o cano pero tenemos la sensación al hablar con él que no ha pasado el mismo.  Al despedirte de él recuerdas aquello que has vivido con él.  Si miramos el calendario nos daremos cuenta que han pasado años pero nos daremos cuenta que todo es relativo y por ello el tiempo es sutil, depende de nosotros la importancia que le queramos dar.
-         Perdona, Luis pero no entiendo lo que quieres expresar cuando dices que el tiempo no existe.  Felisa vuelve a cuestionar la afirmación.
-         Bien hecho Felisa, cuando no se entiende se debe de explicar hasta su comprensión.  Me estoy refiriendo a que el pasado no existe ¿o me puedes decir donde esta?  El futuro tampoco ¿alguien me puede decir donde esta?  Por ello lo único que existe es el presente, el aquí ahora.
-         Vamos a practicar, para ello nos pondremos en parejas y uno desempeñara el papel de terapeuta y otro el de paciente, yo os iré corrigiendo.
Todo surge con normalidad aprendiendo el poder que tiene la palabra, una nube de optimismo les recubre, como alguien que ha descubierto una cosa importante, la sensación de fuerza que ello conlleva, hace llenar esa nube. Luis sabe que es hora de parar y salir a pasear y luego ir a cenar.  Así se lo hace saber pues una vez más no se han dado cuenta de las horas pasadas.  Su plan es aprobado por unanimidad, así la silla de Eulogio se pone en marcha indicando el paso y camino, a pesar de no conocer el barrio, busca las aceras más anchas donde llevar a alguien al lado para poder seguir hablando.  Marisa y José van cerrando el camino y por ello son los que se ocupan de cerrar el local.
-         Creo que tendríamos que poner un cartel  para que la gente sepa donde estamos.
-         Yo conozco a una persona que hace rótulos luminosos y seguro que nos pondrá uno a precio económico.  Responde José.
-         Estoy sorprendida de todo lo que nos esta pasando, de pronto llega un hombre de no se sabe dónde y comienza a reunirnos para cambiar nuestras vidas y en efecto así esta ocurriendo.  ¿No es extraño?
-         Claro que sí, pero te puedo que una gran ilusión se ha apoderado de nosotros positivamente, al menos te hablo desde mi caso.
Un poco más adelante están Antonio y su mujer que van comentando lo mismo al igual que Miguel y su mujer.  Al principio van Eulogio, Luis y Felisa que van comentando lo dificultoso que es ir en silla de ruedas por las aceras de la ciudad, numerosos obstáculos, se unen a los arquitectónicos, haciendo la manera de desplazamiento como una tortura: coches aparcados en los pasos de cebra, bolsas de basura o de escombro abandonados, ocupando buena arte de la acera y a la vez mostrando la pericia de Eulogio.  Muchas veces resuelta con la retirada manual de los mismos  por parte de Felisa o Luis, dándose cuenta de lo poco que nos fijamos cuando vamos paseando o caminando por cualquier calle.  Ahora se convierte en un mirar para la silla que conduce Eulogio y precisamente la conversación gira hacía esto.  Luis comenta como un ejemplo de como actuamos en nuestra vida, sin dar mucha importancia a todo lo que hacemos.
-         No pensamos en los demás.  Sentencia Felisa.
-         Creo que no se trata del pensamiento en los demás sino en el descuido de lo propio, de nuestros actos.  Lógicamente es difícil hacer dos cosas bien a la vez.
-         Cuando te encuentras impedido, como es mi caso, piensas de otra manera, pero con el tiempo te dejas llevar al pensamiento común.  Porque ya sabéis que no pueden estar equivocados tantos millones de personas, por ello repites sin valorar nada.  Ahora es Eulogio el que da su parecer.
La conversación sigue fluyendo mientras se disfruta de la noche otoñal, para ir al restaurante don les espera muchas más sillas vacías diferente a la atestada hora de comer, donde ambos camareros se unen a la tertulia que precede a la cena.  Luego se respeta el deseo de Luis de poner los cinco sentidos en dar gracias por tener el alimento delante y disfrutar del mismo.  Tras la misma se hace una sobremesa a la que se unen el resto de comensales que lo que oyen les llega muy dentro.
Una vez más la palabra se hace magia y comienza a funcionar en el cerebro de los que oyen o sienten sus contenidos.  El proyecto “Central” cada vez esta tomando cuerpo, el camino se inicia con más gente partidaria de la música que se oye.
Cada vez hay más gusto, más vista, más oído, más olfato, mas tacto. Es una realidad.
Se muestra un gran interés por el día de la apertura.  Luis sabe que lo importante no es el día de la apertura sino el día a día.  Por ello aprovechando que hay pocas personas en el restaurante invita a hacer una terapia con las personas que quieran, y para desconcierto se dan cuenta de lo fácil que es comunicarse, no se muestran muchas reticencias a expresar sus problemas.   La palabra y el sentimiento que se expresan con ella son las grandes reinas de un proyecto que cada vez deja de ser precisamente un proyecto para convertirse en una realidad.
Los días están pasando  y la apertura es una mera anécdota, el barrio de los claveles sabe de esa idea de esa persona que ha venido de no se sabe dónde y habla con todos los que se acercan a preguntarle, pero el grupo ha tomado cuerpo y se desarrolla en el mismo nivel.  El buzón comienza a recibir el primer dinero y las sillas comienzan a ser escasas.  Eulogio comienza su labor de coordinador y establece horarios que nunca son rígidos.
Felisa  empieza liquidar su tienda por ser parte de su pasado, José encuentra un trabajo más estable y con suficiente tiempo para simultanearlo con “Central”, su relación con Marisa se hace más notable hasta llevar a una vida de pareja.  Eulogio comparte piso con otras personas que ha conocido.  Las dos parejas viven en armonía.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

realización de un proyecto “central”









Francisco Sánchez Pélaez

 


 

A MODO DE INTRODUCIÓN

Estas 25.000 palabras hablan de algo que esta dentro de nosotros.
Quiero dar las gracias a todas las personas que han hecho posible  este libro para que este en tus manos.  No puedo nombrar solo con nombres  a estos mismos, pues se me olvidaría dar las gracias a un montón de personas anónimas, que precisamente van haciendo mi-nuestras vidas.
Todo es tan fácil como queremos que sea y personas como Luis aparecen continuamente en nuestras vidas.  Si no las vemos no es porque no existan sino por no querer verlas.  Todos y todo nos enseñan y ayudan a ser mejores, nuestra obcecación es la que nos impide ser felices.



CENTRAL

Central es un centro que se denomina alternativo, de la ligazón de ambos palabras aparece el nombre que la denomina, esta situado en uno de los barrios que, como tantos otros, circunda las ciudades, sin entidad propia, al ser una creación anormal. Constructores que viendo solares libres decidieron iniciar las construcciones de bloques de casas lucrativamente.  Así es como las calles tienen unas extrañas curvas que visto en fotografía aérea parece un laberinto.  El paso de los años ha hecho que las tiendas que se encuentran en los bajos de las casas, donde se encuentran los locales comerciales, se encuentren cerrados, salvo los de la calle central, la calle Osorno.  Que es lugar de paso obligado para moverse por el barrio, siendo lugar de transito para todos aquellos que quieren dar un paseo por el mismo.  Los hábitos de compra de los vecinos han cambiado y eso ha dado al traste con el pequeño comercio, la solución ha sido malvenderlos o dejar que permanezcan cerrados.
Luis es un hombre que renunció a su trabajo, bien remunerado por su condición de técnico en artes gráficas, que dejó su situación económica y social, acomodada,  para dedicarse a ayudar a los demás.  Para ello busca un local en alquiler en barrio periférico que ni conoce ni sabe nada de él, pues acaba de llegar a esta ciudad.  El azar le ha traído al “barrio de los claveles".  Este barrio se denomina así por haber existido dos invernaderos de plantas que se dedicaban al cultivo precisamente de estas flores y se hallaban precisamente en la calle Osorno, una oferta millonaria hizo que cambiaran la ubicación de su trabajo.
Al llegar a la ciudad, Luis, busca una pensión donde alojarse, una vez dejadas las maletas sale a la calle para llegar a una plaza grande donde hay  una parada de autobuses donde vienen reflejadas las diferentes líneas que confluyen  allí.  Decide que el primero que llegara lo tomara.  No pasaron ni dos minutos cuando el autobús 17 con un subtítulo “barrio de los claveles” se detiene, tras esperar la subida de tres señoras mayores
   - ¿Cuánto es?
   –150  pesetas. La respuesta es mecánica. Abona el precio del billete y elige uno de los asientos del fondo, no sabe dónde va y, por tanto, debía observar a los otros viajeros para saber donde es el final del recorrido.
En efecto observo como las tres señoras iban hacía la puerta de salida cargadas con una inmensa mercancía repartida en bolsas de plástico.  Se levanta, pues no queda nadie en el autobús.  Al descender un cartel le indicaba donde se encontraba  “Plaza  de los ajos”, comenzó a dar una vuelta por los alrededores para ver la zona.  Pregunta en una lechería, situada en la calle detrás de la plaza.  Nada más entrar se sorprende de encontrar una señora mayor con un delantal blanco, cosa nada usual actualmente.
-         Me podía indicar si alquilan algún local comercial por aquí cerca.
-         Uno, aquí los hay a montones salvo en la calle Osorno, que al ser la calle más transitada es la que tiene más demanda.  ¿Para que lo quiere?
-         Pienso poner un lugar de encuentro.
-         Perdón pero no le entiendo lo que me dice, un poco utilizando su falta de comprensión y otro el de su curiosidad.
-         Intentare explicárselo un poco mejor, quiero alquilar un local comercial para poder hacer un lugar donde la gente pueda venir y en la medida que se pueda ayudarles.
-         Ah usted es de esos de las “oeneges”, al menos así entendía ella, ese jaleo que citan en la televisión y en la radio
-         No exactamente pero aunque si en los objetivos que se pretenden.  Quisiera encontrar un local grande, de unos ciento veinte metros.
-         Aquí no hay locales tan grandes salvo que una dos, lo cual ya sabe que es el doble de caro. La mujer ve un cliente para sus locales vacíos. Yo tengo dos que le podría alquilar, esta en una calle paralela a esta por arriba.
-         ¿Seria posible verlo?
-         Un momento que llamo a mi hija que venga a la tienda y baje las llaves del local.
         Luis se distrajo mirando el amasijo de paquetes, bolsas de productos que quieren estar todos a la vista para ser objeto de capricho de cualquier comprador.  La llamada de teléfono hizo que no pasaran ni cinco minutos cuando una chica delgada con una larga nariz que hacía que fuera la referencia clara de su cuerpo.        .
-         Mi nombre es Felisa. Enseguida la mujer trato de dar un aire de familiaridad
-         Yo me llamo Luis, a la vez que estrechaba su huesuda mano.
-         ¿Conoce usted el barrio?
-         No, es la primera vez que vengo aquí.
-         ¿Cómo es que ha venido aquí? La curiosidad de Felisa va en aumento.
-         No lo va a creer pero el destino me ha traído aquí.
Felisa empezó a notar respuestas vagas que le hacían sospechar pero por otro lado aquella persona le hacía sentir paz y confianza. No tardan en llegar a un local con la persiana de tijera echada y un viejo cartel que indicaba el antiguo negocio de la tienda, “Mercería”. Al abrir un profundo chirrido indico a las personas que por allí pasan desvíen la vista de su ocupación y fijen la atención hacía la tienda cerrada.  Felisa se disculpo argumentando que desde hace ocho años esta cerrado. Tiene un pequeño escaparate una tienda no muy grande y una trastienda mayor, con el mobiliario utilizado antiguamente y alguna caja de calcetines del que sobresale algún papel de seda arrugado.
-         Esta bien pero le dije que necesitaba algo mayor.
-         Espere que la otra tienda que está al otro lado del portal también es mía, esta pared da con la otra tienda.  Está fue una antigua papelería y es de la misma época el cierre de la misma.  Se trata de un calco de la anterior con la misma forma de “ele”, confluyendo en la pared común.  Entre las dos tienen ciento cuarenta metros,
-          Si se da cuenta rodean al portal.
-         ¿Por qué no funcionaron estas tiendas?
-         Mire Luis las tiendas pequeñas ya malviven, no sacas un sueldo digno. Yo mantengo mi lechería porque me queda un año para jubilarme y a poco que venda tengo suficiente para poder comer.
-         Cuanto pide por el alquiler de ambas tiendas.
-         Tengo que consultarlo, pero no se preocupe porque seguro que llegaremos a un acuerdo.
-         Tendría que tirar el tabique y un poco de obra para hacerlo un lugar agradable.
-         No se preocupe porque lo entiendo, hay que cambiar suelos, pintar y si quiere arreglar los cuartos de baño y tirar el tabique tiene mi permiso.  Donde le puedo dar la contestación, a que teléfono.
-         Me he trasladado hoy a esta ciudad y me alojo en una pensión pero solo tengo la dirección, así que, si le parece lo piensa este fin de semana y el lunes por la mañana me acerco por su lechería y me da la contestación, ¿le parece bien?
-         Claro ya le he dicho que llegaríamos a un acuerdo, de todas formas le voy a anotar el teléfono de casa, tomó una caja y cogiendo un trozo de cartón  anoto su nombre y su teléfono con la ayuda del bolígrafo que extrae de su delantal.
           El fin de semana, Luis, lo pasa descubriendo la ciudad de acogida, camina con un objetivo: observar las caras de las personas con las que se va encontrando.  El asfalto y las aceras son buenos reflejos de estas mismas caras.  Un fiel mimetismo de lo que la expresión corporal traduce.
           El sol acompaña el paseo del fin de semana y un restaurante que fue encuentra al azar sirve para cubrir su necesidad de comida.
           El lunes se levanta cubierto con amenaza de lluvia.  A las nueve de la mañana encamino sus pasos hacía la parada de autobús que le lleve al barrio de los claveles.  Los pasajeros son diferentes a los de hace tres días a pesar de la hora los ojos delataban una querencia importante por las sabanas perdidas hacía poco.
            A pesar del intenso tráfico que hay solamente tarda en llegar media hora a la última parada.  La tienda ya esta abierta, en realidad lo estaba desde las ocho y cuarto para aprovechar la entrada de los chicos al colegio y poder tener una de las pocas horas de negocio.  Nada más entrar, Felisa se levanta como un resorte de su silla para ir a saludar a Luis y aunque sigue  teniendo el delantal, la ropa es diferente a la que suele llevar normalmente.  El pelo recogido en un moño y un pañuelo de seda para evitar el enfriamiento del pecho, cosa que no ha  pasado desapercibida a los clientes que se lo hacen notar.  La respuesta es siempre la misma:
-         Tengo que ver a una persona importante, contesta todo orgullosa.
-         Buenos días Felisa, que guapa la veo hoy.  El rubor hace presencia en esa cara que tiene profundos surcos que muestran más edad que la que realmente tiene.
-         Muchas gracias Luis por su cumplido.
-         Si fuera cumplido no lo diría, este segura.
-         Bueno dejémonos de adulaciones.  He consultado con mi familia y le alquilaremos los dos locales por setenta mil pesetas al mes, pero con la condición de que las reformas serán por su cuenta.
-         Me parece un precio interesante.  ¿Cuándo le parece que podemos hacer el contrato?
-         En cuanto usted desee vamos a la gestoría que me lleva los papeles y allí nos los preparan.
-         Le parece esta tarde Felisa.  Tengo ganas de ponerme a trabajar.  ¿Conoce a alguien que pueda efectuar la reforma?
-         Debajo de mi casa hay unos vecinos que se dedican a hacer reformas y todo lo que les salga.  Les solicito presupuesto y si llegan a un acuerdo pues adelante.  Si quiere aquí tengo el teléfono.
-          ¿Les puedo llamar?  Un gesto afirmativo con la cabeza de Luis es suficiente para que Felisa tome el auricular y comience a marcar números.  La charla es animada y le explica la situación de su futuro inquilino.  A la media hora  de la llamada, aparecen dos hombres que descienden de una furgoneta blanca.  Uno lleva un mono azul, el otro una camisa vaquera y unos pantalones del mismo tejido.  Uno lleva unas enormes gafas doradas que le hacen aparecer fuera de tiempo, es quien lleva la voz cantante, se trata de Antonio, como así le presenta Felisa, el otro hombre se llama Miguel, un apretón de manos sostenido y una mirada fija a los ojos, completa la escena. Luis tiene en su cabeza lo que quiere, no tomo medidas pero su cabeza tiene registrado hasta el más mínimo detalle.
-  Quiero cambiar el suelo, los servicios, pintar y levantar dos paredes Me          gustaría que me dierais un presupuesto y una fecha de conclusión de la misma
-         Miguel coge el metro y va cantando medidas a Antonio que va anotando en un  pequeño cuaderno extraído de su bolsillo derecho trasero.
-          El presupuesto lo quiere con materiales.
-         Sí, claro.
-         Mañana se lo podemos dar, me dice a que teléfono le podemos llamar.
-         No mejor yo les llamo, porque no dispongo de él.  Esto les llena de  incredulidad. Una persona que no tiene teléfono.
-         ¿Qué negocio quiere poner?  La curiosidad ya les estaba picando.
-         En realidad se trata un centro de ayuda.
-         ¿Pero ayuda a quien? Preguntaba Miguel mientras sube los hombros.
-         Ayuda a nosotros mismos. La respuesta no es muy satisfactoria, pero es la que hay.  Antonio sube sus grandes gafas por sexta vez.
Del bolsillo de Antonio surgió una tarjeta que pone “REFORMAS LOS CLAVELES” con un teléfono fijo y uno móvil y el nombre de la calle en letra bastardilla.  Mientras Miguel sigue cantando medidas que son reflejadas en la pequeña libreta.
-         Sepa que según el material que metamos el presupuesto será mayor o menor, sino conoce ningún sitio luego nos acercamos a la tienda de un amigo, él tiene materiales de construcción y nos hará un buen precio, tenemos tiempo hasta la tarde pues luego tenemos una pequeña reforma.
-         Lo que me es muy importante es tener vuestro compromiso de que una vez iniciada la reforma no la dejéis por otra obra.  Ya sabéis que esto ocurre y por eso  solicito vuestro compromiso.
-         Don Luis cuente con ello, esto en veinte días esta terminado.
-         Me gustaría que me tutearais y de paso conocer algún almacén donde pueda encontrar alfombras de fibra de coco.
-         Hay un almacén a unos dos kilómetros de aquí donde hay una gran variedad, si quieres después de elegir los materiales,  podemos ir. ¿Tienes coche?
-         No
-         Podemos ir en la furgoneta.
-         De acuerdo.
-         ¿Nos queda alguna medida Miguel?
-         Solo la del cuarto de baño, con uno que tomemos será suficiente. ¿No es verdad Felisa?
-         Así es, son iguales, ella esta en un segundo termino pero muy interesada en toda la transformación de estas tiendas que no daban fruto, una ilusión que le llega de un desconocido que llega de no se sabe dónde para llegar a su tienda del barrio de los Claveles.
-         Bueno Felisa voy con estos amigos suyos a ver los materiales.  Gracias por todo.
Felisa emocionada se despide dándole la mano y deseándole que encuentre lo que busca.
-         Gracias así será.  Afirma Luis con seguridad.
Ya en la furgoneta comienzan las preguntas de Antonio y Miguel respecto al negocio, no lo entienden y ahora esta en su territorio.
-         Mira Miguel si tú ¿te encuentras lleno de problemas que haces?
-         Pues me pongo muy nervioso y agobiado.
-         Así ocurre en la mayoría de las personas.  Con el problema de que cada vez hay más personas que se encuentran mal a pesar de tener más dinero y más posibilidades de tener más y más cosas. Observa alrededor y a vosotros mismos.  Mi pregunta es ¿sois felices?
-         Hombre tenemos, Miguel es el primero en contestar…
-         No, no Miguel háblame de ti, interrumpe Luis.
-         Bueno, tengo trabajo a menudo, tengo tres hijos, tengo mujer, tengo coche, tengo una casa bonita.
-         Ahora la pregunta es ¿qué no tienes?
-         Me haces una pregunta para reflexionar.
-         Como mañana os pediré el presupuesto tenéis, ambos, tiempo para reflexionar esta noche.  Aceptamos la vida como una película que vemos cómodamente sentados en una cómoda butaca de la sala del cine pero no nos hacemos actores de ella, de esa vida.  Eso es lo que quiero que consigamos entre todos en este local.  El saber que podemos cambiar sabiendo que todas las herramientas las tenemos nosotros. Poder ser actores, porque podemos hacerlo, al igual que Antonio lleva el volante de la furgoneta, puede llevarla hacía la izquierda, derecha o de frente, así ante todas las circunstancias nosotros lo podemos hacer con nuestra propia vida.
-         Si, pero eso es muy complicado, asevera Antonio.  Una cosa es el coche y otra nuestra vida.
-         Claro que si, no te digo que no, pero para levantar una pared de ladrillos: hace falta ir a por el material, amasar, con sumo cuidado alienar los ladrillos con la masa suficiente, cuidando con la plomada que no salgan panzas.  Realmente es complicado hacer una pared o poner el suelo.  Pero con cariño y dedicación todo se consigue.  Eso es lo que haremos aquí entre todos.  Cada uno aportara lo que sepa y entre todos aprenderemos.
-         Y como consigues beneficio de todo esto que hablas, pregunta Miguel con su vena material.
-         De momento tengo el dinero para que esto funcione un tiempo, luego sé autofinanciara.  Como ves no hablo de mí mismo sino de un grupo de gente que participe en todo esto.
-         Pero ¿quiénes son esas personas?
-         Yo no lo sé.  Por aquí pasara un numero de gente que ni yo sé quien será pero si sé que colaboraran en este proyecto.
-         Entonces no  ¿querrás gastar mucho?
-         Se gastara el suficiente, para que este limpio y agradable, contesta Luis con una amplia sonrisa.
-         Aquí,  a la vuelta de esa esquina, esta el almacén.
Unas cristaleras de hierro negra llevan la vista a una exposición de muchos azulejos con una buena capa de polvo, es el reclamo para los paneles en forma de libro que forman el expositor, junto a la pared un palee de ladrillos tipo rasilla que sostienen varios sacos de plástico conteniendo pintura al temple.  Un joven con un mono, que fue blanco, se dirige a saludar a los recién llegados.  Le presentan a Luis y su interés de ver materiales.
-         Bueno ya sabéis que esta es vuestra casa, moveos como queráis y cuando halláis elegido os diré los precios.  Les deja para ir adentro donde una carretilla hidráulica le espera.
Hay una gran multitud de muestrarios, pero Luis no es de los que dudan.
-         Este suelo es el que quiero, tiene unos tonos verdosos que irán bien con la pintura plástica verde que quiero.
-         Me harán falta, consulta con la libreta Antonio, que vuelve a subir por enésima vez sus gafas doradas, comienza su suma rápida.
-         La pintura plástica la quiero picada, interrumpe Luis, y también quiero sustituir las tuberías de ambos baños.  Cosa que va anotando Antonio, ¿aquí también tienen elementos del cuarto de baño?
-         Si al fondo tienen, contesta Miguel que esta en un segundo plano.
-         Los quiero sencillos y pequeños por las medidas tan restringidas.  Dice Luis con unos ojos ilusionados.  Bien vamos a ver los sanitarios.
Antonio no ha dado nunca con una persona tan decidida.
La operación se hace al mismo ritmo.  Mientras Miguel y Luis salen, Antonio va a la oficina a sumar los presupuestos.
-         Miguel le hace la misma apreciación que Antonio ha sentido, mientras consulta el reloj para ver el tiempo que les queda antes de que cierre el otro almacén, sin escuchar la respuesta, dice:
-          Nos da tiempo de sobra.
-         A veces damos vueltas a cosas que ocupan mucho tiempo y mucha energía, que tenemos, sin saber porque la vamos derrochando, para con el mismo notar un vacío, un cansancio que no sabemos a que obedece.
-         No llego a entender todo el contenido que das a tus palabras.
-         Tú lo entiendes todo, sé que cuando estés sentado en tu sofá rojo, te vendrá todo esto que he estado hablando y reflexionaras sobre ello.
-         ¿Cómo conoces que tengo un sofá rojo?  Pregunta,  Miguel estupefacto.
-         Es igual, se ha venido a mi mente esa imagen.
-         Pero ¿No serás un vidente?
-         Quédate con que soy tu amigo Luis y en lo que te pueda ayudar, cuenta conmigo.
La conversación sigue hasta la salida de Antonio.  Se introducen en la furgoneta y se dirigen hacía el almacén de alfombras.
Hay una docena de coches aparcados en el aparcamiento, ellos lo hacen junto un coche blanco que esta junto a la entrada.  Nada más entrar pregunta Luis al encargado por alfombras de fibra de coco.
-         Al fondo a la derecha tiene algunas.
-         Muchas gracias por su ayuda, dice Luis, esta frase deja un poco perplejo al encargado que decide acompañarle y poderlas mostrar el mismo, cosa que no es muy normal, los clientes mirán y luego llaman para consultar.
Antonio y Miguel se quedan en la furgoneta haciendo cuentas para poder dar mañana el presupuesto, aunque empiezan a comentar cosas extrañas que perciben de Luis, como lo del sofá rojo.
-         Tengo estas dos alfombras que me han devuelto porque les quedaban grandes y están rebajadas.
-         ¿Qué medidas tienen?
-         Cuatro por tres veinte.
-         Perfecto, me las quedo.
-         Ha traído usted vehículo. 
-         Si he venido con unos amigos en su furgoneta.
-         Espere que traigo una carretilla para llevarlas.
-         Muy bien, ¿por qué deben pesar bastante?
-         Con estas medidas, seguro.
Montan las alfombras en la carretilla para dirigirse a la caja y poder pagar.
-         Espero que los disfrutes, agradece la compra el encargado.
-         Así será, mientras, abona el dinero solicitado por la cajera.
Al verle salir, bajan, uno para abrir la furgoneta y el otro para ayudar a descargarlas.
-         Os importa que mañana me las llevéis a la tienda.
-         En absoluto, mañana las tendrás allí.  Bueno, como hemos terminado pronto podemos dejarlas ahora  mismo, según vamos de camino a casa, ¿verdad Antonio? Aunque es una pregunta ya conoce la respuesta.
-         Me hacéis un gran favor así no tendré que venir por ellas.  Será lo primero que tengamos, a parte del local.    Su lenguaje comienza a ser de grupo, esto no pasa desapercibido y se lo vuelven a decir.
-         Ya os he comentado que esto es tarea de muchas personas, yo voy poniendo las bases, que este caso son el local y las cosas que se necesitan en su interior para luego tomar el rumbo que sea necesario.
-         Pero eso es como muy vago, porque puede venir un grupo de personas que lo deriven hacía otros fines.
-         Es cierto pero será el momento de irse a otro sitio.
-         ¿Y dejar todo el esfuerzo y todo el dinero invertido? Pregunta confuso Miguel.
-         Si arrendamos un campo para cultivar y no es el terreno indicado para nuestro cultivo, lo tendremos que dejar y buscar otro en el que sea posible, todo ese tiempo, ese esfuerzo y hasta ese dinero no abran caído en saco roto porque cada momento es parte de nuestra vida, por ello es tan importante para nosotros.  Yo no pienso en el fracaso sino en el hacer, los resultados son secundarios y que cada cual los analice como quiera.
-         Lo que me resulta difícil comprender son cuales  son los recursos que cuentas para poder llevar a cabo este proyecto, no me refiero a los materiales, pregunta Antonio casi más interesado en la conversación que en las calles que van pasando.
-         ¿Queréis que comamos juntos, así tendremos más tiempo para hablar?
-         Por mi parte llamó a casa, ya están acostumbrados, responde Antonio afirmativamente.
-         Yo te puedo decir que estoy muy interesado en conocer tu proyecto por ello también llamare a casa, contesta Miguel.
-         ¿Conocéis algún restaurante?  Que tonterías digo, como sino vivierais en este barrio.  Pregunta y contesta Luis.
-         Hay uno en la calle Osorno que dan muy bien de comer y es muy agradable, contesta Antonio mirando a Miguel.
-         Buena idea, además, hay por ser lunes suele haber menos gente. 
Aparcaron en la calle posterior y por ello no tardan en cruzar el acceso de entrada que cuenta con una barra destinada a bar, con cuatro puertas, un cartel en que especifica el contenido de cada uno de ellas: Privado, Aseo Caballeros, Aseo Señoras y Comedor.  Saludan con gran efusividad al camarero que sirve a las tres personas que ocupan la barra, mientras el reloj situado en la parte superior de las puertas señala las dos de la tarde.  Directamente pasan al comedor para elegir una mesa que esta en un rincón bien iluminada por una ventana con cristal traslucido que se halla un poco elevada sobre la mesa, un visillo blanco y una cortina de color verde oscuro cogida sobre uno de los extremos del lateral.
-         Mirar “Aceptamos desde que somos pequeños la información que se nos da, estando de acuerdo con ella.  Almacenamos la información por un simple acuerdo, sí estamos de acuerdo con algo nos lo creemos y a eso le llamamos fe.  Tener fe es creer incondicionalmente.  Hay creencias que no elegimos y aunque nos rebelamos contra ellas no somos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfe, como resultado nos rendimos ante nuestro acuerdo.  Este proceso es una especie de domesticación de nuestro pensamiento y actos”.  Esto lo leí hace tiempo y nos da una idea de que las fronteras las ponemos nosotros y por ello nosotros somos capaces de superar cualquier cosa que nosotros creemos insalvable.
-         La teoría es fácil, pero es muy difícil llevarlo a la realidad. Responde Antonio.
-         Si te das cuenta, Antonio, ya estamos poniendo una premisa que nos resulta difícil emprender cualquier cosa, al final siempre somos nosotros los actores-conductores de nuestras vidas.
-         Sí Luis pero hay cosas que te vienen de fuera sin que tú las quieras.
-         Si nosotros nos ponemos las botas de agua y el mono de trabajo es fácil que podamos ir a la huerta a trabajarla, de la misma manera nosotros nos disponemos de una manera inconsciente a que nos ocurran cosas que nosotros, en principio, no queremos.  Contesta un Luis seguro de lo que dice.
-         Esto que planteas, comenta Miguel, es complicado de entender desde mi vida, choca mucho con lo que hemos aprendido, pero algo me dice “puede ser”, no es una idea descabellada.
Tres platos humeantes vienen a la mesa de manos del camarero que los porta en una bandeja.  La jarra de agua ya ha sido consumida y de paso le solicitan una nueva, comentan a Luis que ellos siempre toman vino para comer pero que hoy ni se les ha pasado por la cabeza, están enfrascados en la conversación, aprendiendo un poco más.  Un amigo les interrumpe para preguntarles sobre una reforma en casa.  Miguel toma nota del teléfono y le dicen que en cuanto puedan irán a verlo, se da cuenta que ha interrumpido la conversación por lo que se despide dando un apretón de manos.  Hay hambre, el acto de comer deja de lado la conversación.  Miguel quiere seguir hablando pero Luis le dice:
-         Cuando comas come, por que si haces otra cosa, además, alguna de ellas, no la harás bien y la comida tiene un sentido, casi mágico, por ser la que nutre todas nuestras células de lo que estamos hechos, la que nos da la energía necesaria para vivir, por ello debe dársele un gran valor.  Cosa que contrasta con la algarabía que hay alrededor de su mesa.  Un cruce de miradas daba a entender la novedad que representaba esas palabras que nadie se para a reflexionarlas.  Casi estaban esperando la conclusión de la comida para poder dialogar: Luis lo noto y se lo volvió a explicar para que fueran comprendiendo los actos automáticos que hacemos en la vida y que no  paramos para darlos sentido.
-         Si pero si nos preocupamos por todas las cosas que hacemos nos podemos llegar a agobiar.
-         La felicidad dicen que es una cosa efímera, por ello será importante tener las más de las veces esa dicha maravillosa.
-         Ya, Luis, pero ese preocuparnos por todo lo que nos pasa en la vida puede llegar a ser agobiante, pregunta Antonio.
-         Nosotros elegimos lo que queremos tener, es labor nuestra él quedarnos con una cosa o con otra, las comodidades no siempre son buenas, por eso a veces estamos deseando levantarnos de ese sillón tan maravilloso y tan mullido para poder estirar las piernas y esas mismas comodidades nos impiden que nosotros desarrollemos otras.  La seguridad de Luis es tan grande que llega a una gran reafirmación con gestos de la cara y de las manos, pero sin la necesidad de imposición.
-         Todo esto me sigue suena a teoría, lo siento pero me parece así, responde rápidamente Antonio.
-         Llevas razón no te creas nada de lo que yo te diga, experiméntalo en ti, si te vale es lo que debes de hacer, porque tú lo sientes así, y solamente por eso.  No damos la importancia de lo que somos y lo único que hacemos es protegernos porque pensamos que pudiéramos estar equivocados.  Vamos a parar de hablar y no os preocupéis porque tendremos mucho tiempo para seguir hablando, ahora debéis ir a vuestra obligación.  Terminó Luis la conversación.
Sé despidieron con ganas de seguir.  Como flotando se va la pareja de albañiles, intentando comprender como han tenido una conversación tan filosófica de la vida cuando lo único que suelen tener eran conversaciones banales.
El nuevo día abrió tan radiante como los días anteriores.  Nada más salir a la calle lo primero que Luis hace, es buscar una cabina de teléfonos, recordaba una en la acera de la derecha desde donde toma el autobús que le lleva al “Bario de los claveles”.  Introduce una moneda mientras saca del bolsillo de la chaqueta el papel con el teléfono de los albañiles..  No suenan ni tres tonos cuando la voz de Antonio pregunta el típico “dígame”.
-         Buenos días Antonio, soy Luis, te llamo como acordamos para que me dierais el presupuesto.
-         Que tempranero eres, Luis, ayer por la noche estuvimos realizando las cuentas y nos salió tres millones de pesetas incluidos materiales e impuestos.
-         Me parece una cantidad razonable, ahora quisiera saber cuando podríais comenzar las obras.
-         Puede ser la semana que viene.
-         Cuanto tiempo crees que duraran.
-         Si no hay ningún contratiempo en dos semanas estará acabado.
-         Pues tenéis mi aprobación así que la semana que viene podéis empezar, ahora iré a ver a la dueña para comunicárselo y que os pueda facilitar unas llaves.  Responde una voz encantada de poder empezar a ver su proyecto como empieza a caminar.
El siguiente paso es coger el autobús que le llevé a la barriada..  Allí se dirige a la tienda para hablar con  Felisa, que esta con su trajín diario con los chicos que van al colegio y toman cualquier chuchería para en el recreo matar el gusanillo de hambre.
-         Buenos días Felisa.
-         Hola Luis siempre tan tempranero.
-         La verdad es que siempre me ha gustado más el día que la noche por ello me gusta salir temprano y sentir el frescor o frío de la mañana.  Hoy he quedado con tus vecinos para que empiecen la obra la semana que viene.  ¿Sería posible que les pudiera facilitar un juego de llaves?
-         Claro que si y otro que tengo aquí para usted.
-         Casi seria mejor que nos tuteáramos.
-         Llevas razón Luis.
-         Me han comentado que iniciaran la semana que viene.
-         Veras como quedas encantado con ellos pues son muy detallistas y eso no es muy normal encontrarlo hoy en día.  Interrumpe la conversación para atender a una mujer que viene a comprar “dos barras de pan”, la atiende lo más deprisa posible para seguir hablando con Luis.
-         ¿Quieres alquilar una vivienda por aquí?
-         Es una cosa que tengo que hacer ¿Conoces alguna?.
-         Esta mañana estuvo una clienta de toda la vida que me ha comentado que quieren alquilar su vivienda pues a su marido le han destinado a un pueblo y tiene que ir a vivir allí.
-         ¿Tienes su teléfono y su nombre?
-         Claro que sí, además, conozco el piso y esta muy arreglado, no es muy grande, pues en este barrio no los construyeron  grandes pero si son agradables.  Mientras busca, en el cajón de los papeles, la tarjeta de Elisa.  Aquí esta, se encuentra a dos calles de aquí subiendo por esa calle la segunda a la derecha.  Toma este sobre dentro se encuentran las llaves.
-         Pero todavía no te he pagado.  Responde Luis
-         Ya te dije que no íbamos a tener problemas entre nosotros.
-         Seguro, pero me gustaría que me digas un banco y una cuenta corriente donde meter el dinero de las mensualidades.
-         Venga no te preocupes y ve a ver el piso que te ofrece Elisa.
-         Estoy deseando de verle.
En dos minutos estaba frente al portero automático.  Llama al segundo puerta izquierda.  No tarda una voz en decir “diga”.
-         Buenos días he estado con Felisa y me ha dicho que usted alquila su piso, si fuera posible me gustaría verlo.
-         Adelante, dice una voz turbada por no estar acostumbrada a estos menesteres.
Las escaleras son cortas y enseguida esta frente a la puerta que se abre sin necesidad de tocar el timbre.  Elisa no puede disimular su nerviosismo y se apoya en los comentarios que la ha dado su amiga Felisa, rápidamente le explica que a su marido le han destinado por cinco años a otra ciudad justamente que le coincide con la jubilación y es a esos cinco años cuando volverán a este piso.  Comienza a enseñarle el piso que consta de tres habitaciones pequeñas, salón-comedor, cocina y baño.  Efectivamente, esta bastante bien arreglado con muebles llenos de recuerdos. 
-         Elisa me gusta su piso cuanto quieren por el alquiler.
-         Miré si le parece viene esta tarde que mi marido, Nestor, vendrá después del trabajo sobre las seis de la tarde y así lo aclaran.  Se nota que Elisa no quiere tomar decisiones ella sola.
-         Por cierto no le he dicho mi nombre, me llamo Luis. Sobre las seis vendré para hablar con usted y Nestor.  Hasta entonces.
No termina de bajar las escaleras cuando toma el teléfono para llamar a su marido y contarle la suerte de que ya hay una persona interesado en el piso, además de comentarle la buena impresión que le ha causado Luis.
Las seis de la tarde llegan pronto y Luis es una persona muy puntual, así que hace la misma operación que por la mañana.  Llama al portero automático y Elisa tarda, casi menos tiempo que por la mañana.  Presenta a su marido que le da un fuerte apretón de manos mirando fijamente a los ojos.
-         Ya le ha contado mi mujer que en quince días tenemos que hacer la mudanza a mi nuevo destino.
-         Me imagino que se les debe hacer un mundo el cambiarse de ciudad-barrio-casa.
-         Imagínate, Luis, pasamos dos meses bastante preocupados, pero hará cosa de un mes fuimos a la ciudad que iremos. Buscamos un piso y nos ilusionamos como niños como si fuéramos a vivir de nuevo, a nuestros cincuenta y ocho años, por ello tenemos una gran ilusión y queremos sacar el mismo dinero por este piso como por el que vamos a alquilar, te diré que son setenta mil pesetas, gastos de comunidad incluidos.
-         Me parece razonable y es más destaco lo positivo que habéis sacado de vuestro cambio, destacar vuestra ilusión que tantas veces se pierde por la monotonía que llevamos a nuestras vidas, y sé que os ira muy bien.  Tenéis alguna gestoría donde nos hagan los papeles o queréis que vayamos donde me están haciendo los papeles de los locales que he alquilado a Felisa.
-         La verdad es que nunca hemos pasado por estos papeleos, así vamos a esa oficina para que también hagan los nuestros.  Responde una Elisa con una amplia sonrisa.
-         Y, ahora, vamos a ir a celebrarlo al bar de Ángel, dice un Nestor igual de contento.
Al llegar saludan al dueño, que por la hora que es no tiene a nadie en el establecimiento
-         ¿Qué quieres tomas Luis?  Te apetece una copa de champan.
-         Me parece bien que lo pidáis pero yo no bebo alcohol.  Así que brindare con agua.
-         Pero eso dicen que trae mala suerte.
-         Que tontos somos, como brindar con algo tan necesario para nuestra vida y de lo que estamos compuestos en un ochenta por ciento ¿puede traer mala suerte? Al contrario será un gran honor poder hacerlo.
-         Nos has convencido, Ángel tienes agua con gas, nos pones tres copas para brindar con Luis por el alquiler de nuestra vivienda.
Ángel no salé de su asombro pero así lo hace, soltando el comentario de:
-         Anda que esta celebración si que te salé barata ¿eh?
Las risas son la contestación y pronto piden que se repita con más agua carbónica.
-         ¿Queréis que os presente para que nos vayan haciendo los papeles?
-         Venga vamos porque sino vamos a coger una gran intoxicación etílica, dice un Nestor pletórico.  Elisa se ase del brazo en cabestrillo que pone su marido y juntos van a su nuevo destino.
-         Toma esta es la dirección y el teléfono de donde vamos, por si necesitas cualquier cosa, el teléfono que hay en casa lo puedes utilizar no hace falta que haga cambio de contrato como las cartas vendrán al buzón las puedes abrir y así pagar el consumo al igual que con la luz y el agua.  Te voy a dejar los datos del banco.  Y allí puedes hacer todas las operaciones.
-         ¿Por cierto a que te dedicas Luis?  Por fin sale la pregunta de Elisa.
-         Bueno como ya sabéis he alquilado a Felisa los dos locales que tiene cerrados con la idea de hacer un centro de auto-ayuda.  Ya sé que os suena raro, pero he llegado a la conclusión de que nos estamos deshumanizando y que todos necesitamos ayuda y quien mejor que nosotros mismos para dárnosla.
-         La verdad suena raro tu proyecto pero lo que dices es coherente por eso te deseamos una gran suerte.  Contesta Elisa.
-         Así será, yo solo soy el iniciador, ni sé cuanto tiempo estaré en él.
-         Contaras con psicólogos, psiquiatras.
-         No te he dicho que solo cuento conmigo y luego con la gente que se una.
-         Pero esto será un negocio.  Responde Nestor.
-         Nunca lo he pensado como tal, de momento cuento con algunos ahorros que me permitirán hacer las obras y los gastos de mi manutención.  Luego la existencia me dirá que debo hacer.
-         O sea, que no tienes claro tu futuro.
-         Por supuesto que no, sabéis, vosotros, si mañana viviréis, sin embargo, nos estamos preocupando por cosas futuras con probabilidad de existir o no.
-         Suena un poco raro.
-         Claro que si, pensamos que las cosas que se salen de nuestros esquemas son difíciles de entender, ya nos hemos implantado los esquemas de imposibilidad de comprensión, pero siguiéramos hablando seguro que lo entenderíais, ahora subir a arreglar los papeles del contrato.  Tenemos mucho tiempo para reflexionar juntos.
-         Bueno mucho tiempo no, porque en quince días nosotros marcharemos de aquí.
-         Os recuerdo que tenemos mucho tiempo para comunicarnos, si realmente nosotros queremos.
-         Estoy de acuerdo, dice Elisa, tendiendo la mano en señal de despedida.
Ambos hombres se estrechan las manos con ganas de seguir hablando pero lo que ha dicho Luis es cierto, son presentados al gestor firma los contratos y se vuelve a despedir.  Ahora no quiere tomar el autobús prefiere volver paseando, tardara una hora para llegar a la pensión.  Hace una tarde hermosa.  Quiere saborear todo lo que le rodea y se encuentra un hombre apoyado en la pared de una casa, sentado en el suelo con los pies desnudos, donde se pueden ver las deformidades así como unos brazos cortos también remangados para que los viandantes se pudieran fijar en él.  A veces tiende la mano para solicitar ayuda con un platillo de plástico, reclamar la generosidad de los viandantes.  Luis se acerca con paso firme y al estar a su altura, se agacha y le dice:
-         ¿Cómo te llamas?
-         Me llamo Eulogio
-         Eulogio ¿te gustaría trabajar?
-         ¿Crees que a alguien le gusta estar tendido solicitando una ayuda, haga frío o calor?
-         Lo razonable es que sí, pero yo debo pedirte permiso.  Sabes leer y escribir.
-         Si aprendí en una escuela especial hasta que me desmotive y lo deje.  Para no ser una carga para mi familia, me ayudan a venir aquí y así puedo conseguir dinero que a todos nos va bien.
-         Eulogio tienes algún teléfono donde pueda llamarte.
-         Si el de mi casa toma nota.
-         Por cierto mi nombre es Luis y quiero montar un centro de ayuda, por pensar que eres una persona útil me gustaría contar contigo, el único problema es que sería dentro de tres semanas, pues aun ni han empezado las obras.
-         Que crees que tengo prisa.  El desaliento ha hecho mella en mí muchas veces, quizás lo que me ofreces es una bombillita en la que quiero creer para que ocurra.
-         Tú no solo tendrás una tarea administrativa sino de ayuda en el grupo que vamos a formar, por ello tendrás un sueldo que tenemos que fijar.
-         ¿Dónde será?
-         Aquí mismo en el barrio de los claveles.  ¿Puedes andar tu solo?
-         Si lo puedo hacer gracias a estas muletas que tengo aquí plegadas bajo el abrigo, pues como veras mis pies poco pueden ayudarme en mi locomoción.  Lo dice señalando sus cortas piernas con sus cortos brazos.
Luis tiende su mano, mientras mira a sus ojos diciendo:
-         Bienvenido al proyecto, Eulogio.  La cara de Eulogio cambia para mostrarse sonriente de agradecimiento, hacía esta persona que se ha acercado hacía él, no entregándole unas monedas para continuar su camino, sino que le ha ofrecido ilusión, materializada  en un trabajo.    A pesar de esas gruesas gafas, que albergan unos cristales, no menores, no pueden disimular la alegría que tiene en este momento.
Retoma  el camino mientras se cruza con un montón de niños que vienen de tomar clases en una academia cercana donde aprenden ingles, para llegar a la pensión donde informa de su marcha en quince días para que puedan disponer la habitación para otros posibles huéspedes.  Una cierta señal de desagrado, hace el dueño ante este cliente que no ha dado problemas y que tan amablemente se muestra siempre. No saben nunca quien les llegara de nuevo, por ello cuando encuentran una persona como Luis tienen pena porque se marche, lo normal es que los clientes duren de dos días a una semana, raramente lo hacen por más tiempo.  Antiguamente sucedía así, ahora hay muchas prisas para estar mucho tiempo en un lugar fijo.
Tras dar la noticia decide lavarse un poco para volver a salir en busca de cenar algo, aun hay un montón de personas en la calle y en una de las escasas islas verdes, aun existentes en la ciudad, hay un grupo de niños jugando, a su lado hay un banco vacío.  Luis no lo duda, hacía allí se dirige, observa el juego que desarrollan, jugar al fútbol,  pronto pide si le dejan jugar con ellos, la cara de extrañeza de los jugadores se refleja en múltiples muecas de sus rostros.  Alguno pide que repita la pregunta.
-         Sí,  os pido, poder jugar con vosotros.
-         Pero ¿a lo que estamos jugando? Responde quien tiene la cara de más travieso.
-         Claro, ¿a qué sino?
-         Es que eres un poco mayor y por ello puedes abusar.
-         Ser mayor tiene sus desventajas y sus ventajas, entre sus desventajas esta el que sois más rápidos que yo.
-         Ya pero tú eres muy alto para nosotros, bueno si quieres ponte con nosotros que vamos perdiendo y Raúl va con ellos, os parece. Más que una consulta parece una imposición, todos aceptan pero alguien pone la salvedad que tiene que ponerse de portero.
-         De acuerdo.
Se inicia una nueva polvareda que pronto llena el pantalón y el jersey de Luis.  Tras un agotador partido terminado por la hora de uno de los jugadores que indicaba la vuelta a casa.
-         Al final no eres tan bueno, pero si que haces bulto en la portería.  Luis estrecho las manos de todos y les da las gracias por haberle invitado a jugar.
-         Mañana si quieres a la misma hora volvemos a jugar.
-         No faltare, pero si traeré un calzado más deportivo que estos zapatos, bajando su vista y observando como se encontraban llenos de polvo.  El guiño de Raúl da por terminado el encuentro.  Aun sacan ganas para correr y llegar pronto a casa.
 Luis sabe que para conversar con ellos tiene que jugar a su juego para luego poder hablar y aprender de ellos.  Cuando uno esta abierto, de cualquier persona puede aprender y ese mensaje puede ayudarnos a otros o nosotros mismos, según piensa.
 Al pasar los días, los juegos dejaron paso a conversaciones que se forman en circulo en el campo de juego.  Increíblemente se fue cambiando los hábitos de juego por la comunicación, pero Luis siempre insistía que también es importante el juego, por ello no deja que la conversación sea más de un tercio del tiempo destinado al partido de fútbol.  Esto ocurre en la semana siguiente todos los días excepto el sábado y domingo que cada niño tiene obligaciones diferentes con sus respectivas familias.
El tiempo de espera para la realización de la obra pasa muy aprisa y la mudanza ya se ha realizado a su nueva casa. Tiene tantas cosas, como si los dueños no se hubieran ido, hasta los detalles más insospechados, los han dejado, como esperándola recuperar dentro de cinco años, como la persona que se va de vacaciones y torna con la esperanza de encontrarlo todo igual, la necesidad de encontrarlo como se dejó pues sino surgirán problemas.
Luis ha tenido mucha suerte porque apenas  ha traído la ropa puesta y se encuentra con una casa montada, dispuesta a ser habitada.  Cuelga sus camisas y pantalones en el armario de su habitación, que es el único que ha quedado vacío.  Observa la cocina con sus estantes repletos de utensilios para desarrollar las tareas culinarias.  Pasa al cuarto de baño y tres cuartos de lo mismo, hasta botes de gel y champú sin estrenar, esperando al nuevo inquilino.  La casa tiene otras dos habitaciones pequeñas con orientación norte, todo lo que puede pedir lo tiene, Luis a su disposición.
Un gran sentimiento de alegría  y gratitud aparece en su cara, se siguen realizando sus proyectos sin apenas ninguna traba.  Como ese gran sueño en el que has depositado tantas esperanzas y sin saber porque todo se facilita para que así ocurra. 
No puede evitar, una vez colocada la ropa y revisado los útiles con los que cuenta, el salir a la calle para mostrar su satisfacción a todas las personas con las que se cruce.  Su cara muestra una clara sonrisa, sus manos están abiertas, pero más con un deseo de dar que de recibir, es la persona llena y pletórica que necesita compartir todo lo bueno que tiene.  Por supuesto que no pasa desapercibido en un mundo gris donde las caras largas es el traje que todos portan por ser el socialmente aceptado.  No importa, Luis sabe que tiene que entregar esa alegría, aunque la contestación sea muda o indiferencia.  Conoce que nada queda en saco roto porque nuestro inconsciente no es precisamente una bolsa sin fondo sino todo lo contrario, una gran receptora de todo lo que nos rodea aunque pensemos que no prestamos atención a todo aquello que esta ocurriendo a nuestro alrededor. Sus pasos se encaminan a donde están trabajando Antonio y Miguel. Su faena también está a punto de concluir, se han ajustado a los plazos que pactaron con Luis, nada más abrir se funde en un abrazo con ellos, extraños a la alegría de Luis, pero aceptan ese premio, como contrapartida los restos de yeso y pintura se adhieren a sus ropas.  Por fin unas palabras salen de su boca.
-         Antonio, Miguel soy una persona muy dichosa estoy muy agradecido a todo y a todos los que compartís y hacéis mi vida, me siento, una vez más, el ser más afortunado del mundo y por ello tengo que dar gracias a todo cuanto  me rodea y por supuesto vosotros sois parte de ello.
-         Realmente nos has dejado atónitos, no estamos acostumbrados a como tu té manifiestas, por ello nos sorprendes, día a día.  Responde un Antonio a quién ha llegado esa alegría.
-         Gracias pero os tengo que contar que hay muchas veces en que eres plenamente consciente de lo que piensas y es entonces cuando te embriagas de esa sensación, con su consiguiente necesidad de transmitir a todas aquellas personas que te rodean.  Son demostraciones de que debes seguir adelante.  Espero que sepáis entenderme, me encuentro lleno y tengo que dar para que al compartir. Me encuentro igual de solidario con quien esta cerca de mí o lejos, entonces utilizo el pensamiento, que también llega, aunque no lo creamos.
-         Ya, pero comprenderás, que nosotros después de una jornada de trabajo acabamos lo suficientemente cansados como para llegar a casa, darnos un baño y cenar mientras vemos la televisión, no nos queda más energía para compartir con nadie, es más creo que estamos faltos de esa energía de la que tu hablas. Responde Miguel a modo de pregunta.
-         Todo depende del planteamiento que tengamos, sí nuestro trabajo nos parece una tarea penosa. Lo lógico es que al acabar terminemos acabados, pero sí, por el contrario nuestro trabajo es una maravilla, esto solo depende de nosotros, al finalizar terminaremos llenos.
-         Si pero es una teoría, interviene Antonio.
-         Claro que si, llevas razón no te creas, por creer todo lo que yo te digo, experiméntalo en ti, si entonces lo sientes, sentirás que lo que té expreso llevó razón,  Entonces, solo entonces, mi concepción y la tuya serán iguales.  No me gustaría que todo se diera por entendido “a pies juntillas” sino que se experimente lo que digo para ver si es valido en cada persona.  No todos tenemos que sentir de la misma manera, pero si es cierto que a veces cuando nos encontramos en un callejón sin salida se nos viene el mundo abajo, si alguien nos da entonces una ayuda, bienvenida sea, sí, esta es valida para tan mejor para ella.  Este en si es el resumen del proyecto “Central” donde no sé unificara en las directrices de una persona sino de un colectivo.
-         Muy bien, pero para este proyecto se necesitan instructores.
-         Claro, Antonio, te dije cuando nos conocimos que iba a necesitar la ayuda de todos vosotros.
-         Pero como vamos a ser instructores de una cosa que desconocemos, contesta Antonio con una cara muy sería.
-         Vosotros no partís de cero, porque habéis empezado a dar pasos sin notarlo, porque habéis llegado hacía mi y creo que sois personas que pueden empezar a realizar el proyecto con el que dar sentido a nuestras vidas y de paso ayudar a todas aquellas personas que lo necesiten.
Miguel sigue sin entender nada de lo que le esta comunicando Luis, su cabeza mira hacía abajo en síntoma de búsqueda, de concentración. No entiende como unos albañiles como ellos pueden ayudar a alguien que pueda necesitar ayuda psicológica, una tarea para la que no se sienten capacitados, parece que Luis se ha equivocado si piensa que le pueden ayudar en su proyecto.  Antonio tiene el mismo sentimiento pero, además, se siente atrapado en una red que él no ha elegido.  Rápidamente transmite este pensamiento.
-         Mirar yo no trato de organizar una secta, no trato de implicar a quien no quiere integrarse en lo que yo llamo “proyecto Central”, tuve una intuición, donde pensé en vosotros, yo no tengo la verdad y, por tanto, puedo equivocarme.  Os pido perdón por  haberos inquietados, responde un Luis conciliador, poniendo su corazón en sus palabras, siempre es importante comunicarse y expresar nuestras dudas, porque si no preguntamos no sabremos nunca las respuestas, debemos pensar que nadie que nos rodea es adivino, por ello las dudas, las preguntas debemos expresarlas.
-         Luis a mí me parece maravilloso ayudar a alguien y de paso dar sentido a mi vida, pero té expreso mis dudas ya que no tengo ni la titulación ni los conocimientos para poderlo llevar a cabo, expresa un Antonio a la vez que Miguel, cabecea en sentido reafirmativo de las palabras que dice su amigo y compañero.
-         No se trata de títulos sino de voluntades, primero experimentaremos en nosotros, ideas, que he ido aprendiendo en el curso de mi vida y me he dado cuenta que dan resultado.  No se trata de que os creáis lo que os digo sino que lo debéis experimentar y si os vale pues utilizarlo, como ya os he dicho, el otro día.  Si queréis practicaremos y volveremos a practicar, para adquirir hábitos, con los cuales, poder resolver cualquier pregunta, ante cualquier situación posible.  Por otro lado os hable de la posibilidad de juntar un grupo donde aprenderíamos todos de todos y por ello enriquecernos.
-         No crees que nos será difícil aprender todo esto.
-         Si lo pensara ni os lo plantearía, asevera Luis.
-         Casi estoy deseando empezar, contesta Miguel.
-         Como ves el local esta casi listo para poder empezar, si todo sigue así, la próxima semana iniciaremos, pues todos los contratos necesarios están en marcha, para llevar a cabo el “proyecto”.
-         ¿Pero crees que tenemos que abandonar nuestros trabajos?
-         Como ves, Antonio, no os estoy proponiendo nada que no queráis hacer, primero aprender, sentir, oír y ver si encontráis en ello vuestro camino, solo os tengo que decir “adelante” sino es así siempre será un placer el haberos conocido.  Solo os pido algo de vuestro tiempo libre.  Contesta un Luis, con la sensación de abrirse un poco más en cada una de sus palabras.
Luis conoce que tiene que dejarles reflexionar sobre todo esto que han hablado, por ello, se lo hace saber y, por tanto, se despide de ellos.  Ahora es tiempo de visitar a Felisa, hace días que no la visita y siempre es una sorpresa verla.
 La tarde esta cambiando su color, las farolas van dando sentido a su vida, las calles se uniforman de gris, rompiéndose con los colores producidos por las nuevas luces.
-         Buenas tardes Felisa, saluda a una mujer vuelta de espaldas colocando unas cajas de cartón.
-         Hola, que tal, se vuelve tras conocer la voz de su inquilino, ayer pase por tu local y comprobé que iban muy adelantados.
-         En efecto han trabajado en el tiempo estipulado tus amigos, Antonio y Miguel.  Tengo que agradecerte que me los presentaras pues son unas excelentes personas. 
-         ¿Vas a abrir pronto, entonces?
-         A final de semana pienso tener los permisos y terminar los últimos detalles.
-         ¿Vas ha hacer propaganda?
-         La única publicidad que necesito es la vuestra y con ella cuento.
-         Por supuesto, pero sigo sin entender como vas a ayudar a las personas, Luis.
-         Con una frase te lo voy a definir.  “La única cosa que podemos cambiar, por encontrarse en nuestra mano, no necesitamos ni de nada ni de nadie, es nuestros pensamientos” cosa que todo el mundo entiende pero que nadie lleva a la practica, comportándose como un obstáculo insalvable, así de fácil como de difícil, este será nuestro caballo de batalla que llevaremos a cabo en tu local.  ¿Lo entiendes ahora?.
-         Tú lo has dicho Luis parece muy sencillo y pienso que tus palabras engloban la verdad. Somos nosotros los que complicamos las cosas, responde una Felisa llena de dudas, ¿pero sigo si saber como lo llevaras a cabo?
-         No seas impaciente, serás una de las primeras personas que lo experimente.  Responde un Luis tranquilizador.
-         Claro que si estoy deseando mejorar.
-         Evidentemente ya has dado el primer paso, este es querer cambiar, nunca podremos ayudar a nadie que no quiere cambiar.  Seremos un centro de autoayuda donde todos nos ayudaremos a todos y en esa necesidad todos mejoraremos..
-         Voy a cerrar.  Ya que son las ocho me gustaría que vinieras a cenar a casa y así de paso hablas con mi hija, pues la noto un gran vacío desde la perdida de mi marido.  Es como sino tuviera ganas de hacer nada, por las mañanas se dedica a cuidar a dos niños y por la tarde suele quedarse por la tienda ayudándome, pero apenas se relaciona, la muerte de su padre la ha llevado mucho peor que yo, por ello, he tenido que ser la locomotora que tire de su tren.
-         Acepto tu invitación y si quiere ayuda la tendrá.
-         ¿Pero, Luis, no crees que quiera tener ayuda encontrándose como está? Pregunta una exceptica Felisa.
-         Efectivamente hay personas que no quieren cambiar, aun a pesar de que estén pidiendo ayuda a todas las personas.  Cada uno encuentra una serie de cosas en las diferentes formas de vida. Por tanto, hay que respetar su decisión y dejarles, nosotros no podemos ir de salvadores de nadie.
-         Yo creo que ella si quiere la ayuda pero nadie ha sabido como dársela, ni siquiera yo.
-         De acuerdo hablare con Marisa.
-         ¿Quieres que no este delante yo?
-         Nos lo dirá ella misma, no te preocupes.
Salieron juntos camino de su casa.  El camino es un continuo saludo con toda la gente que se cruzan.   Es la hora de tornar al hogar. Es la hora de terminar los deberes.  Es hora de conectar los televisores.  Es la hora de batir huevos, con su peculiar sonido para la elaboración de tortillas.  Es la hora del cambio de una actividad por otra en la mayoría de las personas.
Comienza el problema de Felisa pues es una invitación no prevista, tímidamente, le expresa que le gustaría comer.  Luis para sus pasos,
-         Ir a cenar es una disculpa para que podamos hablar, no tiene que ser nada extraordinario, yo suelo cenar poco y muchas veces únicamente fruta.
-         Pero me parece muy pobre invitarte a cenar y ofrecerte solamente fruta.
-         Lo importante ya te digo no es el que se ofrece sino como se ofrece, quiero decirte que lo principal no es cenar sino la ayuda que podemos dar a Marisa.
-         De acuerdo, no insistiré más en el tema.  Comprende la seguridad que Luis expresa sus sentimientos y no quiere ser pesada o al menos aparentarlo.
Tras pulsar el timbre, una Marisa con una bata de colores, nota la sorpresa de no esperar a un invitado. No puede impedir el mostrarse azorada y disculparse por su aspecto.
-         Estas en tu casa, por lo tanto debes de estar lo más cómoda posible, si a los que vienen de fuera no les gusta tu aspecto será su problema, ¿no te parece, Marisa?
-         Claro que si, aunque, también es normal el ponerme nerviosa, además, es la primera vez que vienes a casa.
-         Tu madre me ha invitado a cenar y poder hablar contigo.
-         ¿Conmigo, porqué motivo?
-         Ella piensa que te puedo ayudar, yo también lo creo, pero evidentemente falta el que tú quieras.
-         Pero, yo no tengo ningún problema
-         ¿Estas segura? Pregunta Luis mirándola fijamente a los ojos.  Marisa no es capaz de sostener esa mirada fija y desvía su mirada hacía abajo junto a su lado izquierdo.
-          Si hablamos los problemas dejan de tener esa categoría que nosotros la hemos dado.
-         Lo que hago es lo que quiero, su respuesta es dada sin titubeos, pero es incapaz de mantener la mirada de nuevo.
-         Marisa, si todo esta bien no hay problemas, si no es así, aquí estoy yo para ayudarte.
-         ¿Pero como puedes conseguir, termina claudicando, lo que no he logrado en tantos años?
-         ¿Empezamos ahora?
-         Ahora vendrás a cenar, no a trabajar.
-         He venido a ayudarte, lo de cenar es una disculpa.
-         ¿Qué te hace falta? Cuestiona Felisa.
-         Marisa ¿quieres que este tu madre? Contesta con total sinceridad.
-         Mama, me gustaría que fuera a solas.
-         Entonces cámbiate e iremos a mi casa.
-         ¿No te importa, mamá? Responde una Marisa sumisa.
-         Claro que no, es más he sugerido a Luis que viniera a casa, por esta razón se encuentra él aquí.  Por otro lado sabe que tiene un plato de comida cuando quiera.
-         Una vez más te agradezco que te preocupes por mí.
Ya en la calle se interesa por la manera en la cual la puede ayudar.  Luis se lo explica en pocas palabras hasta llegar a su casa.
Al cabo de dos horas Luis acompaña a la casa de Marisa y la despide
-   No te creas lo que te he dicho experiméntalo en ti misma y si es valido he tenido suerte en poderte ayudar, como veras lo que consigas es fruto tuyo, tu serás quien lo ha conseguido.  La contesta Luis mientras la da dos besos.
-         Claro que va a funcionar, responde una Marisa con la impresión de estar en una nube.
-         Despídeme de tu madre, es tarde y quiero acostarme temprano.
-         Muchas gracias por todo Luis.
 Un guiño es el fin de la separación y camino a su acogedora casa.  La noche se presenta otoñalmente hermosa, el aire esta terminando de abatir las hojas secas que aun penden de las ramas de los árboles.  No hay mucha circulación de coches y menos de personas por “el barrio de los claveles”.  Al pasar junto a la gestoría recuerda que mañana tiene que firmar los papeles para poder operar como actividad, de esta manera poder contratar a Eulogio y preparar los gastos.
El día se abre con un aire frío, el sol  a duras penas se va haciendo el rey.
Luis desayuna y con la hora de apertura va a cumplir con la labor rutinaria  de firma de papeles.  Todo sigue desarrollándose sobre ruedas.  El siguiente paso es buscar una cabina de teléfonos para ponerse en contacto con Eulogio para poderse citar en el local y juntos ver las necesidades que va a tener para desempeñar su trabajo.  Por la mañana no va a ser posible pero sí por la tarde.  Tras la conversación telefónica va al local donde tienen que estar rematando los últimos retoques.  En efecto están barriendo el suelo y limpiando los cristales.
-         Buenos días chicos, que atareados estáis.
-         Buenos días Luis, como te dijimos ayer ya esta terminado nuestro trabajo.  Estamos barriendo para poder fregar y poner las alfombras.
-         Bueno pues ya hay dos manos más para ayudar a terminar la tarea.
-         Luis hay una pregunta que siempre me he hecho y es la siguiente, a ver si tu me puedes ayudar a resolver ¿porqué cuando hay alguien que lo esta pasando mal, el resto de los compañeros o amigos se aferra a destruirle, que nos obliga a ser así?
-         Es fácil, es por un mecanismo de defensa de nuestra propia integridad moral.  Si yo siento a alguien próximo a mí, o a un compañero como tu dices, que esta abajo yo tengo que reafirmarme en mi, supuesta, altura, para así poder sentirme mejor conmigo mismo.   Al estar por debajo de mí, yo estoy más alto, al menos así es como lo sentimos, aunque en realidad ese efecto se nos pase y necesitemos buscar a otras personas para sentirlas por debajo  ¿Entiendes Antonio?
-         Que complicados somos, con lo fácil que es ser simples.
-         Ahí es precisamente donde quiero llegar con todas las personas, a esa concepción, de esta manera, nos sentiremos mejor y más dueños de nosotros mismos.
-         Claro que lo simple se hace complicado, repone Miguel.
-         Una vez más te digo que si nosotros queremos será así.  Tenemos que cambiar nuestro ordenador de sistema porque sino es así, seguiremos recibiendo las mismas respuestas.  Para que algo cambie debemos de empezar por las cosas más insignificantes, si veo una dificultad en alguna cosa, lo más seguro es que nos estrellemos, al igual que sí construyéramos paredes, el pensar en dificultades nos supone un terrible obstáculo. 
Por supuesto que la conversación no se termina aquí lo que hace que lo poco que queda se alargue hasta altas horas de la noche, hasta que Luis se hace consciente del tiempo y decide terminar pues sabe que mañana ellos tienen que iniciar otra obra y hacerlo a primera hora de la mañana.  Antonio y Miguel se están metiendo tanto en el tema que tampoco han dado importancias al reloj, empiezan a notar lo que Luis les había dicho hace unos días.  Lo primero que hacen es llamar a sus respectivas casas para disculparse por el retraso.  Sus mujeres son conscientes de las demoras que surgen por los imprevistos.
Al día siguiente se presenta un operario a instalar el teléfono y nada más acabar se detiene un coche del que desciende Eulogio ayudado por su hermano.  Las muletas comienzan a moverse y son seguidas por la alegría de Luis, dándole la bienvenida a la “Central”.  Le muestra el local y le invita a sentarse en la única silla que hay.
-         Eulogio aquí vamos a desarrollar nuestro trabajo.
-         Muy bien Luis pero explícame en que va a consistir, detenidamente, mi trabajo  y los fines a lograr o realizar.
-         Te explico a donde quiero llegar y a partir de ahí me vas haciendo, concretamente, tus preguntas.  Lo primero es decirte que el proyecto “Central” en su inicio lo componemos las personas que estamos aquí: Antonio, Miguel, Eulogio y Luis.  Tanto Antonio como Miguel tienen su trabajo propio que seguirán haciendo y en tiempo que les sobre vendrán aquí.  Tú y yo estaremos en tiempo completo.  Por supuesto que no se trata de fichar, cuando entramos y cuando salimos.  Vamos a hacer este local que sea un lugar vivo donde podrá venir cualquier persona a ser ayudada, a ayudar o a comunicar.
-         Me estas hablando de cosas abstractas. Interrumpe Eulogio.
-         Llevas razón, esta es la idea principal, como lo vamos a hacer es una labor que no esta escrita.  Como somos personas tenemos la capacidad de ayudar a los demás y no solamente físicamente, pues precisamente de lo que padecen muchas personas no es de afecciones físicas sino mentales y estas se manifiestan de manera física en nuestros organismos.  La varita mágica con la cual vamos a realizar estos cambios es con la palabra.  Con la palabra y el sentimiento que expresamos con ella es tan importante que podemos desencadenar cambios en nuestra mente.  Contesta un Luis altamente convincente..
Antonio y Miguel permanecen callados, reflexionando sobre lo sucedido estos últimos días.
-         Si queremos hacer que sea un lugar de encuentro tendremos que estar alguno de nosotros para atender a todas las personas que vendrán, esta es una de tus tareas Eulogio, la otra es actuar como conductor de los cambios que se hagan con las palabras.  Mientras lo expresa, Luis, no deja de mirar a los ojos de Eulogio, unos ojos muy abiertos con una expresión amorosa.
-         Pero Luis yo lo que he hecho en esta vida es solo dar un sentimiento de compasión, no sé hacer todo eso que me pides.
-         Evidentemente empezaremos desde nosotros mismos, somos los primeros a sentir todos estos sentimientos que nos dan seguridad, vamos a sentir en nuestra cabeza lo que vamos a transmitir.  De tal manera haremos esto que ese sentimiento de pena y de compasión será parte del pasado y como tal dejara de tener importancia.
-         ¿Pero el pasado es importante?  Responde Eulogio.
-         Tan importante como nosotros queramos, puede ser una bella pagina o un terrible obstáculo, te diré que el pasado no existe,  como él sentirte minusvalido que solo despierta compasión por las personas que pasan a tu lado.
-         Es que realmente me siento así, me siento un desgraciado.
-         Pero si logras sentirte útil, bien y con el poder de ayudar a otras personas,  ¿no crees que te sentirás pletórico?
-         Claro que sí.
-         Pues este es uno de nuestros objetivos, él encontramos felices con nosotros mismos.  Si estamos llenos, nosotros, podemos dar ayudar a los demás, pero solo en el caso que nosotros nos encontremos en esa situación, sino nos iremos debilitando, cada día es una losa, ese es el sentir que tendremos.
-         Todo eso ¿se puede conseguir con la palabra?  Pregunta Eulogio.
-         No es que yo lo diga y lo creáis a pies juntillas, se trata de sentirlo vosotros y si es así pues entonces os valdrá.  Yo no digo que este sea el único método pero es en el que creo porque lo he visto en mi mismo y en muchas personas con las que lo he compartido mis palabras.  Al creer, profundamente en ello, creo que puedo ayudar a más personas a la vez que me ayudo a mí mismo, yo no estoy en ningún nivel superior a nadie, soy tan humano como cualquier persona que se cruce con nosotros en la calle.  También tengo mis debilidades por ello este proyecto  es necesario para mí.
-         Como obtendremos ingresos para que este proyecto funcione.  Sin darse cuenta Eulogio sé esta integrando, pero tiene que solucionar dudas que tiene.  Has dicho que ahora pondrás tú el dinero ¿y luego?
-         También te digo que no es una cosa que me preocupe pues sé que el dinero vendrá para pagar: tu sueldo, el alquiler de los locales y los gastos de luz, gas y teléfono.  No vamos a cobrar a nadie por venir a nosotros, tendremos un buzón donde anónimamente, quien quiera dejara dinero.
-         ¿Pero y si nadie deja dinero o es insuficiente para pagar los gastos? Pregunta  Miguel con sus dudas.
-         Miguel no podemos esperar que algo no funcione si ya nosotros vamos poniendo las premisas de posibilidad negativa...
-         Pero existe esa posibilidad.
-         Claro que si pero te diré que las inseguridades hacen que el hombre no se mueva, este estático.  Te pondré un ejemplo: La persona que tiene un trabajo fijo, aunque este a disgusto no lo querrá perder por otro que le resulta más atractivo, útil y hasta mejor económicamente, simplemente porque tiene miedo de perder esa seguridad.  Como ves surge el miedo hacía lo desconocido y preferimos lo que dice el refrán “más vale malo conocido que bueno por conocer”.  Este miedo nos atenaza y nos impide progresar. Si damos mucha importancia a estas premisas negativas el mundo no avanza y con él nos quedamos estancados. 
Las caras comienzan a girar entre ellos.  Luis les observa y cautelosamente  les dice:
-         Pensarlo, mañana nos volvemos a ver y decidimos si “Central” toma cuerpo o se queda en idea.  No debo nada a nadie, el dinero lo tenía ahorrado precisamente para este objetivo.  Yo sigo pensando que es viable, pero no debo meteros en un  barco sino creéis en él.  Yo seguiré poniendo toda mi energía para que salga adelante.  Llamamos a tu hermano para que te recoja, Eulogio.
-         No quisiera seguir hablando contigo.
Antonio y Miguel si deciden marchar para aclararse entre ellos, se despiden y quedan con Luis para las diez de la noche del día siguiente.
-         Luis te diré que siempre he deseado una oportunidad como la que me presentas.  Pero al hacérmela saber es como si dudara del sueño que creo estar.  Este proyecto se va ha llevar a cabo, yo también creo en él cuenta conmigo.  Pero reconozco que tengo mucha información negativa sobre mi papel en esta vida, tienes que entenderme.
-         Claro que sí, pero te vuelvo a decir que eso es parte del pasado, vamos a desdramatizar esta parte de nuestra vida y asumirla como una parte más de ella, pero no tan importante como para ser una traba de nuestro presente.  Tus manos tus pies han servido para dar pena,  tu has incorporado a tus esquemas mentales este sentimiento y por ello te sentías como minusvalido.  Ha llegado el momento del crecimiento para que esos miembros sean útiles llevados por esa maravillosa cabeza que posees.  Es el momento de vivir y precisamente el presente es la clave vamos a aprender a vivirlo pero con unos ojos nuevos, unos oídos nuevos, unos sentimientos  nuevos.  Que en realidad no es ninguna novedad pero que si estaban atrofiados como tus pies que se vuelven hacía si mismos, es el momento de quitar la atrofia y ver como fluye ese gas etéreo que todos tenemos dentro de nuestros cuerpos.  Tanto Miguel, como Antonio, como tu no sois especialistas en este trabajo y es precisamente por ese motivo el que quiero que colaboréis en el desarrollo del mismo.  Mañana mismo si quieres me traes los papeles para darte de alta laboralmente y comenzamos nuestra fase de aprendizaje.
-         Estoy deseando empezar, te vuelvo a decir que es mi gran oportunidad.  Por otro lado te diré que mi familia ni se lo cree, ya hablamos de las dificultades mías en la vida, mis ojos miopes se han negado a ver mucho mas que el contorno de mis gruesos cristales.
  Mientras esta pronunciando estas palabras, a Eulogio, le empieza a descender lagrimones de esos ojos ahuevados, sus palabras comienzan a entrecortarse.  Luis suelta el lapicero y se acerca para darle un fuerte abrazo.  Los cortos brazos rodean el cuello de Luis mientras las lagrimas comienzan mojar su camisa rayada. El sentimiento de Luis es grande por la persona con la que esta compartiendo un fuerte sentimiento, fundido  en un abrazo de doble sentido, con recibimiento por ambas partes.
-         Eulogio porque tienes esta fuerza dentro de ti, sin explorar, por tu parte, se que eres necesario en este proyecto.  Tu vas a ser la imagen de verdadera superación para cualquiera, siempre ocurre que nos sentimos los más desdichados del planeta,  Magnificamos o minimizamos las cosas pero siempre en negativo.  Si las cosas que creemos insalvables las convertimos en pequeñas es como cuando alguien que nos hace daño lo convertimos en un muñeco pequeño nos podemos hasta reír de él deja de tener el valor mayestático que ha tenido para nosotros.  Esto esta al alcance de todos nosotros y podemos practicar con ello esto es alguna de las cosas que haremos aquí.
Las lagrimas de Eulogio se secan y comienza a surgir una sonrisa.
-         Llevas razón contigo todo parece fácil.
-         Es labor de hacerlo fácil lo que, en principio, parece una cuesta.
-         La curación psicológica comienza por uno mismo por ello olvida de darme un sueldo:  Es más lo que voy a ganar para mí que los aspectos materiales.
-         Eulogio si vamos al mercado a comprar alimentos nos es necesario el poseer dinero.  Tú eres un trabajador más con la ventaja de gustarte tu trabajo, que realizaras, por ello debes recibir un salario.  No te preocupes por el dinero, porque si lo haces así te presentas como una persona muy terrenal y por ello material.  Lo cual puede llegar a ser una losa para encontrarte feliz, ten en cuenta que al ser materialista cada vez necesitaras más cosas, es como entrar una espiral donde el único camino es seguir para delante.  Como, consecuencia estas más ahogado.  Creo que la decisión es clara, hay que dar al dinero su justo valor y nunca más del que tiene.
-         Todo eso lo veo claro y creo que la mayoría de las personas les ocurre, pero el gran problema es como lograrlo.
-         Eulogio si yo te hago ver que si vas al bar, teniendo una cirrosis hepática.   Pides un licor tu organismo sé retorcerá y sufrirás, pero esto tú lo ignorabas, sí te hago sentir esto, sabrás que al salir de aquí no iras al bar a pedir ninguna copa de licor, pudiendo ir para pedir un vaso de agua o de zumo.  Sí a pesar de  esto tu vas al bar y solicitas una copa de licor el problema es tuyo el sufrimiento lo padeces tú.  Yo te he ayudado en una parte de tu elección pero siempre tú tienes la decisión del camino a coger en tú vida.  Solo habré aportado un punto más de vista que a lo mejor no habías visto porque te encontrabas bloqueado.  Esto es lo que haremos.
-         De esta manera, que decimos nosotros, no nos implicamos en las decisiones de los demás.
-         En efecto, es una cosa importante, la que acabas de decir.  Si yo me implico mucho en las decisiones de los demás.  Acarrearé mis responsabilidades y las de los demás.  Te puedo decir que es llevar mucho peso y nuestra espalda no le conviene acarrear mucho peso de continuo, porque sino sufriremos de dolor de la misma.
-         Entiendo.  Responde Eulogio eufórico.  Realmente me haces sentir que las cosas son más fáciles de lo que pensamos.
La conversación sigue hasta que al mirar hacía fuera del local se dan cuenta que la noche ha venido y ni siquiera han comido.
-         A lo mejor tu hermano está intranquilo, ¿porque no le telefoneas?
-         No hace falta, Luis, ya sabe que cuando le necesito le llamo y en cuanto puede viene a buscarme.  Creo que tenemos que poner plantas y flores para que esto tenga apariencia de vida.
-         Claro que si eso haremos mañana y también miraremos una silla de ruedas a motor para que tengas tus propios desplazamientos.
-         Eso es muy caro, ni me lo he  planteado nunca.
-         Eulogio si inicias nueva vida lo vas a hacer en todos los aspectos.  ¿Conoces algún sitio en la ciudad  donde las vendan?
-         Claro que sí en la calle Balboa.  Una vez llegaron a mis manos unos catálogos, de sillas  al ver los precios lo tiré al cubo de la basura, pero si me fijé en la dirección.
-         Con el tiempo buscaremos un coche para que no tengas que depender de tu hermano.
-         Para Luis que vas muy corriendo.
-         Pero no ves que te hace falta.
-         Si pero estas corriendo mucho.
-         Eulogio es que hasta ahora no te has movido nada, has estado tirado en la calle, es el momento de que te empieces a moverte.
-         No se como voy a integrar todo esto.
-         Ya lo estas haciendo, porque vas a movilizar algo que ya esta en movimiento.
Eulogio toma sus manos y las lleva a la cara como queriendo sentir que no esta en un sueño, sus pequeñas manos se sumergen tras sus gruesos cristales y restriegan los ojos.
-         A que nos sentimos bien cuando vemos el horizonte despejado.
-         Claro que si, mi horizonte siempre ha sido nebuloso y lleno de paredes.  Me estas dando la oportunidad de ver las cosas de otra manera, eso ya es mucho.  Voy a llamar a mi hermano para que me recoja.  Luis no se como agradecerte todo.   Eres la primera persona que no me trata como un minusvalido sino como una persona.  Muchas gracias por todo.
-         Eulogio tú si que me estas enseñando por ello yo también te doy las gracias.
Tras cerrar el local despide a Eulogio y su hermano.  Se dirige a su casa pero recuerda que no ha realizado compra alguna, así que va al restaurante donde comió con sus amigos Miguel y Antonio, porque en la parte del bar le podrán servir un bocadillo.  Nada más entrar el camarero para su actividad para saludar a Luis de quien se acuerda perfectamente.
-         Buenas noches que desea el señor, frase eternamente manida en su vocabulario, pero que ahora la esta haciendo con suma cortesía.
-         Buenas noches perdona que no sepa tu nombre.
-         Me llamo Manuel pero todo el mundo me llama Manolo.
-         Manuel por favor, quisiera tomar un bocadillo de queso, pero, si puede ser, me gustaría que le añadieras tomate natural.
-         Eso esta echo y de beber una cervecita.
-          No prefiero una botella de agua.
-         Me han hablado mucho de usted Miguel y Antonio.  Concentrando su atención en Luis.
-         Siempre esta bien que hablen de uno.
-         De usted, hablan, como de una persona muy especial.  Le tienen un gran cariño.
-         Mejor será que nos tuteemos, yo también a ellos han sido de las primeras personas que he conocido en esta ciudad, desde el principio me están ayudando a cumplir mi ilusión.
-         Pero lo que no me han sabido explicarme es en que consiste el negocio.
-         Manuel te he dicho que es una ilusión no quiero ganar dinero, porque yo solo soy una parte de ese proyecto.
-         A entonces hay más personas dentro de él.
-         Claro que si, entre ellos espero contar con Miguel y Antonio.
-         Pero como van a estar en un grupo de autoayuda dos albañiles.
-         ¿Me podías contestar los apóstoles que siguieron a Jesucristo, que profesiones tenían?
-         No vale el ejemplo.
-         ¿Porqué no?
Manuel sé queda reflexionando.  Me resulta difícil comprenderlo, es como si yo me dedicara a ello.
-         Por supuesto que tu también puedes, nosotros creemos que no tenemos habilidades, pero con entrenamiento y comprensión podemos desarrollar todo eso que nos parece tan inalcanzable.  Manuel te invito a que vayas a ver que hacemos y si te gusta te invitamos a ese proyecto que se llama “Central” para llevarle a funcionamiento.
-         ¿Pero ahí, que se hace, arreglar problemas?
-         Ahí se arreglaran los problemas que se puedan arreglar y será un centro de encuentro, donde combatiremos la incomunicación que rodea nuestro mundo, precisamente con dialogo.
-         Es presuntuoso vuestro proyecto.
-         Claro que si cuando el dedo apunta debe, por supuesto, de hacerlo hacía las estrellas.  Para hacerlo a algo cercano, no tiene mucha ilusión. 
Los clientes han dejado su tertulia para  estar atentos a la conversación que mantienen Manuel y Luis.  Esto lo observa Luis, para darse cuenta que su proyecto ya ha empezado a funcionar.  La gente va dándose cuenta que hay una idea que se va a poner en marcha en el “barrio de  los claveles”.
El día siguiente, se ocupa en ir a elegir las mesas, las sillas, las estanterías que hacen falta  y por supuesto elegir las macetas y los ramos de flores para llenar el vacío local.  Todo esto antes de que llegue Eulogio.  La decisión es fácil porque encuentra todo lo que necesita.  Una vez más el camino se hace cómodo, lo que parecen obstáculos al momento se resuelven.  Viéndolo desde fuera parece mágico que todo esto pueda ocurrir pero desde la realidad de Luis esto es algo normal.  Si algo se antepone, para que pueda ser considerado, un problema, lo toma con toda naturalidad y continua por otro lado, de tal manera que esa dificultad no pueda representar nada sino un suceso anecdótico, así de fácil.  Parece como si Luis hubiera elegido ir con su automóvil, vida, por una autovía en lugar de carreteras tortuosas y llenas de baches.  Al ser consciente de esto es el sentimiento que quiere transmitir al resto de las personas que se crucen en su camino.
Cuando llega al local aparece el coche del hermano de Eulogio con él mismo.  Se aproxima a saludarle y le solicita si les puede acompañar a la tienda donde venden las sillas de ruedas.
-         Me lo ha comentado mi hermano y tengo la mañana para ir donde sea.
La cara de Eulogio es una plena satisfacción, al fin, sus sueños de autonomía parecen que se van a cumplir.
Entra en el coche por la puerta trasera derecha del pequeño utilitario blanco.
-         ¿Sabes por donde esta la tienda que conoce tu hermano?, Por cierto ¿Cómo te llamas?
-         Llevas razón; Luis, mi hermano se olvida de las formalidades.  Mi nombre es José, soy el hermano mediano, tenemos otro hermano Antonio que es el mayor.  Nos llevamos tres años entre cada uno de nosotros.  Trabajo de camarero en un restaurante que se dedica a dar banquetes, bodas y todo eso, por eso no tengo un trabajo de todos los días. José sigue hablando como si rellenara un curriculum.
Eulogio sigue con su mirada perdida en el frente.
-         Perdonarme que me halla olvidado de las formalidades, mientras le dice que tienen que ir a la calle Balboa.
No tardaron ni media hora en llegar, hay poco tráfico, la hora punta ya ha pasado.  Un gran cartel anuncia “Sillas Ruiz”, aquí se mezclan sillas de bebe con las propiamente para minusvalidos.  Nada más traspasar la puerta de entrada se levanta como un resorte uno de los dos dependientes.
-         Buenos días en que puedo ayudarles.  Frase usada mil veces por el tono en que lo expresa.  Luis se adelanta.
-         Buenos días necesitamos una silla eléctrica para Eulogio, dirigiendo su cabeza hacía él.
-         Precisamente hemos recibido una partida la semana pasada, un momento, por favor.
Las miradas de los tres curiosean con la vista todo lo expuesto, mientras el otro dependiente se afana en pasar cuentas al ordenador que tiene frente a sí.  No pasa mucho tiempo cuando el primer dependiente sale con una silla empujándola hasta el lugar donde esta Eulogio.
-         Por favor, siéntese.   A la vez que le ayuda a coger sus muletas.  Es muy sencilla, con esta palanca usted puede ir hacía adelante, atrás o en diagonal.  Tiene una batería que se recarga por la noche o durante cuatro horas con un cargador que también suministramos.  Puede dar una vuelta  por la tienda. 
Cosa que hace de inmediato Eulogio, parando dando marcha atrás, adelante en las formas posibles.
-         Un problema será transportarla, por el volumen que ocupa, dice José.
-         Al ser una silla nueva han previsto este problema y se puede plegar en dos partes, lo que le hace que pueda ser transportado en cualquier coche.
-         ¿Que te parece Eulogio?
-         Sencillamente un sueño.
-         ¿Crees que es la mejor? Pregunta Luis al dependiente.
-         Sinceramente si por la ventaja de su doble plegado y no ser excesivamente pesada por eso es la que les he mostrado en primer lugar.  Tengo dos modelos más pero yo se las desaconsejo.
Sin preguntar precio le acerca la tarjeta de crédito.  El dependiente no sale de su asombro y comenta.
-         Pero no les he dicho el precio.
-         Es igual sé que es el idóneo para la silla que nos llevamos.
Se dirige con la tarjeta al lugar donde esta el compañero.
-         No les he dicho que tiene seis meses de garantía, tenemos un servicio técnico a su disposición.  Ahora les mostrare como plegarla.
Eulogio sigue dando vueltas por la tienda mirando las muletas que están en las manos de su hermano.  Tras dar el recibo de conformidad da el mismo para ser firmado y una vez entregado entra en la trastienda para salir al momento con un juego de herramientas, una funda gránate, el cargador de batería y un cojín antiescaras. Eulogio interrumpe su paseo para levantarse y ver como se hace la operación de plegado.  Con una llave hace que la estructura rígida sea fácilmente plegada.  Paso a paso va explicando la operación pero resulta fácil de entender.
-         Muchas gracias, es bastante sencillo, contesta Luis mirando a José.
-         Por supuesto gracias a ustedes, dice el dependiente sin salir del asombro, de ver que unos clientes no actúan como el resto de los mismos.
A pesar de estar plegada puede sacarse rodando, al dar a una palanca para liberarla de la acción de la batería.  José abre el maletero y efectivamente le cabe justo, los accesorios los superpone sobre la misma.
-         Es un sueño Luis, puedo moverme con autonomía sin ayuda de las muletas.
-         Tenemos que hacer un pequeño rebajo con cemento para que la silla pueda pasar los cinco centímetros que tiene la puerta de la tienda con respecto a la acera.
-         Ni me había dado cuenta.
-         Yo sí, pero ahora debemos enseñar a tu hermano el centro, y tu probar la movilidad de tu silla por el local.
-         Estoy deseando verlo y saber un poco vuestros objetivos, aunque ya me lo ha comentado mi hermano.
Parece como si continuamente tuviera que explicar lo mismo a todas las personas con que se cruza, pero no hay un gesto de malestar, que va explicando según van camino al local.  Las dudas una y otra vez son despejadas.  Aparcan en la misma puerta.  Toman la silla para en dos minutos dejar la silla lista para su uso.  Se monta Eulogio con una cara de niño con zapatos nuevos, en realidad casi se trata de lo mismo.  Al llegar a la puerta se topa con esos cinco centímetros que le dificultan para entrar, operación que se resuelve con la ayuda de José.
-         Anda que ya me dejaras dar una vuelta con tu nuevo vehículo, comenta en tono jocoso José.
-         Esto no es un juguete, tu ya tienes tu coche.  Responde serio Eulogio.
-         Bueno a ver como te apañas por el interior, interrumpe Luis.
Al principio le cuesta coger el punto para no chocar con las paredes, le falta sensibilidad para coger el dominio necesario para evitar el tropezar con los marcos de las puertas pues los muebles los traerán mañana por la mañana.  Es importante ver la cara que pone Eulogio en esta silla para poder hacerse con el pleno control, saca la lengua mientras sus ojos se sumergen tras los gruesos cristales de sus gafas.
-         No tengas prisa, seguro que tu hermano cuando fue a la autoescuela para aprender a conducir tuvo un montón de fallos igual que si yo lo hubiera intentado.  Has montado cinco minutos en tu silla es cuestión de entrenamiento.  Aquí precisamente aprenderemos un poco de esto.
-         Si quieres podemos empezar a trabajar con tu autoestima.
-         Bueno yo me voy, dice José.
-         Puedes quedarte para que veas como vamos a trabajar.
-         Claro que me gustaría, pero lo digo por si puedo molestar.
-         Aquí la puerta de la calle se cerrara cuando nos marchemos, el resto del tiempo debe estar abierta, pues así será una invitación para quien quiera entrar.  Si nosotros hacemos publicas las cosas nadie se puede pensar que hacemos cosas extrañas o sectarias.  Pondremos un buzón donde la gente puede dejar dinero, pero no tendrá llave.  Solamente ingresaremos el día que se pueda pasar por el banco para ingresar el dinero con el cual, pagar el alquiler, los gastos y tu sueldo.
-         Pero si alguien lo roba.
-         Ya nos vendrá por otro sitio no nos preocupemos por cosas que pueden ocurrir, esos pensamientos son los que nos dificultan nuestro presente.
-         Es difícil encajar estos pensamientos en nuestro sistema, dice José.
-         Naturalmente pero somos capaces de cambiarlo por un bien mejor. Un sistema de pensamiento diferente.
Así comienza la enseñanza a Eulogio que ni siquiera es interrumpida para comer.  José esta boquiabierto, Eulogio esta entusiasmado, siente todo lo que Luis le transmite.  Le ayuda a que comprenda partes de su pasado, haciendo que sea él, quien los cambie por actitudes positivas, de cumplir lo que sentía que necesitaba y no fue capaz de aportarlo en cada situación en concreto.  José esperaba que terminara con su hermano para que empiece con él.  Cosa que hace con sumo gusto.  Todo es tan natural que las cosas fluyen sin los prejuicios que tenemos y que se nos puedan ver cosas que son demasiado intimas o al menos así creemos, para encontrarnos desnudos, esto nos da mucha vergüenza, pero esto puede ser cambiado, esto va comentando Luis para que vayan integrando dudas que pueden surgir de ver trabajar desde fuera.
-         Te tengo que decir que yo ayer mismo,  sin ir más lejos, hubiera sido incapaz de haber contado mis sentimientos a nadie y menos, sí encima, esta mi hermano presente.  Dice Eulogio
-         Yo pienso igual pero aquí es como si hubiera una atmósfera diferente, reafirma José.
-         Ya ves que la magia no esta en nada especial, un local vacío, solo ocupado por dos alfombras y la silla donde se encuentra sentado Eulogio, una vez más os digo que la magia esta en nosotros, precisamente nosotros facilitamos eso que tu llamas atmósfera o ambiente o como lo queramos llamar.  No somos realmente conscientes de esto pero esto ocurre.
-         Siempre me he preguntado cuando queremos hacer daño a alguien le insultamos ¿porqué crees que lo hacemos?  Pregunta José
-         Normalmente los insultos son despectivos para demostrar que la persona objeto, de nuestras iras, es menor, pequeñisima.  Así nosotros estaremos por encima, podemos divisar a alguien que esta por debajo que nosotros lo cual nos reconforta nos encontrarnos seguros.  No hay nada peor que sentirnos inseguros por que ello es síntoma de debilidad, no olvidemos que llevamos una vida muy competitiva.  Si nadie cede en el insulto entonces surge el enfrentamiento, que da lugar a la lucha física.  Tenemos que imponernos sobre el intruso que desequilibra nuestro ser.
-         Es verdad, nunca me había detenido a ver porque se hace esto, incluso se hace dentro de la propia amistad.  Dice José.
-         En efecto también se produce esta lucha por ocupar un papel importante dentro de la vida, aun dentro de la amistad.  Si somos conscientes de estas cosas razón de más para cuidar en no hacerlas.
-         Claro, interviene Eulogio, pero es como si ya tuviéramos un programa metido dentro de nosotros y se disparara como un resorte ante cualquier situación.
-         Pero somos capaces de cambiar este programa, porque por pasiva se ha introducido dentro de nosotros ahora por activa lo podemos hacer igual.  Los ejercicios que haremos aquí con nosotros y con las personas que vengan, serán con quien desarrollaremos esta teoría.  Cuando somos conscientes que una cara sonriente es mejor recibida en todos los sitios, dependerá de nosotros de llevarla sonriente.
-         Pero puede ser que esto de una falsa imagen de bienestar.  Dice José.
-         Yo no sé si es falsedad el sentirse a gusto, bien, feliz.  Tampoco tengo que estar analizando todo, todo el tiempo.  Si no el fluir se convierte en algo poco natural.  Por ello digo que si hemos adaptado unos patrones que a la mayoría de las personas no les van bien, es el momento para introducir otros de manera consciente y con la ayuda de la palabra como habéis observado en vosotros mismos hace unos minutos, poderlo conseguir.  Manifiesta un seguro Luis.
-         Cada vez siento las cosas como si estuvieran siendo más fáciles, mientras retira sus gafas de su cara Eulogio.  Unas lagrimas comienzan a salir de sus bolsas lacrimales.  Una vez más comienzo a llorar.
-         Es una cosa normal nos da mucho miedo los cambios, como os he dicho, perdemos nuestra sutil seguridad.  Dejémosla que se pierda porque estamos ganando algo mucho más importante.
-         Perdona que redunde en lo mismo, vuelve a interrumpir José, entonces la violencia tiene que ver con la no-aceptación personal, girando su pensamiento sobre lo que antes han hablado.
-         En efecto, tenemos unos patrones sociales  altamente difíciles de conseguir.  Como ejemplo los cuerpos, maniquíes, de las mujeres, el hombre adinerado, guapo con éxito social.  Como la mayoría de las personas no somos así, se genera una frustración y una manera de combatir la misma es como os he dicho.
-         Entonces ¿todo el mundo que pase por aquí va a cambiar?
-         La respuesta es clara “no”, porque para cambiar lo primero es querer, aquí vendrán muchas personas como quien va de flor en flor en su búsqueda interior y a la mejor esta no es su flor, seguirá con su vuelo, pero nosotros no nos detendremos en su vuelo.  Si le hemos podido aportar algo pues bien llegado que sea, pero sino no tendrá importancia.  Seguiremos nuestra labor pero sin tener la sensación de haber tenido un fracaso, porque esto no será así.
La conversación dura, una vez más hasta altas horas.  Luis se hace consciente de ello y decide terminar la misma.
-         Es importante la comunicación, pero también es importante el descanso, mañana llegaran todos los artículos que he pedido.  Al no haber venido Antonio y Miguel quiere decir que han tenido más trabajo del que esperaban.  Ahora vamos a disfrutar, al salir de aquí, de la hermosa luna llena que hoy tenemos.
-         Si vamos a casa que no saben nada de nosotros, reafirma José.
Un abrazo entre los tres culmina la noche de hoy.
El nuevo día se abre ventoso, comienzan a aparecer remolinos por todos los lados de la calle llevándose las hojas de los arboles y algún que otro papel que acompaña a alguna bolsa de plástico.  Las personas que van por la calle se enfundan con pañuelos o bufandas defendiendo sus cuellos de un posible resfriado.  Mientras los cabellos dejan su estática compostura de minutos antes de la salida de casa para intentar volar, quitando a las cabezas esa forma estática, dotándolas de vida.
Luis salé temprano de casa pues a primera hora le dijeron que llegarán los muebles y las plantas.  En efecto a las ocho y media una furgoneta estaciona junto al local, dos hombres con monos comienzan a sacar la mercancía y le dan un papel para firmar, en total sacan dos mesas, dos armarios archivadores, treinta sillas plegables y seis sillas de un mullido color ocre y siete cuadros que son acuarelas de una extremada suavidad.  Nada más salir por la puerta vuelve a parar otra furgoneta con una docena de macetas y dos ramos de flores.  Ahora hay que buscar donde encontrar los jarrones para emplazar los vistosos ramos.  Lo mejor es ir a preguntar a Felisa por una tienda de cerámica, buscar una ferretería para buscar tacos y escarpias para colgar los cuadros, Antonio y Miguel le facilitaran la herramienta necesaria para hacer la misma.
-         Buenos días Felisa, saluda Luis.  Pero al oír la voz salé una radiante Marisa.
-         Buenos días Luis necesitaba verte para darte las gracias por lo del otro día, tu semilla ha empezado a germinar y esta saliendo el tallo lo  cual me hace encontrarme radiante.
-         Me alegro de que tu proceso de cambio lo estés originando, vengo para hacer unas preguntas de vecino nuevo.  ¿Sabes donde hay una ferretería y donde puedo encontrar unos jarrones de cerámica?
-         La primera esta justamente a la vuelta de la esquina y la segunda en la calle Osorno a unos doscientos metros hacía el centro.
-         Es verdad mira que he pasado veces y no me he dado cuenta, para que veas que yo también me enfrasco en mis pensamientos y desprecio lo que encuentro en el camino, además, es fácil recordarla porque tiene la fachada alicatada de azulejos azules.  Muchas gracias.
-         ¿Cuándo piensas abrir?
-         Hoy han traído el mobiliario. Voy a trabajar primero con Eulogio, Miguel y Antonio, espero estar con ellos quince días para luego dar una fiesta de inauguración a la que espero que vengas.
-         Puedo pasar luego a verlo y echarte una mano cuando venga mi madre del médico.
-         ¿Que la ocurre?
-         En realidad es un control anual que se hace al haber tenido la glucosa y el colesterol alto cuando la muerte de mi padre.
-         Me encantara verte allí, en cuanto compre estas cosas estaré allí.
-         De acuerdo si te hace falta algo de herramienta aquí tenemos algo, le pasa a la trastienda y en lo alto de la estantería metálica de la derecha hay un cajón de plástico verde donde hay un batiburrillo de cosas.
-         Pues iba a pedírselo a Antonio y Miguel, así que me viene muy bien. Selecciona lo que necesita y lo aparta en una bolsa de plástico que le proporciona Marisa.
-          Ahora, tras las compras, vendré por ello, muchas gracias.
En la ferretería selecciona los tacos, las escarpias que necesita y abona lo retirado de la estantería en la caja que esta en la entrada, la cajera reacciona a la sonrisa que le da Luis, mientras la recorre un hormigueo que recorre su cuerpo, que achaca a la puerta abierta, aunque, esta, lleva abierta más de media hora.  Pero no es una sensación desagradable, aunque si extraña.
La siguiente parada es en la tienda de cerámica donde selecciona dos preciosos jarrones: uno representa un árbol viejo y el otro una casa de labranza también antigua.  Abona lo solicitado haciendo ver al dependiente las cosas tan bonitas que tiene en la tienda, con un cierto orgullo le da las gracias por su compra y por su comentario.



Los pasos, ahora, se encaminan a la tienda de Felisa.  Allí esta despachando con una sonrisa en la boca y al ver a Luis termina de llenarse de felicidad.
-         Por fin veo hoy que haces honor a tu nombre.
-         Realmente tengo que darte las gracias por haber hecho un milagro con mi hija, te aseguro que no es la misma.
-         Yo no he hecho nada, ella ha realizado su trabajo,  por ello recoge sus frutos.
-         Pero tu has sido el mediador.
-         Bueno dejemos alabanzas.   En ese mismo sale Marisa de la trastienda con la bolsa de herramientas.
-          Venga podemos irnos.  Dice una Marisa resplandeciente haciendo que su larga nariz sea un rasgo precioso de su cara.
-         Te das cuenta Felisa como esta haciendo un buen trabajo, esta hermosa y resplandeciente, dice Luis.
-         Luego por la tarde, después de cerrar aquí, si estas me gustaría ir a ver como va quedando el local.
-         Sabes que puedes ir cuando quieras.
Según van saliendo por la puerta, Luis, la vuelve a mirar y la dice:
-         Te acuerdas cuando te mirabas en el espejo y te veías gris.
-         Eso no ha sido hace mucho, en concreto dos días.
-         Es igual es parte del pasado.
-         ¿Has encontrado todo?
-         Si la verdad que ha sido fácil y los jarrones para flores son muy bonitos.
-         Ahora los veo.
Llegan a la tienda.
-         Me ayudas a buscar sitio para las macetas y colocar las sillas y las mesas.
-         Vale pero primero pondremos las plantas y el resto girara en sintonía con ellas.
-         Estoy de acuerdo, ves como tenías que venir a ayudarme.
Lo primero es rellenar de agua los jarrones para meter los dos preciosos ramos en algo más precioso que el aire, el agua.
Le explica que los dos cuartos del fondo serán para terapias y el primero más ancho, se ocupara para charlas y comunicaciones, lugar de encuentro.
Junto a la entrada se pondrá el buzón y la mesa recibidor.  Según están colocando no se aperciben de la llegada de José y Eulogio, que llega en su silla eléctrica.  Se vuelven y se presentan.
-         Vemos que ya habéis empezado.
-         Si me he encontrado a Marisa y ha querido venir a echar una mano.  Además, me ha dejado la herramienta suficiente para colgar los cuadros.  También he estado midiendo la puerta del servicio para ver si cabe tu silla y te puedo decir que cabe justa.  ¿Que tal con tu silla?
-         Te puedo decir que nos arrolla a todos, contesta José.
-         Poco a poco voy haciéndome con ella, estoy encantado, interrumpe Eulogio.
-         ¿Podéis elaborar una lista de material de papelería que nos hace falta? Pregunta Luis a los recién llegados, mientras nosotros colocamos los cuadros.   Podéis anotar con este bolígrafo, extrayéndolo del bolsillo de su camisa.  Sin olvidar de dos paneles de corcho para los comunicados.
-         De acuerdo, contestan.
 Mientras, Luis y Marisa buscan la ubicación de los cuadros.  El taladro se hace notar y la descripción de los objetos a comprar también.  El tiempo pasa sin notar, cuando aparecen por la puerta Antonio y Miguel, saludan a Eulogio y José que están a la entrada y van hacía el interior en busca de Luis, encontrándose con Marisa a la que dan un beso.  Comienzan a disculparse por no haber llegado ayer, explicando que no ha sido por desinterés sino por complicarse el trabajo que están realizando.
-         No hay que disculparse por nada, habéis venido cuando podéis así que no hay porque hacerlo.  Se que habéis estado meditando el paso que vais a dar, mejor es así.  Os tengo que agradecer el tiempo que empleáis en este proyecto que, de alguna manera, os quitáis de vuestro ocio.  Contesta Luis.
-         Realmente ha cambiado nuestra vida pues damos sentido a lo que hacemos, nos encontramos a gusto en esta manera en que tu nos propones nuestra vida.  A, mi, no encuentro interés en llegar a casa y sentarme a ver televisión.  Siento como que eso es parte del pasado, no quiero ver a mi mujer como una circunstancia más quiero sentir mi vida como la cosa más maravillosa.  Responde Antonio.  Miguel piensa igual que yo y creo que los miedos, como tu bien dices son producto nuestro, porque vamos a seguir en la dinámica de conseguir dinero a cambio de nuestro tiempo, donde solo vemos trabajo para tener más dinero en el banco.  ¿Para qué?
-         Os dije que trabajaríamos juntos, pero siempre os deje un margen de duda para la reflexión, que no os sintieras forzados a no hacer nada que no quisierais. Responde Luis.  He estado trabajando con Marisa, José y Eulogio.  Cuando queráis lo haré con vosotros.
-         Hemos dejado los trabajos que no tienen una gran prisa y tomar quince días para el trabajo personal nuestro contigo, en realidad vosotros.
Se juntan en la sala, toman las sillas plegables y forman un circulo.  Para comenzar la terapia.
-         Lo que se trata es que veáis lo que voy a hacer con Antonio y Miguel y luego comentaremos porque actúo así.  Comprobaréis el poder de la palabra y el sentimiento que le damos.
 Una vez más no hay tiempo para comer.  La terapia se desarrolla con fluidez y solo es al final, cuando se corrobora el sentimiento de bienestar obtenido tras la victoria de algo que se piensa insalvable, pero que luego se descubre como una creación humana y por ello se puede modificar, solo esta en nuestras cabezas.  Este es el pensamiento que va dejando Luis a sus compañeros la clave de su movimiento.
-         Evidentemente esto no-solo es teoría, hay que llevarlo a la practica y si lo que sentimos nos vale pues bienvenido sea. Vuelve a reseñar Luis
-         Claro debemos de practicar todas estas ideas para que tengamos la plena seguridad de no equivocarnos con nadie.  Comenta Antonio.
-         No nos vamos a equivocar con nadie pues esto esta dirigido a los demás, ellos sentirán lo que tienen que hacer, por ello, estos optaran porque les sirva o no, lo que nosotros les vayamos guiando.  No vamos a manipular, crearemos el escenario por donde se muevan, les pondremos la música y los decorados, pero nada más.  ¿Entendéis?
-         Claro que lo entendemos, pero en principio, es lógico que tengamos una inseguridad.  Responde como un resorte Miguel.
-         En este mes previo se trata de conseguir esa seguridad en nosotros mismos.  Empezábamos cuatro y ya somos seis.  Bueno quizá os deba de preguntar tanto a ti José como a ti Marisa ¿Queréis participar del proyecto?
-         La respuesta creo que es fácil, puesto que estamos aquí y como tu bien dices: ”no hay casualidades”.  Contesta Marisa.
-         Yo, también creo, que ha llegado el momento de dar el cambio a nuestra vida.  Personalmente no estoy contento con la vida que he llevado.  Sé esta presentando la posibilidad de entenderla de una manera diferente. Acepto plenamente la ocasión. Comenta José mirando a cada uno de los compañeros.
-         Os doy las gracias por creer en vosotros mismos.  Creo que es un árbol precioso el que estamos plantando y con el cariño y la dedicación de todos se convertirá en un precioso ejemplar que nos dará sus frutos, su sombra y su fortaleza.  A la vez servirá para el resto de las personas que nos circundan.  Él circulo siempre ha tenido una referencia mágica en la antigüedad, por algo seria.  Ahora mismo estamos dispuestos en un círculo, si os dais cuenta.  Es importante que sepamos que contra más cosas demos más recibiremos.  Esto se refiere no solo a cosas materiales.  Luis calla para dejar paso a la reflexión.
-         ¿No me queda claro a que te refieres?  Preguntas Marisa.
-         Os contare una anécdota que me contó mi amiga Lourdes: “Imaginemos que tenemos  una canasta llena de flores y a cada persona que pasa junto a nosotros le entregamos una flor, esto lo hacemos en plan mental, la flor que entregamos se llama “luz y amor”, nosotros la entregamos y no nos importa lo que la persona haga con esa flor, sabemos que debemos de entregarla, contra más flores entreguemos más flores tendremos en la cesta.  No es necesario que nos detengamos haber lo que hace cada persona con cada flor, porque si así fuera pudiese hacernos sentir frustrados y como si esperáramos algo a cambio, esto ira en contra a nuestro sentir altruista, porque quisiéramos recibir una recompensa.  No nos daríamos cuenta que la recompensa la estamos recibiendo en todo momento.
-         Realmente siempre hemos aprendido ha hacer cualquier cosa para recibir algo como contrapartida, por ejemplo en el trabajo, cambiamos el mismo por dinero.  Responde Antonio.
-         Sí, es la enseñanza que hemos recibido, pero podemos cambiar esa recepción por esta otra.  Como os he dicho el pensamiento es lo único que podemos cambiar en esta vida y este no va a ser la excepción que confirme la regla.  Tenemos una gran querencia por todo aquello que poseemos, si damos algo pensamos que estamos perdiendo.  Este es un pensamiento que nos hace ser inmovilistas, nos ancla a la tierra.  Sinembargo lo que nos da vida son las emociones, la parte material nos lo dará, pero solo si ahí aplicamos emociones, sino quedara sin valor.  Un montón de dinero o un yate o un palacio o una montaña de oro por si solos no son nada, el valor emocional que apliquemos es el que da un sentido a esos objetos, a esa materia.  Olvidamos cosas tan importantes como el amor, nos parecen cosas tontas porque no se pueden tocar y poseer.  En realidad claro que si se puede poseer pero esto olvidamos que es una cualidad que tenemos dormida y que sacamos muy de tarde en tarde.  Con lo cual así nos va.
-         ¿Por qué crees que actuamos así?  Pregunta Marisa.
-         Esa es la pregunta del millón de pesetas, pero creo que es por una perdida de valores.  Nos agarramos a lo material, sin darnos cuenta que terminaremos nuestros días bajo tierra o incinerados, todo aquello que nos hemos aferrado se volatiliza como el humo.  Solo entonces entendemos la importancia de nuestro espíritu, pero seguimos queriendo que nuestra memoria sea frágil.  Por eso al dinero hay que darle la importancia que tiene pero no sobredimensionarlo, por poder a llegar a hacernos esclavo de él y entonces surge la espiral donde solo nos queda seguir para delante con lo cual cada vez estaremos más ahogados, pero es el camino que hemos elegido.  Nuestro respeto hacía el pero nunca nuestra colaboración, por eso cuando os digo que hay gente que no se quiere curares, es así, les dejaremos en su opción, solo en el momento que pidan ayuda ahí estaremos pero solo entonces.
Los ojos de Luis van recorriendo los de los integrantes del circulo enfatizando con sus manos, siempre con las palmas hacía arriba, pero con una cadencia de ritmo suave sin brusquedades.  El tiempo va pasando y hay muchos conceptos que integrar dentro de cada uno y así se lo hace saber.  Les pide cerrar los ojos y reflexionar con el silencio como espectador.  Todos bajan sus cabezas en señal de reflexión y solicita tomar la mano del compañero que cada uno tiene a su lado, en este círculo formado, les dice:
-         Vamos a sentir que en el medio de este circulo, formado por nosotros, aparece una fuente que comienza a emanar “luz y amor” a la vez que nos mojamos de esa agua representado por estos dos elementos, vamos a sentir la claridad que nos da la luz y el enorme sentimiento de amor que llena cada una de nuestras células.  Dejemos que este sentimiento nos llene, mientras seguimos unidos con nuestras manos con la de nuestro compañero a derecha e izquierda.
Nadie rompe la propuesta y es Luis el que pasado bastante tiempo les da las gracias por hacer presente este momento.
-         Este maravilloso momento donde nos estamos reuniendo para mejorar cada uno de nosotros.
Los ojos se van abriendo lentamente como si de un sueño colectivo se tratase, las caras reflejan relajación y una enorme sensación de bienestar por la muestra de las muecas de su cara.  Luis cree que hay que finalizar la tarea para desarrollar cada uno consigo mismo, se lo hace saber y dan por finalizada la jornada, se emplazan para el día siguiente a las diez de la mañana para terminar las compras necesarias y seguir con el trabajo de cada uno.
Luis quiere dar una vuelta por la calle y camina hacía la calle Osorno, una vez ha ayudado a plegar la silla de Eulogio para meter en el coche.  Marisa va con Miguel y Antonio a su casa.  Se despiden con un fuerte apretón de manos, un beso y un abrazo en el caso de Marisa.  La noche está ventosa parece que quiere acabar con las hojas que quedan solitarias en los árboles.  Los remolinos producidos asemejan a una enorme escoba que va cumpliendo su función, con una carrera de hojas y papeles reflejadas por la luz de las farolas y los escasos escaparates encendidos, que no consigue quitar el ambiente desangelador.
Apenas pasea gente pero si pasan coches.  Los cuellos de los abrigos se vuelven hacía arriba para conservar el calor corporal.  Luis sube la cremallera de su cazadora hasta arriba.  Los bares siguen siendo lugar de concentración.  Una chica pasa con lágrimas en los ojos a gran velocidad para disimular su llanto pero no puede evitar que se le escape un lamento.
-         Te puedo ayudar, dice Luis intentando frenar su galopada.
-         En realidad no lo puedo arreglar nadie, contesta sin interrumpir su galopada.
-         Seguro que podrás conseguirlo.  Pero este mensaje tampoco interrumpe su carrera.  Sigue su marcha como el viento.
Luis cesa su paseo para fijarse en una acacia y ver mantener la lucha de las últimas hojas por no desprenderse de su rama, le recuerda la obcecación humana por seguir poseyendo las cosas, la importancia que damos a ellas sin comprender que mañana volaran.  Como le ocurre a esas hojas que siguen aferradas mientras sus compañeras se han ido y quizá pasean en ese viaje por la calle que les llevara a cualquier sitio. El viento parece que le empuja a seguir y se deja mimar por ese abrazo que le anima a continuar.  Se cruza con unos jóvenes que van hablando subidos de tono por el alcohol ingerido, de temas de fútbol con mofa a quien no es de su equipo, necesitan que las demás personas sepan que pertenecen o son admiradores de un club grande y les hace sentirse fuertes e importantes, a lo mejor tienen alguna carencia en su vida privada.  Todo esto sigue pasando por la cabeza de Luis, quiere contrastarlo con la opinión de sus compañeros, mañana.  Bueno ya es hora de vuelta al hogar.
La mañana se abre limpia y con un sol que quiere llenar la limpieza del viento de la noche.  A la hora fijada se encuentran en la puerta.
-         Buenos días, ya sé otra cosa que tenemos que hacer, más juegos de llaves de la puerta, para que todos podáis pasar cuando queráis. Abre la conversación Luis mientras van pasando al interior del local.
-         Tengo que comentaros que ayer cuando llegue a casa mi mujer me esperaba y muy preocupada me planteo: que estoy haciendo con su vida. Comenta Antonio con los ojos con rastro de haber dormido poco o nada.
-         Exactamente a que se refería tu mujer.
-         Pues a que he dejado de trabajar quince días y que me estoy metiendo en un proyecto que ella no entiende.
-         Como veis aquí hay el miedo de perder algo frente a lo desconocido.  Yo creo que lo mejor es que venga a vernos que plantee todas sus dudas, nos hace falta su ayuda porque nada esta terminado todo esta por realizar, nos hacen falta muchas dudas para que pasemos a tener seguridades.
-         En realidad noto que con mi mujer ocurre igual, teme perder lo que hemos obtenido.
-         ¿Pero que habéis conseguido?  Antonio, Miguel pregunta Luis.
-         En realidad cosas materiales que una vez obtenidas dejan de tener el encanto de la idealización, que habías puesto en ellas.  Como el niño que ansía el juguete, para una vez obtenido empezar a perder el valor que le representaba.
-         Realmente el que siente que menos pierde en este proyecto soy yo, interrumpe Eulogio.
-         No te olvides de mí, responde como un resorte Marisa.
-         Creo que la cuestión no es perder siempre ganar pero en un plano que estamos poco acostumbrados, por eso es que más esfuerzo vamos  a emplear, con la ventaja de recoger resultados en muy poco tiempo.
-         Ayer comenzó mi entrega de “luz y amor” según iba en el coche, no es que haya notado nada especial pero estoy de acuerdo contigo en hacerlo, siento como un deber al hacerlo y por supuesto, un gran bienestar, aunque parezca contradictorio.  Dice José cambiando de tema.
Marisa se aproxima a Antonio y le da un abrazo fuerte y sostenido que recibe con una espiración como señal inequívoca de bienestar por el gesto empleado.  Luis se lo hace notar a todos como cosa importante, a quien lo necesita, esa voluntad creadora empleada por Marisa hacía Antonio y el echo de la espiración.
-         Que os parece si citáis a vuestras mujeres aquí para la tarde.
-         Es una buena idea.  Hemos dedicado poco tiempo a ellas en la vida que hemos estado llevando.  Hay que empezar a compartir.  Dice Miguel alborozado.
-         Estoy también de acuerdo, porque lo que la he contado le suena un poco a cuento chino, ella  no entiende, este cambio en mi vida.
-         Nosotros no tenemos nada que esconder por ello la claridad y la transparencia debe de ser una constante en nuestro grupo.  Comenta Luis.
-         La verdad es que siempre nos hemos estado ocultando, por lo menos en mi caso, no dejamos ver que nos pasa.  Comenta Marisa.
-         Así es, nos protegemos con un caparazón muy rígido, pero no nos damos cuenta que ese mismo caparazón nos ahoga.  Ese caparazón es una creación nuestra por ello, somos nosotros quienes lo descompongamos, de esta manera entrara luz en nuestras vidas y, por tanto, claridad en nuestras cabezas. 
La tarde llega como el tiempo que no se siente.  El aire de la noche ha dejado paso a una tranquilidad de día, aun se ven los pasos del viento con ramas rotas de árboles antiguos que no soportaron los embistes.
De nuevo entran en el local  los seis componentes más Alicia y Verónica que son las esposas de Antonio y Miguel respectivamente.  Comienzan las presentaciones, pero pronto Luis observa lo expectantes que están todos de todos, se da cuenta que tiene que dirigir el encuentro.  Pide que se sienten en las sillas de la habitación grande, disponiéndolas en circulo.
-         Lo primero es dirigirme a vosotras, Alicia y Verónica, primero para dar las gracias por haber venido.  Para saber algo hay que informarse de ello y lo mejor es hacerlo de primera mano como habéis  hecho.
-         Yo he venido porque no entiendo el cambio que ha dado Antonio en este último mes, me ha hablado de este proyecto, pero yo sinceramente no lo entiendo, cuando me ha dicho de venir por supuesto que he aceptado. Interrumpe Alicia.
-         En mi caso ha sido igual que con Alicia, nosotras lo hemos comentado entre nosotras y no vemos como unos albañiles puede ayudar a alguien que no sea el reformar sus casas o locales.  Añade Verónica.
-         Partimos de la base que todos tenemos muchas más habilidades y que ni se nos han pasado por la cabeza.  Así que da igual que seamos albañiles, poceros, arquitectos o insignes doctores.  Partimos de la base que todos debemos ser felices, que la felicidad no es una quimera por ello debemos de alcanzarla aun en las situaciones más dispares.  Porque todo esta en nuestra cabeza.
-         Si ¿pero puede una persona quitar el dolor emocional por haber tenido una perdida?
-         La respuesta es no pero lo que sí puede es alegrarse con una ganancia.  Como ves Verónica siempre tenemos que coger el lado positivo de todas las cosas porqué ese positivismo nos hace encontrar esa felicidad.
-         Suena bonito pero lo difícil es llevarlo a  la practica.
-         Ese es el objeto de nuestro trabajo aquí.  Quién quiera cambiar lo conseguirá, nosotros seremos unos simples medios para que los demás puedan lograrlo.
-         Pero para eso hace falta gente especializada: psicólogos, psiquiatras o médicos.  Afirma Alicia.
-         Llevas  razón Alicia pero ahora dime cuanto tiempo llevan intentadolo esos profesionales y solo han conseguido engordar sus patrimonios.  Nosotros partimos de que no se cobrara por atender a nadie, voluntariamente darán algo de dinero que dejaran de forma anónima en el buzón que hay en la entrada para pagar el mantenimiento del centro y el sueldo de Eulogio que se encargara del centro.
-         ¿Nuestros maridos de que vivirían?  Pregunta Verónica.
-         Cada uno atenderá su trabajo y en su tiempo libre podrá colaborar en ayudar a los demás.  Siempre hay algo mejor que ver la televisión o ser espectador. Podemos ayudar a los demás porque, egoístamente hablando, repercutirá positivamente en nosotros.  Si, además, las personas que nos rodean están bien es difícil encontrarse mal.
-         Pero esto es como una revolución que contrasta con todo lo que nos rodea.  Comenta Alicia.
-         Así es, los sueños están para hacerlos realidad.  Antes de haber pensado en este proyecto he estado experimentando con personas que acudían a mí, con esa premisa comencé a idear este proyecto.  Tampoco quise personalizarle por ello supe que él mismo tenía que ser compartido.  Todo me ha acercado a vosotros y creo que sois parte activa del mismo, puedo haber sido el autor y el que ha escrito las primeras líneas, pero os necesito a todos y todas las personas que vengan, porque aunque estén en un error nos ayudaran a mejorar.
-         ¿Cómo podemos darnos cuenta que esas condiciones que dices que tenemos las descubramos?  Pregunta Alicia.
-         Estos primeros días la terapia irá dirigida a nosotros, solo cuando experimentamos las cosas en nosotros mismos, entonces somos capaces de llevarlas a cabo.
El resto del círculo permanece callado porque esas preguntas son un poco de todos, las mil y una dudas que surgen cuando se va emprender algo nuevo.  Por fin interrumpe Antonio
-         Yo al llevar estas cosas que cuenta Luis a la practica me he dado cuenta que es posible y que merece la pena emprender este proyecto, personalmente me veo mejor, por ello creo en esta idea.  Tengo que decir que también he tenido muchas dudas
-         También yo las he tenido como Antonio, comenta Miguel, pero creo en lo que dice Luis, es coherente y demostrable. 
-         Tengo que agradeceros que estéis conmigo, que creáis  en esta idea.  Me he dado cuenta que todo se allana, para que pueda ser posible.  Yo vengo de vivir de una provincia pequeña, algo me dijo que debía venir a esta ciudad, tome el primer autobús, tras llegar a una pensión, que me trajo a este barrio.  A la primera persona que pregunte por un local para alquilar fue a la madre de Marisa, por ella conocí a Antonio y Miguel, a Marisa y el piso que estoy viviendo.  Pienso que no hay casualidades y que todo esto me empuja a desarrollar el proyecto “Central”.  Como siempre os he dicho no me creáis probar por vosotros mismos y si es así pues seguimos sumando.  Pero sobre todo me hace falta la ayuda de todos porque de todos tengo que aprender.
-         Luis yo quisiera, interrumpe Alicia, que me comentaras a quién va dirigido este proyecto.
-         La respuesta es a todas aquellas personas que necesitan ser felices porque no lo son o ven dificultades para poder lograrlo, a quien se encuentre en soledad interior.  A pesar que vivimos en una gran ciudad, donde viven tantas personas, el mayor problema que hay es precisamente la soledad, una soledad, eso sí, compartida.  Este centro quiere ser como una pequeña bombillita en la oscuridad, no es determinante pero sí nosotros queremos, será como la luz brillante del sol del verano.  Aunque creamos que es pequeña, esa escasa luz, es lo más importante.  Nuestra herramienta de trabajo es la palabra, todo el cariño que podemos dar con ella, de tal manera que sea la persona la que vea como puede cambiar su vida.  En el caso que la quiera cambiar  no será  nuestro problema, nosotros lo hemos intentado, esto no quiere decir que seamos los grandes iluminados para cambiar cualquier cosa, nosotros andamos y en ese caminar ejercitamos nuestros músculos de tal manera que no se nos atrofiaran.   De esta manera ayudaremos a quién acuda aquí.
-         A mí me gustaría probar esta técnica, dice Verónica.
-         No perdamos más tiempo.  Dice Luis.
Se colocan de pie uno frente al otro y comienza Luis a copiar la postura corporal que Verónica tiene.
-         ¿Que quieres cambiar Verónica?
-         Un poco turbada, cuenta que la vida que lleva no le satisface plenamente.
-         Si quieres cierra los ojos para que no podamos influir sobre ti.  No te preocupes por quien te rodea lo único importante ahora eres tu.
Luis sigue copiando su postura corporal, a pesar de que Verónica tiene los ojos cerrados.
-         Lo primero que tengo que decirte es tu gran valentía por aceptar tu problema, aun a pesar de que hay gente que te conoce mucho, como es el caso de tu marido Miguel. Esto sin darte cuenta es una herramienta que puedes utilizar siempre que quieras.
La terapia sigue hasta que Verónica dice:
-         Ya esta, que fácil.
-         Efectivamente lo has conseguido.  Has entendido lo que te estaba limitando tu avance.   Ahora de ti y solo de ti depende que logres seguir teniendo ese objetivo.
Luis empieza a explicar los pasos que ha empleado con Verónica.
-         Primero y muy importante copiar la postura de quien tenemos enfrente.  Esto se debe a que cuando una persona viene a nosotros debemos hablar su mismo lenguaje, tenemos que estar en sintonía con él.  La postura es importante por ser el primer contacto que tenemos con la otra persona.  Podemos observar esto que es cuento cuando hablamos con un desconocido y resulta que hablando con él, es del mismo equipo de fútbol que nosotros o del mismo pueblo o de la misma profesión, al descubrir afinidades ya esa persona la vemos de forma diferente, más cercana.  Por ello al copiar su esquema corporal,  a la vez entenderemos un poco más  su manera de pensar o actuar, no nos resultara tan raro como cuando vemos a un extraño, es una manera de entrar en su pellejo para entenderle mejor del porque piensa así.  Este es un gran problema porque siempre juzgamos viendo las cosas desde fuera.  Nadie tiene la verdad absoluta, todos desde dentro, tenemos nuestra verdad.  Es importante ver a una persona desde ella misma, desde la piel de la persona de la que se habla y por último observar a las otras dos desde fuera.  Esto se hace con tres sillas.  Y es importante ver como la persona cambia su manera de pensar con respecto a la persona aludida.  Como veis utilizamos la palabra y el sentimiento que ponemos en ella.
Luis sigue hablando reposadamente pero enfatizando cada afirmación de tal manera que no resulta pesado, realmente es un enamorado de lo que hace y eso se deja sentir, porque  ninguno cambia su postura bruscamente siguen casi sin pestañear la alocución suya.  Es como alguien que tiene hambre y esta viendo como se elabora el alimento que va a comer.
-         A veces no damos la importancia que tiene la palabra, ya en la Biblia se habla que “el verbo (la palabra) se hizo carne y habito entre nosotros”.  Es importante que nos demos cuenta de esto.
-         Si es tan importante la palabra  ¿Cómo es que no la demos tanto valor? Pregunta Alicia.
-         Creo que despreciamos muchas cosas por otras que socialmente, son más importantes.  Pero, como os he dicho en alguna ocasión, esos son creencias y estas mismas tienen un valor muy importante en nuestra vida.  Igual que las hemos adaptado a nuestra vida, lo podemos cambiar.  Una vez más vemos el objetivo del proyecto “Central”.
-         Me encuentro fascinada por todo lo que cuentas porque lo comparto y lo siento así.  Subraya Verónica.
-         Estáis invitadas a participar.  Pero si os pido que reflexionéis, que no creáis todo lo que os digo, como comente a vuestros maridos si lo veis en vosotras mismas pues adelante.  Como puede sentirlo Verónica.
-         Me gustaría probarlo yo también dice Alicia.
Así, de nuevo, comienza la operación pero esta vez con la nueva invitada.
Hasta llegar a la frase lo he conseguido, lo he logrado.  Que, siempre la apunta Luis como logro personal, no de la persona que hace la terapia por ser esta un mediador o facilitador para que no se nos suba el ego y nos nuble la vista.  Cuando esto ocurre, nos sentimos más importantes,  que las personas que nos rodean, esto peligrosamente nos hace sentirnos en otro nivel diferente y ocurre, de nuevo, el peligro con el que queríamos erradicar.
-         ¿Cómo se puede evitar esto?  Pregunta Eulogio
-         Muy fácil nosotros cuando cogemos un autobús, el conductor realiza el trayecto pero nunca es el camino, esté lo va haciendo cada pasajero aunque este sentado o de pie, aferrado a la barra del techo o sentado.  El conductor también hace el suyo propio pero no es protagonista-actor de la vida de todos los pasajeros,  cumple con su trabajo y eso es lo importante, así debe ser en nuestro caso.
En esos momentos llaman a la puerta con un objeto metálico.  Antonio se dirige a la misma y abre a Felisa, que cuando ve a tanta gente allí muestra su sorpresa.
-         No sabía que había tanta gente, venía a invitar a comer.  Pero es igual nos apañaremos, teniendo patatas y huevos, siempre podemos hacer algo.
Enseguida se declina la invitación para ir todos al restaurante cercano.  Aunque Felisa se resiste se da cuenta que son demasiados para su pequeña casa, así acepta unirse al grupo con la condición de que ella invitara.   A Felisa le recorre la curiosidad sobre Luis y el cambio que ha ejercido sobre su hija, no quiere perder el tren de conocer más a fondo a la persona que tiene alquilado sus dos locales comerciales.  Marisa se alegra de verla, debe mucho agradecimiento a su madre. 
Llegan al restaurante y saludan al camarero, adentrándose al interior para unir tres mesas que aun tienen los restos de los anteriores comensales, que van dejando sobre otra mesa que también ha quedado vacía de comensales pero no de los útiles de comida, apilan los platos y vasos en espera que el camarero los lleve a su destino final.
-         Yo lo que tengo miedo es a enfrentarme a la primera persona que venga solicitándome ayuda.  Reflexiona en voz alta Antonio
-         Partimos de una base equivocada y tú lo acabas de decir claramente y es que te vas a enfrentar a alguien, esto no es así tu vas ayudar a alguien.
-         Claro pero convencer a alguien del que no tiene que llevar la vida como la ve él actualmente sigue siendo muy difícil.
-         Segunda cosa que debemos evitar la palabra “no”  por ser una palabra que poderosamente nos llama la atención.  Os pondré un ejemplo no penséis en un gato rosa.  Lo primero que viene a vuestra mente es lógicamente el gato del color mencionado.  Si os digo no penséis en... (surge una pausa en su dialogo). Estáis esperando que siga hablando para enseguida pensar en lo que voy a decir, para que aparezca en vuestra mente.  Los objetivos y los pensamientos tienen que ser siempre en positivo, nunca negativos o destructivos por generar, estos, de nuevo el problema.  Estos son normas que tenemos que respetar pues nos ayudaran a cambiar tanto a nosotros como a los demás.  La idea del amor de la bondad, lo positivo suena como palabras cursis pero son lo suficiente poderosas como para cambiar, tanto a nosotros como los que nos rodean.   Tampoco debéis olvidar lo que os dije sobre el cesto de flores que vais regalando mentalmente a todas aquellas personas que pasan junto a vosotros.
Felisa no sabe muy bien de que están hablando pero no interrumpe porque lo que oye le suena coherente.  Sabe que por la noche hablara con su hija que le matizara lo hablado.  No se han dado cuenta que el camarero a puesto la mesa y ha retirado los platos y vasos acumulados en la otra mesa, esta también pendiente de la conversación y no se atreve a tomar nota de la comida que quieren ser servida.  Luis se da cuenta de ello y le pide disculpas.
-         Perdone que halla estado pendiente de su conversación pero es que me llegaba lo que usted dice.  Perdón por interrumpirles pero me explica un poco eso del cesto de flores.
-         Nosotros tenemos un cesto con dos pensamientos uno es luz y el otro es el amor, cada vez que pasemos delante de alguien cuando vamos camino a algún sitio o estamos en cualquier parte vamos entregando estos dos pensamientos, aunque nadie nos lo pida, sin darnos cuenta, este regalo ofrecido nos vuelve a nosotros.  Como es una cosa fácil os pido que lo probéis, ya me diréis el resultado.  Cuando todo el mundo habla que precisamente el mundo esta muy mal, que esta enfermo es el momento de poner salud en el mismo, esta salud se consigue con dos cosas tan poderosas como es con la luz que da claridad a todo y el amor que es el mayor de los sentimientos.
-         Gracias por habérmelo aclarado, estoy de acuerdo.  Si quieren les tomo nota de lo que pueden comer.  Les hace una descripción de los platos ya preparados y comienzan a elegir.
Desaparece en el interior de la cocina para en poco tiempo empezar a traer platos.
-         La necesidad de cambio es tan grande, por ser necesario, que sin daros cuenta empezareis o ver gente interesada como ha sido el caso del camarero.  Somos como bolas de nieve que poco a poco van siendo mayores para llegar abajo donde hay un gran desierto y aportaremos el agua necesaria para esa tierra ávida de humedad.  
-         Pero te has dado cuenta que hace unos días teníamos dudas sobre si embarcarnos en este proyecto y ahora incluso se ha unido Marisa.  Comenta Eulogio.
-         En mi caso me siento atraída a colaborar. Dice Verónica.
-         Yo también quiero hacerlo, comenta al unísono Alicia.
-         Pero hay una cosa clara tú tienes la formula mágica.  Afirma Miguel.
-         No es una formula mágica es el primer impulso de mi experiencia, pero ya os dije que  necesitaba a todos los que formaremos este proyecto.  Cada uno aportara algo valioso del que aprenderemos, ni somos iluminados ni elegidos, nos estamos entrenando  para poder correr eso es todo.  Aúna Luis los comentarios de todos.
Felisa que esta callada interviene:
-         También me gustaría colaborar con vosotros en la medida que yo pueda ayudar.
-         Por supuesto que seriamos dichosos de que tú también vinieras a colaborar.
-         Os puedo decir que, en mi experiencia,  he visto el cambio en la cara de mi hija que expresa ganas de vivir y para mí es el mejor síntoma que lo que habla Luis es un buen camino, por ello yo tampoco quiero perder esa senda.
-         Al principio nos encontraremos que todas las personas que vienen traen problemas de mayor o menor calibre pero luego se cambiaran por problemas de comunicación, estos locales se quedaran pequeños y tendremos que coger uno tan grande como una sala de cine, pero no corramos porque lo que hagamos lo debemos hacer bien.  No tengáis miedo a equivocar ya sabéis la frase que dice: “equivocarse es de sabios”.
-         Quizá la duda que tengamos es preocuparnos si lo estamos haciendo bien.  Dice Antonio
-         Para eso somos un equipo para ayudarnos entre todos.  Y no olvidéis que no debéis dejar que la gente se enganche a vosotros, sois personas que ayudan pero no somos vehículos de la vida de nadie, porque si así fuera seria una pesada carga, pues llevarais vuestros problemas más los demás.
-         ¿Podría yo hacerme la terapia?  Pregunta, casi reclamando Felisa.
-         En cuanto lleguemos, cualquiera de vosotros lo va realizar.  No os preocupéis pero es necesario practicar, para llenaros de seguridad.
Las miradas empiezan a rodear, cada uno, al resto de los participantes.  Como siempre pide Luis que se respete la comida y en esos momentos no hay comunicación, sino miradas cómplices.  Al terminar les explica porque hace esto.  Todos están deseosos de comenzar la sesión, donde serán los grandes protagonistas, aunque sobrevuela un temor de quien conducirá la terapia a Felisa, precisamente esta llama al camarero para pedirle la cuenta.  Este se interesa por saber cuando abrirán, pues lo que ha oído sobre el mismo le interesa.
-         En dos semanas tendremos abierto al publico, ahora estamos preparando los últimos detalles.  Se elige como voz cantante Luis.
-         Seguro que mucha gente va a necesitar de vuestra tarea.
-         Para ellos es nuestro trabajo.  Responde Luis mientras se levanta de la silla para ir a trabajar. Ser conscientes que nosotros no podremos cambiar lo que nos rodea pero si como lo recibimos es otra de las ideas básicas.
-         Pero hay cosas que nos pueden dice Felisa.
-         Cuando nos sentimos desbordados poco podemos hacer  por nosotros mismos.  Si nos sentimos fuertes, tiene que ser las veinticuatro horas del día, si solo lo hacemos dos o tres comprenderéis que nos quedaremos cojos por ello no andaremos bien.
Por fin llegan al local y se disponen en círculo.
-         Me gustaría que hubiera un voluntario, salvo que sea Marisa, no por nada, sino porque creo que fluirá mejor la conversación con alguien sin lazos sanguíneos.  Es recomendable que cuando hay más de una persona se le solicite que cierre los ojos, aunque yo lo suelo pedir todas las veces, así la persona no se dispersa y se concentra en sí misma. 
Los ojos de Luis recorren el circulo pero hay desviada de mirada o bajada de cabeza como en el colegio.  Eulogio avanza su silla hacía Felisa que se encuentra en el medio.  Eulogio ha visto tres terapias y se siente capaz de eliminar errores.  Mientras Felisa esta con los ojos cerrados les entrega unos folios por si quieren hacer anotaciones y luego comentarlas.  Efectivamente según se va desarrollando la terapia los papeles se van llenando, Luis va contestando en voz baja a las dudas que tiene Eulogio.  Como siempre la terapia se termina con un lo conseguí, que se repite en tres ocasiones.
Las puntualizaciones son tan precisas que obligan a Luis en emplearse a fondo con las contestaciones pero algunas son aclaradas para varias cuestiones.  Felisa muestra una cara de satisfacción enorme y dice:
-         Mañana pongo en práctica todo esto.
-         Porque esperar tanto tiempo, son las siete de la tarde y aunque el sol halla caído, no debemos de despreciar todos los momentos en que estamos vivos.  Los pasatiempos están muy bien cuando se hacen de cuando en cuando pero si se hacen normalmente llegan a resultar aburridos y monótonos.
-         Perdona Luis pero no te entiendo.  Responde Felisa.
-         Creo que lo más importante que disponemos es el presente por ello no debemos de aparcar la situación para mañana o el lunes como se hace con las dietas de adelgazamiento.
-         Ya pero lo digo porque mañana veré a gente diferente a vosotros.
-         Fíjate que hoy has ignorado  abrir tu tienda esta tarde.
-         Te puedo decir que lo he hecho en tres ocasiones y por causa justificada y un gran sentimiento de culpa, por mi parte, que me dejó un sinsabor.  Pero tengo que decir que me habéis convencido en la importancia de mi misma.  Gracias a todos por hacerme consciente de esta facultad que tenía atrofiada. Esta es otra cosa que vamos relegando por otras cosas que en teoría son muy importantes y así, nosotros, quedamos en un segundo lugar. Esto nos genera un gran problema por hacernos sentir pequeñitos.  Si vamos acumulando detalles de pequeñeces asimilamos ese papel como normalidad.  Entonces, al llegar cualquier cosa, puede parecernos insalvable, de hecho lo sentimos como una gran montaña y por ello es fácil caer en la depresión.  Como vemos todo es cuestión de creencias.  Yo, personalmente, creo que se pueden cambiar, ese es el trabajo a expandir a todas las personas que vienen a nosotros.  Otra cosa importante es que nada ocurre por azar, tenemos que ver con todas aquellas cosas que nos pasan, por tanto, la actitud que tengamos ante todo, es lo que tendremos ante nosotros como consecuencia de ello.  Una vez más la positividad como acción importante nuestra.  No me canso de repetir, experimentar y decidir si merece la pena.  Solo entonces os llevareis cualquier cosa por delante, os ayudara a no desfallecer ante nada, es una herramienta tan útil que vale para cualquier situación.  Si nosotros hemos conseguido un objetivo, como ha sido en vuestro caso, somos capaces de ayudar a otras personas a que lo consigan como lo ha realizado Eulogio con Felisa.  Tenemos estas dos semanas para comprendernos para ver como esas trabas que parecen importantes en realidad no lo son.
-         Pero tu Luis ¿tienes todo superado?  Pregunta Antonio.
-         Una cosa que he dicho es que todos nos necesitamos a todos, yo he emprendido el camino, he realizado un pequeño tramo y, con mi experiencia en él, os puedo ayudar.  El camino es largo y dura toda nuestra vida por ello te digo que lo único que tengo superado es el tramo recorrido, me hace falta toda la ayuda para seguir haciendo el mismo y vosotros, ahora, sois parte muy importante del mismo.
-         Yo veo que tienes una gran tranquilidad, serenidad, es lo que valoro mucho de ti para  afrontar las cosas.
-         Esto es una cosa que vamos consiguiendo, según nos vamos afirmando en nosotros mismos.  La referencia como sentís es “nosotros” cada uno, dentro de ese cada uno es parte de una totalidad, el átomo pequeño que compone la materia grande, que representa el mundo.
-         A lo mejor tenemos poco tiempo.  Afirma, sin mucha decisión Marisa, esperando una respuesta que  define más lo que ya sabe.
-         El tiempo es una creación humana, por ello le podemos dar la importancia que queramos.  Pero sin pasarnos porque ya vemos que todo en la ciencia es relativo y lo que hoy es una verdad indiscutible con el paso del mismo se vuelve una banalidad.  Estamos acostumbrados a utilizarle, pero que tampoco nos sujete a su corsé de normas, porque sino tendremos una nueva dependencia y van...
-         Pero el tiempo existe no lo puedes negar.  Afirma Antonio
-         Yo no niego nada, pero te pregunto donde está.
-         Hay relojes que lo miden.
-         Es cierto pero quien ha elaborado esos relojes sino el propio hombre.
-         Pero notamos sus efectos como el envejecimiento, ahora es Felisa quien apunta.
-         Cierto el ciclo de la vida existe pero todo es relativo por ello si el tiempo va a señalar fases de nuestra vida estoy en contra.  No hay una parte de nuestra vida más importante ni encuentro necesario el depender de un reloj que marque nuestros movimientos.  Si nosotros vamos andando y nosotros nos encontramos con amigo de la infancia notamos que no ha pasado el tiempo salvo sus arrugas el pelo más escaso o cano pero tenemos la sensación al hablar con él que no ha pasado el mismo.  Al despedirte de él recuerdas aquello que has vivido con él.  Si miramos el calendario nos daremos cuenta que han pasado años pero nos daremos cuenta que todo es relativo y por ello el tiempo es sutil, depende de nosotros la importancia que le queramos dar.
-         Perdona, Luis pero no entiendo lo que quieres expresar cuando dices que el tiempo no existe.  Felisa vuelve a cuestionar la afirmación.
-         Bien hecho Felisa, cuando no se entiende se debe de explicar hasta su comprensión.  Me estoy refiriendo a que el pasado no existe ¿o me puedes decir donde esta?  El futuro tampoco ¿alguien me puede decir donde esta?  Por ello lo único que existe es el presente, el aquí ahora.
-         Vamos a practicar, para ello nos pondremos en parejas y uno desempeñara el papel de terapeuta y otro el de paciente, yo os iré corrigiendo.
Todo surge con normalidad aprendiendo el poder que tiene la palabra, una nube de optimismo les recubre, como alguien que ha descubierto una cosa importante, la sensación de fuerza que ello conlleva, hace llenar esa nube. Luis sabe que es hora de parar y salir a pasear y luego ir a cenar.  Así se lo hace saber pues una vez más no se han dado cuenta de las horas pasadas.  Su plan es aprobado por unanimidad, así la silla de Eulogio se pone en marcha indicando el paso y camino, a pesar de no conocer el barrio, busca las aceras más anchas donde llevar a alguien al lado para poder seguir hablando.  Marisa y José van cerrando el camino y por ello son los que se ocupan de cerrar el local.
-         Creo que tendríamos que poner un cartel  para que la gente sepa donde estamos.
-         Yo conozco a una persona que hace rótulos luminosos y seguro que nos pondrá uno a precio económico.  Responde José.
-         Estoy sorprendida de todo lo que nos esta pasando, de pronto llega un hombre de no se sabe dónde y comienza a reunirnos para cambiar nuestras vidas y en efecto así esta ocurriendo.  ¿No es extraño?
-         Claro que sí, pero te puedo que una gran ilusión se ha apoderado de nosotros positivamente, al menos te hablo desde mi caso.
Un poco más adelante están Antonio y su mujer que van comentando lo mismo al igual que Miguel y su mujer.  Al principio van Eulogio, Luis y Felisa que van comentando lo dificultoso que es ir en silla de ruedas por las aceras de la ciudad, numerosos obstáculos, se unen a los arquitectónicos, haciendo la manera de desplazamiento como una tortura: coches aparcados en los pasos de cebra, bolsas de basura o de escombro abandonados, ocupando buena arte de la acera y a la vez mostrando la pericia de Eulogio.  Muchas veces resuelta con la retirada manual de los mismos  por parte de Felisa o Luis, dándose cuenta de lo poco que nos fijamos cuando vamos paseando o caminando por cualquier calle.  Ahora se convierte en un mirar para la silla que conduce Eulogio y precisamente la conversación gira hacía esto.  Luis comenta como un ejemplo de como actuamos en nuestra vida, sin dar mucha importancia a todo lo que hacemos.
-         No pensamos en los demás.  Sentencia Felisa.
-         Creo que no se trata del pensamiento en los demás sino en el descuido de lo propio, de nuestros actos.  Lógicamente es difícil hacer dos cosas bien a la vez.
-         Cuando te encuentras impedido, como es mi caso, piensas de otra manera, pero con el tiempo te dejas llevar al pensamiento común.  Porque ya sabéis que no pueden estar equivocados tantos millones de personas, por ello repites sin valorar nada.  Ahora es Eulogio el que da su parecer.
La conversación sigue fluyendo mientras se disfruta de la noche otoñal, para ir al restaurante don les espera muchas más sillas vacías diferente a la atestada hora de comer, donde ambos camareros se unen a la tertulia que precede a la cena.  Luego se respeta el deseo de Luis de poner los cinco sentidos en dar gracias por tener el alimento delante y disfrutar del mismo.  Tras la misma se hace una sobremesa a la que se unen el resto de comensales que lo que oyen les llega muy dentro.
Una vez más la palabra se hace magia y comienza a funcionar en el cerebro de los que oyen o sienten sus contenidos.  El proyecto “Central” cada vez esta tomando cuerpo, el camino se inicia con más gente partidaria de la música que se oye.
Cada vez hay más gusto, más vista, más oído, más olfato, mas tacto. Es una realidad.
Se muestra un gran interés por el día de la apertura.  Luis sabe que lo importante no es el día de la apertura sino el día a día.  Por ello aprovechando que hay pocas personas en el restaurante invita a hacer una terapia con las personas que quieran, y para desconcierto se dan cuenta de lo fácil que es comunicarse, no se muestran muchas reticencias a expresar sus problemas.   La palabra y el sentimiento que se expresan con ella son las grandes reinas de un proyecto que cada vez deja de ser precisamente un proyecto para convertirse en una realidad.
Los días están pasando  y la apertura es una mera anécdota, el barrio de los claveles sabe de esa idea de esa persona que ha venido de no se sabe dónde y habla con todos los que se acercan a preguntarle, pero el grupo ha tomado cuerpo y se desarrolla en el mismo nivel.  El buzón comienza a recibir el primer dinero y las sillas comienzan a ser escasas.  Eulogio comienza su labor de coordinador y establece horarios que nunca son rígidos.
Felisa  empieza liquidar su tienda por ser parte de su pasado, José encuentra un trabajo más estable y con suficiente tiempo para simultanearlo con “Central”, su relación con Marisa se hace más notable hasta llevar a una vida de pareja.  Eulogio comparte piso con otras personas que ha conocido.  Las dos parejas viven en armonía.

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